Lo primero que hay que hacer para solucionar
cualquier problema, es reconocer que el problema existe. Dicho esto, que
estamos en una guerra – y si no, se le parece mucho - , no parece un concepto que
tenga demasiados detractores. De hecho, el Papa ya lo ha dicho y le ha puesto
nombre.
El problema de esta guerra, es que no se
libra como hasta ahora en un campo de batalla más o menos extenso, aunque
delimitado. El campo de batalla es el Planeta entero. Ahora ya no hablamos de
Las Ardenas, de la línea Maginot, Stalingrado ni de Normandía. Ahora cualquiera
de nosotros puede morir mientras trabaja en un periódico, mientras viaja en el
metro de su ciudad, acude a una fiesta a escuchar un concierto o va al súper
mercado a por pan y mantequilla. Es la guerra total. Y si estamos de acuerdo en
esto, las medidas a tomar para luchar en esta guerra, deben ser radicalmente
diferentes de las que habitualmente se han tomado a lo largo de los conflictos,
digamos “estándar”.
En una situación de guerra total como la que
vivimos, no hay policías ni ejércitos suficientes en el Planeta que nos
permitan vivir con la mínima tranquilidad. Por tanto, TODOS, insisto TODOS,
debemos ser parte de un ejército y de una policía que tiene como finalidad
garantizar – al menos dentro de lo humanamente razonable – nuestra propia
integridad. Por el momento, no sugiero que cada uno coja un Kalasnikov, ni el
cuchillo cebollero de la cocina, pero sí que deberíamos ser más conscientes que
nuestra propia seguridad y la de los nuestros, exigen una actitud diferente. Ya
no podemos “delegar” las funciones de inteligencia y seguridad exclusivamente
en la FFAA y en los CCSS de los países. Ahora, nosotros, en nuestro modesto
nivel, también formamos parte de esa seguridad. Debemos dar un paso al frente y
asumir ciertas responsabilidades. Insisto, todavía no es necesario pasar a
cuchillo a ningún sospechoso, en plan preventivo, pero no nos iría mal un
cambio de mentalidad.
Todo ello, además, debería ir acompañado por
una serie de medidas acordadas por los gobiernos, entre las cuales, se me
ocurren algunas:
· Control riguroso de fronteras. O lo que es lo mismo: a tomar por saco
Shengen.
El mundo está repleto de ideas
excelentes sobre el papel, que después, no han conseguido los éxitos que se
esperaban. El comunismo es un ejemplo y una Europa sin fronteras, puede ser
otro.
Lo que no puede ser es que una
idea, que tiene como base de partida la igualdad y la libertad, pueda servir en
bandeja a unos asesinos, la posibilidad de intentar destruir lo que nos ha
costado 2 Guerras Mundiales y unos cuantos millones de muertos construir. La libre
circulación de bienes y personas, no se puede convertir en una amenaza para
quienes creemos en valores europeos de respeto, concordia y libertad.
Control de las comunicaciones.
Es muy posible que si esto lo
lee Edward Snowden, le pueda salir un sarpullido,
pero es posible – sólo posible – que él haya hecho bastante más daño con “cogérsela
con papel de fumar”, del que está dispuesto a admitir.
Hoy en día, la guerra en las que
estamos inmersos, se desarrolla en el éter, en las ondas, en las
comunicaciones, en internet, en guasaps, en emails, en iPhones…Es absolutamente
primordial, dotar a nuestras FFAA y policías, de los medios necesarios para que
puedan hacer su trabajo, que no es otro que protegernos. ¿Quieres ir al súper
mercado con tus hijos y no encontrarte de pronto tirado en el suelo mientras un
tarado de los cojones grita que Alá es grande? Pues eso, querido/a, tiene un
precio y no basta con poner un policía a la puerta del súper. Lo que hay que evitar
es que el tarado coja un arma, tenga un coche, se mueva libremente por Europa,
sus ciudades y aeropuertos, tenga un piso donde dormir y comer, y vaya a tu
súper a meterte un tiro en la cabeza.
En España, sólo en este año
2015, se han arrestado a 160 sospechosos de colaboración con el IS. Y todavía
no ha terminado el año. En Francia, creo que van por 400.
A veces resulta más barato
taparse la nariz, que recoger los restos de tus seres queridos, esparcidos por
la explosión de una bomba.
“El Estado, también se defiende
en las alcantarillas” (F. González, Congreso de los Diputados).
Colaboración ciudadana.
En los antiguos países tras el
telón de acero comunista, el control férreo de los estados totalitarios sobre
los ciudadanos, se basaba fundamentalmente en las propias fuerzas de seguridad
y en no pocos casos, en la colaboración de una parte de la población.
Se decía que en la Alemania del
Este, la mitad de la población vigilaba a la otra media, a través de la famosa
STASI. Tampoco deberíamos de rasgarnos las vestiduras. Aquí, en España, lo
hicimos igual y se llamaba Santa Inquisición. Aunque esa fue una de las muchas
formas que adoptó.
Pues que no se nos caigan los
anillos si tenemos que echar mano de estas prácticas, con el único fin de
salvaguardar nuestra libertad y nuestra vida, y no como en siglos pasados,
donde prevalecía el interés económico de acusar a un falso cristiano – ya fuere
árabe o judío - , para quedarse con sus propiedades como premio. Si todos y
cada uno asumimos que podemos ayudar, nos estaremos ayudando a nosotros mismos.
Y si alguna de estas ideas te parece
extravagante, inapropiada, desmedida o racista, piensa sólo en dos cosas:
·
España está en grado 4 sobre 5, de Alerta terrorista, desde el pasado
junio.
·
Que en breve estamos a las puertas de las Navidades, de las compras en
grandes almacenes, de concentraciones masivas de gentes, que celebran el
Nacimiento de Cristo. Imagina el placer que debe proporcionar a un tarado yihadista,
matar a unos pocos cientos de cristianos herejes.
¿O es
que te crees que lo del 11-M fue por lo de Irak?