jueves, noviembre 24, 2016

"Crónicas de oficina" - nuevo libro a la venta



“Crónicas de oficina” es una recopilación de anécdotas y experiencias del mundo laboral, recogidas a lo largo de casi cuarenta años de trayectoria, trabajando en el apasionante mundo de las tecnologías de la información.

En todo momento se ha evitado caer en la utilización de tecnicismos para conseguir que cualquier persona sea capaz de entender de qué se habla en el libro. Por eso, se han descrito procesos, mecanismos y reglas de negocio, que para un profesional es información sabida, pero que un neófito necesita para poder ubicarse.

Cuando hoy en día muchos - y probablemente con razón - se quejan amargamente de las condiciones laborales que tienen que sufrir en sus trabajos, sería interesante e instructivo echar un vistazo a algunos ambientes que se han respirado en España y que se describen en este libro.

En clave de humor pero con un espíritu crítico, verás desfilar por estas líneas a una fauna perteneciente a un ecosistema propio y único: el mundo laboral. El autista, el General Custer, Richelieu, Heidi e incluso Ignacio Unabomber - el primer yihadista informático de la historia que deja a Snowden como un vulgar aficionado - son alguno de los personajes con los que te puedes topar.

Los profesionales de las TI, con un cierto grado de veteranía, reconocerán muchos de los personajes y de las situaciones aquí descritas y hasta es posible que puedan sentirse identificados con alguna de sus víctimas. A ellos, en general, va dedicado este libro.

Pero si hay un grupo al que va dedicado con especial cariño, es a aquellos que desempeñan sus funciones dentro del área de Recursos Humanos.

“Crónicas de oficina” está disponible en Amazon y en otros formatos ebook.

Una buena oportunidad para estas Navidades.


***

Otras obras disponibles:
-          La lucha de Clodomiro (Amazon) (otros formatos ebook)
-          De los avernos al contrato basura (Amazon) (otros formatos ebook)
-          La Figurita (Amazon)
-          La princesa y el caballero (Amazon)

lunes, noviembre 21, 2016

Del ridículo de Benítez al record de Zidane.

Hace un año del ridículo del Real Madrid ante el Barça, en el Bernabéu 0-4.

Desde que llegó Zidane, el equipo quedó a un punto en la Liga, cuando estaba a 13 de los catalanes y de paso, ganó una Champions y una Súper Copa. No se puede decir que no es por títulos. Además, lleva todo un record de partidos ganados en Liga. Y a pesar de todo eso, personalmente, el juego del equipo no me entusiasma.

Me he visto todos los partidos del Madrid esta temporada - excepto justamente el del derbi con el At. Madrid - y de los de liga, el único que realmente me gustó, fue contra el Betis.  En todos los demás, el R. Madrid concede el 40% de la posesión al equipo contrario, sea este el Sevilla, Eibar, Villarreal o el Sporting de Portugal. Da igual. El Madrid, no domina, no impone, no aprieta arriba y concede demasiadas ocasiones en comparación con lo que podría hacer.

¡Pero van primeros en la Liga!

Pues sí, van primeros, pero yo tengo la sensación de que podrían dejar esa posición. Salvo que jueguen como lo hicieron contra los rojiblancos, con Isco de media punta - que es su sitio -, con Lucas V. por su banda derecha, con Bale por su banda natural, la izquierda - ¿cuántos pases de gol ha dado el galés desde esa banda? - y con Cristiano haciendo de 9. Cristiano, que ya no desborda tanto como antes, debería abandonar la banda, dejársela a Bale o Benzemá y apuntarse a rematar los pases que le envíen el galés, el francés o Lucas desde el otro lado. Así sí podría jugar hasta los 41 y batir todos los records habidos y por haber.

A veces las cosas, son más sencillas. 

A ver con qué nos sorprende ZZ contra el Barça. 

domingo, noviembre 20, 2016

Los deberes escolares



Alfonsito, tenía suerte. Sus padres, a pesar de pertenecer a una clase social media, hicieron un esfuerzo económico constante para que él pudiera asistir a un colegio privado. Religioso, por supuesto, como era costumbre de la época. El único inconveniente era que el colegio estaba en el otro extremo de Madrid con respecto a su casa.

Durante sus primeros años no tuvo mayores problemas de desplazamiento. Le llevaba su padre o un hermano mayor. La cosa se empezó a complicar cuando, primero, su padre fallece y finalmente, al cumplir los 11 años, resulta imposible acercarle al colegio y atender al mismo tiempo las obligaciones laborales del adulto en cuestión.

Por tanto, Alfonsito, con 11 años, debe levantarse a las 07.00 de la mañana, para desayunar y salir zumbando camino del colegio. Para ello, se verá en la obligación de coger dos autobuses: uno para que le lleve desde su casa hasta la Puerta del Sol y allí tomar otro que recorrerá todo el itinerario de principio a fin y que en la última parada recorrido, le dejará a 10 minutos andando de su colegio. Y tendrá que procurar llegar antes de las 09.00 porque si llega tarde, hay castigo. Claro, que te castiguen por algo que es culpa tuya, puede valer, pero que te castiguen por culpa del tráfico de Madrid o de la avería del autobús, sienta fatal. Tal vez por eso, Alfonsito desde entonces, prefiere llegar 15 minutos antes a una cita, que 15 segundos después.

Al mediodía, la hora de salida era las 13.30. La inmensa mayoría de los compañeros de Alfonsito, vivían cerca del colegio. Así que, algunos aprovechaban para quedarse un rato jugando al fútbol en el patio y después se iban a casa a comer tranquilamente. Mientras algunos tenían esa opción, Alfonsito tenía que salir despendolado del colegio, para, cuesta arriba, llegar hasta la parada de autobús que le llevaría hasta Sol, para desandar el camino que había hecho por la mañana. Después de otros 2 autobuses a la carrera, conseguía llegar a su casa, donde no le quedaba más remedio que comer como los pavos, si quería retomar una vez más, el itinerario de los dos autobuses camino de vuelta al colegio, y entrar antes de las 15.30h, so pena de nuevo castigo. Evidentemente, no llegaba a tiempo nunca, por mucho que Einstein tuviera algunas ideas revolucionarias al respecto. O sea, que a Alfonsito, le castigaban día sí y día también, por vivir lejos del colegio y no disponer de chofer.

El día lectivo terminaba en el colegio a las 18.00h, pero entonces, Alfonsito, tenía que volver a coger otros 2 autobuses de regreso a su casa. Raro era que llegara antes del las 19.30 y era a partir de ese momento, cuando Alfonsito, que llevaba en danza 12 horas, tenía 11 años o poco más, debía comenzar a hacer los deberes que le habían puesto en el colegio de curas al que tenía la suerte de asistir. Y como tenía que madrugar, Alfonsito solía acostarse a eso de las 21.00-21.30h, con la música de la familia telerín. No era por tanto de extrañar que al cabo de poco tiempo y con la vida que llevaba Alfonsito, acabara con un diagnóstico de gastritis, o sea, principio de úlcera a la que sin duda contribuyó con afán desmedido algún cura que le hacía - literalmente - la vida imposible. Nada serio. Varios meses sin acudir al colegio y un régimen alimenticio suave, fueron la medicina que, como bálsamo de fierabrás, le curó. O al menos eso, pareció.

Hoy, los padres de los alumnos de primaria, los alumnos y algunas asociaciones de profesores, se echan las manos a la cabeza por el volumen exagerado de tareas que deben acometer los niños de los colegios en España. Incluso, los estudiantes, tan proclives a ello siempre, organizan manifestaciones en apoyo del fin de los deberes. Poco importa que alguno de los asistentes a esas manifestaciones de supuestos estudiantes, lo haga acompañado de una pancarta con faltas de ortografía que denotan, no sólo su nulo nivel cultural, sino lo estéril que resulta invertir más dinero en semejante acémila. Y eso que hoy, ya no hay que traducir del latín, con su diccionario y todo ni tampoco se estudia a Kant ni al resto de filósofos.

Alfonsito, en sus tiempos, entre sus deberes, además de la lengua de Homero, no sólo figuraban las matemáticas o la física. Tenía lengua española, historia, dibujo o química, por poner sólo algunos ejemplos. Y todo eso, después de llevar 12 horas zascandileando por todo Madrid y haciéndose habitual de los autobuses y sus cobradores. 

Año tras año, el Informe PISA, coloca al sistema educativo español donde se merece. Un año puede deberse a una casualidad, pero cuando las posiciones son casi inexorablemente las mismas y por los mismos motivos, es evidente que define un sistema. 

Me parece absurdo que a los niños se les obligue a unas jornadas tan extensas, so pretexto de que hay que cubrir el plan definido para ello. Se me ocurren varias alternativas, una de las cuales, podría ser acortar los períodos de vacaciones y no tener dos semanas de vacaciones en Navidad, otra más en Semana Santa y alguna más entre medias para “ir a esquiar”. Pero sobre todo, me parece desproporcionado en comparación con el horario de los profesores.

¿Sabes cuál es el promedio de horas lectivas de un profesor en un colegio público? Respuesta: alrededor de 15 o 16 a la semana.

¿Y se pretende que los niños le dediquen 9 o 10 u 11, diarias, incluidos fines de semana? ¿Para después obtener los patéticos resultados que obtenemos siempre? 

No parece razonable una exigencia de este calibre a los niños. Pero sin llegar a lo que pasó Alfonsito, - incluido el principio de úlcera de estómago- también se puede sobrevivir. 

Se aduce en favor de los deberes en casa, la necesidad de inculcar el principio de esfuerzo. No me parece mal concepto, pero no me encaja con el hecho de que a sus padres, ciertas empresas intenten retenerles poniendo en práctica una ley llamada de conciliación familiar. A no ser que el concepto de conciliación, tenga que ver con el hecho de que los padres deben estar en casa temprano para colaborar con los deberes de sus hijos y a ver si hay suerte y les aprueban en el colegio, que todo puede pasar.

Tengo un íntimo amigo, profesional desde hace muchos años en el mundo financiero, que ha estado ayudando a uno de sus hijos con una tesis sobre un tema en el que mi amigo es experto…y a su hijo le han suspendido! Así que no sería extraño que cualquier niño suspenda la lengua, por ejemplo, una asignatura que han convertido en un auténtico suplicio de estudio.

Ni tanto ni tan calvo.

Decía Einstein: “No hay nada más absurdo que pretender que las cosas cambien, haciendo lo mismo de siempre”.

Pues habrá que ir a Finlandia y estudiar cómo lo hacen.

martes, noviembre 15, 2016

Los indefensos



Según el famoso dicho popular, a perro flaco todo se le vuelven pulgas. El problema es que las pulgas van a parar casi siempre sobre los mismos lomos; sobre los lomos de los más desfavorecidos que en muchas ocasiones, se ven indefensos ante las tropelías, desmanes y abusos que los llamados poderes fácticos, o sea, la Administración, los bancos y demás macro organismos, cometen sobre ellos.


Digamos que se llama Noelia. 


Noelia, que hubo un tiempo en el que tuvo una vida normal, como la mayoría de los seres humanos, - no perra como la de ahora - se levantó un día de la cama y se dio cuenta de que todo había desaparecido. Todos los ahorros de los que disponía, se habían evaporado, como por arte de un maleficio. Y a partir de ese día, comenzó a sufrir y padecer lo que hasta entonces sólo había oído de referencias. A partir de entonces, comenzó un peregrinar por instituciones, bancos, ayuntamientos, servicios sociales, abogados gratuitos y toda una suerte de artimañas para poder sobre vivir y al mismo tiempo hacer frente a lo que se le venía encima.


El impago de la hipoteca, de la comunidad de vecinos, del agua, del seguro del coche, de la gasolina, del teléfono, del ADSL o de la comida, conceptos que hasta ese fatídico día parecía que se pagaban solos, de pronto pasaron a formar parte de su obsesión diaria. Todo el día, todos los días. Día y noche. Insomnio, dolores de cabeza, cambios de humor, preocupaciones, amargura infinita, rabia e impotencia, eran algunas de las somatizaciones por las que, día sí y día también, atravesaba. 


Y por si todo este problema no fuera suficiente, un día le llega un aviso de que le han puesto una multa de aparcamiento. El importe, sobrepasaba con creces los 200€. Por lo tanto y habida cuenta que como resultado de una de sus múltiples gestiones - y después de mucho pelear y muchos papeles y certificados que presentar - obtuvo un subsidio de 426€, era evidente que o comía o pagaba la multa. Por muy extraño que pueda parecer, optó por la primera opción. Eso sí, intentó - sin éxito, por supuesto - que el ayuntamiento se hiciera cargo de la situación y consintiera, al menos, en no reclamar el pago de dicha multa, en tanto en cuanto su situación no se viera sensiblemente mejorada, algo que por otra parte, parecía difícil - por no decir imposible - de imaginar.


Caminando contra el viento, de espaldas y sobre papel de lija, los intentos de solicitar cierta clase de clemencia, de compasión o de humanidad por parte de Noelia al ayuntamiento, se sucedieron uno tras otro, mientras el montante de la multa iba ascendiendo al mismo ritmo que la insensibilidad de la administración local por su problema y circunstancias.


A pesar de todo y aunque el saldo de su cuenta era más propio de un sin techo - algo que todavía estaba por ver si le sucedía a ella - que de una persona pobre, los embargos sobre su miserable saldo se fueron sucediendo. Veinte euros, puede parecer una cantidad irrisoria. Treinta, depende. Pero si tenemos en cuenta que Noelia con ese importe era capaz de comprar comida para varios días, la perspectiva cambia. 


Desesperada, exhausta, atemorizada e impotente, se le ocurrió acudir al Defensor del Pueblo en demanda de auxilio. Al menos, todavía seguía siendo gratis y además, no tenía nada que perder. Después de varios meses de trasiego de correos y de correspondencia, la resolución, no por esperada, resultó menos demoledora: el embargo seguiría adelante.



La peor de las noticias le llegó tiempo después. Noelia había asumido que el mismo día que cobraba el subsidio, pasaría por el cajero a retirar todo el dinero disponible. De esta forma, al menos - pensó - evitaría que los embargos fueran en aumento y le arrebataran los escasos euros de los que disponía para hacer frente a una montaña de obligaciones. Se equivocó. Una vez más, la Administración, dio muestras de una ferocidad y unas ansias recaudatorias insaciables y de repente, un día le bloquearon 136€. Si 20 o 30 eran un problema, 136€ ¿qué palabra lo define?


Noelia, luchadora tenaz como un pitbull, comenzó a navegar por internet como un náufrago en busca de ayuda, intentando recabar información sobre otras personas que pudieran encontrarse en una situación similar. Al fin y al cabo, - pensó con lógica - la maldita crisis se ha llevado por delante vidas enteras, en algunos casos de modo literal, porque aunque no se hable de ello a menudo, el número de suicidios en España, ha aumentado de manera preocupante en los últimos años.


Fue un día, navegando por la web, cuando descubrió un sitio en el que se hablaba de un caso muy similar al suyo y supo entonces, que había una ley que supuestamente, la amparaba. Hay que subrayar lo de supuestamente porque como se verá, aquí está el quid de la cuestión de por qué al perro flaco, todo se le vuelven pulgas. 


Leyendo con detenimiento, supo que existen diversos tipos de embargo. Que no es lo mismo el embargo de una nómina que el de un saldo de una cuenta corriente y que en cualquier caso, hay límites, reglas y topes, que no se deben sobrepasar. La mejor noticia fue descubrir que no se puede embargar una cuenta, cuando el saldo es inferior al Salario Mínimo Interprofesional, que es el umbral para que pueda subsistir una familia. Bueno, al menos, tenía algo a lo que agarrarse. Ahora se trataba de ver cómo se podía llevar a la práctica.


Art. 607.1 LEC: Es inembargable el salario, sueldo, pensión, retribución o su equivalente, que no exceda de la cuantía señalada para el salario mínimo interprofesional.


Lo primero que hizo, fue ponerse en contacto con el banco. Seguro que ellos la iban a ayudar. ¡Craso error! El objetivo era hacer saber al banco que en esa cuenta bancaria se está cobrando el paro y que existe un límite que no puede ser embargado (el SMI). El banco, aunque ya conoce estos detalles, le dijo que no pueden hacer nada si la orden viene del juzgado, porque los límites al embargo se aplican en el pago de origen. La primera en la frente.


De cualquier forma, obtuvo un certificado de movimientos y saldos porque pensaba que le podrían resultar de utilidad más adelante en su lucha por recuperar o al menos defender sus derechos.

Posteriormente, consiguió otro certificado del organismo que le otorgaba el subsidio.


El tercer paso fue bastante más dificultoso de conseguir. Ponerse en contacto con el área correspondiente del ayuntamiento para, una vez más, intentar concienciarles de su extrema situación y su solicitud de que le fuese condonada la deuda. 


Como única referencia del embargo, aparecía un teléfono. Al menos, era un teléfono gratuito, no como en la mayoría de los casos, en los que tanto empresas como organismos públicos, sin el menor rubor, disponen de líneas de teléfonos para que si los contribuyentes lo desean, llamen y además les cueste dinero. ¡Fastuoso! 


Noelia llamó. Llamó y llamó. Afortunadamente, los teléfonos de hoy en día, incluso los más estúpidos, disponen de la tecla de rellamada, porque en caso contrario, la pobre Noelia podría haber terminado con algún tipo de atrofia en el pulgar de su mano derecha. Descubrió para su indignación, que ese teléfono era uno de tantos que se supone debieran servir para ayuda de los ciudadanos, pero que en realidad no atiende nadie. De hecho, Noelia estaba convencida de que ni siquiera había un aparato físico sonando en ninguna parte y que la señal de llamada realmente no la escuchaba nadie.


Llegados a este punto, se planteó acudir a solicitar el servicio de Justicia Gratuita, pero por un instante sopesó el tiempo que podría llevar el proceso y prefirió optar por un atajo, consistente en intentar solicitar del ayuntamiento en cuestión, “clemencia” mediante la presentación fuera de plazo y de todo tipo de consideraciones, de un escrito en el que se expresase sin pudor y en toda su crudeza, lo extremo de su situación.


Todavía no ha obtenido respuesta de la Administración local. Mantiene una leve esperanza de que se apiaden de ella, pero de momento tiene que solventar la cuestión de ¿dónde va a sacar dinero para comer este mes?


Existen leyes que aunque supuestamente protegen y amparan a los más débiles, a éstos les resulta casi imposible hacer que se respeten. Tal es la dificultad y los entresijos de los métodos empleaos. Da la impresión de que cuando la Administración se pone en marcha, es una máquina imparable, que no atiende a razones ni a sentimientos. 


Son muchos los que se han visto desagradablemente sorprendidos por embargos, sin que ni los bancos ni los propios afectados, hayan podido hacer mucho por evitarlo o subsanarlo. Miles de personas han perdido sus viviendas en base a unas leyes hipotecarias anti sociales. 


Debemos incluir un concepto humanitario en las leyes, de modo que su cumplimiento leal y efectivo por parte de los ciudadanos, no termine siendo una trampa mortal en la que muchos terminen sus días.