miércoles, julio 31, 2019

Banco de Santander - Benalmadena


BANCO DE SANTANDER -
SUCURSAL AV. FEDERICO GARCIA LORCA
BENALMADENA

Antes que nada, debo precisar que nunca he tenido, ni tengo y pongo a Dios por testigo, que JAMÁS tendré cuenta corriente abierta en el Banco de Santander. Eso sí, tengo una cuenta en su banco por internet, OPENBANK, una cuenta que tardé un mes y medio en abrirla y ponerla operativa. ¡UN MES Y MEDIO PARA ABRIR UNA CUENTA! Pero bueno, esa es otra historia. Me voy a centrar en lo que me ha pasado este mes y más concretamente hoy.

Por razones que no vienen al caso, desde hace algunos meses, cada mes, debo cobrar un mandamiento de pago judicial, proveniente de un juzgado de lo penal de Madrid. El único banco con el que se pueden realizar este tipo de operaciones, es el Banco de Santander, por mor del acuerdo que tenga firmado con el Ministerio de Justicia. Hasta ahora, el procedimiento ha sido relativamente sencillo: una vez obtenido en mano el mandamiento de pago, que recojo en dependencias judiciales de Torremolinos, me acerco a una sucursal del Banco de Santander y dado que no tengo cuenta abierta en dicho banco, cobro en metálico el importe y al mismo tiempo, el cajero de turno, lo ingresa en mi cuenta de OPENBANK. A pesar de que OPENBANK es un banco “hijo”, no tienen establecida una operativa para efectuar directamente la transacción.  Esta operación la vengo haciendo, como digo, desde hace varios meses, desde finales del año pasado y sin mayores problemas. Lo he hecho en la sucursal que tiene el banco en Torremolinos, una o dos veces, y el resto de las ocasiones, en la maldita sucursal mencionada en el encabezamiento de este escrito. 

De las dos ventanillas de caja que dispone la sucursal para atender a los usuarios, generalmente sólo atienden en una y en ocasiones especiales y por pura discrecionalidad de algún responsable, abren la otra para atender a los clientes del banco, mientras en la primera atienden a los no clientes. En una de estas ocasiones en las que habilitan la segunda ventanilla, cuando me acerco para ser atendido por una señora - hace tiempo que dejó de tener el privilegio de ser considerada señorita - se produce la siguiente situación:

       -        Buenos días. Quería ingresar este importe en mi cuenta de OPENBANK.
       -        ¿Tiene usted cuenta con nosotros? - pregunta la cajera.
       -        No.
       -        Ah! Entonces es que no sé cómo se hace. Que se lo haga el compañero.

Primer shock. El Banco, pone a atender a los señores usuarios a personal con formación deficiente, aunque también es posible que, eso de deficiente, no se refiera únicamente a la formación.

Pero en ese momento tengo suerte y el compañero acude al rescate y me atiende en su ventanilla y procede como no hay otra posibilidad: extrae el dinero en metálico y posteriormente, lo ingresa en la cuenta que yo le indico. Eso sí, NO ME DA NINGÚN JUSTIFICANTE DE LA OPERACIÓN, lo cual, sinceramente, me resulta muy extraño. 

Hace un par de semanas, regreso - como los asesinos - a la misma sucursal y me encuentro con que sólo está disponible una ventanilla y atendida por la misma señora que la vez anterior me dijo que no sabía hacer la operación. Hace tiempo que no practico, pero comencé a rezar lo que pude y sobre todo, comencé a contar hasta un millón, porque me conozco y la paciencia no es una de mis muchas virtudes. Tenía mis razones.

      - Buenos días. Quería ingresar este dinero en mi cuenta de OPENBANK.
      - ¿Tiene usted cuenta con nosotros?
      - No.
      - ¿La cuenta de OPENBANK es suya?
      - Sí.
      - Entonces me tiene que traer un certificado de titularidad de dicha cuenta.

¡Pasmao! Como diría Alfonso Guerra. Me quedo pasmao y se me empezó a hinchar la yugular.

     - Perdone, pero no entiendo. Llevo varios meses realizando esta operación y jamás me han solicitado el certificado de titularidad de OPENBANK.
     - Yo no sé cómo trabajan otras sucursales. Aquí hacemos las cosas bien - fue la impertinente respuesta de la cajera.

Yo ya me estaba empezando a incendiar y mi mujer que estaba a mi lado - y me conoce, claro - medió en el asunto.

      - ¿Pero puede cobrarlo en metálico, no?
     - Es que eso sólo se permite los martes y los jueves. Hoy es miércoles, pero bueno, vamos a hacer una excepción - dijo con toda su cara dura y como haciéndote un favor.

Una vez que ya tenía el dinero en metálico, entonces procedimos a realizar el ingreso en la cuenta de OPENBANK.

La cajera, en vez de afrontar la situación como habían hecho sus diversos compañeros del banco en otras sucursales, prefirió ofrecer obstáculos, impedimentos y crear problemas, depositando en el usuario la responsabilidad de tener que encontrar la solución a una operativa bancaria, arcaica, vetusta, desfasada e impropia de un banco que presume de ser líder en Europa y en el mundo.

Hoy, nuevamente, me ha tocado regresar a la misma sucursal. Pero hoy la cosa ha sido aún peor.

      - Buenos días. Quería ingresar esto en mi cuenta de OPENBANK.
     - Lo siento. Eso sólo se admite los martes y jueves hasta las 10.00 de la mañana. Y además, debe traer un certificado de titularidad de la cuenta de OPENBANK.

Me han entrado ganas de saltar por encima del cristal blindado y arrancarle la cabeza del tronco, pero en un alarde de control y sangre fría, he recogido el papel, mi DNI y sin mirarla ni despedirme, me he dado la vuelta, para evitar males mayores.

Después de calmarme en La Canasta con un café - descafeinado por lo de los nervios - y un dulce, a mi mujer se le ha ocurrido la posibilidad de ir a otra sucursal del banco, la que está justo al lado de Correos, frente a la entrada de Puerto Marina. Con el fin de no hacer el viaje en balde y evitar asesinar a alguien, he llamado por teléfono para preguntar si podía hacer la operación, pero por supuesto, nadie ha atendido a mi llamada y como el que va de pionero en una carreta hacia el oeste de EEUU, nos hemos dirigido a dicha sucursal, cuando ya eran casi las 13.30.

Al entrar en la sucursal, no había nadie haciendo cola en la caja y además, había dos personas para atender, aunque una de ellas no estaba operativa. La otra, una señora encantadora, me ha atendido sin poner la más mínima pega, obstáculo o impedimento y hemos hecho la operación en dos minutos. No me ha pedido certificado de ninguna clase, no se ha quejado de que hoy era miércoles, ni me ha puesto ningún problema. Y además, me ha dado el justificante de la operación de ingreso.

Si hubiera unos campeonatos Olímpicos de banca al personal más inepto, más antipático y más ineficaz, la medalla de oro sería - sin ninguna duda - para el personal de la sucursal de García Lorca. Porque lo de la cajera es sólo un pálido reflejo del esperpento que tienen montado en esa maldita sucursal, atendida por los desheredados del banco. 

Ya contaré en otra ocasión otro percance que tuve con una tarjeta de crédito que se comió el cajero.