miércoles, agosto 27, 2014

La Constelación de los comemierdas



En esta vida, todo tiene sus ventajas y sus inconvenientes, sus pros y sus contras, sus puntos positivos y los negativos. Y las llamadas redes sociales e internet, no iban a ser menos.

Nadie discute a estas alturas, que la libertad de expresión y la inmediatez de cualquier tipo de evento o noticia, puede llegar a tener repercusión mundial, si llega el caso. Y eso tiene sus ventajas. Pero como ya decía al principio, todo tiene sus puntos negativos y en este caso, también.

Cualquier cretino, con media neurona y un ordenador, puede decir la mayor tontería o salvajada que se le ocurra y el orbe entero se hará eco de su estupidez. Ni qué decir tiene, si además, el teléfono del que disponga, es más inteligente que el propio usuario. La estupidez, llega antes. Pero lo peor de este tipo de abusos, es cuando quien lo hace, además, ostenta un cargo público, con lo que a la acusación de imbécil hay que añadir, lo “público” y en algunos casos, reincidencia. Como cada día es más frecuente este tipo de situaciones, en los últimos días hemos tenido varias pruebas del grado de evolución mental de alguno de nuestros personajes públicos.

Empezaré por el Alcalde de Valladolid, no por nada en especial. Con su frase de “hay que tener cuidado con quién subes en el ascensor, no te vaya a denunciar por abuso, si es una chica guapa”, la verdad es que se ha lucido. Yo entiendo lo que quiere decir y hasta cierto punto lo comparto, pero una cosa es que quiera decir algo, otra cosa es que sea oportuno y una tercera que siendo Alcalde, a veces es mucho mejor cerrar la boca y tener los dedos quietecitos, antes que abrirla y confirmar que eres idiota. O por lo menos, inoportuno.

El principal problema de muchos de nuestros políticos es que pierden el culo por abrir la boca, cuando en las más de las ocasiones, es bastante más prudente callarse o dar un pase de pecho.

Otro que está habitualmente en las listas de grandes éxitos de las estupideces, es el inefable Gaspar Llamazares, líder de la llamada Izquierda Unida, es decir, los desechos de lo que en su día fue el temible Partido Comunista de España, que una vez llegada la democracia, simplemente, desapareció, no sin la inconmensurable ayuda y colaboración, del propio Gaspar.

El hombre anda con ganas de dejarse oír, desde que en su día se encontró con 20 diputados en el Congreso y hoy, queda él sólo. Por eso, aprovecha toda ocasión para hacer el ridículo con sus declaraciones estrambóticas, absurdas, hilarantes y obsoletas. Pero lo importante, es que a uno le oigan, que se sepa que está ahí. Y si tiene que decir que “lo del Ébola, es una campaña de auto bombo del gobierno”, pues va y lo dice y se queda tan tranquilo. Y tiene que ser él, precisamente él, que se supone que es médico. La medicina perdió un matasanos y el PCE, 19 escaños. A veces pienso si no será un topo del PP.

Ayer mismo, otro cretinus máximum, no se le ocurre mayor estupidez que insultar a todos los madrileños que van a pasar sus vacaciones a Orihuela con sus hijos maleducados.

A ver, criaturita. No creo que haya nadie en este planeta que rehúya con más entusiasmo a un niño, que yo. Y si además, es maleducado, invoco a Herodes directamente. Pero de ahí a hacer público tu especial y personal animadversión por un grupo numeroso de personas, que además son lo que llenan las playas de media España, va un abismo. Pero es que el disparate no termina ahí. Es que resulta que el señor, es el asesor de prensa  del Ayuntamiento en cuestión. Pero vamos a ver una cosa, pedazo de estúpido: tú de qué te crees que comes?

Y así, podría seguir hasta que me saliera sangre de los dedos.

Vivimos en una sociedad en la que a cualquier imbécil, se le cae la baba por aparecer en público, a ser posible, haciendo algo único. Que si mientras conduzco, salgo el culo por la ventana del coche…y soy policía municipal. Que si voy a 250 kms por hora y lo grabo en el móvil y lo subo a Youtube. Y claro, luego me sorprendo mucho cuando me llega la policía y me detiene y me digo “jo!, qué listos son estos tíos. Cómo se habrán enterado?”. Que si nos follamos entre 5 a una tía y mientras tanto lo grabo y luego me sorprende que nos acusen de violación masiva (o sea, con impuestos). Que si le corto la cabeza a un tío y cuelgo la foto en internet.

Parece que el afán del alarde, de superar al más estúpido, de ser el que más visitas reciba en su web, es la única finalidad. No importa lo que se haga con tal de salir del anonimato en el que viven todos esos comemierdas. Incluso los políticos, siempre ansiosos de protagonismo.

Somos un país de friquis. Sólo así se explica que hayamos sido capaces de enviar a Eurovisión al Rodolfo Chiquilicuatre y sus coleguitas del coro y que las películas de más recaudación de la historia de nuestro cine, sea la serie de Torrente.

sábado, agosto 23, 2014

La Conjura de los Necios



La Conjura de los Necios, no sólo es el título de un libro que hay que leer, repleto de anécdotas disparatadas e hilarantes. Es también, como sucede tan a menudo con las obras satíricas, una crítica ácida hacia ciertos comportamientos humanos y sobre todo, hacia una falta de humanidad generalizada en casi cualquier sociedad. 


Desde que leí el libro, hace más de 30 años, lo tengo presente entre mis recuerdos y en multitud de ocasiones intento valorar cuál sería la postura de Ignatius J. Reilly, el personaje protagonista, ante las situaciones concretas con las que me enfrento. Y es entonces cuando me acuerdo del título y de la verdad que esconde: el mundo, está repleto de necios y se han conjurado contra el resto. Y si no, repasemos un poco.


En un mundo en el que internet domina nuestras actividades, incluidas las más cotidianas, se me antoja kafkiano que uno pretenda abrir una cuenta en un banco como OPENBANK, que opera sólo por internet, y lleve un mes y medio en esa batalla – y lo que le queda-.


Don Olegario Fojones, está hasta los festículos de toda esa panda de ineptos, incompetentes, incapaces, inútiles y torpes hasta la extenuación, esparcidos por doquier en las distintas dependencias del banco. Cada paso que da encaminado a poder tener operativa la cuenta, es un desafío ciclópeo a la estúpida maquinaria y procedimientos, implementados por algún tarado mental, hijo de buena familia, con dos carreras y tres másteres y cuya trayectoria laboral se ha desarrollado exclusivamente, en alguna de las empresas del entorno conocido como “Arturitos”. Y ha tenido que ser él, el más absurdo entre los lerdos, el espermatozoide más rápido entre un millón, el que después de haberse desarrollado como zigoto, le haya tocado a Don Olegario Fojones.


Sin duda alguna, el causante de semejante trastorno, es un necio y entre todos los que componen ese banco, se han conjurado contra Don Olegario.


Que en la oficina de Correos, te digan que te han entregado un paquete y que seas tú quien le diga al necio funcionario que te atiende, que tú eras el destinatario y que a ti no te han entregado nada, y que ese es precisamente el motivo por el que estás ahí, perdiendo tu tiempo, entra dentro del campo de lo paranormal y de Cuarto Milenio. Porque después, va el funcionario y con toda la tranquilidad del mundo te dice que el interfecto o susodicho – que diría el portero de La Gran Familia – era un trabajador temporal y que ahora no le pueden localizar porque no responde al teléfono. Volvemos a lo de Cuarto Milenio: el cartero, no es que llame dos veces; es que nunca ha existido. O se ha vuelto a su galaxia…pero con mi paquete.


Otro clarísimo ejemplo de que en este mundo, hay demasiados necios y además, se hablan y cooperan entre ellos.


Uno llama a un taller de reparación de automóviles un lunes. La idea es muy sencilla: pedir cita previa para una reparación ya evaluada y analizada. Durante las dos primeras horas, lo único que se escucha es la típica grabación  en la que te dicen que “están todos muy liados y que te den. Que llames más tarde”. Tú, inasequible al desaliento y más por pundonor que por interés en que te claven 500 euros, insistes una y otra vez, soportando con paciencia estoica, el soniquete del “para Elisa” de Beethoven , que como es lógico, llegas a odiar a muerte, como el gato Jinks odiaba a Pixie y Dixie. Finalmente, por sorpresa, te coge el teléfono un ser humano. Aguantando las lágrimas de emoción por el momento crucial que estás viviendo, le dices a la amable señorita cuáles son tus intenciones, que no son otras que dejar que te claven 500€ en una reparación, con la más que probable sospecha de que tal vez no sea 100% necesaria. Y entonces, la señorita te dice: “Pues voy a hablar con el Jefe de Taller, para verificar que disponemos de los repuestos necesarios. Yo le vuelvo a llamar en un rato”.


Y pasan dos horas, y tú empiezas a dudar de si has hablado de verdad con el taller y con un trabajador o si por el contrario, ha pasado una chica graciosa y te ha estado vacilando. Y ante la duda, la más macanuda: vuelves a llamar. Y entonces, vuelves a escuchar, como si de un martirio de Guantánamo se tratara, la mierda del estudio para piano de Chopin. Y harto ya de estar harto, decides enviarles un email en el que confiesas tu odio visceral por Chopin, por el piano, por las grabaciones impersonales de las empresas y por todos los que te han prometido que te iban a llamar y no lo han hecho.  


Y el miércoles, como no se han dignado ni responder al email, te pones en contacto con la Central para España de la marca del coche y pides hablar con Atención al Cliente. Y vas y te chivas de la cagada, de la mierda de atención al cliente que están dando en su concesionario de marras. Y se lo cascas tó. Y te quedas a gusto.


Y mira por dónde, el jueves, como quien no quiere la cosa, como recordando a Fray Luís de León y su “decíamos ayer”, te llaman los del concesionario y te dicen que “ya tienen la pieza”. Y entonces tú, con toda esa mala leche acumulada durante días, con el respaldo que te dieron en la sede central de la marca y sabiendo que les iba a caer un puro, de entrada vas y les echas el tuyo propio. Y les pones a caldo. Y les enseñas cómo NO hay que hacer las cosas y cómo no es nada apropiado ni aconsejable, hablar de atención al cliente y dejarlo incomunicado desde el lunes hasta el jueves, simplemente porque “hay poco personal y tenemos mucho trabajo”. Y entonces, le recuerdas que ya que te ha confirmado la recepción del email que enviaste, no sería necesario contratar a nadie para hacer horas extras y responder de la misma forma que lo estaba haciendo ahora mismo por teléfono.


Y una vez más – y son tantas al cabo del día – me acuerdo de La Conjura de los Necios.


Por cierto, el autor se suicidó porque ninguna editorial quería publicar su obra y fue gracias a las gestiones de su madre, que se pudo editar finalmente. En España, alcanzó un éxito notable y tuvo más de 20 ediciones.


martes, agosto 12, 2014

Y luego se extrañarán de que Correos desaparezca



La página web, lo explicaba con todo lujo de detalles. No en vano, la empresa en cuestión y con sede en Nueva York, era la más grande de su género en el mundo. Llevaba en el mercado más de cuarenta años y eso, en países como EEUU, no es fácil de mantener y menos, cuando exportas a casi todos los países civilizados del Globo.

El proceso de compra a través de internet, fue tan sencillo y cómodo como siempre resulta en estos casos. Además, podías hacer un seguimiento intensivo al paquete, lo cual, tampoco es nada raro desde hace tiempo. En dicho tracking, se podía observar cómo había salido de EEUU, llegado a Alemania y posteriormente, había salido con destino a España. Y, cómo no!, fue aquí donde la cagaron.

De repente, en el proceso de seguimiento, aparece que el paquete no ha podido ser entregado por estar ausente el destinatario. Lo sorprendente era que tal circunstancia, era total y radicalmente falsa. El día y a la hora que supuestamente no había nadie, la verdad es que había 2 personas a falta de una. Pero lo mejor, estaba por llegar. Al día siguiente, en el mismo seguimiento del paquete se indica que el mismo SE HA ENTREGADO A UNA PERSONA AUTORIZADA. Y es aquí donde comienza un nuevo calvario para un atribulado contribuyente español.

A partir de los datos proporcionados por el emisor, se dispone de diversos números de referencia del pedido, aunque no de demasiados teléfonos de contacto o correos electrónicos.

Hoy, para desenmascarar a los torpes, necesitas disfrutar de unos conocimientos más que avanzados de las herramientas tecnológicas. Sólo así, puedes empezar a tirar de los hilos que tras mucho esfuerzo y tesón y en ocasiones, el uso del inglés, te pueden conducir a algún punto de resolución del problema que otros te han ocasionado.

Tras los primeros emails enviados al origen de EEUU y sin haber obtenido respuesta alguna, comenzaron las pesquisas para averiguar la manera más rápida y efectiva de contactar con el transportista DHL y a partir de ahí, conocer qué es lo que había pasado.

Los de DHL, no se ponían de acuerdo acerca de si el paquete en cuestión, era de su competencia o de “otro departamento”. El baile de números de referencia, parecía inventado por algún espía con claros deseos de confundir a sus perseguidores. Tal era la cantidad de dígitos.

Como siempre pasa en estos casos, al final, un poco por insistencia y bastante por fortuna, uno acaba dando con “el que sabe”.
-          Pues mire, es que ese código no pertenece a DHL. Eso es de Correos.
-          ¿Está usted seguro? Que yo tengo una página web en la que me aparece el número de referencia y me dice que es DHL.
-          Es de Correos. Vaya a una oficina y le informarán.

Así es que al menos, parecía que el misterio del paquete perdido, estaba llegando a su fin. ¡Y una mierda! Eso sería en el caso de que NO fuera Correos.
-          Hola buenos días. Mire, hace unos días tenían que entregarme un paquete procedente de EEUU y según el seguimiento de la entrega, dice que se ha entregado a una persona autorizada y resulta que esa persona soy yo y está claro que no lo he recibido.
-          Ya pero aquí veo que hay una firma y un DNI.
-          Lo habrá, no digo que no, pero ni son los míos ni de ninguna persona autorizada a recoger la entrega.

El diligente funcionario, se adentra en las entrañas de su oficina, con un papelito entre las manos, en el que figura el código de referencia del paquete mal entregado. Después de unos minutos vuelve a aparecer.

-          Pues es que para eso, tienen que ir usted a esta dirección que le voy a dar. Tome nota. Pregunte por fulano de tal. Yo ya he hablado con él. Me ha dicho que lo va a mirar y que en cuanto sepa algo, le va a llamar por teléfono.
-          Estupendo. Muchas gracias.

Conociendo el percal y a sabiendas de que ningún currito de Correos llama a nadie y menos aún, a un cliente o contribuyente, te vas directo a la dirección que te acaba de proporcionar gentilmente el individuo. De entrada, ya cuesta adivinar que la oficina de Correos para entregas urgentes NO ESTA EN UN EDIFICIO GIGANTESCO CON EL LOGO Y EL NOMBRE DE CORREOS, SINO QUE ESTA UNOS METROS MÁS ABAJO DE LA calle, justo en un edificio en el que se lee perfectamente RICARD PERNOD! Tócate los pies!.

Y entonces entras y le cuentas tu vida por enésima vez, al funcionario de turno que sólo está pensando en que a ver si llegan las 14.30 y me voy a la playita, que es que yo, no debería estar aquí, oiga. Y el funcionario, al que s ele paga por asistir pero que si quieres que trabaje le tienes que motivar con un plus extra, va y te dice que eso no está ahí y que lo gestiones en cualquier oficina de Correos. En cualquiera, menos en la mía, por favor, por favor, que es que yo no debería estar aquí.

Y tú, que aparte del calorcito que hace, ya te están calentando unos y otros, coges y te vas con tus gaitas a soplar a otra parte. Y entonces, acumulando la escasísima paciencia que te queda, vuelves a llamar a lo que parece la central de Correos y les cuentas tu vida, con el único objetivo de que alguien se apiade de ti. Y te dice tu interlocutor que lo mira y que enseguida te dice algo. Y al cabo de unos minutos te suena el móvil y cuando ya estás al borde del paroxismo porque da la impresión de que te van a decir qué cojones ha pasado con el puto paquete de los huevos, va el funcionario y te suelta:
-          Es que verá usted. El código de agente, corresponde a una persona con contrato temporal. Y desde el otro día, estamos intentando contactar con él y no nos coge el teléfono.

Y digo yo: luego se extrañarán de que Correos desaparezca?


LOS DE OPENBANK Y LA MADRE QUE LES PARIÓ.



D. Olegario Fojones jamás pudo imaginar la pesadilla que se le venía encima el día que decidió abrir una nueva cuenta bancaria por internet con OPENBANK. 

No lo podía suponer porque, primero, ya en el pasado, tuvo diversas experiencias en ese sentido con otras entidades y todo había funcionado con normalidad. Y segundo, porque estábamos en el siglo XXI, la era de las comunicaciones, de internet, de los teléfonos que hacen de todo, incluso puedes hablar con otras personas. El tiempo de los iPad, de la movilidad.

Y además, se trataba de trabajar con uno de los  bancos estrella de España y supuestamente del mundo: El Santander. Casi una insignia nacional que propaga a los cuatro vientos su imagen a lomos de un coche y una marca (Ferrari) que están bastante lejos de lo que fueron no hace mucho…y de los líderes sucesivos que ha ido teniendo el Campeonato de F1 los últimos años. Concretamente, a un segundo, aproximadamente.

Así que por todo ello, no imaginó lo que se le avecinaba y con su confianza habitual y su capacidad de asombro casi intacta, inició el proceso de apertura de cuenta online.

De todo el proceso, lo más llamativo fue cuando el sistema le indicó que para obtener la clave operativa para poder trabajar a través de internet, se la iban a enviar por correo postal ordinario. Sorprendente medida, que ni siquiera aprovechaba las ventajas del correo certificado. Pero más aún, tratándose de una tarea, encaminada a operar a través de la red. En un mundo en el que existen certificados electrónicos, la gente realiza la Declaración de la Renta a través de Internet y accede a infinidad de servicios públicos mediante dicho certificado, parece antediluviano, caduco y obsoleto el que una entidad, acuda a procedimientos más propios de tiempos pretéritos que de los actuales. Aunar en un mismo proceso, los avances de la banca por internet con un sistema de entrega de correspondencia perteneciente al siglo XIX, parece cuanto menos, impactante, si no audaz. Más aún tratándose de un banco que presume de modernidad, de eficacia y de clientes.

Algunos días después y tras comprobar frecuentemente el buzón de correo postal, empezaron sus dudas acerca de la idoneidad del sistema establecido por OPENBANK y fue entonces, cuando se puso en contacto con el servicio de atención al cliente, un departamento que normalmente se utiliza para dar capotazos a los recién salidos de toriles, mientras al recorrer los diferentes burladeros de las empresas, el animal, o sea, el cliente, va perdiendo algo de su fuelle inicial.
-          Buenos días, señorita. Verá, hace unos días di de alta una nueva cuenta y según sus indicaciones, debería recibir en mi domicilio tanto el contrato como la clave para poder operar a través de internet. De eso hace ya casi 10 días y todavía no he recibido nada de nada.
-          Sí aquí tengo en mis registros que usted ha solicitado el alta el 7 de julio. La documentación ha salido con fecha 10 de julio. Debe estar a punto de recibirlo en su domicilio.
-          Señorita, es que estamos a 22 de julio. ¿Es normal que un sobre tarde tanto tiempo en llegar?
-          Es que está dentro de los límites.
-          ¿De los límites? ¿Ha dicho que está dentro de los límites?
-          Sí suele tardar unos 10 días.
-          ¡10 días!? ¿Para poder dar de alta una nueva cuenta, tardan ustedes 10 días o más?!
-          Sí, esas son las normas.
-          De todas formas, me gustaría comprobar que ustedes tienen bien la dirección, no vaya a ser que haya algún error.

Y no, no había ningún error. La dirección estaba bien, todo estaba perfecto y todo se producía según los tiempos estipulados como “estándar” por OPENBANK.

Y sin embargo y a pesar de que todo parecía normal y “estándar”, el señor Fojones, -que ya empezaba a impacientarse - insistió algunos días después, tras comprobar – una vez más – que ni la documentación ni la clave operativa, eran depositadas en su buzón de correos.
-          Señorita, estoy intentando – por el momento, de manera infructuosa – poder abrir una cuenta con OPENBANK y llevo dos semanas esperando a ver si en algún momento, recibo tanto el contrato como la clave operativa. ¿usted podría decirme porqué hasta ahora mismo, eso no ha podido ser factible?
-          A ver, déjeme ver, señor Fojones. Sí, la clave y el contrato, salieron por correo el 10 de julio.
-          ¿Sabe usted si venía por transporte regular o si por el contrario, el transportista viaja en mulas o camellos?
-          ¿Perdón?
-          No, lo digo porque no es la primera vez que realizo contratos por internet y la documentación llega en tiempos razonables. Al tratarse en este caso de semejante retraso, y sólo con la finalidad de intentar encontrar una explicación medianamente coherente, se me ha ocurrido pensar que tal vez – sólo tal vez – alguien haya decidido que el transporte de correspondencia, se realice mediante el uso de animales de carga, lo cual, sin duda abarata los costes, pero por el contrario ralentiza el proceso. ¿Sería usted tan amable de confirmarme este extremo, por favor?
-          Señor Fojones, lo único que le puedo confirmar es que la documentación ha salido hacia su destino el 10 de julio. Si lo desea, señor Fojones, podemos solicitar una nueva clave operativa y en este caso, se la haremos llegar por correo certificado.
-          Pues sí, me parece bien que solicite una nueva clave operativa y que me la envíen por correo certificado.
-          Bien, en ese caso, Sr. Fojones, debe tener en cuenta que si mientras tanto recibiera la primera clave operativa, desde este mismo instante quedaría cancelada, al solicitar la nueva. ¿Está de acuerdo?
-          Sí, estoy de acuerdo.
-          Bien, pues en ese caso, le voy a transferir con nuestro departamento de seguridad para proceder a solicitar su nueva clave operativa.
-          Buenos días, señor Fojones. Le habla Jesica González del departamento de seguridad de OPENBANK. Tengo entendido que quiere solicitar una nueva clave operativa, no es así?
-          Sí, así es.
-          Ya le han comunicado que si lo hace, de este instante y por motivos de seguridad, la antigua queda cancelada y no podrá operar con ella, verdad?
-          Cierto.
-          Pues muy bien, señor Fojones. Acabo de crear una nueva clave operativa. La recibirá en breve en su domicilio. Buenos días.

Y pasaron los días y D. Olegario Fojones vivía agitado como una doncella en espera de noticias de su amado. Y un día, Don Olegario, recibió un triste folio – un maldito folio de mierda – con la clave, que por las fechas y las indicaciones, supuso era la antigua a destruir.

Y el calendario siguió su inexorable curso. Y pasaron aún más días y lo que no cambiaba, era la falta de noticias de OPENBANK. Ya se había cumplido un mes desde el inicio del proceso, cuya finalidad, se supone, es la agilización de las acciones para dar de alta una nueva cuenta en un banco moderno, que opera en exclusiva por internet.
Harto ya de estar harto, Don Olegario Fojones, llamó por enésima vez al maldito servicio de DES atención al cliente del maldito OPENBANK.
-          Vamos a ver, señorita. Estoy intentando desde hace más de un mes, poner operativa una cuenta con ustedes y la verdad es que empiezo a plantearme si se han propuesto concederme el placer de conseguirlo en las próximas Navidades y así, que figure como un regalo especial.

La señorita – tan amable y educada como todas las demás – le confirmó todo lo que ya sabía: las fechas de alta de los datos, la del primer envío, las sucesivas conversaciones mantenidas con los distintos asistentes. Vale. Todo eso, el señor Fojones ya lo sabía  y le daba exactamente igual que lo tuvieran todo reflejado en su sistema de gestión de clientes. Él, lo que quería era poder operar de una maldita vez con la cuenta.

Mientras tanto, la señorita – muy amable siempre y sin perder la compostura – insistía una y otra vez en que los contratos se habían enviado vía Correos, junto a la clave operativa.
-          Señorita, lo único que he recibido desde hace un mes, es un miserable folio con una clave que, supuestamente y según las indicaciones del departamento de seguridad, estaba obsoleta y por tanto, según la recibí, la tiré a la basura.
-          Pues señor Fojones, nosotros enviamos los contratos junto con la clave operativa. Si usted dice que ha recibido SOLO la clave operativa, esa debía ser la segunda.
-          Es imposible, señorita, porque la persona con la que hablé la última vez, me informó que la SEGUNDA CLAVE OPERATIVA ME LA ENVIABAN POR CORREO CERTIFICADO y ésta, me ha llegado por correo normal.
-          Nunca utilizamos el correo certificado, señor Fojones. No existe esa posibilidad dentro de nuestro protocolo.
-          ¿O sea que, además, me están vacilando? Vamos a ver. ¿Existe alguna posibilidad de que me acerque a alguna oficina del maldito Banco de Santander y allí, previa identificación, me hagan llegar la clave operativa de la cuenta?
-          No señor Fojones. No es posible.
-          ¿Existe acaso la alternativa de que me sea enviada la clave a través de un servicio de mensajería privado, algo serio y con solvencia, que funciona en España desde hace tiempo y que por ventura, es ajeno al ignoto mundo de Correos?
-          No señor Fojones. Esa opción tampoco es viable.
-          O sea, que si lo he entendido bien, uno de los bancos que presume de ser de los más sanos económicamente, efectivos y grandes del mundo, para abrir una nueva cuenta en su filial que opera en exclusiva por internet, ¿no es capaz de hacerlo en menos de un mes? ¿Quiere usted decir que, cuando me han informado de que me enviarían por correo certificado la nueva clave, es una información falsa? ¿Quiere decir que un banco del siglo XXI, que opera a través de internet, el protocolo de alta de una nueva cuenta, se basa en apoyarse en una empresa como Correos, que está pensada para el siglo XIX o XX?
-          Pues es que es así, señor Fojones.
-          ¿Y a qué clase de gilipollas se le ha ocurrido semejante aberración?! Es que hace falta ser cretino para impedir que el banco tenga nuevos clientes de una manera ágil y cómoda. Es que es indignante que yo lleve más de un mes esperando para poder trabajar con esa maldita cuenta! Es que no tiene sentido! Es una auténtica aberración. ¡Esto es una mierda!
-          Señor Fojones, le ruego que no me falte al respeto. Yo a usted le estoy tratando con educación.
-          Yo ya sé que usted no es la responsable de este desaguisado, pero sí es su obligación, informar con carácter de urgencia a quien proceda, de este sin sentido. Porque lo malo de todo esto, es que por ahí hay algún imbécil con 3 carreras y 7 másteres, que va muy ufano por los pasillos del Santander, presumiendo de haber ahorrado no se sabe cuánto dinero en gastos a la hora de hacer nuevos clientes y sin percatarse de que la competencia, les está comiendo el mercado, simplemente porque son más rápidos y la operativa es más ágil y sencilla.
-          Desea, señor Fojones, que le solicite una nueva clave operativa?
-          ¿Y para qué carajo quiero una nueva clave si no me ha llegado nada y ahora me viene usted a deslizar la sospecha de que tal vez, haya recibido la segunda clave antes que la primera?
-          ¿Puedo ayudarle en algo más, señor Fojones? A continuación, por favor, no se retire y permanezca atento a la encuesta de satisfacción por la atención recibida.