lunes, abril 29, 2013

Un Certificado de Código Ético de las empresas

La fabricación de todo tipo de productos de consumo que se comercializan en Occidente, no puede llevarse a cabo mediante la explotación de seres humanos, en países donde las condiciones laborales son, o inexistentes o infrahumanas. 

Nosotros, los consumidores de Occidente, somos de alguna manera copartícipes de esta nueva forma de esclavitud. Aunque nos cuesten algo más las zapatillas deportivas, los pantalones o la falda, debemos exigir que todas las empresas que comercializan los productos que compramos, especialmente las españolas, los fabriquen en condiciones de respeto a los derechos humanos y al de los trabajadores. Debemos exigir que se defina e implante un Código Ético Empresarial, de obligado cumplimiento si se quiere comercializar en España, cuyo objetivo sea el de respetar dichos derechos, hacer público qué empresas son las que lo cumplen y cuáles no y garantizar a los consumidores y usuarios los métodos de producción


Pincha en el link de abajo si deseas apoyar la idea.


http://www.change.org/es/peticiones/ministerio-de-economía-y-competitividad-un-certificado-de-código-ético-de-las-empresas?share_id=hnASNnGHQK&utm_campaign=signature_receipt&utm_medium=email&utm_source=share_petition 

domingo, abril 28, 2013

De emigrantes y de nuevos paletos

Con esto de la crisis, medio país se ha echado las manos a la cabeza por aquello de tener que emigrar, como si el hecho de buscar un trabajo fuera de España y encontrarlo, fuera algo denigrante y oprobioso. Y yo, la verdad, es que no termino de entenderlo.

Es cierto que antaño, cuando los que salían de España eran nuestros padres y nuestros abuelos, lo hacían en unas condiciones que, en la mayoría de los casos, eran deplorables. Con una mano delante y otra detrás, aquellos valientes (cuántos valientes generan las dificultades extremas) salieron con sus maletas y con la idea grabada a fuego en su alma, de regresar a España después de ahorrar algo de dinero. Pero también es cierto, que aunque las condiciones fueran las mismas, los exiliados políticos siempre han disfrutado de una mejor aceptación social debido a su obligada emigración, como si los otros, los que lo hacían "sólo" por dinero, merecieran una menor consideración por ello. A los otros, a los exiliados políticos, se les admiraba por hacer lo mismo que los meros trabajadores o emprendedores, mientras a éstos se les miraba por encima del hombro o con pena, cuando en el fondo, no importaban los motivos o las causas, sólo las circunstancias.

Siempre ha habido españoles que por unas u otras razones, se han ido de España. O por razones políticas, o porque no había trabajo o investigadores que no encontraban suficiente presupuesto para sus trabajos. Pero a esos, no se les considera emigrantes, del mismo modo que no se considera emigrante a un Ingeniero alemán o sueco. Sin embargo, sí consideramos emigrante a un ecuatoriano o un rumano.

Los que salieron en las décadas de los 50 y 60 camino de Alemania, sí, pero también de Suramérica, lo hicieron en unas condiciones que en nada se parecen a las que tenemos hoy en día. La mayoría, por no decir casi ninguno, tenía estudios y muchos, sabían leer y escribir y poco más. De idiomas, para qué contar y los viajes, eran tan inasequibles, que volver, sólo lo podías hacer una vez. 

Luego, la vida, las circunstancias, forzaron a algunos a quedarse en sus países de origen. La mujer, autóctona, los hijos que vinieron después, todo se conjuró en su contra para que, aquel principio motivador que les dio vida durante sus períodos de soledad en un país extraño, como era el de regresar a España, a su pueblo, desapareciera de sus pensamientos como una idea obsoleta y que ya no tenía demasiado sentido. Había perdido la fuerza.

Hoy en día, los jóvenes y no tan jóvenes que se han visto obligados a salir de España, lo hacen con un título universitario bajo el brazo; algunos con un máster e incluso con un nivel de idiomas que al menos, les da para partir desde ahí y mejorarlo con el uso y el tiempo. 

Los viajes, normalmente en avión, algo impensable en los 50 o 60, están tirados de precio la mayoría. Hablar por teléfono y pagar fortunas por ello o escribir cartas para echar en el buzón, está ya caduco. Hoy todos tienen Whatsapp, Skype, PC, iPhone y todas las armas tecnológicas que te permiten hacer una foto en Amsterdam o Budapest y enviarla inmediatamente a Tomelloso o Móstoles, para que la reciba tu madre en su teléfono. Al final, lo más complicado de esto, es enseñar a tu madre a usar el aparato.

Así es que, obviando las diferencias socio económicas que nos separa de aquella etapa de la vida española, no entiendo por qué algunos consideran que emigrar hoy en día es algo que deba considerarse como casi insultante, sobre todo, porque existe una enorme contradicción en ciertos conceptos.

Por ejemplo, que un estudiante español se vaya a Yakarta, que está en el culo del mundo, a estudiar con una beca Erasmus un par de años, es motivo de orgullo y satisfacción para él y para toda la familia. Se percibe como un chollo y se dice que ha tenido mucha suerte y que le va a reportar grandes beneficios para el futuro. Y sin embargo, ese mismo individuo cuando termina su carrera y tiene que salir de España y marcharse a Yakarta a currar, resulta que es una vergüenza por parte del Gobierno, un fracaso de la sociedad, un palo para la familia y un motivo de depresión para el niño. Pues que me lo expliquen.

Vivimos en un mundo global y eso, aparte de que hay muchos que lo repiten, me inclino a pensar que la mayoría no sabe en qué consiste. No es solamente que una crisis en Oklahoma, te puede afectar a ti que vives en Cádiz, es que se trata de que el mercado laboral, hoy es el Mundo. Seguir pensando que vas a hacer tu carrera en la Complutense y luego vas a terminar trabajando cerquita de casa y a ser posible, de 8 a 15, hoy en día es de paletos, de gente que no se ha enterado de qué va esto. 

Los idiomas, es un arma fundamental para el trabajo, exactamente igual que el buen manejo de las herramientas informáticas, internet y las nuevas tecnologías, al menos, desde un punto de vista de usuario. Las carreras y los títulos, están bien, pero es imposible percibir los idiomas y la movilidad geográfica como algo ajeno a nuestra vida. La vida, el mundo laboral, ha cambiado, ya no es aquel que conocimos cuando empezamos a trabajar hace 30 años y mucho menos el que había en tiempos de nuestros padres y abuelos. Es otro mundo.  

Antes, con una carrera eras el rey del mambo, hoy es posible que estés en la cola del paro. Además del título, si tienes un máster, tienes más opciones; si tienes idiomas y con buen nivel, mejor y si tu actitud en las entrevistas, demuestra que eres una persona  con iniciativa, de carácter emprendedor y flexible, tienes el mundo para ti. 

Así es que menos llantos y quebrantos por el hecho de que el niño o la niña, - que sí, que ya sabemos que es muy listo/a y que ha estudiado mucho y que hay que ver lo que vale- tenga que marcharse de España para currar. Que no les va a venir mal el espabilarse, salir fuera y conocer mundo; y ya verás cómo aprende alemán cuando conozca a una alemana que esté buena y que no hable español.       

Tengo amigos que llevan toda la vida trabajando en el extranjero, sin que al menos yo, tenga muy claro qué significa para ellos el extranjero, porque uno es de origen italiano, ha vivido en Argentina, estudiado en Inglaterra, trabajado en España, casado con un irlandesa y ahora anda entre Inglaterra, París, Milán y Ucrania. Y la otra, también es de origen italiano, ha vivido en Argentina, en España y ahora está en Polonia. ¿Y se supone que deben sentirse deprimidos y angustiados por tener esa carrera internacional?

Eso es de paletos, de tener una visión muy corta.
                                                                                                                                                   
                                                                                              

viernes, abril 26, 2013

De ilusiones, fantasmas y propaganda

Una vez medianamente asumido el palo en la cresta que nos han dado en la Champions, cabe hacer algunos comentarios, puntualizaciones y matizaciones.

Lo primero que hay que señalar, es que en los días previos a los dos encuentros, tanto del Barça como del Madrid, la inmensa mayoría de los periodistas deportivos, daban como fijo que la final la jugarían los dos españoles. Llegué incluso a escuchar a Ángel Rodríguez (ONDACERO) que el Barça era muy superior al Bayern y que por supuesto, el Dormund, era la cenicienta de los 4.

No es que me las quiera dar de listo, que a toro pasado es sencillo, pero antes incluso del sorteo que nos ha enfrentado por partida doble a los alemanes, le comenté a un amigo y vecino, gente decente y por supuesto del Real Madrid, que yo tenía muy claro que el campeón este año iba a ser el Bayern. Que es el equipo más fuerte y que podía ganar al Barça. Lo que nunca se me pasó por la cabeza es que fuera con un apabullante 4 - 0, pero que el Bayern, es superior a todos, no me cabe la más mínima duda. Es más, le dije a mi amigo, que el equipo más flojo de los 4, era el Madrid. Y a los números me remito.

El Madrid, viaja a 13 puntos del Barça desde los comienzos de la liga. De hecho, los únicos puntos que perdieron los catalanes en la primera vuelta, son los que les quitaron los blancos. Todo lo demás, fueron victorias. El Madrid, en cambio, pinchó en casa con el Valencia y con el Español y fuera de casa, no le sienta bien viajar a Andalucía. Perdió con Sevilla, Betis y Granada. Previamente, ya había perdido en Getafe.

Los partidos se pueden perder o ganar, pero no nos olvidemos de las declaraciones que hizo Mourinho a comienzos de esta temporada: "No tengo equipo". En la jornada 4, el Barça sacaba 8 puntos al Madrid y los blancos, habían perdido 2 partidos. 

Eso, en cuanto a la Liga se refiere.

En Champions, por primera vez en varios años, no pasamos primeros de grupo. El año pasado, arrasamos. No se perdió un sólo partido y teníamos un parcial de 10 goles a favor y cero en contra, o algo así. Este año, somos un coladero: 18 goles en 11 partidos.

El Borusia, nos ha metido 8 en tres partidos y nosotros, hemos conseguido meterles 4 y a duras penas. ¿De dónde salen esas afirmaciones de los periodistas cuando dicen que el B. Dormund, es claramente inferior al Madrid?. ¿En qué se basan? ¿En qué piensan para afirmar que el Madrid va a remontar en el partido de vuelta? Desde luego como jueguen al ritmo que lo hicieron el otro día, los alemanes se van a dormir. ¿Dónde está el Madrid que atosigó al Barça sin dejarle jugar la pelota? ¿Acaso no es eso mismo lo que hizo el Bayern todo el partido? ¿Cuántas veces tiró a puerta el Barça?

Al margen de las simpatías por los equipos nacionales, si uno es periodista deportivo, debería ser un poco más equilibrado, un poco más ecuánime y sobre todo, justo. 

Ya se sabe cómo hay que jugarle al Barça para ganarle. Sólo se necesita tener una condición física de súper hombre y unas buenas condiciones técnicas. Algo así fue la solución que ideó Jorge Valdano cuando era entrenador del Tenerife y le ganó al Barça de Koeman. Le puso a Derticia delante hasta que el pobre echó el bofe por la boca y entonces puso a otro. Pues con este Barça, hay que hacer lo mismo, pero hay que tapar a 3: Xavi, Iniesta, Busquets. De esta forma, Mesi, queda tapado por exclusión.

Eso lo hizo el Madrid en Liga y en Copa, pero no le pareció oportuno hacerlo contra el Dormund. Y cada vez que se acercaban los alemanes, temblaban los cimientos blancos. 

Esta pequeña historia, me recuerda a los famosos remeros alemanes y españoles. Al final, los alemanes llevan haciendo el mismo tipo de fútbol 50 años. Y siguen ahí. Así jugaban en su día el Hamburgo con Horst Rubesh de delantero centro. Un panzer contra el que nada pudo hacer Benito; y así les fue a los madridistas. Así jugaban Hoeness, Rumenigge y Makay. Luchando como fieras, corriendo como animales y dejándose la piel. Y así se traía el zurrón repletito de goles el Real Madrid. Y por eso, desde hace décadas, el Real Madrid no gana en Alemania a ningún equipo.

Lo dicho hace poco por estos lares: ya se ha repetido aquella famosa frase de los seguidores blancos a los jugadores: "menos millones y más cojones". 

                                                                                                                
                                                                                                                                                                                                                          

miércoles, abril 24, 2013

La Princesa y el vagabundo.

Tony, era un tipo bastante peculiar y atípico, sobre todo, por la discordancia que mantenía entre su entorno familiar y el laboral en el que se movía.

Vivía en Manoteras, en un sitio que él mismo denominaba "El Bronx". Ya sólo con eso, impactaba. Sin embargo y debido al trabajo que tenía en una empresa multinacional, su aspecto era impecable. Al menos, hasta que abría la boca. Su lenguaje, le delataba. Hasta tal punto, que una compañera, de origen brasileño, solía apuntar las palabras que no entendía y que en un principio le hicieron dudar de si lo que estaba escuchando era español o qué. Luego, de vez en cuando, le llamaba y hacía un repaso de lo que tenía apuntado en su libreta. "Oye, Tony, y eso de peluco, qué es?" Un reloj, respondía Tony, sorprendido de que nadie entendiera "su idioma". ¿Y el colorao?. Oro. ¡Oro!, exclamaba asombrada la brasileña, comprobando que no había posibilidad alguna de deducir de qué podía estar hablando al usar esas palabras. Era como hablar con un indio arapahoe. ¿Y el teki?, persistía en su empeño por entender el nuevo idioma. Es un coche, respondía él, entre risas.

Chocaba bastante comprobar que bajo ese aspecto de niño pijo, con el pelo corto, sus corbatas estrechas, a la moda, sus camisas rosadas, su tipín y sus perfumes caros, se escondía un macarra y un canalla en estado puro.

Al igual que con los perfumes de caballero, solía tener otra clase de gustos caros y no tan saludables. Lo que no se sabía muy bien, era de dónde podía sacar el dinero para poder financiarse esos vicios. Aunque sospechas, sí que había. Por ejemplo, de vez en cuando, solía ofrecer gentilmente a sus compañeros, la más variada gama de productos de todo tipo, desde raquetas de tenis nuevas, hasta televisores o cámaras fotográficas que valían un montón de dinero, pero que él las ofrecía a precio de ganga.

En cierta ocasión, andaba el hombre con muletas y aún así, iba a la oficina. He dicho que iba a la oficina, no que fuera a trabajar, concepto este que nunca llegó a entender demasiado bien. Bueno, pues estaba en la oficina un día y coincidió con que el técnico de una máquina cortadora de papel, estaba realizando el mantenimiento. Como parte de su tarea, debía proceder a cambiar la cuchilla de la máquina, una pieza de metro y medio de largo y con un filo que era capaz de cortar original y dos copias, de un tajo.

"¿Necesitas la guillotina para algo"?, le preguntó Tony al tipo de mantenimiento. El otro, respondió un escueto, "no", entre sorprendido y algo asustado. Ni corto ni perezoso, encontró un rollo de cinta de embalaje y empezó a intentar conseguir hacer un mango para poder coger la guillotina y no dejarse la mano en el intento. 

Después de unos minutos que llevaba atareado en su intento de conseguir un machete casero, le preguntaron qué estaba haciendo y porqué. "Es que me han afanao de mi queli una máquina de fotos y unos objetivos y voy a pillar al pringao y le voy a meter lo suyo". Después de traducir eso al español, los presentes se asustaron mucho por el incierto futuro que se le avecinaba al infeliz que hubiera osado hacer tamaña estupidez. Al fin y al cabo, aquello era el Bronx, no?.

Al día siguiente, de regreso a la oficina, contó con todo lujo de detalles la labor "detectivesca" al más puro estilo de un poli corrupto y al margen de la ley, que llevó a cabo en colaboración con sus "socios". 

Pues iba en el tequi (coche) de mi socio, porque yo como no puedo conducir...y le digo: vamos a ver a fulano, a ver si sabe algo. Llegué a su puerta, llamé y según me abre le doy con toa la muleta en la cara. ¿Ande está y quién lo tiene? Y como el gil, no respondió, le volví a meter. Hasta que cantó. Y entonces, fuimos a por el listo, un tío que conozco del barrio y que nunca me ha gustado ni un pelo. Y además, le tengo ganas, qué coño!. Total que vamos por un parque y de pronto le digo a mi socio, ¡para tío, para, que está ahí, mírale, saliendo del bareto ese! Salgo del coche, con mis muletas y según llego le meto una en toda la jeta que lo tiro al suelo. Y cuando está en el suelo, le empiezo a dar en las costillas y a decirle que me diera lo que me había robado. Y de pronto, me doy cuenta de que me había equivocado de tio, sabes?. Me había un par de cañas... iba un poco pallá y me hice un lio. Así es que salí de allí todo lo deprisa que pude con mis muletas, me subía al tequi y le dije a mi colega sal de naja de aquí que nos dan de hostias, Miguel.

¿Pero era él el que tenía tu máquina y los objetivos?, le preguntaron sus compañeros. No, él no, - respondió- pero como se empezó a correr la voz por el barrio, al final han aparecido. 

Los métodos del Bronx, está claro.
 
Tony, como buen canalla, era un tipo simpático con todo el mundo, siempre y cuando no le robaras nada, claro,pero en especial con las chicas. Se pasaba las 24 horas del día pensando en lo único, como él mismo confesaba. Y a fe mía, que era cierto. Era el terror de las jovencitas de la empresa y más de una y más de dos, habían saboreado las mieles de su lujuriosa mente, a pesar de tener pareja desde hacía muchos años. Y a todas, les tiraba los tejos.

Y por esas extrañas circunstancias y compañeros de experiencias, con las que a veces nos regala la vida, mira tú por dónde, se encaprichó de una niña pija del departamento de Marketing. Pero pija, pija de verdad. De familia bien y con pasta. Eran como el día y la noche. Él un macarra con labia, un truhan, mucho mundo, mucho vicio, muy salido. Y ella, Eugenia, que ya había tenido un affaire nada menos que con el Director General de la empresa, una niña mona, inteligente, con clase, con estudios, con pasta y con ganas de pasarlo bien. Y en eso de pasarlo bien, a Tony no había quien le ganase.

El Director General se fue y su lugar, en la cama de Eugenia, se entiende, lo ocupó Tony.

Lo pasaron muy bien durante bastante tiempo; casi dos años, lo que duró la ausencia del "masca" y se supo que volvía a ocupar el puesto que dejó vacante, en el amplio sentido de la expresión. Sus semblantes,cambiaron radicalmente cuando conocieron la noticia. Lo que les salvó de males mayores, es que antes de su regreso, el famoso director general, acabó entre rejas por un turbio asunto relacionado con un supuesto delito de lavado de dinero.

Eugenia, bien sea por la influencia de uno, del otro, de los dos o de ninguno, acabó pasando una muy larga temporada en una clínica de desintoxicación, supuestamente en Marbella, aunque realmente, aquellos que llamaban a su casa para preguntar por ella, siempre recibían la monótona respuesta por parte del servicio que atendía la llamada: "la señorita Eugenia, está de viaje".  

                                                                                                                                         
                                                                                                                                                                                                                                                                                                 

lunes, abril 22, 2013

La Metamorfosis

En los años 80 del siglo pasado, la sala de fiestas Tito's, en pleno centro de Palma de Mallorca, era el no va más. Era una sala muy espaciosa, con actuaciones en directo y con un aforo importante. A mí me recordaba bastante al Florida Park de Madrid, aunque creo que no era tan grande.

El caso es que, por razones que no voy a especificar, digamos que teníamos amistad con el propietario y Director y ese fue el motivo por el que un día, en pleno mes de agosto, nos invitó a un grupo numeroso de personas  a presenciar el espectáculo.

Desde luego, no hay nada como tener enchufe en esta vida, porque al llegar nuestro grupo, que seríamos unas 8 personas o así, no necesitamos reservar mesa; nos las pusieron a pie de pista, mientras el resto de los asistentes que abarrotaban la sala, nos miraban entre atónitos, curiosos y con algo de envidia, preguntándose quiénes serían esos que vienen con la hora pegada y les colocan en la mejor situación.

Nada más sentarnos y mientras pedíamos las bebidas, se me acercó un individuo que dijo ser del espectáculo. Lógicamente, me sorprendió al principio y desconfié, pero no se me ocurrió qué tipo de timo, engaño o fraude, podía intentar meterme. El caso es que el hombre empezó a hablar y yo le escuché.

Según me contó, se trataba de que en mitad de la representación, mientras todo el mundo estaba mirando el escenario, de manera inesperada se sentaría a mi lado una señorita. Me explicó que la señorita era un gancho del artista y que si mientras ella estaba sentada a mi lado, yo si lo deseaba, podía invitarle a tomar algo, pero que no era en absoluto obligatorio. Yo en esos momentos, ya estaba alucinando. Pero quedaba más, mucho más. Me contó qué iba a pasar en el escenario, cómo debía responder la chica, qué tenía que hacer yo, etc, etc. El número completo. Al final de sus explicaciones, el hombre se marchó por donde había venido y comenzó el show.

Recuerdo que entre otros artistas, hubo unas bailarinas que simulaban las del Folies Bergere de París, pero vestidas.  El típico conjunto de baile español, con el zapateado de Sarasate, que encendió la vena a todos los guiris que llenaban la sala y provocó el entusiasmo generalizado entre ellos. Y recuerdo con gran admiración, a un artista del salterio, un instrumento musical de cuerdas que se toca con unas baritas metálicas, percusionando sobre ellas. 

El individuo era un auténtico virtuoso. No sólo tocaba el instrumento como los ángeles, a una velocidad endiablada, sino que en un momento dado, se vendó los ojos y no falló ni una nota. Pero ahí no terminó su exhibición. No contento con lo que había hecho, además de tener los ojos vendados, comenzó a girar el instrumento que estaba encima de una mesa con ruedas y siguió tocándolo como si no pasara nada. Sencillamente espectacular. Aunque la persona que estaba mi lado, el único comentario que se le ocurrió después de ver semejante derroche de talento fue decir: "cómo se nota que el tío es judío; mira la nariz que tiene". Hay que decir que el susodicho, había participado en la División Azul y las operaciones aritméticas básicas, las hacía en alemán. Sin más comentarios.

Bien el caso es que, como bien había anunciado el hombre, durante la representación, de pronto se sentó a mi lado una señorita. Era menuda, delgadita, de unos 30 años y vestía con un traje chaqueta y unas gafas, que le conferían un aire muy clásico, muy de señora, que pronto se vería que era idóneo para el papel que ambos debíamos representar.

Llegó entonces el turno del ilusionista. Que si pañuelos por aquí, que si la típica paloma por allá, que si las monedas aparecen y desaparecen, que si un huevo,...lo de siempre. Tenía gracia el hombre, que hablaba en varios idiomas mientras actuaba y entre sus gracietas y el número, la verdad es que era agradable y divertido.

Y entonces llegó mi turno. 

El ilusionista, sacó un gran biombo cerrado al medio del escenario y solicitó una voluntaria. Como evidentemente no se presentaba nadie, antes de que a alguien se le ocurriera, llegó él y señaló a mi acompañante, la chica menudita y con aspecto de no haber roto un plato en su vida. 

Los focos de la sala, se dirigieron entonces hacia nosotros, ya que se suponía, que la chica, era mi esposa. Ella se levantó de la silla, poniendo cara de aturdida y superada por los acontecimientos y yo, de medio espanto por ser objeto de los focos y de las risas de toda una sala de fiestas. La chica, que llevaba entre las manos un bolso que parecía sacado de una película de Humphrey Bogart, de pronto hizo como que abandonaba el escenario, asustada, pero todo formaba parte del engaño. Al final, se metió en el biombo que había en mitad de la pista y mientras sonaba una música bien conocida y muy provocadora, por encima de la caja, empezaron a aparecer lo que se supone que era la ropa interior de mi esposa. 

Los espectadores, que ya llevaban un buen rato "calentitos" con las bebidas, comenzaron a desternillarse de la risa, y yo, asumiendo el papel que me habían asignado, me puse en pie con la intención de subir al escenario a rescatar a mi mujer, que por muy recatada que parecía, se estaba "desnudando" en mitad de un espectáculo repleto de gente. 

Cuando me dirigía hacia el escenario, el ilusionista, bajó rápidamente a intentar "calmarme" y convencerme de que no pasaba nada, mientras yo era el centro de atención de toda la sala, los focos me deslumbraban y la gente se partía el pecho por la mitad de la risa.

El hombre, accedió finalmente a que mi supuesta esposa, volviera a su lugar, a sentarse con su marido, pero, cuando se abren las puertas de la caja, del biombo, lo que aparece no es la chica delgadita, con traje y con gafas, si no....¡una cabra!. Sí, sí, una cabra.

El descojone de los asistentes, fue espectacular. Ahí tenían, a un pobre tío, que de pie, nuevamente intentaba acceder al escenario para pedir explicaciones al ilusionista, acerca de dónde estaba su mujer, porqué se había desnudado y porqué no había vuelto. El artista, en el colmo del esperpento, me dijo que la cabra era mi mujer y que me quedara con ella. La sentó en la silla donde se sentó la chica, a mi lado y después de ver la cara de incredulidad que yo tenía que poner, la retiró, se la levó adentro y se despidió de los espectadores, que le aplaudieron a rabiar, mientras miraban de reojo qué hacía yo.

El espectáculo continuó y al terminar, cuando ya nos disponíamos a salir, detrás de mí oigo una voz de una señora que le pregunta a su acompañante: "oye, y la señora de este señor, ¿dónde está?".

La metamorfosis, señora, fue la metamorfosis de una mujer en una cabra mallorquina.      

 
                                                                                                              
                                                                                                                                                                                                                                   

domingo, abril 21, 2013

El banquillo del Real Madrid: "Menos millones y más ..."

Desde que tengo uso de razón y alcanza mi memoria, que es muy buena, por cierto, siempre ha habido tensiones, trifulcas, broncas y batallas, tanto entre los jugadores del equipo como entre éstos y diversos entrenadores. Sin ir más lejos, Don Alfredo, el gran Di Stéfano, osó enfrentarse al propio Santiago Bernabéu y claro, salió por la puerta chica, después de todo lo que había dado al Madrid, camino de El Español de Barcelona. Pero hubo muchos más.

Todavía nos acordamos de las tensiones que había entre Juanito y Stielike, que no se pasaban la pelota entre ellos. Dos personalidades, a cual más fuerte y antagónicas. Uno, alemán de sangre caliente, el otro, de Fuengirola. 

Siempre ha buscado el Madrid, entrenadores capaces, fundamentalmente, de saber manejar a un equipo de prima donnas que tenían que ganar títulos. Fue siempre una preocupación, una constante en lo que se refiere al titular del banquillo. Recordemos a J.B. Toschak. De él se dice que después de un partido que jugó el Madrid en San Sebastián contra la Real Sociedad, como no le gustó cómo lo hicieron, en vez de ir a descansar al hotel y volver a casa, les sacó al campo y les puso a correr lo que no habían corrido en el partido. Y eso que, creo recordar, habían ganado. Célebre es su frase, en rueda de prensa, en el que decía con su acento galés:"los lunes, decido que voy a cambiar a los once cabrones que han jugado el domingo. El martes, después del entrenamiento, decido que hay un par de jugadores que jugarán; el miércoles, otros dos más y el domingo, acaban jugando los mismos once cabrones de la semana anterior". Con él, con Toshack, el Madrid obtuvo el récord de goles a favor en Liga que batió el año pasado Mourinho.

Valdano, Fabio Capello, Guus Hidink o Shuster, son algunos de los nombres que, aparte de tener mayor o menor éxito, fueron escogidos por su temperamento. Del Bosque, fue el hombre tranquilo que se encontró un equipo plagado de estrellas como Mijatovic, Suker o Seedorf, y los vendió a todos. En tres años, 2 Champions.

Con Valdano, tanto Hierro como Makelele, tuvieron sus más y sus menos. Más bien, sus más. Se dice que a Hierro  tuvieron que separarle entre todos porque le iba a dejar a Valdano hecho unos zorros de la paliza que le quería meter en el vestuario. Evidentemente, salió del Madrid, claro. Y Del Bosque. Y Makelele

Ya se les ha olvidado a muchos aquello que gritaba exasperado el Bernabéu a Míchel y compañía: "Menos millones y más cojones".

Y hoy, cómo no, volvemos a tener en el banquillo, lo que algunos medios definen como una guerra abierta entre algunos jugadores (léase Sergio Ramos, Iker Casillas y alguno que otro) y Mourinho. Como siempre, las masas, que suelen ser torpes e ignorantes, apoyan a sus ídolos, a los jugadores sin darse cuenta de que quien consigue que esos mismos jugadores den el máximo, es el entrenador. Con métodos poco usuales y no tan de la escuela del Madrid?, sí, pero funcionan.

Iker Casillas, empezó mal la temporada. En el primer partido de Liga, salió a por uvas en un corner,  le dió un puñetazo a Pepe, le lesionó y el Valencia se llevó un punto del Bernabéu. En la jornada 4, el Barça le sacaba al Madrid 8 puntos y los blancos habían perdido 2 partidos. En alguno de los goles, Iker podría haber hecho más. En Champions, en la fase de grupos, Iker se llegó a quedar de pie en alguno de los goles que recibió, en un tiro raso y desde el borde del área grande. Iker, estaba mal.

Mourinho quiso apostar por Adán y a los dos minutos de salir, hace penalty. Si no lo hubiera hecho, hoy no estaría Diego López.

Mourinho, ha hecho lo mismo que hizo Del Bosque: sentar a Casillas en el banquillo porque su vida privada, dejaba cosas que desear. Se lesionó César en la final de la Champions y le tocó hacer la heroicidad, pero estaba en el banquillo y bien sentado.  Como ahora, que está en el banquillo y bien sentado.

Iker volverá a salir cuando le toque, no por el hecho de que sea el dueño de la portería. No es suya, hay que ganársela y de momento, Diego, ha hecho méritos para estar donde está. Ya se tuvo que ir en su día al Villareal para poder jugar al fútbol porque estaba Casillas. Pues ahora, Iker, te toca esperar.

Y los demás, a callar. Ya echarán de menos a Mourinho y su látigo, aunque "Mr. Látigo", era Udo Lattek.
 
                                                                                                           
                                                                                                           
                                                                                                         

jueves, abril 18, 2013

Los tecnofashion victims

Hoy he tenido que ir a uno de esos sitios a los cuales, si no tienes un GPS, te pasas el resto de tu vida dando vueltas y no lo encuentras. Y mientras buscaba y buscaba, y me encontraba con calles tan estrechas que apenas me cabía la cabeza, como el niño del chiste, y me topaba con calles cortadas por obras y otras en las que, simplemente, había un vehículo parado entorpeciendo el tráfico, me ha dado por pensar en cómo resolvíamos esos problemas hace unos pocos años, sin el aparatito de marras. 

Porque hoy, todo el mundo tiene un navegador, incluso incorporado de serie en algunos coches, pero hace 10 años, por no ir más lejos, era un puro snobismo, casi. Y lo cierto es que son un gran invento. No sólo te llevan al sitio al que de otra forma no llegarías nunca, es que además, cuando te hacen trampas y te cortan calles o carreteras, él no se desorienta. Es como una mujer: de ideas fijas y persistente. Será por eso que tengo la voz de una en el navegador, porque me hace ilusión darle órdenes y llevarle la contraria y no tener consecuencias que luego lamento.

Lo más adelantado que había en su día, era una aplicación que te proporcionaba el mapa de donde querías ir. Algo así a lo que hoy en día te hace Google Maps, sólo que en aquellos años, no era tan sofisticado; era una aplicación que iba por ciudades y además, tenías que comprar. Pero claro, la solución era imprimir los planos en papel y llevarlo en el coche y echarles un vistazo de vez en cuando, para intentar averiguar dónde narices estabas y cómo habías llegado hasta allí, si habías seguido al pie de la letra las indicaciones de los papeles.

Me pasó lo mismo cuando todos los coches empezaron a incorporar de serie el aire acondicionado o climatizador. Yo me preguntaba cómo era posible que fuéramos 4 personas, el gato, la tortilla de patatas, los filetes empanados y los baúles, todos juntos en un Seat 600 desde Madrid hasta la costa norte de Lugo, subiendo todos los puertos del mundo, empezando por el de Los Leones y terminando por el de Piedrafita do Febreiro, sin más aire acondicionado que el que entraba por las ventanillas del 600. Atravesar las estepas castellanas en verano, constituía toda una aventura en esas condiciones y no lo que hacen hoy los de "al filo de lo imposible" o "el último superviviente". Que entonces, las carreteras, estaban llenas de trampas y de baches en las que cabía el coche entero y llegando a Galicia, en cualquier curva te encontrabas con una yunta de bueyes y una montaña de hierba de 3 metros encima del carro, con el labriego conduciendo, a su ritmo parsimonioso, el conjunto tan bucólico y pastoril 

Total, si salíamos a eso de las 4 de la madrugada de Madrid, podíamos estar en Foz en unas 10 o 12 horitas, eso sí, si no se había roto nada del coche, que a veces ocurría. Que si un manguito, que si un calentón, que si una arandela, que si la correa del ventilador...Menos mal que entonces, aunque no había seguro de coche que te cubriera esos percances, estaban los camioneros, que eran los más solidarios y además, tenían una caja de herramientas enorme que te podía valer para reparar la avería. Y en el peor de los casos, sacaban una cuerda o una cadena y te remolcaban hasta el pueblo más cercano.

Hoy en día, alguno conozco que si no tiene el iPhone16, con doble turbo intercooler y con capacidad de hacer huevos fritos con chorizo mientras le mandas un email a la Estación Europea en el Espacio, no es feliz. 

Y sin embargo, gran parte de nuestra vida  la hemos vivido sin tantos artilugios. Sin móvil, sin iPad, sin PC, sin tablet, sin smartphone, sin Whatsap, sin Facebook, sin aire acondicionado en el coche y sin GPS.  

Ahora parece que si no tenemos todas esas cosas y además el último modelo, no somos nadie. Es como cuando los coches empezaron a incorporar la radio casette! Que para evitar que los chorizos te la mangasen, todas eran extraíbles y todos llevábamos los mamotretos aquellos a todas partes y si no lo hacías, se sospechaba que no tenías aparato de radio-casette en el coche y eras un mierda. 

Hoy, con tanto móvil, con tanto GPS, y con los coches, que ya no hay quien les meta mano como no seas ingeniero y tengas un ordenador que se pueda enchufar al vehículo y hacerle las verificaciones oportunas, los viajes ya no son lo que eran. 

Se nos ha olvidado cómo éramos hace no tanto tiempo. O tal vez, sí. Tal vez fue hace mucho tiempo.