sábado, septiembre 30, 2017

Picapiedra: eres un mindundi

El bueno de Pedro Picapiedra - y dicho sea lo de bueno, sin ánimo de ofender-, está enfrascado desde hace tiempo en una sempiterna búsqueda de un espacio que le han arrebatado y de unos apoyos que nunca están claros, ni parecen fiables, ni sólidos, ni que tengan más futuro que el de llegar a la próxima esquina.
Primero se enrocó con su absurda idea de pretender formar gobierno, - primero con 90 diputados y después con 80- con las consecuencias que todo ello tuvo para España y los españolitos de a pie. Luego, tuvo que pelear dentro de su partido para acceder al poder y de paso, cuando lo consiguió (aunque con dificultad) admitir entre sus “leales vasallos” a aquellos que - como Fernández Page, Vara o el propio Miquel Iceta- apostaron claramente por Susana Díaz.
Y ahora, lleva tiempo el hombre, intentando convencernos de que él es la solución al problema catalán. Que este problema, lo han creado Cataluña y el PP, y que el PSOE, no tiene nada que ver. Y que si no se resuelve, es por la falta de diálogo de ambas partes y que él, sí que sí. Que Pedro Picapiedra es el hombre clave en este asunto.
¡Pero, hombre, Picapiedra! No me toques los pies, por Dios! Ya se te ha olvidado de que fuiste tú mismo el que hizo famosa aquella frase de “¿Qué parte del NO, es la que no ha entendido, señor Rajoy?”. ¿Ya no recuerdas que te negaste a coger el teléfono a Rajoy unas 23 veces? ¡Ojo! Que ni siquiera se te exige que aceptaras ninguna propuesta. Es que lo que se te pedía entonces - todos los españoles, no sólo tus votantes - era que te sentaras a negociar y que no te pusieras en medio, estorbando. ¿Y ahora pretendes convencernos de que ese mismo individuo es el que va a promover la solución? ¿Cómo? ¿Con ese nuevo invento que te has sacado de vaya usted a saber dónde de “España es una nación de naciones”?
El actual problema de Cataluña, se inició hace mucho. Concretamente, con la democracia. A los Pujol y compañía, se les ha ido aplicando el viejo principio francés de “laiser faire”, según el cual, ellos - los Pujol y compañía- hacían lo que les salía de los huevos, corrupción institutonacionalizada incluida, y el de turno - léase Felipe, Aznar y demás- , iba ganando elecciones.
Hasta que llegó el ínclito Zapatero y la terminó de cagar. Eso sí, a lo grande, como corresponde a su posición. Fue cuando salió al balcón de la Generalitat y pronunció lo que ha sido el principio del fin:” Aceptaré cualquier decisión que emane del Parlament de Cataluña”.
Y a partir de ahí, nuevo Estatut, que se tiró 4 años en el Constitucional, antes que emitieran un veredicto de que algunas cositas en el texto, eran contrarias a la ley. Llamada a las urnas, en pleno verano y deprisa y corriendo, para obtener una pírrica victoria en relación al censo electoral total. Y se tragó con eso de que Cataluña era una nación, porque al fin y al cabo y según palabras del ZP de los huevos, las palabras son sólo eso, palabras y no tienen más significado que el que se les quiera dar. Y que el término nación, no era tan importante.
Y mientras tanto, “La Sagrada Familia”, o sea, los Pujol en bloque, incluyendo a la madre que los parió, y actuando al más puro estilo Corleone, saqueaban a espuertas a Cataluña, mientras se enriquecían ellos, valiéndose de Banca Catalana y de los 90.000 millones de pesetas que pusimos todos los españoles en su quiebra. Y apoyándose en un partido político ideado para financiar la independencia, que fue CIU. Esquilmando al Palau. Llevándose el 3% de todas las obras públicas, tal y como dijo Maragall y demás minucias y trapicheos, que iremos conociendo, ITV incluida.
Y ahora, Picapiedra, nos quieres hacer creer que el mismo que le hizo tantos ascos y tantos feos a Rajoy. El mismo que le insultó en directo en TV en un cara a cara de campaña. El mismo que parecía que iba de Pilatos por la vida, lavándose las manos y rasgándose las vestiduras por sentirse ultrajado, ofendido y escandalizado por la corrupción en el PP, como si el PSOE no estuviera de mierda hasta las orejas, hasta el punto de que tuvieron que dimitir dos! no uno, dos! Presidentes de Andalucía. El mismo que pedía día sí y día también, la dimisión de todo el que oliera a PP en 5.000 kilómetros a la redonda. Ese mismo individuo, o sea, tú, ahora pierde el culo por dialogar con los catalanes.
¿Dialogar con quien rechaza la Constitución Española? ¿La misma que se supone que tú defiendes y sobre la cual jurarías el hipotético cargo de Presidente del Gobierno?
¿Dialogar con quien no tiene reparos en invitar ex profeso a un hijo de puta y asesino confeso como Arnaldo Otegui?
¿Dialogar con quienes actúan exactamente igual que lo hicieron en su día las Juventudes Hitlerianas y la Gestapo contra los judíos, denunciando a los que no son independentistas, acosándoles, persiguiendo a sus hijos en el colegio o directamente, llevándolos a manifestaciones pro independencia?
¿Dialogar con quien dice no reconocer a los tribunales españoles, cuyas sentencias se pasan por el arco del triunfo?
¿Dialogar con quien invita a organizaciones radicales extremistas extranjeras, a participar  en las manifestaciones que van a tener lugar durante estos días en Cataluña?
¿Dialogar con quien acosa a la Guardia Civil?
¿Ahora quieres hacernos creer que tú, Picapiedra de los cojones, adalid de las vírgenes vestales de la honestidad y el decoro, ahora estás en disposición de dialogar con esa gentuza? Y que conste que les llamo gentuza, no porque quieran ser independientes. Por mí, como si son mediopensionistas. Les llamo gentuza por su sectarismo, su indiscutible sentimiento anti todo lo que no sean sus propias ideas y por la persecución de todos aquellos que no piensen como ellos, al más puro estilo Stalinista y el de sus mejores alumnos, como Hitler, Castro, Maduro, etc.
En esta batalla en la que estamos metidos todos, los políticos y los que no somos políticos, es absolutamente primordial saber de qué lado está cada uno. Y tú, Picapiedra, el otro día has vuelto a perder otra oportunidad de oro de poder dar una imagen de estadista. Sin embargo, la imagen que diste fue la de Delegado de Curso. ¡Y gracias!
Me refiero a la acción promovida por Albert Rivera y Ciudadanos en el Congreso, con la que se pretendía apoyar las acciones del Gobierno en relación a este asunto. El tema, como muy bien explicó Rivera, era saber si estás del lado de la democracia o del otro. No se trataba de otra cosa. Tú, con esas escasas entendederas de las que te ha provisto el Creador, piensas siempre, que en este tipo de votaciones, alguien, tan torpe como tú, podría confundirse y pensar que estás dando un apoyo incondicional al PP. Y no te das cuenta de que, una vez más, has dado una pésima imagen de aspirante a ser Presidente. Como muy bien resumió Albert Rivera:”Si usted no quiere defender la Constitución, no se proponga para el puesto”.
¿Qué garantías vamos a tener los ciudadanos de que, una vez llegado al cargo de Presidente, vas a hacer honor a tu promesa de defender las leyes y hacerlas cumplir? Si ni siquiera en una situación como la que estamos viviendo, eres capaz de dar un paso al frente y colocarte del lado de los “legales, ¿qué podemos esperar de ti?
Una vez más, Susanita, te ha vuelto a dar un zasca en toda la boca, porque eres un mindundi, un falso y un personajillo en busca de un horizonte muy corto.

jueves, septiembre 21, 2017

LOS BANCOS: TUS MÁS ÍNTIMOS ENEMIGOS

Debo reconocer que cuando los de Marketing se ponen a hacer de las suyas, me recuerdan a los ilusionistas o los trileros: te quedas con la boca abierta, mientras piensas ¡vaya cara dura que tiene este menda! Y ese es el caso de los de ING.
Recibo un email en el que supuestamente, me ofrecen un nuevo servicio, supuestamente optativo. El producto, en pocas palabras, si lo suscribes, te permite disponer de un cierto importe en descubierto en tu cuenta.
Yo, de entrada, cualquier cosa que me ofrezca un banco, parto de la base de que es un timo, un abuso o simplemente ilegal. Raro es el caso que no caiga en alguna - o varias - de las categorías descritas. Y en este caso, no ando muy desencaminado.
Resulta que el importe de descubierto que supuestamente me ofrecen como nuevo, es EXACTAMENTE el mismo que el que dispongo en la actualidad, con lo cual, de entrada, mis prejuicios y sospechas acerca de los bancos y sus prácticas, parece que son fundados. Entonces, si el importe es el mismo ¿dónde está la diferencia? ¿Dónde está el truco del ilusionista? Pues es fácil.
Si no suscribes libremente - como los catalanes de la CUP - el nuevo producto, a partir de una fecha próxima, NO SE ADMITIRÁ DESCUBIERTO ALGUNO, con lo que te pueden devolver los recibos que les apetezca. Pero si quieres suscribirlo, y te quedas en descubierto, el banco tendrá la gentileza de cobrarte 3,99 € por cuenta y mes natural que esté en descubierto y se cargará el día 2 del mes siguiente. Amén de otras varias condiciones que te viene en letra ínfima y al pie del email.
O sea, dicho en román paladino y para que todos nos entendamos. Los de ING, han decidido clavártela hasta la empuñadura, lo quieras tú o no. Y además, para que no te quejes del puyazo, te lo venden como si fuera optativo, cuando en realidad las opciones son: o trago o me devuelven todos los recibos.
No me digas que no tienen inventiva los de Marketing, eh?
Y luego están los del Banco Popular.
Tú te compras una casa, con su correspondiente hipoteca. Entonces, el préstamo, está ligado a la sucursal del Popular en Marbella. Como tú no vives en Marbella, un día, se te ocurre la peregrina idea, de que sería bueno poder realizar las escasas gestiones que tienes que hacer, en un sucursal del mismo banco, pero más cerca de tu domicilio. Respuesta del banco: IMPOSIBLE. ¡Tú estás tonto, hombre!
Bueno. Pues nada. Sólo te queda la opción del teléfono, piensas tú en un alarde de imaginación y de sentido común. Pues una mierda! Es metafísicamente imposible contactar con ninguna persona de ninguna sucursal del Banco Popular. Ni por email, ni por teléfono. Cuando llamas a un teléfono, debe ser la centralita del banco para todo el mundo mundial y por supuesto, no se dedican a dar recados.
Así es que no tienes más remedio que ir personalmente, desde Benalmádena hasta Marbella, exclusivamente para salvar el pequeño inconveniente de no poder contactar con el director de la puta sucursal de los cojones.
Una vez allí, en Marbella, solicitas que te informen del procedimiento a seguir para la reclamación de la cláusula suelo. Después de decirte que en esa sucursal no tienen los datos de tu hipoteca ni la escritura - que la debe tener el notario, pero que realmente no saben dónde está-  te dan un kilo y medio de papeles para que, tranquilamente, los vayas rellenado en casa en tu tiempo libre.
Después de acordarte de todos los parientes vivos y muertos de los del Popular, como acto de magnificencia, te permiten - loado sea el Señor! - que te acerques en persona a otra sucursal        - situada a 5 kilómetros de tu casa -  en la que gentilmente, el inútil de turno, te atenderá con cara de vinagre, y hará las veces de corre ve y dile, entre sucursales. Él, será el encargado de recoger el kilo y medio de papeles que has ido rellenado a lo largo de varios fines de semana y se los hará llegar, por valija interna, a los de Marbella. Todo muy enfocado al cliente.
Al cabo de transcurrido un tiempo y sin haber tenido ninguna noticia del grado de avance de la petición y sin poder preguntar a nadie, sorpresivamente recibes una notificación de que, en el tiempo límite establecido, han accedido a “concederte” la devolución de los importes reclamados.
Entonces, es cuando te das cuenta de que la torpeza y la inutilidad, son virus que embrutecen a todos los estamentos de nuestra sociedad, ensañándose con algunos, especialmente. Efectivamente, te han devuelto las cantidades correspondientes a la casa, pero se les ha olvidado contemplar la escritura del garaje. ¡Kilo y medio de papeles, es demasiado incluso para un banco!
Así es que, haciendo acopio de tu escasa paciencia, te diriges por quincuagésima novena vez, a la maldita sucursal del extinto Banco Popular, situada a 5 kilómetros de tu casa para hablar con el cara vinagre de turno.
Llegas temprano, para que el trabajo no se les acumule. Al entrar, ves a dos empleadas en un cubículo, hablando de sus cosas. Ellas te ven, pero pasan de ti como de comer mierda. Entonces, ves entrar por la puerta a una pareja que, casualmente, iban delante de ti caminando por la acera. Ella se introduce en el despacho que parece ser del director de la sucursal y él, se encamina hacia la mesa vacía que está frente a ti. Son las 9.30 de la mañana. Las cotorras, siguen a su puta bola. El recién llegado, se quita la chaqueta, la cuelga en el perchero y a pesar de que estás a escasos 60 cms de su mesa, se dispone a salir huyendo del lugar, como si fuese el escenario de un crimen atroz.
¾     ¿Con quién tengo que hablar para un tema de cláusula suelo? - lanzas al tipejo recién llegado.
El individuo, vuelve a dejar sobre la mesa los papeles que había cogido, se sienta y hace como que te atiende.
Le das los papeles que llevas tú y le explicas, de manera sencilla para que no se le funda su única neurona, cuál es el problema.
¾     Es que me han aplicado el descuento a la casa, pero no a la plaza de garaje.
El tipejo, coge los papeles y llama al director de la sucursal de Marbella, que es quien lleva el tema personalmente.
¾     Es que está reunido - dice el soplapollas-. Así es que tendremos que llamar más tarde.
¾     Ya, pero es que yo no voy a estar aquí toda la mañana, esperando a ver si su Alteza Real el Director de la sucursal de Marbella, termina la reunión o no - escupes por la boca junto con el vitriolo.
¾     Ya…pero es que yo no puedo hacer nada…no tengo acceso y debe ser él - balbucea el mononeuronal.
¾     ¿Y si se muere? - lanzas la pregunta que se convierte en retórica porque al otro se le han fundido los plomos hace rato.
Entonces, te da una tarjeta suya, para que le llames. A ver si el lunes que viene ya tienen la documentación arreglada. En ese caso, tendrías que pasar otra vez, por esa misma sucursal para firmar lo que deberías haber firmado hace tiempo.
¾     ¿A qué hora puedo llamar? - preguntas con intenciones aviesas.
¾     A partir de las 08.30 - responde él.
Tú sabes, porque lo has visto con tus propios ojos, que a las 8.30 él no está. Le has visto entrar a las 9.30 y además, pretendía pasar de ti.
Te vas de allí, cagándote en todo lo que se mueve, pero por lo bajo.
Mientras, las cotorras, seguían con sus cositas.

miércoles, septiembre 20, 2017

Antonio, "El Bello".

Antonio, tenía 22 años. De complexión fuerte, voz grave y 1.75 de altura, tenía unos labios carnosos, por lo que le llamaban también morritos Jagger. Adornaba su hermosa cabeza, una gran melena de pelo rizado, que algún envidioso y malhablado calificó de “pelo polla”.

Su padre era un constructor y su único hermano, el mayor, trabajaba como un esclavo en la empresa familiar. Antonio, no. Antonio disfrutaba de los placeres de la vida como si no hubiera un mañana y como si hubiera adquirido algún mérito para ello, aparte de haber sido agraciado con nacer en una familia sin problemas económicos.
No se le conocían estudios, ni trabajo remunerado, ni tampoco intenciones de iniciar ninguno de los dos. Aún así, su existencia se diluía en fiestas, alcohol, tabaco y mujeres. Para sus diferentes “compromisos sociales”, disponía de un SEAT 1430 FU, tuneado y de una Kawasaki, que elegía en función de sus caprichos o de la dirección del viento.
Su éxito con el género femenino era incuestionable, apabullante. Él no era de los que presumía que iba a hacer. Él simplemente, actuaba.
Un día cualquiera del largo verano, mientras pasaba casualmente subido en la moto de un amigo por una calle de la urbanización, vio a una chica paseando por el jardín de su chalet. Como en ese momento, Antonio iba de paquete, le dijo a su amigo:

¾     Para!

Y el amigo, paró. Así, fue testigo de primera mano, de cómo actúa un “buitre”. Lección gratuita.
Antonio se bajó de la mierda de moto de su amigo y se acercó a la valla para preguntar algo a la chica.

¾     Oye, perdona - dijo a la chica que enseguida dejó la manguera y pospuso el riego unos instantes, mientras se dirigía a ver qué era lo que deseaba ese joven apolíneo que la interpelaba desde la verja de su chalet.

En ese momento, Antonio improvisó una estúpida pregunta, cuya respuesta le importaba exactamente cero. Al cabo de unos instantes y mientras su amigo esperaba subido en su mierda de moto, Antonio se fue de allí con el teléfono de la chica y con la promesa de llamarla para ir juntos a tomar una copa.

Rápido. Limpio. Profesional. Espectacular. Había demostrado lo que era capaz de hacer a la hora de ligar.

Al día siguiente, Antonio, apareció en casa de su nueva amiga cabalgando sobre su Kawasaki, enfundado en su chupa de cuero, con su camisa ceñida y con su casco guardando su melena de pelo rizado, mientras en su codo, llevaba el casco de su nueva acompañante.
Dos días después de semejante demostración de poderío y seguridad, se les pudo ver besarse apasionadamente, mientras las manos de Antonio recorrían todo el cuerpo de su nueva amiga, una situación ésta, que no dejó de sorprender al resto de los testigos, toda vez que ese ardor, parecía impropio de unos seres que apenas 48 horas antes, eran unos completos desconocidos.

¾     Pues a mí, no te creas que me parece que está tan buena - dijo uno de la pandilla. Tiene la nariz demasiado grande- apostilló intentando demostrar su argumento.

¾     ¿Y a mí qué me importa la nariz, macho? - le respondió otro que reconocía lo evidente.

¾     De lo que no hay ninguna duda, es de que Antonio, ya no es Antonio el “pelo polla”. A partir de ahora será Antonio “el bello”.

Y con Antonio “El Bello” se quedó.

¾     A mí, sólo me parece un parásito - sentenció otro cuyo comentario no tuvo demasiados votos favorables.

Cuentan las crónicas que tiempo después, entre el padre, la madre y el hermano mayor, le cantaron las cuarenta a Antonio, “el bello”, y le dijeron que eso de tocarse los huevos desde la cuna hasta la tumba, ya se había terminado. Que el padre no estaba dispuesto a seguir financiando fiestas, copas, tabaco, gasolina y demás vicios anexos.
Y así fue como, a partir de un momento dado, se volvieron las tornas y según dicen, fue el hermano mayor, - el otrora gran trabajador - el que decidió probar las mieles del “dolce far niente”, mientras su hermano, “el bello”, comenzó a entender y a aplicar el significado del concepto “trabajar”.