jueves, febrero 28, 2013

Carta a los Reyes Magos

Queridos Reyes Magos. Ya sé que no es tiempo de escribir ninguna carta, porque es muy posible que ya sea demasiado tarde, pero es que hace tanto tiempo que no os escribo una, que aunque tarde, me apetece hacerlo. Ha pasado tanto tiempo, que ni siquiera recuerdo cuándo fue la última vez y qué regalos os pedí. 

Con el tiempo, a pesar de haber sido siempre un niño bueno, me fui acostumbrando a que aquellos regalos que yo quería, no los tuviera y de ahí, pasé a esperar que vosotros, con vuestra inmensa sabiduría, supierais cuáles eran los que me gustaban o por lo menos, los que me venían mejor. Al final, como suele pasar con estas cosas, no fue ni una cosa ni otra; me aburrí de pedir lo que sabía que nunca sería mío y también me cansé de esperar que los RRMM acertaran con sus regalos. Supongo que a eso se le llama madurar, es decir, perder lo que de niños tanto tenemos, como la ilusión, la inocencia, la candidez. Una vez, un psicólogo me dijo: “nunca dejes de ser niño”, y desde entonces, lo he intentado. 

Durante todos estos años, más bien lustros, me han pasado muchas cosas, como a todos, y en la noche del 5 de enero, he tenido toda clase de experiencias. Eso sí, he de decir que la mayoría nada reseñables por su grato recuerdo, antes al contrario, por todo lo opuesto. Ha habido Noche de Reyes, que las he pasado acompañado; otras, acompañado…pero solo y otras, en fin, decididamente en solitario. Pero no es la compañía de otras personas lo que hace que esa Noche Especial, sea lo que es y signifique lo que significa, no. Es la ilusión que habita en nosotros mismos, lo que mantiene viva la esperanza y las ganas de futuro. Es la ilusión que nosotros seamos capaces de crear, mantener, alimentar y proteger, lo que convierte en mágica esa fecha. Y si es la ilusión la clave, ¿acaso no sería posible prolongar esa dicha durante más tiempo que una simple noche? ¿No somos capaces de permanecer en la lucha más que unos pocos días, para permitir después, que todo vuelva a su triste y cotidiana realidad? 

A medida que me hago más experimentado (que no mayor), he aprendido que la fuerza que te debe impulsar, debe estar dentro de ti; no debe depender de otras personas o de elementos ajenos a ti. Tu poder, está en ti mismo. Cierto es, sin duda, que cuando ya has alcanzado ese nivel de fuerza interior, capaz de ilusionarte y de acercarte, aunque sólo sea un poquito, a lo que se conoce como “felicidad”, cierto es, digo, que uno se siente mucho mejor si lo puede compartir con alguien. Con alguien que también tenga esa misma ilusión, esa fuerza, ese equilibrio y que además, te quiera y comparta y contigo su vida y la tuya. Y cuando uno llega a ese estado de cosas, poco importa si tienes una casa grande o dos, un coche caro o uno de segunda mano, o si tienes una hipoteca, tres o ninguna, o si vives de alquiler o en un piso compartido. Y no importa, porque lo que has alcanzado es un estado de ánimo en el que has aprendido a vivir con lo que tienes y no a desear de un modo neurótico y enfermizo, todo aquello que deseas y no alcanzas. Yo he tenido casa propia, con su hipoteca; he tenido dos coches con dos plazas de garaje; he tenido piso y he tenido chalet adosado. He tenido contrato indefinido, he trabajado en grandes empresas multinacionales y he ganado más de lo que gano ahora. Pero las casas, se vendieron; tuve esposa y me divorcié; las hipotecas se saldaron, los coches fueron y vinieron, los trabajos los perdí o me los quitaron y mi vida cambió, varias veces, en una misma vida. 

Mientras iba perdiendo todo aquello que me habían enseñado era la clave de la felicidad, me fui sumiendo en una profunda sima y una gran depresión, sin comprender el sentido del camino que estaba recorriendo. Estaba confundido, ofuscado, enojado y ansioso, por no poder mantener aquello que significaba tanto para tantas personas y en ese momento, para mí también. Me enredé en relaciones sentimentales difícilmente entendibles, que se fueron sucediendo unas a otras, como si del “día de la marmota” se tratara, hasta que finalmente, un día, sin saber exactamente qué día fue, ni en qué hora, te das cuenta de que has aprendido, has madurado y sales del “día de la marmota”, con un montón de enseñanzas y las ideas mucho más claras. 

Ahora sé, que es la ilusión que yo mismo sea capaz de generar, el motor que me va a impulsar a desear avanzar, a vivir. Ahora sé, que no necesito una casa y una agobiante hipoteca para ser feliz. Ahora sé qué clase de relación sentimental NO quiero y cuál me hace feliz y me llena. Ahora sé, que no es necesario trabajar en una empresa de renombre con contrato blindado, sino en una en la que te cuiden, signifiques algo y se preocupen de ti, aunque ganes mucho menos que en otras, ya sean anteriores o venideras. Ahora sé, que para ser feliz, sólo la necesito a ella: su sonrisa, su sentido del humor, el cariño que pone en lo que hace; sus consejos, sus opiniones. Compartir con ella lo poco que ambos tenemos, pero que al menos, lo podamos compartir juntos. Disfrutar de su compañía, de escuchar música juntos en casa, aunque a veces me cueste reconocer a los intérpretes o simplemente, me resulten totalmente desconocidos. Disfrutar de esos besos casi furtivos, en mitad del Mercadona mientras hacemos la compra de cada semana y me va cantando los números, como si de un bingo se tratara, para que una vez colocados los productos en la báscula, se imprima la etiqueta correctamente. Disfrutar de tomar el aperitivo juntos, bien sea sentados frente al mar o en un pub del Paseo de Rosales. Disfrutar de la suavidad y de la calidez de su piel, cuando vamos juntos a todas partes, agarrados de la mano. Disfrutar de los sueños que duran tan solo unos segundos. Disfrutar de los planes de viajes que nunca haremos porque “no hay prisa: eso va a seguir ahí”. Disfrutar de la deliciosa manera en la que me invita a hacerle un regalo, escribiendo una carta a Papa Noel o a vosotros, Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente. Disfrutar de las siestas con bolsa de agua caliente incluida. Disfrutar de las pelis más raras y esotéricas que nunca antes he oído mencionar. Disfrutar viéndola husmear por las estanterías de los cachivaches de cocina en cualquier tienda o entre los expositores del súper de El Corte Inglés, investigando si disponen de las especias más extrañas, las salsas más raras o los alimentos, imposibles de encontrar en cualquier otro sitio. 

Así es que, mis queridos Reyes Magos, aunque es un poco tarde para escribir una carta y aunque hace mucho que no os escribo, este año, que he sido tan bueno como todos los anteriores, sólo os pido una cosa: “que me quede como estoy”. Y a ver si de una santa vez, cumplís con vuestro trabajo y me traéis algo que os pido. ¡Carajo!

miércoles, febrero 27, 2013

Lucha de géneros

¡Vaya la que se ha montado por las declaraciones de Toni Cantó en relación a la violencia de género! Los medios de comunicación, los telediarios y las redes sociales, echan humo por unas declaraciones del diputado de UPyD en las que afirmaba en un Twitter, que la mayoría de las denuncias sobre violencia de género, son falsas. 

Aparte de la veracidad o no de los datos en los que se ha basado para hacer dicha afirmación, en el fondo, no le falta razón. Su problema, es que por el momento, no ha podido demostrarlo y va a resultar complicado, por varias razones que más adelante intentaré exponer. Por el momento, ya han saltado como lobos a su yugular diversos grupos parlamentarios, asociaciones y demás, y han pedido que dimita de la Comisión de Igualdad del Congreso y que si se le puede desterrar a una isla desierta, mejor. Hombre, yo creo que si Josu Ternera, asesino de ETA, pudo ocupar un escaño y presidir la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco y nadie consiguió que dimitiera, no creo que Toni Cantó, por desafortunadas que hayan sido sus declaraciones, merezca peor trato. Al menos, éste, no es un hijo de puta asesino. 

A lo largo de la historia del ser humano, siempre ha habido grupos, partidos, asociaciones, que por diferenciarse de sus adversarios o sus enemigos, se apropiaron de algún símbolo identitario. Fue así, como nacieron las banderas, para poder distinguir en el campo de batalla quiénes eran unos y quiénes eran los otros. Luego, siguieron con la costumbre y se inventaron los himnos. Pero la cosa no termina ahí, porque la capacidad del ser humano para crear símbolos, es infinita. Tomemos como ejemplo de lo anterior, la bandera de España. Durante muchos años, se identificó a aquellos que la usaban, como pertenecientes a la ultraderecha, a los fascistas. Bueno, no les faltaba razón, pero es que “los otros”, usaban una con una hoz y un martillo, o bien otra con un puño y una rosa, así es que, alguien debía utilizar algo con lo que se pudiera identificar “lo español”. La verdad, es que ha costado mucho cambiar el significado de ese símbolo y hacerlo común a todos, y lo ha logrado la Selección Española de Fútbol con sus éxitos. Ayer mismo, pude ver en televisión, cómo en nuestro vecino Portugal, se estaba poniendo de moda interrumpir actos públicos de carácter político, cantando la canción “Grândola Villa Morena”. Esta canción, sirvió en el año 1974 como señal de que el Golpe de los Capitanes contra el dictador Salazar, había comenzado, dando paso a la llamada Revolución de los Claveles. Es por tanto, una seña clara y conocida por todos, que significa levantamiento, hastío, desobediencia y rebeldía, contra los líderes políticos, responsables de los recortes que sufre Portugal. 

Todo esto viene a colación de que, además de ciertos símbolos, como las banderas, los himnos, algunas canciones míticas, además, digo, también hay conceptos y temas que más o menos subrepticiamente, caen bajo el poderío de ciertos grupos, partidos o asociaciones. Y me estoy refiriendo al tema de la Ley de Violencia de Género. Desde que se promulgó la llamada Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, el 28 de diciembre de 2004, con el paso del tiempo no son pocas las voces que se han levantado para denunciar lo que, a la vista de policías, algunos jueces, fiscales y gente corriente de la calle, constituye un auténtico abuso, y probablemente, una ley inconstitucional. Según el artículo 1 de dicha Ley Orgánica: 

1. La presente Ley tiene por objeto actuar contra la violencia que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia. 

2. Por esta Ley se establecen medidas de protección integral cuya finalidad es prevenir, sancionar y erradicar esta violencia y prestar asistencia a sus víctimas. 

3. La violencia de género a que se refiere la presente Ley comprende todo acto de violencias físicas y psicológicas, incluidas las agresiones a la libertad sexual, las amenazas, las coacciones o la privación arbitraria de libertad. 

Como ocurre en muchas ocasiones, una cosa son los buenos principios y otra la cruda realidad. El Comunismo era una buena idea sobre el papel, pero un fiasco y generador de muerte y miseria, en la práctica. Si el objeto de este ley es evitar que unos asesinos maten a sus parejas o ex parejas, la verdad, no parece que tener 60 mujeres asesinadas cada año, pueda calificarse de buen resultado. Y es que, como digo, la realidad, es bien distinta. 

La realidad es que las mujeres que de verdad sufren la violencia, no denuncian por miedo, tal y como demuestran las estadísticas, que indican que un tanto por ciento muy elevado de mujeres asesinadas, no habían presentado denuncia previa. Incluso en muchos casos, los vecinos se sorprenden de tales sucesos por una falta clara de evidencias. Por tanto, la ley, como tal, no sirve para eliminar a los maltratadores, del mismo modo que tenemos un Código Penal que castiga los asesinatos y el tráfico de drogas, y sin embargo, en España hay 60.000 presos, algunos por asesinatos y otros por tráfico de drogas, incluido. Los propios policías, los funcionarios de Justicia de los juzgados, algunos de ellos mujeres, no tienen reparos en manifestar a todo el que le quiera escuchar que esto de la violencia de género, se ha convertido en algo bochornoso y vergonzante. De hecho, conozco a muchas mujeres, que es precisamente eso lo que sienten contra todas aquellas que, haciendo un uso torticero de sus privilegios, formulan denuncias en falso, con los más abyectos fines. ¿Qué no son todas?, seguro. ¿Qué es prácticamente imposible de demostrar?, también. 

Para demostrarlo, de entrada tiene que hacerse en una sala de un tribunal de justicia, lo que implica que, previamente a todo el proceso, al tío le han puesto una denuncia por violencia machista. El protocolo de actuación, señala claramente que el tío, sale de su casa (esposado) y duerme esa noche en los calabozos de donde sea. Al día siguiente, el juez, después del interrogatorio, le pone en libertad condicional, con la obligación de presentarse en los juzgados cada 15 días, con unas medidas de alejamiento y de prohibición de contactar con la supuesta víctima y a partir de ahí, búscate la vida, a ver dónde vives y cómo. Después, unos dos años o así, dependiendo de la ciudad y de las ganas de trabajar del juez, tendrás la oportunidad de intentar demostrar lo que quieras. Mientras tanto, la mayoría de los padres con niños pequeños, o tienen muchas dificultades para verlos o simplemente, no los ven. Y por supuesto, a raíz de todo esto, intenta vivir con el mismo sueldo que tenías y teniendo que pagar la pensión a tu ex, a los niños, la casa que seguramente tenía una hipoteca y el alquiler de donde te has tenido que meter tú, si no tienes la suerte de tener padres que te acojan. Al final, la casa se la quedan los hijos y como la custodia es para ella, al tío le acaban de hacer el truco del almendruco: nada por aquí, nada por allá; pírate, paga y déjame en paz!. 

Cada vez que alguien ha osado levantar la voz para denunciar los abusos que se cometen con esta ley, han saltado como fieras todos a por él. Porque éste, como las banderas, los himnos y los símbolos, es un tema del que se ha apropiado una parte de la sociedad, que está en guerra contra la otra mitad. Son esas mujeres, que en su día el juez Serrano, calificó de “feministas radicales”, las que hacen de este tema un tema tabú, en el que ellas y exclusivamente ellas, pueden opinar, aunque lo hagan de forma sesgada e interesada. (ver enlace) http://www.elmundo.es/elmundo/2009/12/22/espana/1261495993.html 

En relación a las informaciones sobre violencia de género, me sorprende que rara vez aparezcan noticias de hombres asesinados por sus parejas o ex parejas; o la escasez de casos de violencia entre gays o lesbianas; y por supuesto, jamás aparecerán personas de economías más que saneadas. Y todo ello me induce a pensar si no habrá una conjura para machacar a la población en este tema e incriminar a cualquier hombre, por el mero hecho de serlo, como posible delincuente. Lo que sí parece claro, es que todo este asunto, está directamente relacionado con el dinero. Los ricos, no se pelean a cuchilladas por una casa. A lo sumo, pleitean con abogados de por medio, pero cada uno en su mansión. Sin embargo, a un hombre al que se le pone en la situación de tener que abandonar su casa, a sus hijos y no saber qué va a ser de él, se le está colocando entre la espada y la pared. Y eso es un riesgo que se debería de estudiar, porque no hay nada más peligroso que un ser humano atrapado. 

Me parece bien que haya casas de acogida para mujeres maltratadas, pero no entiendo que no la haya para hombres que han sido expulsados de su vida. Los pobres, no pueden divorciarse porque no tienen dinero para poder subsistir por separado y mantener dos casas al mismo tiempo. Es la misma razón por la que normalmente, no mantienen amantes: no pueden tener una doble vida. 

Hablando de dinero, no debemos olvidar toda la maquinaria que se mueve alrededor de este asunto. Se han creado Juzgados especiales, que normalmente son atendidos por mujeres. Lo mismo cabe decir de fiscales, secretarías y toda la maquinaria que acarrea. Y no nos olvidemos de las asociaciones, feministas y no feministas, que viven de las subvenciones para abordar los temas relacionados con la “reinserción social” de los condenados. Esta ley, se ha convertido en un negocio estupendo que da de comer a unos cuantos miles de personas, y todos ellos, los pagamos nosotros. En los presupuestos del año 2012, eran 24 millones de euros, pero seguro que en esa cifra, no están incluidas las partidas destinadas al personal judicial. Por eso, cada vez que alguien se atreve a intentar poner el dedo en la llaga, como el antes mencionado juez Francisco Serrano, se lleva un varapalo de las feministas. 

Otro ejemplo de ello, son las declaraciones de la responsable del Juzgado de Violencia de Género de Santander, María Jesús García Pérez, en las que afirma, entre otras cosas: "Yo soy de los jueces que está en contra de esta ley", "la orden de protección no sirve para nada" http://www.publico.es/agencias/efe/142664/lopez-cree-que-la-juez-de-violencia-de-genero-no-sera-sancionada 

No es extraño, por tanto, que al pobre Toni Cantó, le haya llovido fuego del Cielo al hablar cómo lo ha hecho sobre este asunto. Es un tema, en el que hay que ir con pies de plomo y con datos muy concretos. Ha cometido un pecado, pero sólo es venial. De todas formas, leyes como ésta, sólo sirven para hablar de estadísticas y de lo buena que es o no, en función de esas estadísticas. Parece que tenemos tendencia a querer que la Justicia en España, se asemeje a la EEUU, donde la eficacia de un fiscal se mide por las condenas conseguidas, sin mirar más allá de si se ha hecho verdadera justicia o no. A tal efecto, es interesante echar un vistazo a link de abajo, porque parece indicar que los tiros, van por ahí, por los datos estadísticos. http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/sociedad/los-jueces-cargan-contra-ministerio-aido-y-ley-violencia-genero 

Finalizaré con una frase del propio Toni Cantó: “No se puede construir la igualdad, en contra de los hombres”

sábado, febrero 23, 2013

Liderazgo y jefes

En toda organización humana, sea del tipo que sea, siempre existe un líder. El modo de llegar a ese puesto es tan diverso como personas y sucesos pueda haber, pero el caso es que una vez llegados a esa función, hay que mantenerse y sobre todo, hay que sacar rendimiento a tu equipo. Cuanto mejor líder seas, mejor será el rendimiento de tu equipo. 

El mundo del fútbol, no es ajeno a este tipo de cosas. Los entrenadores al igual que los jefes militares o los jefes de las empresas, deben dirigir a un grupo de hombres, en general, jóvenes y muchas veces, millonarios. Hay distintos tipos de jefes o en nuestro caso, de entrenadores. Los hay que se fingen amigos de los futbolistas, establecen un compadreo entre ellos y con ello, pretenden sacar el máximo rendimiento posible. Craso error. El hombre, al igual que los animales, sólo respeta al fuerte, al que es más fuerte que él y en el fútbol, donde la inteligencia normalmente brilla por su ausencia y se convierte en noticia cuando existe, no iba a ser menos. En situaciones como esta, quienes se adueñan del grupo, suelen ser los jugadores con más experiencia, con más peso en la plantilla o con más predicamento entre ellos. Al final, en casos así, los jugadores, sin respeto por su entrenador, terminarán haciendo lo que les venga en gana, a sabiendas de que en el peor de los casos, a quien va a echar, es justamente al entrenador y no a todo el equipo. 

Otro tipo de entrenador es el que podríamos llamar “cabeza cuadrada”. El paradigma de este perfil es Van Gaal, hombre terco, testarudo y cerril donde los haya, dispone de un sistema y los jugadores, al margen de sus características personales, deben de ajustarse a dicho sistema. Entrenadores así, destrozan la carrera de gente como Juan Román Riquelme o “Conejo” Saviola, al que literalmente, hacía correr como tal, como a un conejo, de lado a lado del campo, siendo el único que presionaba la salida del balón del equipo contrario. No digo que a los jugadores, de vez en cuando, no haya que meterles en cintura. Más bien, se lo merecen con bastante asiduidad. Ejemplo de jugadores “incontrolados” ha habido muchos: Ronaldo, en sus buenos tiempos en el Barça, después de un partido, se iba al vestuario con 2 tías (no una, dos) y luego, se pasaba unos días en Río en el Carnaval. Benjamín ex del Madrid, se hizo famoso por las fiestas que montaba cuando estaba en el Betis. Y así, hay una larga lista, casi infinita. 

Por tanto, se hace necesario mantener una actitud mixta entre usar el látigo a diestro y siniestro y dar caramelos por cualquier motivo. Mourihno, entrenador polémico como lo fueron en su día Helenio Herrera (“con diez, se juega mejor”), Van Gaal (“siempre negatifo, nunca positifo”) o Luís Aragonés (míreme a la carita cuando le hablo”, dirigiéndose a Romario en el Valencia), suele alternar patadas en la entrepierna con halagos intergalácticos. 

Y para muestra, algunos ejemplos. Cuando vino Coentrao al Madrid, confieso que me causó impresión. Jugaba en varias posiciones y en todas lo hacía bien. Se le ubicó para ser el segundo hombre en banda izquierda, para cubrir las bajas de Marcelo. Un día se lesionó y al volver, cayó en desgracia. Eso, originó un mayor estrés en el jugador que se sentía con la obligación de tener que demostrar lo que valía, y por ello, arriesgaba más. Conclusión: la temporada pasada, en la eliminatoria contra el Bayern, se equivocó en una jugada, permitió que centrara desde la banda y al Madrid, le costó el segundo gol. Dejar a Coentrao castigado al ostracismo, me parece exagerado para lo que ha hecho. El año pasado, Benzemá e Higuaín, metieron cada uno, unos 20 goles. Di María, se salía en cada partido. Casillas, era insustituible. Sin embargo, la disciplina que impone Mou, se parece más a la del capitán de La Bounty que a la de un entrenador de fútbol. Me parece bien establecer una disciplina, incluso en ocasiones férrea, pero a veces, Mou ha ido más allá de lo aceptable. Castigar a Casillas por intentar restablecer las relaciones con jugadores del Barça, compañeros de selección, es demasiado. Sin embargo, me parece bien que se le sentara en el banquillo porque la Carbonero se fuese de la lengua. Albiol, campeón del mundo con España, la pifió en un par de ocasiones, y nunca más se supo. La última fue cuando el Madrid perdió con el Getafe 2-1. El que dio el pase desde la banda, se le fue a él. Decir que Adán, estaba mejor que Casillas y a las dos semanas, no llevarle ni concentrado porque has fichado a Diego López, me parece un insulto a Adán, del todo injusto e inaceptable. Echar mano de Morata, como el que usa los preservativos, no es la mejor manera de motivar al chaval. Pasar de Jesé, como de comer mierda, me recuerda a lo que hizo Di Stéfano con Míchel: que fue el último de la Quinta del Buitre que subió del Castilla y porque su padre se puso pesado. Todavía nos estamos preguntando qué vió Mourinho en Altintop. Cherichev, no se ha estrenado. Sahin, ya se ha ido sin saber a qué vino. Varane, ha tenido que esperar a que Pepe se lesionara y la defensa estuviera en cuadro, para demostrar lo que todos sabemos: que es un pedazo de jugador como la copa de un pino. Di María, no es el mismo del año pasado. Unas veces es el héroe y otras hace de villano, sobre todo con esa costumbre que tiene de despejar desde la banda hacia el centro, que ya ha costado 2 goles: Betis y Barcelona. Benzemá, parece que ha vuelto a caer en la depresión que invade a los jugadores franceses, a excepción de Zidane. Todavía, nos acordamos del fugaz paso del inútil de Anelka, que lo único que hizo fue meterle dos chicharros al Bayern. Parece que en el Real Madrid, equipo que el año pasado batió todos los récords, se ha instalado el sistema de gestión por Montaña Rusa, según el cual, cada jugador puede pasar del éxito al fracaso, en cuestión de partidos. El último ejemplo de eso es Kaká. Ahora leemos en Marca: “Kaká pasa de estar en venta a ser el salvavidas del Real Madrid en su semana de pasión”. 

Si hay algo que caracteriza el éxito en la gestión de un grupo, es precisamente, mantener una línea plana de conducta. Exigente, pero no inalcanzable; disciplina, pero no militar; críticas, pero no destierros. Porque todo camino de ida, tiene uno de vuelta y a veces, tienes que tragarte lo que has dicho o has hecho en beneficio del grupo. Y eso a Mourinho, le está pasando con demasiada frecuencia. Las consecuencias de eso son claras: los jugadores están atemorizados, a sabiendas de que un error o un par de ellos, pueden hacer que les convierta en historia. Es como convivir con Calígula: que no terminas de tener la certeza de si es tu amigo o sólo quiere ablandarte para hincarte la daga hasta la empuñadura y luego comerse tus entrañas. 

Por otro lado, mantener en estado de alerta máxima a tus soldados, sólo lo puedes hacer durante un tiempo, pero no sirve como sistema. La temporada pasada, el Madrid batió récords pero lo ha pagado este año. Fue tal el grado de crispación, de ansiedad, de exigencia que se transmitió a los jugadores, que cuando terminó la temporada, desconectaron para sobrevivir. Al volver, no estaban al mismo nivel que lo dejaron en mayo pasado y eso, les ha costado la Liga. Como consecuencia de perder la Liga, les va a costar la Champions y muy probablemente, la Copa. El Barça, mantiene una línea plana, incluso aburrida, pero le resulta más sencillo mantener un alto nivel de rendimiento. 

El Madrid, necesita explotar al 150% sus posibilidades y eso, no se mantiene en el tiempo. Puedes cosechar algún triunfo, pero no mantener la misma línea durante un largo período de tiempo. Por eso, Mourinho, tiende a mudarse de equipos: porque los deja exhaustos, mentalmente hablando.

martes, febrero 19, 2013

Ladrones y CIA

Desde siempre, he tenido una especial inclinación por los relatos de espías, las aventuras de submarinos y las acciones de los ladrones de guante blanco. Creo que, entre otras cosas, todos tienen en común que se necesita astucia y audacia, aunque sea una película, para acometer sus fechorías o sus heroicidades, dependiendo de quién las realice y en nombre de qué causa, que en esto también hay aspectos relativos. Sé que no está bien decirlo, que no es políticamente correcto, pero es que este tipo de acciones arriesgadas en donde no hay daños personales, son las más fáciles de aceptar. Parece que no hay víctimas; porque desde luego, las compañías de seguros que son las responsables de poner el dinero en estos casos, tienen una entidad algo etérea, impersonal, difusa. 

Es como en la película de Cary Grant, “Atrapa a un Ladrón”, en la que incluso se hace amigo del detective de la compañía de seguros y le ayuda a descubrir al auténtico ladrón. O como esa otra película, “Un trabajo en Italia”, en cuya segunda versión, trabajaba mi Charlize Teron. Un grupo de ladrones, es robado por uno de sus propios miembros y entre todos, planean la venganza contra el traidor, encarnado por Edward Norton. O la saga de “Ocean’s Eleven, Twelve,” etc, cuyo protagonista es George Clooney. Son esos robos, a gente o casinos que tienen demasiado, que les sobra, los que despiertan una comprensión por parte del espectador. Modernos Robin Hood, pero sin motivaciones políticas como el viejo arquetipo de ladrón. Y ya por finalizar, esa otra película interpretada por Pierce Brosnan, en la que encarna a un coleccionista de arte y juega a robar a un museo de la ciudad de NY. 

Hoy hemos sabido que se ha producido un robo de esos que normalmente se califican del siglo, como aquel famoso del tren de Glasgow, en el que los asaltantes, se llevaron un botín en billetes que iban a ser destruidos, pero que seguían teniendo validez legal. Ha sido en el aeropuerto de Bruselas, la capital administrativa y política de Europa, donde un grupo de hombres, disfrazados de policías, han desvalijado un cargamento de diamantes por valor de unos 35 millones de euros. Y para ello, han empleado 5 minutos. Es el argumento perfecto para una película de las que me encantan. 

Y sin embargo, hay otra clase de ladrones, con un carácter mucho más cobarde y ruin, que amparados en sus puestos de privilegio y provistos de una ambición insaciable, no encuentran límites ni fronteras para sus atropellos, sus desmanes y sus tropelías. Son aquellos que abusan de la confianza que se ha depositado en ellos y que consideran que en el fondo, están por encima del resto de los mortales, lo cual no es del todo falso, pero sobre todo, se creen por encima de la ley. Son los Straus Khan de turno; los Berlusconi, los Urdangarín, los Bárcenas, los Sarkozy y toda una pléyade de políticos, empresarios y personas de enorme influencia y poder, que se llegan a creer que son inmortales o por lo menos, intocables. Como los chicos de Elliot Ness, pero al revés. 

Entre unos ladrones y otros, entre aquellos que se juegan la vida y un futuro entre rejas arriesgando lo que tienen por codicia y los que abusando de su poder e influencia se apropian de lo que nos pertenece a todos, prefiero a los primeros. Al menos, ellos, dentro del mundo del hampa, tienen un código de honor según el cual, si te cogen, lo pagas. A los otros, amparados y protegidos por oscuras y poderosas fuerzas, la mayor parte de las veces, ni siquiera puedes probar su implicación, ni juzgarles, ni sentenciarles. 

Pero lo peor viene después. Cuando ya han sido juzgados y sentenciados y se les ha encontrado culpables, viene el gobierno de turno y les indulta, que es lo mismo que decir lo que el maño del chiste, cuando iba con sus ovejas por mitad de la vía del tren: “chufla, chufla, que como no te quites tú…”. O sea, que puedes gastarte un montón de tiempo, de dinero, de esfuerzo y de trabajo en perseguir, juzgar y encausar a quien quieras y te apetezca, pero al final, vendrá otro, que se pasará por el arco del triunfo la Justicia y si le interesa, aplicará el indulto. Como se ha hecho no hace mucho tiempo con Alfredo Sáenz, número 2 de Botín. 

Es por este tipo de injusticias por lo que, yo creo, miramos con más simpatía a aquellos que logran burlar la ley, pero de frente y por derecho, no utilizando los resortes que sólo están al alcance de unos pocos escogidos, para aumentar su poder, sus riquezas y sus influencias. En todo país serio que se precie de serlo, el que roba, debe ser más pobre que la víctima. Lo contrario, es un sin Dios.

viernes, febrero 15, 2013

Somos diferentes

Tenía que pasar por la oficina de Correos que, por supuesto, está en una zona donde aparcar forma parte de las proezas propias de Superman. Menos mal, que hay una zona de parking bastante cerca, que tiene, eso sí, el inconveniente de que es zona azul. Pero no hay alternativa. 

Nada más entrar en la zona azul, me encuentro con que hay un coche que deja una plaza. Es un coche pequeño, conducido por una señora bastante mayor. Pongo el intermitente, paro el coche y espero a que la señora salga. Todo va bien, hasta que de pronto, en mitad de la operación de salida del vehículo, la señora se para, impidiendo que yo coloque mi coche en posición e inicie la maniobra de aparcar. Transcurren unos segundos en los que la señora continúa con el coche parado y yo, esperando a que me dejara el sitio. 

Haciendo gala de la paciencia que me caracteriza, en esos momentos empiezo a soltar espumarajos por la boca: que si a ver si te crees que estás conduciendo un tanque; que los he visto más rápidos; que con esa edad, no deberías ni salir de la cama y lindezas por el estilo. Seguramente, sólo fueron unos pocos segundos, pero a mí se me estaba haciendo eterna la situación. De pronto, la señora del pelo cano y de pequeña estatura, se baja del coche y se dirige hacia mí. 

Empiezo a elucubrar qué puede necesitar de mí y es entonces cuando se me ocurre que tal vez se le haya olvidado algo y se haya arrepentido de dejar la plaza de aparcamiento. Doy marcha atrás y ella, se me acerca a la ventanilla. La señora, con evidentes rasgos de ser extranjera, me da el ticket de aparcamiento que había sacado y del que sobraba tiempo como para tomarse un aperitivo. Fue entonces cuando me regalé con la frase: “Carlitos, esto te pasa por gilipollas y bocazas”. 

Ha sido un gesto, simple, sencillo; realizado con toda la naturalidad por una persona, que es evidente, está acostumbrada a hacerlo. Un simple gesto que denota el respeto por los demás, la capacidad de convivir y el sentido de la educación y la urbanidad que le inculcaron siendo niña y que con la mayor naturalidad, ha trasladado, como corresponde, a su nuevo país de residencia. Y entonces es cuando descubro, que somos muy distintos.