lunes, diciembre 30, 2013

De cómo afrontar la Nochevieja y no morir en el intento.




Hasta donde alcanza mi memoria, jamás he tenido esa especie de obligación de tener que pasarlo especialmente bien en esa noche última de cada año. Parece como si hubiera un interés especial en hacer que por ser justamente la última, tuviéramos que compensar todas las desdichas que hubiéramos tenido durante el resto tiempo.

De todas las Nocheviejas de mi vida, recuerdo tres con especial detalle. 

La primera fue en mi adolescencia, en un pueblo de la sierra de Madrid, no muy lejos de El Escorial. Los de la pandilla, nos pusimos de acuerdo y decidimos que después de cenar en casa con la familia, nos reuniríamos en el garaje de una amiga y allí pasaríamos toda la noche. Como era de esperar, hacía un frío considerable, tratándose del mes de diciembre, de la sierra y de un garaje, pero el problema quedó solventado con una estufa de leña, que por lo menos, caldeaba el ambiente. Todo fue genial hasta las 3 de la mañana. A esa hora, servidor, decidió acurrucarse al lado de la estufa, se puso lo más cómodo que permitían las circunstancias y me decidí a esperar al Año Nuevo, descansadito y en condiciones. Los demás, alucinaron y como que no entendían que para una noche “loca” que teníamos la dedicara a dormir. Pero yo, acostumbrado desde hacía mucho a tomar mis propias decisiones y afrontar la responsabilidad de ser el impar, seguí durmiendo hasta la mañana siguiente en la que me fueron a buscar.

La siguiente Nochevieja de la que guardo un especial recuerdo, fue mucho tiempo después. Y lo de especial recuerdo viene porque la fiesta era en casa de unos amigos, en Torrelodones. Bueno por eso y porque el trayecto Madrid-Torrelodones, me costó 3 horas, debido al atasco gigantesco que había en la A-6. Un dato fundamental este, que ayudó, aún más si cabe, a abominar de la obligación de salir de casa y de tener que pasarlo excepcionalmente bien, porque sí, porque es Nochevieja.

La última, fue algo parecido, sólo que en esa ocasión, el atasco fue en la Plaza Elíptica, que de pronto se convirtió en una trampa mortal para osos y de allí, ni entraba ni salía nadie, por el monumental atasco de coches que se había organizado.

Todas esas experiencias, venían a confirmarme que, efectivamente, donde hay que pasar la Nochevieja, es en casa, calentito, con una cena ligera, bebiendo lo justo – champán francés, por supuesto; nada de cava - y yéndose a dormir a una hora prudente. No es un tema de la edad. Ya lo pensaba cuando era adolescente.

Tal vez alguno, pueda pensarse que semejante actitud, pudiera deberse a alguna  experiencia traumática previa, vivida en mi infancia. Todo lo contrario. Recuerdo que por Navidades, nos reuníamos en casa de mi tío – hermano mayor de mi padre- que vivía en el mismo rellano, en la puerta de enfrente y allí, mi primo, montaba la de San Quintín. Nos reuníamos todos los Usín, es decir, mi padre, sus dos hermanos – el mayor y el pequeño – y el resto de “estorbajos”, uséase, esposas e hijos, primos, sobrinos y demás. Había otro hermano vivo, otro Usín, pero había emigrado a Argentina.

Como el salón de mi tío no tenía las dimensiones del de la Duquesa de Alba, eso era un guirigay que hacía que lo del camarote de los Hermanos Marx fuera una nimiedad en comparación con todo aquello. Recuerdo un año, que mi primo, se llevó hasta un grupo musical - amigos suyos - con batería, guitarras, micrófonos y toda la parafernalia. Todavía no entiendo cómo los vecinos no llamaban a la policía. Eso era peor que los de La Gran Familia!

A lo mejor es por esa algarabía por lo que no soporto las muchedumbres, ni los griteríos. Vaya usted a saber. El caso es que, años más tarde, cuando ya me había independizado, seguí con mi tradicional sistema de vivir la Nochevieja como una noche, tan solo, algo más especial, pero sin la más mínima pretensión de que quedara en mi recuerdo para siempre jamás.

De hecho, lo que más me gusta de la Nochevieja, es el Concierto de Año Nuevo desde Viena, que es al día siguiente. Lo de los saltos de esquí, paso, pero el Concierto, no me lo pierdo. Y siempre me pregunté qué hacían los músicos esa noche: ¿habrán bebido esta noche? ¿Habrán dormido? o como austríacos que son y por tanto cuadriculados, ¿se han ido a dormir a las 9 de la noche?

Y todo esto viene a colación porque mañana, que cenamos con unos amigos en casa, hemos invitado a otra amiga, a la que han dejado tirada como una colilla. Y la invitada, no hace más que insistir en que “somos muy rancios porque no ponemos música ni bailamos”, como si ella, que está a punto de ser desahuciada de su casa, tuviera motivos como para ponerse a cantar y a bailar.

En primer lugar, ya me parece un gesto feo que vayas tocando las narices y llamando rancios y aburridos a los mismos que te invitan a su casa, sobre todo, cuando la anfitriona, te acaba de hacer el enésimo favor de regalarte un postre, hecho por ella misma y que tú vas a vender. Ni que decir tiene, que la autora del postre, no se lo va a cobrar.

Es esa falta de coherencia entre la vida que llevas el día 30 de diciembre con la que pretendes llevar el 31, la que no entiendo. 

Pero hombre, si cada vez que la preguntas “¿qué tal, cómo estás?”, te empieza a contar sus penurias y te dan ganas de decirla “criaturita, que era una pregunta retórica”.  Pues hombre, lo de hacer una pequeña excepción en Nochevieja me parece, incluso recomendable, pero con moderación. A ver si ahora va a resultar que como es Nochevieja, hay que desmelenarse, como si fuera la comida de Navidad de la empresa. Que esa es otra: las comidas de empresa y los desmelenes de quienes no saben comportarse en según qué casos y condiciones.

Pero ese, es otro tema.









sábado, diciembre 21, 2013

De cuando no pasábamos de cuartos.

A algunos, que han crecido con los mayores éxitos que ha obtenido el fútbol español a lo largo de toda su vida, les podrá parecer extraño saber que hubo un tiempo en el que la misma selección - bueno, una parecida - luchaba simplemente por clasificarse para la fase final de un mundial o de un europeo. Lo de ganar, estaba descartado de antemano.

Todos los rivales eran, de entrada, superiores o simplemente terribles. En aquellos años - que han sido todos hasta que ganamos el europeo contra Alemania - enfrentarse a Francia, Alemania, Inglaterra, Yugoslavia (todavía no se habían escindido) o Italia, era prácticamente sinónimo de perder. Y si la cosa no iba demasiado mal, llegaba el árbitro de turno y hacía que un codazo de Tassoti a Luis Enrique, dentro del área de Italia en el minuto 89, convirtiera la patada que recibió Xabi Alonso en la final del mundial contra Holanda, en un pellizco de monja. 

España no siempre se clasificaba. Del mundial de 1974, nos eliminó un yogoslavo llamado Katalinski, defensa central para más señas, que cabeceó un balón desde las nubes y se lo picó a Iríbar. 

Luego, vinieron el gol fantasma de Míchel contra Brasil, que los árbitros no quisieron ver aunque el balón entró - joder que si entró! - y el gol que nunca lo fue- de Cardeñosa a pase de Santillana. 

Los penatis. Ese era nuestro punto débil. En los momentos decisivos, los jugadores decisivos, fallaban. 

Por eso, con toda esa historia a nuestras espaldas, enfrentarse a la pobre selección de Malta, hoy hace 30 años, significaba tanto para todo un país. Hoy, no dejaría de ser un amistoso sin lustre, de esos que ni siquera nos tomamos la molestia de ganar, porque estamos como Ronaldo, algo indolentes. Pero hace 30 años, nos jugábamos el pase a la fase final. Eso sí, España tenía que ganar por 11 goles de diferencia. Era todo un reto y hasta es posible que se le regalara algún apartamento a algún jugador - amateur - de los de Malta, pero al final se consiguió.

Estábamos a las puertas de la Navidad. El ambiente en general era festivo y alegre. Y yo ví ese partido en la oficina, junto con todos mis compañeros. Sí, ya sé que suena un poquito raro, pero es verdad. Un compañero se llevó una TV con cuernos y a los que nos tocó trabajar en el mismo turno en el que se jugaba el partido, como no había mucho trabajo - más bien nada - nos dedicamos a gritar y chillar como posesos. Sobre todo cuando Señor, terminó con la gesta y metió el último y el comentarista, José Ángel de la Casa, se quedó casi sin voz de gritar y de la emoción. Fue como el gol de Iniesta - Iniesta de mi vida, que dijo Camacho - pero con 30 años menos y con Camacho en el campo jugando. 

Por cierto que, si la memoria no me falla, en aquel partido debutaba como portero un tal Buyo, y los de Malta, marcaron primero. Fue un tiro sin peligro que dio en la espalda de un jugador español y despistó por completó a Buyo. 

Por supuesto, en la fase del mundial siguiente, imagino que España no pasaría de cuartos. La primera fase, solíamos pasarla, a veces incluso como primeros, pero o caíamos en la siguiente, o en la otra.
Entonces, no era como ahora: que si no jugamos la final, es un fracaso. Ni se jugaba al tiki-taka. Ni teníamos a media selección jugando en el extranjero, como ahora, en las ligas alemanas, inglesa, italiana, etc. Más bien, todo lo contrario: teníamos a medio mundo jugando en nuestra liga. 

Sí, conviene recordar que no hace mucho, España tuvo que jugarse una repesca por empatar con la siempre peligrosa Noruega.

¡Qué tiempos de sufrimiento y desdicha! ¡Que duren estos que tenemos ahora!                                

viernes, diciembre 20, 2013

Los telediarios y el que pone los subtítulos a las noticias.



Desde hace bastante tiempo, ver las noticias de la tele - de cualquier cadena - se ha convertido en una diversión, una especie de comedia hilarante y disparatada, y no precisamente por las desgracias en cadena que van desgranando una tras otra, no. Me refiero al ridículo tan espantoso que día sí y día también, hace el individuo que está a cargo de subtitular las noticias.

No sé cuál es el mecanismo por el que se produce semejante disparidad entre lo que estás viendo y lo que se escribe debajo. Y en no pocas ocasiones, mal escrito y hasta con faltas de ortografía.

Por ejemplo: aparece una señora de un barrio humilde de Madrid, opinando sobre el precio del besugo en estas fiestas y como subtítulo, el nombre de un señor, que además es el concejal de consumo de un ayuntamiento de otra comunidad autónoma, al cual, veremos posteriormente opinando sobre un supuesto caso de intoxicación en su pueblo, mientras en el correspondiente subtítulo se menciona a las víctimas de un luctuoso suceso acaecido en Australia.

Los ejemplos son tan numerosos y los errores tan clamorosos, que he pensado en grabar todos los telediarios y hacer un libro con todas las metedura de pata. Pero, ¿qué pasa? ¿Que para escribir eso, lo hacen sobre la marcha y se lo dan al becario? Puedo llegar a entender que mientras el locutor anuncia una información sobre la guerra de Siria, aparezcan unas declaraciones del padre de Messi diciendo que él no tiene nada que ver con el blanqueo de dinero de drogas ni nada por el estilo. Vale, un error lo tiene cualquiera, pero es que lo de los subtítulos, parece que han colocado a uno de la competencia y les está haciendo boicot. A veces es más divertido leer los cartelitos, que escuchar las propias noticias.

martes, diciembre 17, 2013

Ni la Navidad es lo que era, ni El Corte Inglés tampoco.



Hace años, el signo inequívoco de que ya era Navidad, era el encendido de la espectacular decoración que El Corte Inglés hacía en su centro de Madrid, el de la Puerta del Sol. Entonces, sólo había uno. Sólo entonces, se podía hablar de que estábamos en período navideño. Se había dado el pistoletazo de salida a esa especie de frenesí incontenible que invadía a todos, de comprar y gastar más de lo habitual, que solía ser cero.

Todas las ciudades se inundaban de luz, de adornos, de ilusión. Los escaparates de las tiendas, se engalanaban con sus más vistosos y llamativos ornamentos. La gente, hasta parecía feliz. Todos se deseaban paz, amor y felicidad.

Eran tiempos de envío de Christmas por correo ordinario – el único que había- de visitas a casa - y a horas desacostumbradas - del cartero, del barrendero, del sereno – porque entonces todavía había serenos – del portero de la finca, en pedigüeña procesión en demanda de un extinto aguinaldo – uséase: propina, que diría el inefable portero de “La Gran Familia”. Los pobres, pidiendo a los pobres. Y claro, como te llamaban a la puerta y te lo pedían a la cara, a ver quién era el valiente que le negaba a tu propio portero – entonces no había conserjes – una propina, por mucho que el trabajo extra de bajarte la basura al portal, ya estuviera remunerado.

Eran tiempos de castañas asadas, de belenes y de Reyes Magos. De árboles de Navidad comprados en la Plaza Mayor y puestos encima de la baca del Seat 600 para llevarlos a casa, cuando aún se podía llevar el 600 a la Plaza Mayor, antes de que se prohibiera en 50 kms a la redonda la circulación por sus aledaños bajo amenaza de ser objetivo de un misil lanzado por un “guripa” municipal.

De adornos sacados de la misma bolsa de siempre, en la que año tras año, se constataban las roturas de las bolas, tan quebradizas como brillantes.

Lo de Papá Nöel, fue otro invento de El Corte Inglés, una invasión más de nuestras costumbres patrias, por parte de esos países protestantes del centro y norte de Europa. De una Europa, en la que España, no estaba…ni se la esperaba.

Eran tiempos de una televisión en blanco y negro. Y cuando digo una, quiero decir literalmente una, porque no había más. Eso sí, con el UHF, como signo de modernidad más absoluto.

Todavía existían las tiendas de barrio - las de ultramarinos y las tiendas de juguetes - aunque poco a poco, se iban imponiendo los grandes almacenes (Galerías, SEPU, El Corte Inglés…).

Se bebía sidra. El cava no se conocía y el champán era para los potentados. El turrón era del duro. Pero duro de cojones! Tanto, que había que partirlo con un martillo y un cuchillo y luego echarle valor para metértelo en la boca y masticarlo. Las cenas eran en familia. Todos. Como no había divorcios, las dos familias de los matrimonios, se juntaban en una sola casa, generalmente la más grande. Así no había problemas de “este año toca Nochebuena con mi madre y los niños con los abuelos del primer matrimonio”.

Eran tiempos de villancicos, de pandereta, de matasuegras. De largas cartas enviadas por mi tío emigrante, desde Caracas, que como tantos otros – entonces como ahora – estaban fuera de España, pero España no estaba fuera de ellos. Luego, con el transcurrir de los años, las cartas se volvieron cintas magnetofónicas – no se había inventado todavía el casette – y además incluían villancicos Venezolanos, que nada tenían que ver con los tradicionales nuestros de toda la vida.

Eran tiempos en donde se escribía la Carta a los RRMM y hacías colas larguísimas en el centro de Madrid para dársela a los pajes de SSMM. Y ya entonces tenías que pensar el elegir bien lo que ibas a pedir, a sabiendas de que no te lo iban a traer todo. Entonces, no eran necesarios psicólogos ni pedagogos, aconsejando en TV no dar todo lo que pidieran los niños. Bastaba con ser humildes o simplemente pobres. Aunque, eso sí,  mi tío Joaquín, el de Caracas, me enviaba unos juguetes espectaculares que aquí no se veían. El Mecano, era el juguete estrella.

Yo, la verdad, me contentaba con poco. El uniforme del cabo Rusty, de la serie de TV “Rin Tin Tin” - el perro, ya lo ponía mi tío que para eso vivía en la puerta de enfrente a la nuestra - o el uniforme del Real Madrid, con el 9 de D. Alfredo Di Stéfano, que años después, mi madre decidió de modo unilateral – muy de su estilo - hacer trapos para fregar, simplemente porque decía que ya no lo usaba. Como si eso fuera una razón suficiente! ¡La camiseta de D. Alfredo, por los suelos! ¡Abrase visto semejante sacrilegio! Siempre me quedé con las ganas de tener un Scalextric.

Luego, unos años más tarde, empezamos a oír hablar de una crisis con apellido: la crisis del petróleo y de pronto, ya no había tantas luces en Madrid, ni tantas calles engalanadas. Era para ahorrar energía, una palabra que no habíamos escuchado antes: energía. La ciudad, se fue volviendo algo menos brillante, algo más gris, algo más triste, algo más fría. Como ahora.

Después, las corrientes foráneas, poco a poco se fueron imponiendo en nuestras costumbres y así, Papá Nöel, se fue haciendo un hueco en el nicho de mercado de la Navidad, por encima de los Reyes Magos. Se decía entonces, a modo de justificación, que de esa forma los niños tenían más tiempo para jugar, porque con los RRMM, un par de días después, cuando aún no te había dado tiempo a cansarte de los juguetes, tenías que volver al colegio, después de las vacaciones.

El Corte Inglés, se fue quedando solo en el sector de los grandes almacenes, convirtiéndose en una especie de monopolio con su eslogan: “si no queda satisfecho, le devolvemos su dinero”. Se engulló a Galerías Preciados, y a SEPU y mucho más tarde a C&A y a todos los que intentaron hacerle la competencia.

Descubrimos la verdadera identidad de SSMM los Reyes Magos, como si de un primigenio Edward Snowden se tratara. Dejamos de montar los belenes, de cantar villancicos, de recibir regalos desde Caracas, de tocar la pandereta e incluso a algún gilipollas, se le pasó por su brillante única neurona, dejar de celebrar la Navidad para no ofender a otras religiones. Y ahora, además, aunque quisiera, no podría regalarme un Scalextric, porque la empresa ha quebrado.

Empezamos a comprar árboles de navidad biodegradables, artificiales y “made in Taiwan”. Las bolas, ya no brillan tanto, pero por lo menos, no se rompen. Ahora son casi tan duras, como el turrón de entonces. Ahora los turrones, son Light: sin azúcar, con sacarina, o con sabor a cebolla confitada con aromas de nitrógeno, al estilo de Ferrán Adriá. Ya no se bebe sidra. Ahora se bebe cava de Cuenca, porque estamos un poquito hasta los pies de los que fabrican el cava de toda la vida. Las cenas, se hacen cada año en un sitio diferente y cada uno por su lado, y todo se complica más, con los divorcios, los hijos de tus parejas y ex parejas, los emigrados y los abuelos, que cada día pintan menos y hace tiempo que dejaron de intentar entender lo que pasa.

Hoy ya no se estilan los juguetes. Hoy lo que se lleva es la PSP, el iPad, un iPhone con sonido estereofónico y sensorround, con acceso a Internet a 200 gb y oh maravilla!, con el que puedes hablar como si fuera un teléfono. Instrumentos todos ellos inventados para la comunicación entre las personas y que por mor de no se sabe muy bien qué, es la causa principal de incomunicación entre las mismas. Resulta demoledor ver a un grupo de personas sentadas físicamente juntas y cada una embelesada con un artilugio de esos y unos auriculares puestos, haciendo caso omiso de los seres que tiene a su alrededor.

Las ciudades, ya no son tan bulliciosas - probablemente porque los ciudadanos ya no están para alborotos o porque se pasan el día “conectados” y en silencio – ni tan iluminadas. Ni los escaparates son tan luminosos ni se muestran tan ornamentados. De hecho, más de la mitad, se los ha llevado la última crisis por delante, junto con unos pocos miles de puestos de trabajo.

De caracas ya no viene nada, excepto discursos esperpénticos de un tarado con poder omnímodo, como Nerón. Casi igual que de Barcelona.

Y hasta El Corte Inglés, atraviesa por dificultades económicas. Ahora su eslogan ya no es “si no queda satisfecho, le devolvemos su dinero”. Ahora lo han cambiado por “por favor, cómprame algo, payo!”.

No. Esto ya no es lo que era.

sábado, noviembre 23, 2013

50 años del asesinato de JFK. Yo lo recuerdo

Hacía justo un mes, un mes exactamente, que había sido mi cumpleaños. Recuerdo perfectamente, cómo mis padres, casi se abalabanzaron hacia la radio - Telefunken, por supuesto- para escuchar la noticia que conmovió a todos. Por entonces, todavía no teníamos TV. La sensación era de estupor. Nadie daba crédito a lo que decían por la radio: "el Presidente de los EE.UU, había sido asesinado a tiros en Dallas".

Yo no entendía por qué razón tenían que matar a ese señor. Se suponía, además, que era el tío más poderoso del mundo y que estaba en su casa. Si al menos lo hubieran matado los rusos, tendría algo de sentido, pero que le mataran en público, a la vista de todos, en su casa, con los guardespaldas; a eso no le encontraba lógica. ¿Qué había hecho que fuera tan malo?  

Me quedé tan sorprendido como todos, o tal vez más. Tal vez fue por eso de no entender lo que pasaba, por lo que empecé a prestar especial atención a todo lo relacionado con ese crimen. 

Si sorprendente fue el asesinato, no menos lo fue que al cabo de una hora habían atrapado al asesino en un cine. Ahí fue la primera vez que oi a mis padres decir eso de "aquí huele a chamusquina". Y el colmo fue cuando 48 horas después, mataron a Oswald, que parecía que era medio ruso, por lo que decían en las noticias. ¡Parecía un apelícula del oeste americano! Ahí moría hasta el apuntador! Y rapidito. 

Luego, para acallar tanto rumor, pero sobre todo, para hacer una pantomima, se creó la comisión Warren, que era un señor juez, al que le dictaron lo que tenía que decir y seguramente le premiaron de manera generosa. Hasta es muy probable que le regalaran su propia vida. 

Yo sólo tenía 7 años, pero todo aquello me produjo un enorme impacto emocional. Recordaba los nombres del asesino de JFK, del que después fue su propio asesino, Jack Ruby, un mafiosete de la zona; de la comisión Warren y de las absurdas conclusiones a las que llegó, con tal de justificar lo injustificable, sin importar llegar al absurdo o al ridículo. Lo importante era el mensaje que se estaba enviando: "Sabemos que no nos creeis. Sabemos que sabeis que estamos mintiendo. Pero nos da igual: tenemos todo el poder. Tanto como para matar a JFK".

Me impresionó ver el entierro, el gentío enorme y me estremecí cuando ví a sus hijos, que no eran mucho más pequeños que yo, asistiendo al entierro de su padre, el presidente de los EE.UU, mientra el niño, saludaba militarmente el paso del cadaver. 

Me sentí perseguido, como si se tratara de mi propia familia, cuando poco tiempo después, mataron al hermano, Bob, en plena campaña electoral. También a la vista de todos, también a tiros, también con muchos aspectos oscuros.

Parecía claro que en USA, los Kennedy, no eran muy queridos por una cierta clase de factotums. No me extraña que Jacqueline, la viuda, saliera de allí por patas y se llevara sus hijos, lejos. A Grecia. Aunque al final, terminara viviendo en NY. 

Después, las muertes en la familia, se han venido sucediendo y se pretende que la gente se crea que se debe sólo a una maldición. No creo que una sola familia pueda albergar tanta mala suerte. No creo que sea mala suerte. Creo que todo se debió a un plan magistral para borrar de la faz de la tierra a una familia de origen Irlandés y católico, del mismo modo que se eliminó a Martin Luther  King: no interesaban ninguno de los dos.

Fue a raíz de la muerte de Kennedy, cuando los EE.UU se metieron de lleno en Vietnam. Perdieron la guerra, pero hubo gente que se hizo muy rica. 

John F. Kennedy revolucionó a Estados Unidos y al mundo, no solamente con su físico, su porte y el aire que su mujer impregnó en Washington. Fueron sus ideas, las que salvaron al mundo de la 3ª guerra mundial. JFK y Martin L. King, no interesaba mantenerlos vivos en un país que quería ir por otros derroteros. Estorbaban los dos.

JFK, llegó demasiado pronto al poder de un país que no estaba preparado para tanto despliegue de inteligencia y de glamour.

Así les fue. Así les ha ido.

Fue hace 50 años, pero lo recuerdo como si hubiera ocurrido hoy mismo.                                                                                                           
                                                                         

domingo, noviembre 17, 2013

El derecho de huelga...o chantaje?

Parece que al hablar de derecho de huelga de los trabajadores en España, lo lógico sería pensar que afecta a toda clase de trabajadores. Pero no es así y también tiene su lógica, aunque parezca un contrasentido. Como en toda democracia, siempre existen unos límites y contrapesos que intentan equilibrar la balanza de derechos y obligaciones. Y el caso de la huelga, es uno de ellos.

Los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, tienen limitado ese derecho. Los médicos, los conductores de tren y un sin fin de profesiones. Hace unos años, no demasiados, se puso coto a los desmanes que cada cierto tiempo, provocaban los controladores aéreos, los cuales, solían ponerse en huelga, justo en el momento en el que más se les necesitaba; cuando los seres humanos normales y corrientes, tomaban los aviones para intentar disfrutar de unas vacaciones. 

Hoy, sucede algo muy parecido con los trabajadores de la recogida de basuras. En Italia, en el sur, este tipo de trabajo está practicamente en manos de la Mafia. Por eso, de vez en cuando, cuando se ponen en huelga, los habitantes de los pueblos y ciudades sureñas, pueden verse inundados por toneladas de basura durante meses y hasta que no cludican las autoridades a las exigencias de los mafiosos, la huelga no termina.

En España, sucede algo parecido; pero no de ahora, ya viene de antiguo. Cada vez que una empresa de limpiezas, concesionaria del servicio de recogida de basuras de alguna ciudad, decide afrontar un ERE, una serie de despidos, una reducción de empleados, de costes o lo que sea que vaya en contra de los trabajadores, se monta una huelga. ¿Y quién sufre las consecuencias? Los ciudadanos que pagan los impuestos con los cuales se pagan las nóminas de esos mismos huelguistas, con el agravante de que los días en los que no se ha recogido la basura, no se le descuentan de sus impuestos.

Es evidente, que en la mayoría de las ocasiones, los llamados servicios mínimos decretados por el ayuntamiento de turno, no se cumplen. Es más, se producen altercados, piquetes, manifestaciones, sabotajes a los vehículos, algaradas y quema de contenedores, aumento de la presencia policial, pago de horas extras, etc, todo lo cual, redunda en un aumento de los costes a añadir a la propia huelga. Costes, que por supuesto, no tienen que afrontar los sindicatos promotores de la misma.

Es por este tipo de cosas, por las que se me ocurre que deberíamos hacer con los barrenderos, las mismas excepciones que ya hacemos con los controladores aéreos, los guardias civiles o los bomberos. Y dado que la teoría de los servicios mínimos no surte efecto, por la simpel razón de que no se cumplen, o endurecer las sanciones, o hacer por defecto responsables a los sindicatos convocantes de todos los daños originados al mobiliario urbano o mucho más sencillo: denegar el derecho de huelga.

Aparte de las incomodidades, del coste y demás, existe un riesgo indiscutible de efectos nocivos para la salud de los ciudadanos. ¿Qué pasaría si un día se detectara un foco de infección como consecuencia de una huelga de este tipo? ¿Quién se haría responsable? ¿Qué consecuencias pordía tener? Porque al hilo de este razonamiento hay que recordar que en ciudades como Sevilla, han padecido este tipo de chantajes en pleno verano. O en Galicia, que allí en verano, también hace calor.

Por tanto, creo que por nuestra salud, deberíamos de repensar un poco en cierta clase de derechos de algunos trabajadores que, por su específica dedicación e implicaciones, deberían tener un tratamiento tan especial como el que tienen los controladores, los bomberos o los guardias civiles, por ejemplo. 

Al final, en el caso de Madrid, los sindicatos se han salido con la suya: el ERE, origen y causa de este conflicto, se ha tenido que paralizar. O sea: que para este viaje, no se necesitaban alforjas.
                                                                                                               
                                                     

domingo, octubre 27, 2013

Ancelotti: eres torpe y cobarde.

Te viene grande este club. Uno puede ser entrenador de grandes equipos de Europa, pero no todos pueden ser entrenadores del Real Madrid. Eres un torpe y un cobarde.

La primera vez que Mourinho jugó en el Nou Camp, lo quiso hacer de tú a tú al mejor barça que ha habido y le metieron 5-0. Era la primera y la última vez que sufrió una derrota así. A partir de entonces, consiguió ir igualanado la situación que culminó con la Copa del Rey y al año siguiente, la Liga.

Tú llegaste a Barcelona e hiciste lo que un entrenador del Real Madrid no debe hacer jamás: la alineación en función del rival. Eso es cobardía y falta de confianza en tu equipo. Y después, para terminar de arreglarlo, empezaste a hacer experimentos. Como ya dijo Corcuera:"Los experimentos en casa y con Casera".

Sacar a Ramos al centro del campo, no era la solución. Quisiste imitar a Mourinho cuando hizo lo propio con Pepe y no terminó de salir bien la cosa, aunque no lo hizo mal del todo. Mejor que Ramos, sí. Y luego pones a Bale. ¿Porqué? No ha jugado un partido entero en lo que va de liga y le pones de titular en Barcelona. Todavía no se ajustado al equipo (suponiendo que esto sea un equipo) y le sacas en un partido como el de ayer. 

Menos mal que en la segunda parte, Zidane te dijo que hicieras los cambios. Illarra ( a ver si te enteras de una puta vez) tiene que jugar todos los partidos. Es el cerebro de ese equipo que tienes y que no sabes valorar. Te viene grande. Jesé, no va a ser desequilibrante, pero le va a poner coraje y ganas, y a veces, hay partidos que con eso basta. Igual que Morata. En partidos como el de ayer, no basta con la supuesta clase de Benzemá o de Isco o de Modric. Se necesita desparpajo y equilibrio y si no pones a Illarra, no tienes nada.

El Madrid, no puede jugar con tres en la media. Le meten demasiados goles. No basta con jugar con tres delanteros, uno de los cuales, simplemente no está. Hay que ponerles balones a esos. Cuando estaba Mourinho, jugaba un 4-4-2 y metieron 120 goles en liga y arrasaron en la fase de grupos de la Champions. El 4-3-3, no funciona.

Y a ver si hay dos partidos seguidos con la misma alineación. 

¡Ers un inútil! Y este año no vamos a quedar ni segundos. Ya hemos perdido con el Atleti y con el Barça. Y lo que es peor: hemos demostrado nuestra impotencia ante ambos. Un único gol y en el descuento. Y está el gol average. Para recuperar la situación, tendríamos que recuperar los puntos y además, ganarles a los dos por dos goles o más, de diferencia. No te lo crees ni tú. La liga está perdida, pero todavía podemos quedar terceros.

Ya sabía yo que íbamos a echar de menos a Mou.
                                                                                                                             
                                                                                                           

domingo, octubre 20, 2013

Estudiar para aprobar vs para aprender

Una amiga, me ha enviado un link a un vídeo de Iker Jiménez, el del programa de Cuarto Milenio. 

http://www.ikerjimenez.com/cuartomilenio/9-temporada/9x06/videos/reflexion/

Aunque no suelo ver el programa, veo el vídeo. Trata sobre el sistema educativo, en general, en el mundo, no el español y deja en el aire una pregunta: ¿existe una conjura para crear generaciones de borregos? Porque lo que parece claro, es que el sistema educativo, globalmente hablando, no se caracteriza por ser algo sugerente, sino más bien, una tarea tediosa, aburrida y sin ningún atractivo para unos jóvenes que en su mayoría, simplemente se limitan a "estudiar para aprobar" en un claro ejemplo de "oh, Señor! deja que pase esta caliz!" y cuanto antes, mejor.

Se dice en el vídeo, y yo comparto a pies juntillas,  que lo que se ha pretendido desde tiempos inmemoriales ha sido implantar un sistema basado en la memoria y no en el entendimiento, la deducción o la curiosidad. Siendo así, no es de extrañar que el 25% de nuestros alumnos abandone los estudios prematuramente. Resulta muy difícil de entender y aceptar que las personas tengan que aprender una serie de ideas, hechos y conceptos, los cuales posteriormente, se van a ver recompensados o no, en función de la exactitud de unas fechas, unos datos, una historia. Precisamente por ese motivo, las matemáticas suelen ser una asignatura que se atraganta a muchos, cuando parece absurdo que sea así, ya que el mundo entero está lleno de matemáticas, por ejemplo, y es un idioma universal. Sin embargo, no se enseña a discurrir, a pensar, a deducir,a investigar. Se castiga el error, en vez de promover la capacidad de resiliencia, el esfuerzo y el volver a intentarlo. El error, forma parte inequívoca de vivir, pero no se entiende así. Al que comete errores, se le castiga, sea en clase, en la vida laboral o como emprendedor.

Cuando Edison inventó la bombilla incandescente, la de toda la vida, dio una rueda de prensa. Un periodista, le preguntó cuántos experimentos había hecho antes de dar con la solución y Edison respondió: "unos 2.000". Así que, antes de triunfar, tuvo 2.000 fracasos - replicó el periodista. No - respondió Edison-. Descubrí 2.000 manera de cómo NO FABRICAR BOMBILLAS.

Aquí, inventamos el helicóptero, el submarino, la fregona y el futbolín. El resto, es historia.


                                                                                                                
                                                                     

sábado, octubre 12, 2013

A los que ya no están.

Existe la creencia generalizada que la sensibilidad es un patrimonio exclusivo de los niños y de los ancianos. Al margen de que dicha creencia, se base en algún principio científico o sea, como otras muchas, fruto de la sabiduría popular, lo cierto es que debo ser mitad niño y mitad anciano, porque de un tiempo a esta parte, me están afectando mucho más que antes, las muertes de algunas personas, incluso, aunque como en el caso de María de Villota, no tuviera ninguna relación.

Lo he sentido porque me parece, como dijo Carlos Saínz, injusto. Injusto, que a una mujer joven, con 33 años, y después de haber superado las secuelas físicas que le quedaron de su tremendo accidente de hace poco más de un año, se le pare el corazón, de repente, con nocturnidad y en la soledad de una habitación de hotel, sin la compañía del hombre con el que hace tres meses te has casado. Injusto, porque a los padres, hermanos, amigos y familiares, les han arrebatado de golpe, como un ladrón, la vida de María, su sonrisa, su empuje, su valentía. Injusto, porque parecía que lo del accidente,había quedado atrás como una pesadilla. Injusto, porque en España, necesitamos gente así, que sea un ejemplo de que rendirse, no forma parte del vocabulario. Injusto, simplemente, porque es una putada.

Imagino lo que debe sentir el presidente de la federación, cuando al levantarse por la mañana, tenía un SMS de María de la noche anterior, y poco después le dieron la noticia de su muerte. Parece una broma macabra, desalmada, a traición. Lo imagino porque a mí, hace unos años, me pasó algo parecido con mi amigo Ángel.

A Ángel, le había conocido 20 años atrás y era una de esa personas que, como dice el poema de Machado y la canción de Serrat, "buena".  La vida, como a muchos, le fue acorralando y quitándole mieles para convertirlas en hieles y al final, terminó con su matrimonio desecho, viviendo él en Madrid y ella en su pueblo y el hijo en su propia casa. Ángel vivía solo, en una casa antigua y algo descuidada, por lo que él mismo me contaba, del centro de Madrid, en un barrio humilde. A pesar de toda la miseria que le inundaba, siempre procuraba "buscarse la vida", "tirar pa lante", mirar al frente. 

Solíamos estar en contacto aunque no con demasiada frecuencia. Pero ambos sabíamos del otro. Un día le llamé y estuvimos charlando. Hacía tiempo que no nos veíamos. Yo vivía fuera de Madrid y desplazarme ex profeso a una zona de difícil aparcamiento para tomar una caña, salía algo caro. Así que sustituimos las entrevistas cara a cara, por el teléfono, que además era gratis. Estuvimos charlando largo rato y quedamos en que le enviaría un correo. Era algo más de mediodía y tenía que dejarme porque había quedado a comer con su hijo.

Tal y como acordamos le envié el email y al poco, me lo devolvió diciendo algo así como que el buzón estaba lleno. Ya le llamo mañana, pensé, mientras le envié un SMS en el que le advertía del hecho. Al día siguiente, le llamé al móvil y me lo cogió una mujer. Pregunté por Ángel y su esposa me dijo que Ángel, había fallecido.  No supe qué decir. Me quedé noqueado, aturdido como un boxeador que deambula sin rumbo por el ring. Pensé que era una broma pesada, sin gracia alguna. Pero no, era cierto. Ángel, había fallecido el día anterior en la misma ducha. Según me indicó su ya viuda, se estaba duchando porque había quedado a comer con su hijo y éste, al ver que tardaba y que no atendía el móvil, fue a su casa a ver qué pasaba. Es muy probable que yo fuera la última persona con la que Ángel hablase. Y desde entonces me asalta una sensación de angustia cada vez que le recuerdo y recuerdo nuestra última conversación. 

Me lo arrebató el destino, o más bien, un infarto, que como todos, llegó en un momento inoportuno. No me dió tiempo a ir asumiendo progresivamente la posible desaparición de un amigo. Se fue para siempre, de golpe, despidiéndose como se despiden los franceses: sin decir adiós, simplemente, desapareciendo.

En julio pasado, hablaba con mi amigo Fernando. Hacía años que nos conocíamos. Coincidimos en una empresa y después surgió una buena amistad. Luego, coincidimos en más empresas e incluso llegamos a trabajar codo con codo. Fernando, era un súper padre y un súper abuelo. Su casa, acogía a cuantos hijos y nietos, fuera capaz de albergar. Nunca tenía un "no" para la hija, soltera y madre de un niña, a quien su última pareja había abandonado y no tenía medios para poder vivir sola y mantenerse en un piso y dar de comer a su hijo al mismo tiempo. No sólo se trasladó a casa de sus padres, es que el padre, Fernando, se dejó el lomo haciendo la mudanza, viaje va y viaje viene. En el momento adecuado, Fernando "el generoso", le regaló a su hija el coche que él se había comprado hacía un par de años, mientras él se volvía a comprar otro nuevo.

Tampoco había ningún problema en que, en verano, se alquilase un apartamento en Almería, cerca del destacamento de la Legión, donde otra de sus hijas prestaba sus servicios como legionaria. Mientras los abuelos intentaban tomarse unas vacaciones, los hijos aparcaban a los suyos en casa de papá y mamá y éstos, financiaban todo. 

Fernando empezó a tener problemas de salud. Le tuvieron que operar de la rodilla porque la tenía fastidiada. De la vista, también andaba mal y al final, en el mes de junio pasado, tuvieron que operarle porque tenía serios problemas de corazón. 

Cuando hablé con él, llevaba algún tiempo en su casa, pero me estuvo contando todo lo que pasó en el quirófano, durante las 8 horas que estuvo metido, las decisiones que tuvieron que tomar sobre la marcha su mujer y sus hijos y lo cerca que estuvo de irse al otro barrio. Mientras me lo contaba, llorando y embargado por la angustia y el miedo, intenté animarle. Le dije que lo peor ya había pasado, que ahora había que mirar hacia adelante, que poco a poco iría mejorando y que entre todos le iban a cuidar. 

Hablamos un par de veces más. Le encontraba animado. Iba él sólo a rehabilitación y aunque con cierta dificultad, despacio, iba mejorando.

El sábado, 20 de julio, mientras iba conduciendo, me sonó el móvil. Vi que era Fernando y me alegró que me llamara para darme noticias suyas. Cuando respondía a la llamada, comprobé que era Fernando, sí, pero Fernando hijo. En ese momento, me dió un brinco el corazón y me temí lo peor. Efectivamente. Fernando me dijo con voz entrecortada, que su padre había muerto la noche anterior y que estaban esperando para conocer el resultado de la autopsia. Al parecer, en la operación, le introdujeron una especie de arteria de plástico desde la pierna hasta la aorta y por alguna razón que desconocían, había sufrido una hemorragia interna y había fallecido.

Me quedé frío y mudo. Fue como si me hubieran clavado un puñal en el corazón. Juntos habíamos sufrido la muerte hacía un par de años de uno de sus hermanos. Fue mientras trabajábamos juntos en el mismo proyecto. Juntos, habíamos compartido confidencias personales, estrategias y consejos profesionales. Éramos, lo que se dice, amigos. Y me lo habían arrebatado, como años antes me habían arrebatado a Ángel. Me pareció cruel. Tanto, que hasta hoy no he tenido el valor necesario de pensar en él y escribir, sin derrumbarme.

La muerta, forma parte de la vida, aunque nunca o casi nunca pensemos o hablemos de ello. Y nos cuesta aceptar que a nuestros amigos, a nuestros familiares, a los seres que queremos, se los lleven de repente, sin darnos tiempo a despedirnos de ellos o a hacernos a la idea de que más pronto que tarde, no van a estar. 

A todos ellos, a los que ya no están, mi cariño y mi amistad.


                                                                                                                 
                                                                                               

martes, octubre 08, 2013

Funcionarios de Educación de Baleares



Cuando uno decide trabajar en una empresa, lo hace con el consentimiento tácito o expreso de tener que asumir las decisiones que se toman en esa empresa, su política y sus estrategias. Hay quien decidió en su día ser funcionario y al parecer, sin que nadie lo advirtiera, accedieron al puesto con reservas mentales acerca de si obedecerían ciertas normas o algunas leyes, si éstas, no encajaban con su propia filosofía y su visión política. Pues la cosa es sencilla: dimite. Pírate.

Esto ya no es como aquellos primeros años en los que algunos médicos y farmacéuticos, se negaban a prescribir y despachar, respectivamente, anticonceptivos, alegando problemas de conciencia. Oiga usted. Usted tiene una profesión en la que ha jurado atender a todos los necesitados, no sólo a aquellos que sean de su corriente ideológica.

Pues con los maestros, sucede lo mismo. El que no esté de acuerdo con la decisión del Ministerio o de su Consejería de Educación, que se calle y que dimita. Aquí, no hemos venido para cumplir exclusivamente con aquellas leyes, normas y medidas que nos satisfacen porque encajan con nuestros ideales políticos. Aquí hemos venido a trabajar. Se puede hacer huelga porque no te pagan, te pagan tarde, te hacen trabajar demasiado o te echan de manera injusta. Para lo demás, a currar!.

lunes, octubre 07, 2013

Ancelotti, alarga la pretemporada

Que algunos íbamos a echar de menos a Mourinho, lo sabía desde mucho antes que se confirmara que se iba. Que Ancelotti, no es lo que necesita el Madrid, también. 

Para empezar, no sé a quién se le ha ocurrido cambiar el sistema que tenía el Madrid, de jugar al contra ataque. Es cierto que el año pasado, el equipo no estuvo bien, que hubo muchas tensiones, pero el año que se ganó la Liga, se consiguió la liga de los records: 100 puntos y 121 goles a favor. Ahora, salimos a 1 o dos goles en contra por partido, estamos a 5 puntos de los de cabeza (y de milagro, porque podía ser peor) y esto no hay quién lo entienda.

Esto de comparar al Barça con el Madrid, me recuerda a los famosos remeros ingleses que ganaban siempre a los españoles y cada año les sacabn más ventaja en la meta. Los ingleses, a lo suyo, entrenaban todos los días y daban siempre el mismo número de paladas por minuto. Los españoles, se inventaron un montón de tonterías, de distintos organigramas, consultores, psicólogos y demás, y al final, palmaban, claro. Pues con el Barça, pasa lo mismo.

El año pasado por estas fechas, los catalanes tenían 24 goles a favor y 11 en contra. Ahora tienen, 26 a favor y 6 en contra. Y el Madrid, por estas fechas, el año pasado ya había perdido la liga y este año, va camino. En la liga de los records, el Madrid tenía 24 goles a favor, 6 en contra y marchaba a un punto del Barça. Resumiendo: este año pinta mal.

Y todo esto, ¿a qué se debe? Pues como siempre suele pasar, a varios factores.

Primero y principal, Xabi Alonso no está. ¿Pero no fichamos a Illarra para sustituirle? Pues sí, pero ese es otro de los factores: Ancelotti, sigue en pretemporada y haciendo pruebas. No ha sacado dos partidos seguidos la misma alineación. Y los que salen, de pronto se ven sustituídos por quienes menos te lo esperas, como los cambios que hizo contra el Elche.

Al centro del campo le falta fuerza, contundencia e imponer el ritmo. Estoy harto  de ver cómo el Madrid saca la pelota al patadón, estilo Javi Clemente. El día de la Champions en el Bernabéu contra los daneses, saca de centro el Madrid, se la pasan a Ramos y patadón arriba. Tiempo total de posesión de la pelota 3 segundos. 
¡ En casa y en Champions ! ¡Tócate los pies!

Modric corre y a veces corta, sí, pero tengo la impresión de que lo hace como un perro enloquecido. El centro del campo del Madrid no para los ataques de los equipos rivales y entran hasta la cocina. Isco es muy bueno, pero más para crear que para cortar. Casemiro, está para algo. Pelea, tiene categoría, corta, sube y además remata los corners. Bueno, pues ahora se están planteando colocarlo en la Real Sociedad. 

Morata, debe jugar algo más. No es que ahora vaya a ser la clave del Madrid, pero al menos, el chaval tiene clase y desparpajo, no como el pasmao del Benzema, que no las mete ni cuando no hay portero. Y lleva así desde el año pasado, eh?. Que a Higuaín le ha costado tener que irse y éste deberíamos haberlo vendido, que lo único que sabe hacer es ir con fulanas y destrozar coches.

A Jesé, no se le puede dejar que se pudra en el banquillo. Prefiero ahora, más a Carvajal que a Arbeloa. Prefiero ahora más a Varane que a Ramos. A Ramos, le sobra confianza y de vez en cuando la arma. Varane, es mucho más sobrio e igual de efectivo.

¿Es demasiado pedir que los extremos jueguen por su banda natural?. ¿Es algo que los mortales no somos capaces de entender? ¿De dónde vino el gol con el ganó la Copa el Madrid al Barça? De la izquierda, de un centro de Di María. De cajón de madera de pino. Rabonas aparte.

Illarra, tiene buen disparo, Casemiro también, Isco no desde lejos, pero también y Modric. ¿Y nos empeñamos en entrar hasta la cocina con el balón en los pies o lo que es aún peor, a base de pelotazos bombeados?

Y para esto ha venido Ancelotti?. Pero si así ya no juega ni el Elche, ni el Levante, ni el Rayo, ni el Betis....
                                                                                               

lunes, septiembre 30, 2013

Desconcertante España

Fecha: 30 de septiembre de 2013. Lugar: Centro de Málaga, zona peatonal y comercial. Hora: 11.00 de la mañana. Propósito: tomar un café en uno de los innumerables bares que hay por la zona. 
Resultado: desconcertante.

Uno, que a veces peca de ingenuo, no termina de entender cómo es posible que en una España con el 27% de paro a nivel general y teniendo Andalucía una media del 35%, puede llegar a media docena de bares y cuando pide un café con leche, se le responde amablemente que "es que estamos cerrados". 

Vamos a ver. ¡Que son las 11.00 de la mañana! Que las tiendas del centro peatonal de Málaga, que son cientos, abren a las 10.00 como muy tarde y que todas esa personas que trabajan allí y todos los viandantes, son muchas personas como para que a nadie se le haya pasado por la cabeza que abrir antes, es mejor para dar cafés y bocadillos y lo que sea, a todos esos, incluido yo. 

Que no puede ser que en un país con el nivel de paro que tenemos, se funcione de esta manera. Que no he pedido que me hagan un plato de esos elaborados con nitrógeno frío del Ferrán Adriá, coño! Que es que he pedido un café, o sea, algo que tardas 30 segundos en servir y quedas como Dios!

Y cuando cierran las tiendas, ¿se cierran los bares?

Oiga, que los negocios son para currar, y que si se necesita un camarero o dos más y tener abierto 18 horas al día, será mejor para el negocio y para los clientes.

Menos mal que al final, encontré un sitio normal, o sea, que estaba abierto. Y me pude tomar un café. 

Pues esta es la Andalucía de hoy. Y otro día, hablaré de otros ejemplos. Por hoy, ya tengo bastante.