viernes, octubre 21, 2016

Nino Bravo: la voz.



Si digo que Luis Manuel Ferri Llopis ha sido la mejor voz que ha tenido la canción española en toda su historia, probablemente alguno piense que definitivamente, estoy mayor y que se me ha ido la pinza. Pero si digo que el tal Luis Manuel era en realidad Nino Bravo, la cosa cambia.

Según han dicho en el telediario - y aunque sea el telediario, debemos de creerles - van a volver a reeditar todos los discos de Nino Bravo. Incluso parece que en vinilo y todo y con colores. No es que me los vaya a comprar, pero siempre he creído que Nino Bravo, tenía la voz más poderosa de la canción española y que ni antes ni después, ha habido nadie como él. Ni Juan Bau, ni Camilo Sesto, ni Francisco. No sólo era su potencia. También era un voz limpia y clara. Un auténtico vozarrón.

La muerte repentina en accidente de coche, me pilló como a todos, desprevenido. Nino estaba en una carrera ascendente. Se había casado - en secreto - hacía un par de años, esperaba una niña - que nunca vio nacer-  y tenía toda la vida por delante y parecía que un futuro bastante más que prometedor en el mundo de la canción. Y me pareció injusto - siempre he sido un ingenuo - que alguien así y con esa voz, desapareciera para siempre.  

Luego, repasando su historia personal, me he encontrado con un dato curioso. Cuando perdió el empleo que tenía en una joyería - trabajaba de lapidario - a través de un amigo consiguió ser la voz cantante de un grupo, que - ironías del destino - había perdido al titular en un accidente de tráfico. 

Otro dato que tampoco conocía, es que la canción que le lanzó definitivamente a la fama, “Te quiero, te quiero”, del genial Augusto Algueró, la habían grabado previamente Lola Flores, Carmen Sevilla y hasta Raphael, y ninguno se comió un colín. Fue Nino Bravo el que hizo saltar por los aires todas las expectativas y lo petó. A partir de ahí, vinieron todos los demás éxitos. Era el año 1969 y Nino Bravo moría en 1973.

Insisto: nunca hemos tenido una voz como la suya.

viernes, octubre 07, 2016

De chorizos y delincuentes de cuello blanco



En dos salas contiguas de la Audiencia Nacional se están celebrando dos juicios. Esto sí que se puede decir que son dos juicios paralelos. Uno contra los de la trama Gurtel y otro contra los de las tarjetas black. Evidentemente, ambos representan la misma vergüenza, porque los acusados de uno y otro caso, se han enriquecido vilmente – en el estricto sentido del término – a costa de nuestro dinero. Pero aún así, me gustaría establecer un ligero matiz.

Los de la Gurtel, simplemente son unos chorizos. Los de las black, son el último reducto de una casta con privilegios indecentes. 

Mientras que un chorizo, es un chorizo y no hay paliativos, los otros, los señoritos, los “ladrones de cuello blanco”, son como los de Goldman-Sachs. Han disfrutado de unos beneficios, privilegios y prebendas que, según parece, les venían otorgados por la propia dirección de Bankia. Y es aquí donde quiero llegar.

Al margen de que en el juicio se dirima si eso era legal o no, sí es importante resaltar que esas injusticias han sido moneda de cambio habitual entre ciertos sectores influyentes de nuestra sociedad desde hace mucho tiempo. No es la primera vez que salen a la luz, por ejemplo,  regalos a base de collares de diamantes, joyas, casas en el extranjero, orgías y demás, pagados con Fondos Reservados del Ministerio del Interior, que salen de los PGE, o sea, de todos los españoles. O el del hermano de aquel VP del gobierno, que tenía un despacho en la Junta de Andalucía para “tomarse un café con los amigos”. Los ERE, ni los menciono aquí.

Pero vuelvo al tema de los de Bankia.

Quiero resaltar que fue el PP quien – primero – desató esta tormenta perfecta de las tarjetas black, mediante una auditoría interna dirigida por Goirigolzarri y bendecida por Montoro. El PP se pegó un tiro en el pie, pero hizo lo que tenía que hacer. Y segundo, antes, incluso, también tomó medidas muy importantes, que los torpes encargados de la comunicación en el partido, no han sabido nunca valorar ni sacarle rendimiento político. Me refiero a las diversas leyes y decretos encaminados a limitar, a poner coto, al número de consejeros en las empresas con capital público, incluidas cajas de ahorro, al sueldo de los mismos e incluso al salario máximo a percibir por aquellos consejeros delegados de entidades que hubieran sido intervenidas.

Llegados a este punto cabe recordar que en Galicia, hubo también unos cuantos que, aunque la entidad estaba intervenida, ellos aprovecharon para regalarse una magnífica pensión de jubilación. También fueron llevados a los tribunales. 

El número cuasi infinito de empresas que disponían de capital público, bien en su totalidad o bien participadas, se había convertido en un cementerio de elefantes para los políticos que pasaban “a la reserva” y había que premiar. Políticos de todos los colores, por supuesto. Por eso, otra de las medidas que adoptó el gobierno del PP, fue la de suprimir miles de empresas de este tipo, que duplicaban o triplicaban las competencias de otras corporaciones ya existentes y cuya finalidad dejaba demasiadas dudas por resolver. ¡Y las que quedan todavía por eliminar!

Por eso es tan importante recordar que, a pesar de todos los desmanes, el único partido que ha hecho algo para arreglar semejantes saqueos, malversaciones, dispendios y pillaje en general, ha sido – con todas sus imperfecciones – el PP. 

Y siendo perfectamente plausibles, justas y lógicas todas estas medidas, hay que reseñar que no fue el PSOE quien las impulsó. Y a mi juicio, es una clara falta a sus principios ideológicos de igualdad y de luchar contra la injusticia.

Otra cosa es que los torpes del PP no sepan sacar provecho. Pero es que eso es congénito.


sábado, octubre 01, 2016

Pedro Sánchez: el hundimiento



Y finalmente, lo que parecía inevitable ha terminado por suceder. Las tensiones más o menos soterradas, las sutiles puyitas, las traiciones grandes y pequeñas a los acuerdos verbales pactados en su día, los mensajes subliminales y el lenguaje de salón, han dado paso a los navajazos a degüello y de aquí no salimos sin tu cadáver y el de tus colegas, al más puro estilo rebelión senatorial en la antigua Roma. 

El PSOE - que es una jaula de grillos desde hace bastante tiempo-, ha estallado y muy probablemente acabe físicamente escindido en dos partidos. Esto no parece que vaya a terminar como la experiencia de Rosa Díez y su UPyD. Esto ha desgarrado, ha abierto en canal al partido y ya veremos cómo termina.  

Ahora, algunos leales al supuesto secretario general del PSOE en funciones (o no), van con sus pancartas a Ferraz y hablan de traiciones en el seno del PSOE, pero se olvidan de que hace sólo unos pocos meses, hubo unos cuantos líderes de UPyD que sí traicionaron a Rosa Díez, aproximadamente por los mismos motivos por los que ahora “se traiciona” al incompetente de Pedro Sánchez. Y con la traición, vinieron los cargos y los puestos en las listas del PSOE (Irene Lozano), castigando a otros de dentro del partido como Eduardo Madina, enemigo íntimo de Pedro por derecho propio. 

Y si hablamos de Ciudadanos, habría que señalar que casi el 30% de sus nuevos diputados, provienen de otros partidos. Sin ir más lejos, Toni Cantó, dejó en la estacada a Rosa Díez. Otro ejemplo sonado es el de Fernando Maura, el número 6 en la lista de Rivera en Madrid, que antes fue eurodiputado de la formación magenta. Maura fue expulsado del partido en abril tras decir que UPyD "estaba acabado", aunque no abandonó su escaño en el Parlamento Europeo hasta noviembre. Aunque sin duda, el caso más llamativo es el de Juan Carlos Girauta, que no contento con haber sido del PSOE, también formó parte del PP.

Conviene recordar también que este inútil de Pedro Sánchez, ha ido dejando cadáveres mal enterrados por las cunetas y el problema, es que los cadáveres, o los entierras bien o cuando resucitan, te la clavan. Es el caso, por ejemplo de Tomás Gómez, el antiguo secretario general del PSM de Madrid, que fue cesado fulminantemente por Pedro Sánchez, el cual, dio instrucciones para cambiar la cerradura del edificio donde estaba radicada la sede, impidiendo el acceso a todos los trabajadores de la asociación. Exactamente igual que lo que ha hecho estos días en la sede de Ferraz, impidiendo el acceso a los representantes del ala crítica con su nefasta gestión, si es que a lo que hace se le puede calificar de gestión. Sin duda, un vivo ejemplo del talante negociador de este incompetente máximo, generador infinito de problemas, que es Pedro Sánchez. Todos deben dimitir, pero el único que no dimite, es él.

Así es que, sí, en esto de la política y en concreto en el PSOE, se llevan clavando la faca y el alfanje desde hace tiempo y da igual que se les califique de  traidores o de héroes, porque al final se suele cumplir el viejo refrán de “quien a hierro mata, a hierro muere”. 

Ahora, en una vuelta de tuerca más, algunos se atreven a inculpar al PP de maniobrar en la sombra y provocar este cisma socialista, como si el inútil de Pedro Sánchez necesitara ayuda para suicidarse. Y de paso, de acusar a Felipe González de ser un burgués, como si tal circunstancia fuera constitutiva de delito en sí misma, y además, de ser un traidor. Ya se sabe que en ciertos ambientes donde se presume de diálogo y de demócratas, todo aquel que no comulga con la rueda de molino del líder, es un traidor, se llame Felipe, Mariano o Susana. Tics de un antiguo pasado fascista.

Pero todavía no he escuchado a ningún socialista afecto a Pedrito, entonar un mea culpa por el continuo ridículo que en cada cita electoral va haciendo el PSOE, desde que está al frente el inútil de Sánchez, en una continua exanguinación, que o se para, o termina con la vida del enfermo.

En las municipales de Madrid de 2015, el PSOE fue la tercera fuerza, con 9 escaños, muy por detrás de Podemos con 20 y del PP – que ganó – con 21. En las anteriores del 2011, el PSOE tenía 15 escaños. Y ya sabemos lo que pasó el 20-D y el 26-J, además del desastre de las gallegas y del P. Vasco. 

Llama la atención que durante mucho tiempo, Pedro Sánchez ha estado repitiendo como una letanía que el que tenía que irse a su casa era Mariano Rajoy, cuando ha sido éste el que ha ganado las elecciones generales, no una, sino dos veces, mientras que el que va haciendo el ridi, es el propio Pedro. Pero no dimite ni asume responsabilidades. Es más, ha llegado a afirmar que la culpa de la debacle en las últimas gallegas y vascas, la tienen los críticos. ¡Manda güevos! que diría Trillo.

Y también llama la atención que Pedro Sánchez haya repetido hasta la extenuación que había que cambiar la Constitución, como si eso fuera a tener el mismo resultado mágico que el bálsamo de fierabrás, mientras que todo parece indicar que lo que había que cambiar eran los estatutos del PSOE que ni ellos mismos se aclaran de cómo interpretarlos. ¡Pues como para dejarles la Constitución!

La situación actual del PSOE responde exclusivamente a un nombre propio y no es otro que el de Pedro Sánchez. Atrincherado en su bunker de Ferraz junto a sus más fieles colaboradores. Desoyendo las llamadas a la cordura y la sensatez de los que aún la conservan en el partido. Haciendo oídos sordos a la tan reclamada “altura de miras” que el hipócrita de Pedro Sánchez ha utilizado en su exclusiva conveniencia. Inspirado exclusivamente en su insuperable soberbia y en su infinito desprecio por todo lo demás. Sin más obsesión que pretender ser presidente de un gobierno imposible, sea al precio que sea, aunque sea metafísicamente imposible con los escaños que tiene. Enfrentado a medio partido socialista y a la mitad de sus votantes que hace tiempo le abandonaron, cada día se asemeja más a la triste y patética figura de Hitler en sus últimos días, que también se reflejan en la película “el hundimiento”.