domingo, marzo 03, 2013

El timo de la bombilla

Recuerdo que no hace tanto tiempo, cuando uno tenía que ir a comprar una bombilla porque se había fundido una, simplemente iba a una tienda de electricidad y la compraba. Lo más complicado, por llamarlo de alguna manera, era conocer si la bombilla era de 40, 60 o 100w. Y ya está. Asunto resuelto. Pero hoy es diferente. 

Para empezar, las tiendas de electricidad del barrio, se han convertido más en una tienda de venta a profesionales. Ahora, esas tiendas, te venden desde cuadros eléctricos, mangueras que soportan 120.000 voltios, aparatos de lo más sofisticados y si tienes suerte, alguna bombilla, pero las bombillas, ya no son lo que eran. Ya no basta con saber si son de 40 o de 60w, no; ahora tienes que hacer un curso en la Universidad de Wisconsin y obtener un Master para poder entender de qué va este tema. Porque es que ahora, para empezar, ya no puedes ir a la tienda de la esquina. 

En primer lugar, la chica que te atiende con un piercing en la nariz, es incapaz de repetir la palabra INCANDESCENTE. Por supuesto, no sabe lo que es ni para qué sirve ni si tiene relación con los productos que tiene en la tienda. Y te dice: “de eso, no nos queda”. Pero además, porque corres el riesgo de que venga el Agente de Movilidad, te cruja la vida con una multa por estacionar el vehículo en una farola y además, la tienda no tenga la bombilla que necesitas; tienes que coger el coche y marcharte a donde Pedro perdió el bic, o sea, al LeRoy Merlin más cercano, el AKÍ que te pille mejor o al IKEA, que además de albóndigas de caballo, te vende de todo, incluso bombillas. Pero que conste, que al llegar, sólo estás a punto de entrar en un universo apasionante: el universo de las bombillas. 

 De repente te encontrarás con pasillos y pasillos llenos de lámparas de todas las clases, colores, formas y tamaños; y bombillas, docenas, cientos, miles de bombillas. Y es ahí donde comienza tu calvario. Tú, que eres un hombre, o sea, un ser sencillo, incluso simple, piensas que con saber si la bombilla es de 40, 60 o 100w, es suficiente. Y estás totalmente equivocado y eso te confunde. Ahora te encuentras con bombillas de bajo consumo, con luz tenue, luz intensa, luz brillante, luz cegadora, de interrogatorio policial; de color amarillo, azul, blanco; que si con luz regulable, que si no regulable. ¡Y los casquillos! ¡Qué me dices de los casquillos! Antes, ibas a por el gordo, el de toda la vida, el normal, joé, y ahora: que si E27, que si E14, que si formato de vela, que si formato de….¡Pero Dios, mío, si yo sólo quiero una maldita bombilla! 

 Ahora, tienes que ir al culo del mundo a comprar una p….bombilla, y para empezar, ya no te venden las bombillas de una en una, no. Ahora te venden paquetes. Que tú dices pero pa´qué me voy a comprar 4 bombillas de éstas, que la última que compré todavía cabalgaba Genghis Khan? Si es que voy a necesitar más de una vida para que se fundan. Que las van a heredar los que vengan detrás. ¡Y encima a qué precios! Pero oiga, que es una bombilla, no una central térmica!. Y después, como la bombilla que tú necesitas no la encuentras, empiezas a buscar similitudes. Y menos mal que los de las Grandes Superficies te ayudan mucho, porque todo está lleno de carteles con tablas explicativas. Que si la correspondencia de la cantidad lumínica entre una bombilla de bajo consumo y la led con formato E27. Que si comparativa de gastos energético entre unas y otras. Que si equivalencia de potencia entre una de bajo consumo y una normal. Que si ahorro estimado por un millón de horas de uso de la puta bombilla de los cojones. 

La cara de imbécil que se te queda, es proporcional al tiempo que te pasas recorriendo los anaqueles repletos de bombillas que ni siquiera has llegado a imaginar que pudieran existir. Intentas asumir y procesar el volumen de información que está escrito en las instrucciones. ¡Manda güevos, que diría Trillo! Las bombillas tienen instrucciones! Te consuela ver cómo el idiota que tienes al lado, casi hombro con hombro, tiene la misma cara que tú, sólo que él, además, tiene 3 salvajes asilvestrados que con forma de niños, le están dando por saco, mientras intenta cumplir con el encargo que le ha hecho su “santa”: papá, me aburro…falta mucho?.....y mamá?…..quiero esta lámpara… que te entran ganas de coger la dichosa lámpara y estampársela en la cabeza a la niña. Y tú sigues y sigues, mirando y remirando. Y comparas tamaños y brillos, y precios (qué precios!). Y finalmente, te hartas, compras una que se parece a lo que necesitas y sales de allí dispuesto a matar a cualquiera que te discuta que esa, no es la bombilla que querías. 

Y cuando llegas a casa, descubres que es que el problema de todo este asunto es culpa de la UE, que desde el pasado mes de septiembre ha prohibido el uso de la bombilla que inventó Edison. Que ahora, lo que se lleva, lo suyo, lo guay, lo chachi, es el bajo consumo y las led. Y aunque seas un ser humano sencillo, incluso simple, te empiezas a cuestionar si merece la pena comprarse una bombilla y pagar 2.000 pesetas (12€) o más, basándote en que vas a consumir poca luz. Pero oiga, ¿no me estarán cobrando la luz por adelantado? Es que con estos precios, cuando se me funda una, que seguro que duran menos que las que inventó Edison, es que voy a tener que ir al banco a pedir un crédito. Es que a este paso, cuando alguien se haga una casa nueva, con el préstamo hipotecario, en vez de comprarse un coche como hasta hace poco, la gente se va a tener que comprar las bombillas de bajo consumo y las led. 

 Y a pesar de que seas un hombre, ya sabes, un ser simple, empiezas a investigar y descubres que las dichosas bombillas, lo que tiene dentro es MERCURIO!, unos de los elementos químicos más dañinos, nocivos, contaminantes y peligrosos para los seres vivos de este Planeta. Y que ha sido la propia UE la que ha dado luz verde (juego de palabras, eh?) a la fabricación de este tipo de sistema, en sustitución del anterior. Y que lo ha hecho, bajo la presión de Philips y OSRAM, a los cuales, el proceso de fabricación y comercialización de la bombilla incandescente, ya no les resulta rentable, porque las bombillas duran mucho y el margen es pequeño y si no hay un proceso repetitivo de compra, no merece la pena. Y entonces, tú que eres un tipo sencillo, te haces una serie de preguntas: ¿Dónde están los verdes? ¿Dónde está la Organización de Consumidores y Usuarios de España? ¿Qué bombilla nos quería vender el antiguo Ministro de Industria, Enrique Sebastián? ¿Cómo es que Green Peace no ha dicho ni mú, ellos, que tan contrarios son al uso de la energía nuclear por ser la más contaminante, aunque es la más barata de producir?

El caso es que, ya no es posible encontrar las bombillas tradicionales, las de toda la vida. Ahora, se pueden encontrar por Internet. Hay un tío en Valladolid que las tiene y te las manda, aunque, tienes que comprarle un mínimo de 10 unidades. En Alemania hay otro, que dice tener un millón de bombillas incandescentes almacenadas. Pero es que, mi trastero no da para tanto.