sábado, diciembre 02, 2023

El formato de la fecha

Actualmente, hay una gran mayoría de personas muy acostumbrada al uso de la tecnología. Muchos tienen iPhones, iPads, portátiles, cuenta de email, App’s y un sinfín de cachivaches que con el tiempo se van convirtiendo en pura chatarra. Pero las cosas, no siempre fueron así. La introducción de la informática en nuestras vidas, supuso un cambio - a veces traumático- para muchos de los involucrados.

Así le sucedió por ejemplo a Oliverio Salazar, alias cara-cartón.

Oli, como era conocido entre sus compañeros, tenía un puesto de cierta responsabilidad en el departamento financiero de una gran empresa multinacional. En una época en la que, en España, se empezaban a dejar de hacer tareas manuales para ser sustituidas progresivamente por procesos informáticos, la aparición del primer PC de IBM, supuso un auténtico hito en la historia cibernética. Hoy en día, hay teléfonos móviles con más prestaciones que aquel monstruo, de precio exorbitante y sin conexión a Internet, ya que todavía no se había inventado.

Las ranuras por las que se introducía un dispositivo en el que se grababa información – discos de 5 y 1/4 de pulgada-, le confería al aparato una imagen casi de tiburón. Hoy, hay pendrives que multiplican por mucho la capacidad de almacenamiento de aquellos primeros discos flexibles, sustituidos más tarde por los discos de 3,5 pulgadas y con mayor capacidad.



El departamento de informática de la multinacional, realizaba con frecuencia desarrollos de programas a medida para los diversos departamentos de la compañía. Al ser Oli un integrante del área financiera, una de las más críticas de la empresa, a él, la compañía, le puso un PC IBM, para llevar a cabo sus tareas. Uno de esos programas, especialmente diseñado para su departamento, fue el origen de una anécdota digna de ser recordada y que refleja bien a las claras, las dificultades que algunos tuvieron que afrontar, desde ambos lados de la mesa: los usuarios y los técnicos.

A la hora de ejecutar el programa, lo primero que solicitaba era la introducción de la fecha del día, dato este, de suma importancia financiero y contable. El formato era el típico de aquella época: DD/MM/AA.

El primer día que Oli se dispuso a utilizar el nuevo programa, tardó 6 milisegundos en llamar al departamento de Proceso de Datos y preguntar por el programador que había hecho el programa para comentarle por teléfono lo que sucedía.

    -          Enrique, esto no me funciona – le dijo Oli.

    -          A ver, dime qué te dice – preguntó Enrique intentando averiguar lo que sucedía.

    -          Pues me dice: “introduzca la fecha, y entre paréntesis DD/MM/AA”.

    -          Vale – dice Enrique. Pues dásela.

Al cabo de un par de segundos, Oli insiste.

    -          Lo ves. Que no funciona.

-          ¿Pero qué mensaje te da? – preguntaba Enrique con su paciencia zen.

    -          Pues nada. Me dice lo mismo: que introduzca la fecha DD/MM/AA.

    -          Vale y tú ¿qué fecha has puesto? ¿La de hoy u otra? Es que tienes que poner la de hoy, claro.

    -          NO, no. Yo he puesto paréntesis DD barra MM barra y AA.

Enrique tuvo que aguantarse durante unos segundos la carcajada por la ocurrencia de Oli. Recuperado en parte de semejante situación, le indicó a Oli:

    -          Prueba a poner 23/03/86 que es la fecha de hoy.

    -          ¡¡Ah!! Claro. Ahora sí. ¡Jo macho! ¡Es que mira que sois raros los informáticos!

    -          Vale, vale. O sea que ya funciona, ¿no?

    -          Sí, sí. Así sí, claro.