El Diccionario de la Real Academia, define el término espiar como la acción de intentar conseguir informaciones secretas sobre un país o una empresa.
De eso era de lo que se estaban quejando y acusando mutuamente hace poco, EEUU y China, cuando de repente, viene otro nuevo adalid de los buenos modales, de la ética, otro descorazonado e indignado ciudadano americano, para hacer saltar todas las alarmas y ponernos a casi todos, los pelos como escarpias, afirmando que tanto EEUU como China, se llevan espiando desde los tiempos del ábaco. Parece que últimamente se ha puesto de moda esto de que un ex trabajador de algo, robe información y en base a sus particulares criterios de la ética, de sus principios, de lo que es bueno o no, lo divulgue a los cuatro vientos. Primero fue lo de Wikileaks, luego ha sido lo de las cuentas del HBSC y sus propietarios defraudadores al fisco de varios países y ahora esto que va de espionaje. El problema principal es que ahora, no es algo más o menos abstracto o difuso como un país, la sede de la OTAN, o un ministerio, no. Ahora son los propios ciudadanos los que estamos siendo controlados, vigilados o espiados. De ahí que algunos, se planteen un supuesto dilema ético acerca de dónde termina la libertad individual y hasta dónde puede llegar el poder del estado para controlar lo que haces.
Al margen de cuestiones metafísicas sobre lo acertado o no de estas denuncias, lo que parece claro es que hay un cierto nivel de información hipersensible, que está en manos de personas que no están a la altura de las circunstancias. Porque lo primero que me pregunto es: vale, éstos han tenido acceso a esta información y han decidido actuar de esta manera, pero ¿quién me asegura que otros muchos, hasta ahora desconocidos, no han utilizado las mismas informaciones u otras similares pero de una manera totalmente diferente, en secreto y para su propio beneficio? O sea, que cuando aparece un JASP (joven aunque sobradamente preparado) y "canta", se monta un buen follón, pero ¿no será todo esto como un gran iceberg, que lo más gordo no se ve?. A veces, no preocupa tanto lo que se ve o lo que se dice, como aquello que se ignora, se calla o se oculta.
Por otro lado, una cosa es espiar y otra diferente, el uso que se haga de los datos obtenidos. Por ejemplo, ¿tenía EEUU información suficiente para haber previsto el ataque japonés a Pearl Harbor? ¿Si la hubieran tenido, hubieran entrado en la guerra? ¿Tuvieron datos suficientes como para prever el atentado del 11-S? ¿De haberse podido evitar, se habría evitado la guerra de Irak?
Aunque en este sentido, resulta muy sorprendente el espionaje al que los ingleses, han sometido a todos sus invitados en las cumbres que se han celebrado en el Reino Unido. Me recuerda una escena de la famosa película "Chacal", en la cual, el policía encargado de las investigaciones, está reunido con el Presidente y el Consejo de Ministros y pone de manifiesto que entre los allí asistentes, hay una fuga, un chivato. Al reconocer su propia voz en la grabación, el hombre se levanta, se excusa, se va y se pega un tiro. El resto de ministros, asombrados, le preguntan al policía cómo había llegado a sospechar de él y grabarle las conversaciones, a lo que el policía, respondió: "todos ustedes estaban siendo vigilados".
Eso de espiar a tus amigos, es un paso más de los ingleses en favor de la europeización.
Soy de la opinión que el estado, en abstracto, debe utilizar todos los medios para garantizar el normal desarrollo de la vida de sus ciudadanos en libertad. Por tanto, habrá veces que para ello, tenga que utilizar métodos y sistemas que no siempre podrían pasar un análisis ético, pero que se basan en el principio de que el fin justifica los medios.
¿Qué podemos aprender de todos estos casos? En primer lugar, que el desarrollo de un nuevo tipo de sociedad cibernética, proporciona, como casi siempre, valores contrapuestos: el mismo medio por el que los estados nos espían, nos posibilita la capacidad de denunciarles de sus abusos. Parece justo, pues.
En segundo lugar, como ya he dicho antes, hay demasiados sub-contratados con un nivel de acceso a información especialmente sensible y eso, sí que debería filtrarse. Todos los denunciantes de los casos antes mencionados, responden a un perfil de joven, idealista y con ambición de notoriedad. Claro que tampoco se garantiza que un jubilado, haga un mejor uso de la información, aunque al menos, casi seguro, que no se sentiría tan escandalizado.
Y para terminar, me gustaría hacerlo con una frase: "El Estado también se defiende en las alcantarillas".
La frase, fue pronunciada en la tribuna del Congreso de los Diputados, por el entonces Presidente del Gobierno, Felipe González. Se trataba del tema de los GAL.