Una de las consecuencias que está teniendo el
descoloque esquizoide de Cataluña, es que ha provocado un estado de alarma
general, saber y constatar que en las escuelas, no solamente se usan a los
niños para ir a las manifestaciones contra las fuerzas de orden público; no
solamente se les utiliza para ir a las manifestaciones y “hacer bulto”. Es que
hemos sabido lo que se intuía: que en las escuelas se adoctrina en el odio. El
odio a todo lo español: la bandera, el himno, la policía, la Guardia Civil y todo lo demás.
De ahí que a raíz de estos tristes
acontecimientos, se haya iniciado por voluntad popular un movimiento dirigido a
encaminar a la educación por derroteros más normales.
La educación que se imparte en ciertas partes
del territorio español, viene a ser una mezcla ígnea entre historia
tergiversada y manipulada y lo que hace años se llamó “Formación del Espíritu
Nacional”. Por cierto, asignatura esta que en base al cariz que estaban tomando
los acontecimientos con la asignatura, el PSOE decidió retirar de las aulas.
Mal hecho.
Y digo mal hecho, no porque pretenda que
ahora vuelvan a estudiarse las posibles versiones del himno nacional español,
escritas por Pemán. Tampoco pretendo que se entronice a Don Rodrigo Díaz de Vívar,
ni siquiera a Viriato, so pena de agraviar a la comunidad musulmana del planeta
entero y en especial, a la residente en España. Pero sí me parece absolutamente
necesario, imprescindible, que volvamos a un punto medio en el que estoy seguro
que podemos encontrarnos.
Si repasamos a los países de nuestro entorno,
- y por entorno, me refiero a Occidente -, todos somos capaces de reconocer que
en las escuelas de todos esos países, se enseña a respetar y conocer el himno,
la bandera y al Rey o al Presidente de la República que sea. Además, nosotros
tenemos la “suerte” de que nuestro himno, no tiene letra, por mucho que los
franquistas se empeñaran en decirle a Pemán que se la inventara. ¿Tan difícil
es que en cualquier parte de España, se enseñe a los niños a reconocer la
bandera de España, a respetarla? ¿Por ello se perdería autonomía en la
comunidad que fuese? ¿Es demasiado pedir que al margen de ideologías políticas,
la gente se abstenga de silbar al himno de España, de ultrajar a su bandera y a
su Rey y sólo nos acordemos de la bandera cuando ganamos un Mundial de fútbol?
En EEUU, ya hemos visto que de vez en cuando,
algunos, haciendo uso de lo que allí se entiende por libertad de expresión, se
dedican a quemar banderas de su propio país. Pero eso lo suelen hacer después
de que un policía blanco, - por ejemplo- haya matado a algún ciudadano negro, desarmado y hasta es posible que por
la espalda, y después de un supuesto juicio, haya sido absuelto por un jurado
formado en su mayoría, por hombres blancos. Y todos hemos visto imágenes de los
tiempos de la guerra de Vietnam, en la que eso estaba a la orden del día. Pero
todo ello no es obstáculo, óbice o impedimento para que en las escuelas de todo
el país, se respeta y se haga respetar a la bandera de todos los americanos. Y
por cierto, ya sabemos lo poco que les gusta a los americanos, que ningún mindundi
de tres al cuarto, insulte a su bandera, negándose a levantarse a su paso, y lo
caro que resultó para España actitudes como aquella.
Y lo mismo cabe decir de cualquier país, sea
del color que sea, o de la religión que profese. Todos, sin excepción, respetan
y hacen respetar a su bandera.
Por tanto, no creo que sea tan difícil llegar
a una especie de pacto nacional, ahora que están tan de moda los pactos para
cualquier tema, que se llegue a uno en defensa de la bandera, del himno y de la
historia de España. Y que se tomen medidas en el ámbito de la educación, en las
escuelas, institutos, colegios, universidades y en general en cualquier centro
oficial o privado, para que la bandera de todos los españoles, presida y
disfrute de un lugar preeminente. Lo cual, no implica que deba prescindirse de
las demás banderas pertenecientes a la Comunidad Autónoma, la Unión Europea y
la de la galaxia, si es que se inventa.
Y quien dice de la bandera, dice de respetar
los elementos comunes de la historia, que son infinitos, al margen de que
posteriormente, se quiera incidir más o menos en determinados héroes locales.
Hombre, no me parece sensato eliminar de los libros de Historia al Cid
Campeador y sustituirlo por José María
el Tempranillo, por ejemplo, pero me parece que entre medias, hay unas enormes
posibilidades de entendimiento.
Lo que no puede ser es lo que ha estado
sucediendo en Cataluña, no ya desde hace unos días, sino que lo más grave, es
que sucede desde hace 35 años. Es inadmisible que el Estado, haya hecho
dejación de sus funciones y haya abandonado a su suerte a los millones de niños
que hoy, son adultos, y algunos están embrutecidos por las soflamas, las
consignas y el odio, antes que influidos por las ideas y la reflexión.
Por tanto, reclamo como un elemento
razonable, que entre los muchos pactos a los que tienen que llegar las diversas
fuerzas políticas, se incluya uno al que podríamos llamar F.E.N o llamarlo como
queramos, pero que en definitiva, debería estar consensuado a nivel nacional y
encaminado a respetar los símbolos que distinguen a España.
Está muy bien lo de enseñar a los niños a
respetar a los homosexuales, las lesbianas, los transexuales, a los agnósticos,
a los musulmanes, a los célibes y a los celíacos. Respetar a las niñas y a no
pegarlas, no hacer acoso escolar ni reírse de los gordos, los que llevan gafas
o prótesis dental. Todo eso está de puta madre. Pero ¡coño! que no cuesta nada
enseñar a respetar la bandera, el himno y al Rey.
Luego, cuando crezcan, que decidan por ellos
mismos si quieren cambiar de opinión y aborrecer y sonrojarse de todo lo español,
como el gilipollas del Willy Toledo. Pero al menos, evitemos lo que está en
nuestra mano: enseñar a odiar a otros. Porque hoy es la bandera, mañana la
historia y pasado el color, la religión o la raza.