viernes, diciembre 07, 2018

Navidad: tiempo de nostalgia


Es un hecho indiscutible que me quedan menos navidades por delante que las que tengo por detrás. Así es que me considero más que capacitado para hablar acerca de los diferentes tipos de navidades que, con más o menos cosas en común, tenemos, hemos tenido y probablemente tendremos todos.

Del mismo modo que las hojas de los árboles hace ya tiempo que cayeron, en su proceso de renovación continuo, nuestro ánimo como seres humanos, se ve igualmente afectado por las estaciones. La vida cambia y de hecho - como decía un amigo - cambia cuatro veces cada año. Y este tiempo en el que nos adentramos, es un tiempo de recuerdos, añoranzas, nostalgias y buenos propósitos para el futuro.

Recuerdo navidades en las que nos juntábamos en casa de mi tío, - que vivía en la puerta de enfrente - y se montaba la de Dios. Un año, mi primo, hasta se atrevió a llevar a unos amigos suyos, un grupo musical, con sus guitarras, amplificadores, micrófonos y batería. Y además, se vio en la obligación de invitar a la fiesta a cualquier vecino del edificio que quisiera pasarse por allí, con el fin de evitar que a alguien se le ocurriera llamar a la policía por escándalo público. ¡Todavía no entiendo cómo cupimos todos en aquel salón! Mis tíos, mis primos, mis padres y algún vecino avispado. Aquello parecía el camarote de los hermanos Marx o la casa de la que hablaba Gila, cuya madre, invitaba al cartero a bañarse y siempre coincidía con su hermana en la bañera.

Y también recuerdo haber vivido navidades con la misma alegría con la que se vive la Semana Santa, cambiando tan sólo el turrón por las torrijas. Y eso suponiendo que hubiera torrijas.

Y lo malo es que con el tiempo, la cosa va a peor, porque por ley natural, se van produciendo bajas alrededor de la mesa y los huecos de las sillas no son nada, en comparación con el boquete que tenemos en el corazón. Y tal vez sea por ese natural devenir, por el que cada vez hay más personas a las que no les gusta la Navidad. 

Y en estos momentos me acuerdo de A, que hace pocos meses ha perdido a su marido por un cáncer que se lo llevó en menos de dos meses, con poco más de cincuenta años. Llevaban juntos desde que ella tenía 19. Así es que estas Navidades, y bastantes de las que vengan, serán terribles.

Y también me acuerdo de M, que aunque está lejos, muy lejos, siempre ha estado cerca. Esquivó a la parca no hace mucho y mientras, acaba de perder a un ser querido, a su madre. Y aunque hacía tiempo que había traspasado la cifra de los noventa y había disfrutado de una vida plena y de auténtica princesa, a M, le cuesta soportar el dolor de su pérdida. Sobre todo porque, no hace muchos años, también un poco antes de Navidad, perdió a un hermano.

Me imagino que R arderá en deseos de saber si su hija, - su ojito derecho - que anda nada menos que por Australia, regresará a casa por Navidad, como el turrón, colgada del brazo de su novio, único culpable de semejante exilio.

Tenemos que disfrutar de lo que tenemos. Debemos aprender a hacerlo. Debemos hacerlo como si no hubiera un mañana, probablemente, porque el mañana, en realidad, no existe. 

Hay que decir más “te quiero” y más a menudo. No basta con imaginar que el otro lo suponga.

Hay que hacer más mimos y carantoñas. Son gratis. La caricia que no das hoy, ya no la darás mañana. Esa será otra. La de mañana.

Hay que dar más besos. Son gratis. Pueden ser castos o con lengua, a gusto del consumidor.

Hay que tener más sexo. Consentido, por supuesto. Y si fuere menester, ante notario, para que luego no haya malentendidos.

Hay que reír más. Charles Chaplin decía: “un día sin una sonrisa, es un día perdido”. 

Hace años se decía “sienta a un pobre a tu mesa”. Hoy se puede sustituir al pobre por un divorciado, porque vienen a ser lo mismo.

Y si hay niños, y estás hecho polvo, y con ganas de pegarte un tiro en un pie, o tirarte por la ventana o simplemente llorar, que los niños no te vean, ni te oigan. Corres el riesgo de que te salgan como yo.

Por lo demás, ¡Feliz Navidad! Sobre todo para los que más lo necesitan.

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