sábado, diciembre 29, 2018

Consejos para una Nochevieja diferente


Las estadísticas y la policía, indican que existen altos índices de probabilidades, de que en estas fiestas, te veas en la obligación de compartir tu espacio vital y la mesa, con algún indeseable al que, por cierto, le tienes ganas desde hace años, porque cada año suele meter la pata. El típico “gamboso” que suele llegar medio colocado a la cena, gastando bromitas sin gracia, con una risa floja y avergonzando a su parienta, que cada año se pregunta qué fue lo que vio en él. Y tú, que estás deseando que todo se acabe y no volver a ver al tontoelhaba ese, llevas un año, o dos o tres, aguantándote las ganas de romperle la cara con la botella de champán. Para esos casos, van estos sabios consejos.

Escenario A. (sólo para casos extremos)

Puedes iniciar la velada al estilo Paul Newman.

En la famosa película titulada “Dos hombres y un destino”, dentro de la banda, hay un gigantón que pretende discutir la jerarquía y la autoridad de Paul Newman. El gigante, reta al jefe a una lucha a puñetazos. Dado el descomunal tamaño del retador y la presencia casi testimonial de Paul Newman, éste, cuando se dirige hacia la pelea, le dice al otro:

- Un momento, un momento, un momento. Tenemos que establecer unas reglas.

Al oír estas palabras, el gigantón, que ya se había puesto en guardia y estaba dispuesto a despachar de un único puñetazo a su jefe, pierde la concentración y se encuentra desubicado.

- ¿Reglas? ¿Qué reglas?

Entonces, Paul Newman, que se había ido acercando hacia el gigante con la supuesta intención de parlamentar, le atiza una patada en la entrepierna. Cuando el gigante gime de dolor arrodillado en el suelo, Paul aprovecha para darle un tremendo puñetazo que termina con el gigante sin sentido, mientras pronuncia esta frase.

- La primera regla, es que no hay reglas.

Siguiendo con el ejemplo descrito, cuando llegues a la casa a cenar y te encuentres con el patoso de siempre, te acercas como si fueras a saludarle y antes de que pueda reaccionar, le metes una patada en sus testículos, apoyando la acción con alguna sentencia del estilo de: “me tienes hasta…” o “hacía tiempo que lo tenías merecido”.

Sin duda, este gesto causará un gran impacto en el grupo pero seguro que escuchas un “bien hecho” a tus espaldas y probablemente sea de su mujer.

Escenario B.

Si lo descrito anteriormente te resulta algo violento, tienes otra opción. Es mucho menos agresiva y puede resultar más divertida, práctica y eficaz.

Previamente a tu llegada a la cena, debes haber conseguido una dosis generosa de escopolamina, también conocida como burundanga. En el momento de llegar, echarás la droga en la copa de champán que ofrecerás al imbécil y que éste, por supuesto, aceptará, porque dentro de sus objetivos de esa noche está el “pasarlo bien”, lo cual, para su cerebro de chimpancé es sinónimo de cogerse un pedal.

En cuanto se haya tomado la dosis y empiece a surtir efecto, puedes ordenarle que se desnude completamente y que se coloque los calzoncillos en la cabeza, al tiempo que lo grabas todo en una cámara de video. A partir de ese momento, puedes hacer lo que se te antoje con él. Desde obligarle a salir al balcón en pelotas y que cante a voz en cuello el “cara al sol” - si no se lo sabe, dale la letra - o que vaya llamando a las puertas de los vecinos pidiendo el aguinaldo. Lo más importante es que tú lo grabes todo.

Al día siguiente, cuando el imbécil se despierte y no se acuerde de nada, le enseñarás el vídeo y le dirás que lo tienes subido en la nube. Y que si no cambia radicalmente de actitud, lo enviarás a  Instagram, a Youtube  y a todas las redes sociales, hasta que se convierta en trending topic.

En cualquier caso, Felíz Año a todos y buena suerte.

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