viernes, diciembre 23, 2016

El Servicio Andaluz de Salud (tercera parte)



Hace unos días hubo diversas manifestaciones en ciertas ciudades de Andalucía (Granada, Huelva y Málaga), en protesta por la calidad del servicio ­- en general - del Servicio Andaluz de Salud. Y la verdad, es que razones sobran para eso y más.

El año pasado, en diciembre de 2015, después de visitar a mi especialista, me dijo que volviera en unos 9 meses. No, no estoy embarazado. Para el que no lo sepa, en Andalucía te citan por correo ordinario para realizar las pruebas pertinentes y para acudir a las citas con tu médico especialista. Estamos en el siglo xxi, pero éstos se mueven a golpe de protocolos del xix. Total, han cambiado de lugar la “i”. A este paso, paso a ver resucitar a las mulas. Nada de emails a tu correo electrónico. Nada de SMS a tu móvil, que me pregunto para qué carajo te los piden si no los usan.

Y claro, como es lógico, al normal caos en el que se desarrolla todo, hay que añadir que es posible, tal vez, acaso, que la carta con la fecha para la citación para realizar las pruebas, llegue…o no, que diría un gallego. Lo normal, es que no.

Iluso de mí, pensé que por una vez, los del SAS podrían romper las estadísticas y aunque sólo fuese por equivocación, enviarme la citación a las pruebas en agosto o incluso en septiembre. Pues no. En septiembre, navegando arduamente por la red y por la mierda de webs que hay al respecto, consigo encontrar en lo más recóndito de una de ellas, un apartado que reza ampulosamente: SALUDRESPONDE.

En un principio, parece todo ideal y la primera sensación es que por fin se han puesto las pilas. ¡Fachada! ¡Pura fachada y puro marketing!
Aparte de ponerte amablemente a tu disposición algún número 902, por si quieres regalar dinero, han dispuesto un email. Y tú piensas (otra vez ): ¡Vaya, por fin! Alguien me va a responder. Sí, pero no. O sea, tú escribes tu email, explicando muy despacio tu problema y alguien, al otro lado de la pantalla, lo primero que te responde es con un cuestionario previo para empezar a hablar:

- Que cuál es tu número de tarjeta de la Seguridad Social
- Que cuál es tu nombre y apellidos
- Que les des el DNI
- Que les digas un email

Alguna de cuyas preguntas, eran directamente estériles, porque el nombre y apellidos ya estaban incluidos en el correo, así como el email. Pero bueno, vale. Se lo das y esperas recibir respuesta en algunos días.

Al cabo de unas horas - sorprendente - te llama un ser humano, probablemente ubicado físicamente en Sevilla. Te empieza a contar tu propia vida, algo que tú ya conoces. Es como el Consultor de PWC del chiste. Tú, lo que quieres es que te digan cuándo te van a citar para las pruebas y el individuo te responde que eso no lo puede decir saber. Que tienes tú que llamar al centro hospitalario. Que llames al teléfono que te da y que adiós, muy buenas.

Tú, mosqueado, empiezas a sospechar, pero de todos modos, te dedicas durante los siguientes días a llamar al maldito teléfono como si de ello dependiera tu vida. El susodicho teléfono, no lo coge ni la madre que lo parió. Es más, comienzas a pensar que aunque la línea existe porque da señal de llamada, es muy probable que no haya ningún dispositivo físico sonando en ninguna parte. En la web del hospital, figura como que hay una centralita, pero debe estar de baja por maternidad, o por estrés o desayunando. El caso es que pasan los días y las semanas, llamas al teléfono ese y a todos los que has conseguido en una astuta actitud detectivesca por internet. Llamas a diferentes horas como para pillar desprevenido al supuesto responsable y que lo coja por despiste. Y a ti te siguen dando morcilla.
Dejas pasar el mes de septiembre con la esperanza de que te llamen. En octubre repites la operación de llamar al magnífico servicio de “saludresponde” y obtienes la misma respuesta. Y pasa el mes de octubre. Y el de noviembre. 

A finales de diciembre, te acuerdas de que tienes que renovar la tarjeta de desplazado. Menos mal que es un procedimiento que puedes realizar con tu certificado digital y no es necesario desplazarse al centro de salud para hacerlo. Bueno, pues una mierda! Ese día, el sistema no detecta bien tu certificado digital - que por cierto compruebas en otro sitio y funciona normalmente. Y entonces, más cabreado que un bonobo sin sexo, al margen de que ya no te queda más cojones que ir al centro de salud, porque además, no se puede renovar ni un día antes ni uno después, intentas informar a los inútiles del SAS, que el sistema no les funciona. Les mandas un webmail y ya te puedes echar a dormir que responderán un día de estos. ¡Como para unas prisas!

Una vez en el centro de salud, la señorita te atiende con diligencia y amabilidad, aunque se nota que está sustituyendo a alguien porque está más perdida que un garbanzo en una paella. Ya puestos, le pides cita con el médico para renovar las recetas y oh, casualidad! te la dan inmediatamente. Mientras el médico procede a emitir las nuevas recetas, le informas que estás a la espera de que te citen para las pruebas pendientes, y te responde que, si tiene agallas, vayas a por las chicas del mostrador. 

De vuelta en el mostrador y a punto de hacer amistad ya con ellas por la frecuencia, le comentas tu problema, de modo breve que si das demasiada información es peor. Y entonces, te sorprenden y te dicen:
     - Sí, usted tiene cita con el especialista el 17 de enero.
    -¿Qué tengo cita con el especialista? Yo no sabía nada de eso. ¿Del año 2017? - preguntas cauteloso
     - Sí, sí.
     - ¿Y para qué quiero ir al especialista si no tengo las pruebas?
     - Eso es cierto, sí. Pero bueno hasta entonces, hay tiempo.
    - ¿Que hay tiempo? Hoy es 23 de diciembre, viernes. Fin de semana. Navidades. Y usted dice que ¿hay tiempo de que me citen a las pruebas, me las hagan y las tengan antes del 17 de enero? No me lo creo.
     - Ajustado sí que es, desde luego.

Por la tarde, vuelves a comprobar si les funciona lo del certificado digital a los del SAS, y sí, ya han arreglado el problema. Por supuesto, el correo que enviaste por la mañana, no ha obtenido respuesta.

Sigues sin saber, tres meses después, si te van a llamar para hacer las pruebas y tampoco cuándo.

Y lo más probable es que la fecha que te han dado para el 17 de enero, no pueda ser utilizada, a pesar de lo cual, es bastante probable que consideren dicha cita como “tratada”, mejorando con ello los ratios de eficacia del glorioso Servicio Andaluz de Salud.

¿Comprendéis ahora por qué sigo como “desplazado temporal” sin perder mi tarjeta sanitaria de Madrid?