Cada vez que me siento delante del ordenador me encuentro con una pantalla donde me ofrecen toda una parrilla de noticias y algunos rumores, algunas aparecidas en prensa o en televisión y las más de las veces, de dudosa verosimilitud. Pero hay una constante, que aparece siempre a cualquier hora y se trata de los asistentes a un programa basura que según parece, se llama “First Dates”. Como habrás podido adivinar, ese programa pertenece a una de las muchas cadenas de tv que no sintonizo jamás y por eso me sorprende y mucho las referencias que se publican de los asistentes a esas “tele-citas”.
Recuerdo cuando hace ya años aparecieron
las primeras webs de citas. En un primer momento, mi primera impresión fue de
rechazo. ¡Cómo me iba a exponer impúdicamente en internet! Pero al final llegué
al convencimiento de que, si quería buscar y encontrar lo que no tenía, ese era
el camino.
Un amigo me había casi
secuestrado y me había llevado a una cafetería de Madrid donde los miércoles -
al parecer sólo los miércoles por la tarde – se reunía un grupo de gente para
socializar. Se suponía que era gente soltera, divorciada o viuda, pero a la entrada
nadie pedía el certificado de estado civil y claro, al final había mucho
comando enemigo intentando pescar lo que fuera. La cafetería estaba atestada de
gente, el ruido y la música hacían casi imposible que escucharas a tu interlocutor
y todo ello parecía mucho más un mercado de carne, donde unos compraban y otros
ofrecían.
Nunca se me dio bien eso de ligar
en un bar. De hecho, nunca lo intenté y después de ver eso, me pregunté si
sería en un lugar como ese y a las tantas de la madruga donde el destino me
tenía guardada una sorpresa con forma de mujer. Decididamente, descarté esa
opción, tan igual a tantas otras que también existían. Así es que al final, por
eliminación, llegué a la conclusión de que lo de la web de citas no es que
fuese mi opción preferida, pero era la única posible. Era eso o esperar a
encontrarme en la puerta de mi casa con una cartera con medidas de modelo, mientras
me entregaba un paquete. Pero esta opción también quedó descartada, entre otras
cosas porque a mí no me escribía nadie. Ni Hacienda.
Una vez que ya me acostumbré al
uso de las webs de citas y que aprendí a usarlas debidamente para focalizarme
en lo que de verdad estaba interesado, uno de los aspectos que consideraba más
importante era la discreción. Al fin y al cabo, el que te viera en esa web era
porque esa persona también estaba dentro. Por eso, ahora, cuando veo que la
gente acude a un programa de televisión a ligar, se me rompen los esquemas.
Me imagino la reacción de todos
los vecinos de esas personas al día siguiente. Supongo que si el encuentro no
ha funcionado como se esperaba, aparecerán alcahuetas/os por doquier,
intentando presentarte a una sobrina, un primo o una amiga de su abuela, que
todo dependerá de la edad de los sujetos. Tus compañeros de trabajo, si la
chica te ha dado calabazas y encima lo ha hecho en televisión, te van a estar
vacilando hasta el día del juicio final; eso es peor que la rivalidad entre
Real y Atlético. Alguno te pedirá el teléfono de la chica para probar suerte o
tal vez quiera presentarte a su hermana.
En fin, que no se me ocurre
ninguna razón para que personas jóvenes aparentemente sanos y normales de
veintitantos, treinta o cuarenta años, necesiten exponerse de esa forma a hacer
el ridículo en algunos casos, mientras miles de españoles se parten el pecho a su
costa. No comprendo por qué no prefieren
iniciar un conocimiento mutuo a través de los correos, o incluso del teléfono,
antes de tener una cita o varias, con discreción sin tener que publicarlo en el
BOE, hacer partícipes a todos los vecinos del barrio y a los familiares, sobre
todo con los que no te hablas.
Hace muchos años una persona me
dijo algo que se me quedó grabado: “De lo que rebosa el corazón, la boca está
llena”. Sabio consejo que desde entonces he procurado seguir.
Un viejo proverbio oriental dice:
“Cuando busques esposa, procura encontrar a alguien con quien te guste
conversar. Será a eso a lo que dediques más tiempo a partir de un momento dado”.
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