viernes, enero 04, 2013
Adiós al Scalextric.
Para los niños de mi generación, el Scalextric, era el juguete estrella, el no va más, lo último, lo más de lo más, lo más caro. Por eso, nunca tuve uno. Tuve, eso sí, los 40 Juegos Reunidos Geyper, que tampoco estaba mal…pero no era lo mismo.
Crecí con ese “trauma” y conseguí superarlo manteniendo el sueño, la esperanza y la ilusión de tener un día un espacio lo suficientemente grande en casa, para poder instalarlo y disfrutar de mayor, lo que no pude disfrutar de niño. Y eso, tampoco lo conseguí.
Los tiempos y el cambio, han ido proporcionando todo un mundo nuevo en el universo de los juegos. Desde los primeros juegos electrónicos que consistían en un partido de tenis donde la pelota, era un punto que simplemente rebotaba contra “las paredes” del fondo de la pantalla de la máquina y los jugadores no existían y encima, la máquina estaba en el bar o cafetería, pasando por el comecocos y su musiquita machacona, hasta llegar al fontanero más famoso, Súper Mario Bros.
La evolución de la tecnología, los iba haciendo más complejos y los iba recluyendo en un aparato que podías tener en la mano; ya no era necesario acudir a un local de tu barrio, inundado de enormes máquinas y con un desconcertante ruido de fondo, fruto de las diferentes músicas que vomitaba cada una. Ahora, ya podías jugar en casa. Ese fue el principio del fin del Scalextric.
La sucesiva aparición de la Nintendo de la Play Station y de los diferentes tipos de simuladores que hay en el marcado, han ido matando poco a poco a los llamados Juegos de Mesa. Y creo que eso es malo.
Los juegos de mesa clásico, proporcionaban, además de diversión, la posibilidad de hacer cosas en grupo, bien sea con tus hermanos, tus padres, tus amigos. El parchís, la Oca, la Ruleta Francesa, El Monopoly y mucho después El Trivial, que causó furor en su día, son ejemplos de lo divertido que podría ser, pasar toda la tarde jugando y compartiendo tu tiempo.
Hoy en día, aparte de supuestos juegos de dudosa moralidad, cuya única finalidad consiste en enseñarte cómo asesinar más soldados enemigos, el resto es un compendio de retos personales que por definición, deben ser enfrentados a los retos de los demás. Hoy, no se fomenta la colaboración, la participación; hoy se fomenta la lucha personal, la individualidad, el enfrentamiento directo y entiendo que eso, se ve reflejado posteriormente, tanto en aspectos sociales como laborales.
En los equipos de fútbol, por ejemplo, se tiene una máxima: “Se juega como se entrena”. Si ese principio, por analogía, lo trasladamos al mundo de los juegos en general, tal vez tengamos una clave del tipo de sociedad en la que vivimos.
Una vez tuve que asumir que el Scalextric era un juego que estaba fuera de mis posibilidades. Más tarde, declaré la guerra a todos estos juegos electrónicos, a excepción del ajedrez. Pero donde esté una buena partida de Monopoly o de Parchís, que se quiten todos esos inventos modernos.
Aunque sin duda alguna, no hay nada como una buena partida de Mus.
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