Carmen, trabaja como profesora de francés, en un colegio público de la Málaga profunda.
Confieso que siento admiración por aquellas personas que tienen una profesión en la que deben estar de cara al público: camareros, dependientes, azafatas, etc. Pero la verdad es que, de un tiempo a esta parte, el gremio de los profesores se ha aupado al primer puesto de mi escala de valoración, alcanzando la calificación de héroes (y heroínas, claro).
Cuando yo era estudiante, en el colegio de curas al que fui durante 12 años, a los profesores se les trataba de usted y a los curas, el tratamiento era de "hermano". Al principio, los curas usaban un alias, como los artistas y el Papa; un nombre diferente al suyo que normalmente pertenecía a algún santo de su especial devoción personal. Luego, con el tiempo, esa costumbre se fue perdiendo hasta desaparecer.
En el terreno de la disciplina, en clase se castigaba al que comía chicle. Ni te cuento si se te ocurría comerte un bocata. Ibas camino de la excomunión directamente. Por supuesto, debías sentarte adecuadamente en tu sitio y permanecer en silencio siempre, sobre todo, cuando el profesor explicaba algo. Y quedaba sobre entendido que debías ir vestido decentemente.
De las conversaciones que a lo largo del tiempo he mantenido con Carmen y otras personas que como ella, tienen la heroica tarea de ejercer de profesores de los adolescentes españoles de hoy en día, me han trasladado la imagen de lo que sucede ahora.
Para empezar, los alumnos llaman de tú a los profesores y se dirigen a ellos como si se tratara de colegas. Colegas, eso sí, a los que por supuesto no respetan y a los que tampoco les reconocen ningún tipo de autoridad de ninguna clase, permitiéndose el lujo de discutir las medidas y decisiones que tomen.
Por lo que se refiere a la vestimenta, sé de profesores que han llamado la atención a los chicos y chicas, por acudir a clase como si se tratara de una fiesta en una piscina, con trajes de baño, biquinis y chanclas.
El término que describe mejor la manera de sentarse en clase es "desparramado". Mientras el profesor intenta dar su clase, los alumnos, por su cuenta, establecen corrillos en los cuales se establecen unas conversaciones muy animadas sobre los temas más interesantes, pero que nada tienen que ver con el temario del curso.
Todo ello, mientras en paralelo, todos ellos hacen uso de sus móviles de última generación, tuitean y mandan guasaps a troche y moche.
Cuando el profesor se acerca y les pide silencio y respeto, ellos simplemente responden que "a mí me han obligado a venir" y que por tanto, están exentos de mantener una mínima compostura. Por supuesto, si el profesor les pide el móvil, ellos comienzan una discusión en base al derecho o no que tiene el profesor para requisar su aparato y todo ello amparado en el poder y el apoyo que les da el resto del grupo y sus respectivos progenitores.
Los profesores, se tienen que enfrentar cada día, durante 6 horas, a individuos como éstos, alguno de los cuales tiene 26 años! (veintiséis) y sigue estudiando Bachillerato, mientras los fines de semana trabaja de camarero en un bar del pueblo.
Si el profesor de francés, sorprende durante su clase a un alumno estudiando el libro de lengua del español y se acerca para llamarle la atención, el alumno se enfrentará, argumentando que se acaba de enterar de que al día siguiente tiene un examen y tiene que estudiar.
Cuando el alumno solicita permiso para ir al baño, debes estar muy atento, porque se sabe que en ocasiones, un cierto número de alumnos quedan a una hora determinada en el baño, para tener relaciones sexuales con compañeras o como mínimo, realizar tocamientos o abusos. Y si estás al corriente de tales fechorías y pones cuidado y le niegas el permiso para ir al baño, para empezar la criaturita, que tiene un "apretón", se levanta y se va y más tarde, el que viene es el cernícalo del padre a protestar por el hecho de que no le hayas dado permiso al niño para ir al baño.
No pueden poner la mano encima a ningún alumno. No pueden expulsarle de clase. No pueden requisar los móviles, evitando con ello que en los exámenes, se vayan haciendo fotos de las preguntas y vuelen por el hiperespacio.
Pero estos son los normales. Luego, están los otros, los que van a educación especial o complementaria o como se llame. Los alumnos que van a este tipo de centros especializados, son los futuros inquilinos de las cárceles.
Uno de ellos, por ejemplo, está harto de llegar a su casa y encontrarse a su madre borracha y desnuda en el sofá del salón, con un tío encima que cada día, es distinto. Otro, es el menor de 8 hermanos y es el único que todavía permanece bajo la (supuesta) custodia del padre, porque todos los demás ya han huido de él o la justicia le ha quitado la patria potestad. Suele ir hasta los topes de marihuana o de lo que caiga, cabalgando con cara de ido, a lomos de un caballo por medio del pueblo, al más puro estilo far west.
Y para atender a estas criaturitas, hay disponibles un par de profesores, los cuales, cada día del año lectivo, se pasan toda su jornada laboral lidiando con estas bestias asilvestradas, mientras les insultan, amenazan o en el mejor de los casos, pasan de ellos olímpicamente. No es de extrañar que sean los propios profesores los que tengan que "drogarse", utilizando tranquilizantes o someterse a un tratamiento psicológico, para poder soportar semejantes condiciones de trabajo.
Pero aquí, no acaba la feria, no. Todavía quedan los exámenes.
El profesor, haciendo un uso ético de sus atribuciones, puede y debe suspender a aquellos alumnos que no den la talla. Pero da igual, porque luego viene el Inspector de Zona y directamente te ordena que les apruebes porque hay que subir la media. Y entonces, a niños que están estudiando inglés, por ejemplo, en un afamado instituto de Madrid, por ejemplo, cuando en el exámen obtienen un 1 o un 2, llega el Inspector y les aprueba por el artículo 33!. Y entonces, el profesor se pregunta:"Y yo, qué hago aquí?".
Lo que sucede con el famoso informe PISA,es de traca. Se trata de unos exámenes que se realizan cada tres años, a nivel mundial, con el fin de evaluar los conocimientos de los alumnos. Pues bien, es bien sabido y comentado, que en este tipo de pruebas los alumnos españoles recuerdan sobremanera al chiste de los remeros, en el que los ingleses, cada año nos sacaban más ventaja y los españoles, cada año lo hacían peor. O al papel que hace España en el Festival de Eurovisión. Pero lo más sorprendente, es que antes de realizar las pruebas, a los alumnos se les da un ejemplo de la clase de preguntas que se van a formular, una especie de "de qué color es el caballo blanco de Santiago?". Bueno, pues a pesar de que nos "chiven" las preguntas, cada año hacemos el ridículo más espantoso.
El problema real, no es ya una cuestión de respeto, educación y disciplina. El problema es que esta gente, estos alumnos, ¿a qué se van a dedicar el día de mañana? Y sobre todo, algo mucho peor aún:¿Qué pasa con aquellos que verdaderamente quieren estudiar, tienen interés y sus compañeros no les dejan?
Comprendo, ahora mucho mejor, la tesis de Esperanza Aguirre cuando creó el experimento de Centros de Enseñanza para gente que valía y QUERÍA estudiar. Todos, como casi siempre los más dogmáticos, se echaron sobre ella acusándola de todo, pero es que es necesario sacar de las aulas, primero a quienes no quieren estudiar y después, a quienes están por encima de la media. Hoy en día, las clases, van al ritmo del más torpe, del más vago, del que no tiene ningún interés por estudiar porque "es que a mí me han obligado a venir" y el resto, tiene que aguantarse.
Y luego nos extraña que la gente que vale se vaya de España!. ¿Y en esto nos estamos gastando los españoles el presupuesto en educación? La educación, como dijo la Espe, me parece bien que sea universal e incluso, gratuita, pero eso no quiere decir que sea para siempre. Cumplidos unos años, el que no quiera estudiar queda expulsado de ese sistema; que se vaya a otro, pero pagando o que se ponga a trabajar. Lo que no es de recibo es que haya tíos con 26 años estudiando bachillerato en un Instituto de pueblo.
¡Ya está bien de hacer el panoli!