Supongo
que es bien conocido que el record del número de reclamaciones ante las
asociaciones en defensa del consumidor y demás organismos afines, es para las
empresas de comunicaciones. Bien sea el ADSL, el móvil o todo junto, lo cierto
es que se tienen bien ganado a pulso el lugar preferencial en ese dudoso
ranking. Y como no podía ser de otro modo, Movistar no podía ser una excepción.
Y para muestra, un botón.
Como
imagino que ya sabéis, vivo en una comunidad de vecinos que parece Bruselas en
pequeñito. Aquí, ser aborigen como yo, es una rareza. Pues bien, uno de estos
vecinos, de origen Luxemburgués, además y para complicar la cosa un poco más, no
habla bien más que el francés y el alemán. Por lo tanto, no te queda otra que
hablar en inglés, lo cual no sería mayor problema si no fuera porque lo habla
tan mal como el español.
Vino
hace un par de días a casa porque de repente, se había dado cuenta de que
aunque tenía internet y podía realizar llamadas, lo que no podía era
recibirlas. Con la mejor de las intenciones y su marcadísimo acento alemán, el
hombre llamó al Servicio de Putrefacción al Cliente, de la inefable Movistar.
Un servicio que, por supuesto, no dispone de atención en ningún otro idioma que
no sea el español y no sé si en catalán o vasco, pero seguro que ni francés, ni
alemán ni nada que se le parezca. ¿Para qué?, habrán pensado sabiamente los
directivos. Pues bien, el buen hombre, haciendo un esfuerzo encomiable, intenta
comunicarse con la cabeza parlante al otro lado del teléfono, pero como era de
esperar, con resultado “negatifo”. Así es que, como suele hacer en estos casos,
acude a casa para que le ayudemos.
Claro.
Hay que imaginar que, si para un lugareño ya es complicado hacerse entender ante
cualquier servicio de sodomización de clientes, para uno que ni siquiera habla
español, esa tarea se convierte en hercúlea. Así que allá que vamos a pelear
con la cabeza parlante que Movistar ha colocado al otro lado del teléfono.
La
odisea comienza con el famoso estribillo de “todos nuestros agentes están
ocupados. Llame en unos minutos”. Y la operación se repite varias veces.
Después
de llamar varias veces, conseguimos hablar con un ser humano. De hecho,
hablamos con varios y tuvimos que repetir la historia a todas las cabezas
parlantes que se pusieron al teléfono. Finalmente a la cuarta, ya se le dijo
que empezábamos a estar un pelín hasta los pies de semejante atención. Y el
diálogo se desarrolló aproximadamente en estos términos.
-
Buenas tardes, señorita. Mire le llamo en nombre del titular de la
línea tal y tal. Es que llamo yo porque el señor es extranjero y no habla
español. Que tiene internet, pero que de repente, aunque puede hacer llamadas
hacia fuera, lo que no puede es recibirlas.
-
A ver déjeme ver. Sí, es que el señor no tiene contratado el
mantenimiento de la línea. Si quiere que se lo miremos, tendrá que desplazarse
un técnico y eso le va a costar 90€ más IVA.
-
Pero vamos a ver, señorita. Cuando este señor contrató la línea,
¿acaso no venía ya con el mantenimiento incluido?
-
No. Es que si la avería está dentro de su domicilio, eso no está
incluido. Para ello, tiene que contratar el servicio, que son 3,50 euros al
mes, más IVA. En caso contrario, la visita del técnico le va a costar 90€ más
IVA, más el impuesto de no hablar español y 3 de dúplex y me llevo una. ¿A qué
cuenta quiere domiciliar el pago?
-
Eh! ¡Quieta parada! A ver si lo he entendido. Me está diciendo que si
la avería está dentro del domicilio, ¿tiene que pagar un extra?
-
Sí, es correcto. O contratar el mantenimiento y entonces le sale
gratis.
-
Vale y si la avería es de ustedes y está fuera de la vivienda?
-
En ese caso, no claro, pero lo primero es que tiene ir el técnico a
mirar y determinar si no es de dentro. Entonces mira fuera. Pero claro, para
ir, primero tiene que contratar el mantenimiento. Si no quiere que vaya el
técnico, tienen ustedes que abrir la
caja de comunicaciones, probar con un teléfono de repuesto y ver si todo
funciona correctamente.
-
¿Cómo dice?!! ¿Qué es el titular de la línea, el propietario, el que
para empezar, debe tener un teléfono de repuesto, como si eso viniera con las
madalenas del Mercadona. Después, se tiene que poner a descubrir dónde está la
caja de las conexiones. Una vez quitados los tornillos de la tapa, se supone
que también, debe tener los conocimientos para realizar las pruebas. Y después,
y sólo después, ya si eso, ya se pasan ustedes por aquí para echar un vistazo
por fuera?
-
O contratar el mantenimiento que por 3,5€ al mes lo tiene cubierto….
-
Un momento! Vamos a hacer una cosa. Dado que durante estos días atrás,
hemos visto a su personal merodeando por la urbanización, y casualmente, poco
después hemos empezado a notar cosas extrañas en las líneas, lo mejor es que se
pasen sus técnicos nuevamente, echen un vistazo “por fuera” y arreglen lo que
es más que probable, ellos mismos hayan roto. Y ya si eso, ya contratará este
señor el mantenimiento o, tal vez se piense cambiar de compañía.
Dos
días más tarde, el problema estaba resuelto.
Resumen.
La cosa
debe andar muy malamente, cuando una empresa como Movistar, intenta mediante el
embaucamiento y casi la extorsión, conseguir que los titulares abonen unas
cantidades en concepto de algo tan esencial como el mantenimiento de la línea
que la propia compañía te ha instalado. Es decir, en principio asumen que eres
culpable de haber hecho pruebas dentro de casa, como intentar poner en órbita
algún satélite o cosas así y que algo has hecho mal y te la has cargado. Y
entonces vienen ellos. Como ya has pagado el mantenimiento, se pasean por tu
casa y te arreglan el estropicio desde fuera, que es donde estaba la avería.
Avería, que ya puestos a pensar mal, es posible que hayan provocado ellos mismos.
Luego,
vas a internet y te das cuenta de que hay docenas de casos como el que he
descrito.
Y
supongo que más de uno, habrá pasado por el aro.