Debo reconocer que cuando los de Marketing se
ponen a hacer de las suyas, me recuerdan a los ilusionistas o los trileros: te
quedas con la boca abierta, mientras piensas ¡vaya cara dura que tiene este
menda! Y ese es el caso de los de ING.
Recibo un email en el que supuestamente, me
ofrecen un nuevo servicio, supuestamente optativo. El producto, en pocas
palabras, si lo suscribes, te permite disponer de un cierto importe en descubierto
en tu cuenta.
Yo, de entrada, cualquier cosa que me ofrezca
un banco, parto de la base de que es un timo, un abuso o simplemente ilegal. Raro
es el caso que no caiga en alguna - o varias - de las categorías descritas. Y
en este caso, no ando muy desencaminado.
Resulta que el importe de descubierto que
supuestamente me ofrecen como nuevo,
es EXACTAMENTE el mismo que el que dispongo en la actualidad, con lo cual, de
entrada, mis prejuicios y sospechas acerca de los bancos y sus prácticas,
parece que son fundados. Entonces, si el importe es el mismo ¿dónde está la
diferencia? ¿Dónde está el truco del ilusionista? Pues es fácil.
Si no suscribes libremente - como los catalanes de la CUP - el nuevo
producto, a partir de una fecha próxima, NO
SE ADMITIRÁ DESCUBIERTO ALGUNO, con lo que te pueden devolver los recibos
que les apetezca. Pero si quieres suscribirlo, y te quedas en descubierto, el
banco tendrá la gentileza de cobrarte 3,99 € por cuenta y mes natural que esté
en descubierto y se cargará el día 2 del mes siguiente. Amén de otras varias
condiciones que te viene en letra ínfima y al pie del email.
O sea, dicho en román paladino y para que
todos nos entendamos. Los de ING, han decidido clavártela hasta la empuñadura,
lo quieras tú o no. Y además, para que no te quejes del puyazo, te lo venden
como si fuera optativo, cuando en realidad las opciones son: o trago o me
devuelven todos los recibos.
No me digas que no tienen inventiva los de
Marketing, eh?
Y luego están los del Banco Popular.
Tú te compras una casa, con su
correspondiente hipoteca. Entonces, el préstamo, está ligado a la sucursal del
Popular en Marbella. Como tú no vives en Marbella, un día, se te ocurre la
peregrina idea, de que sería bueno poder realizar las escasas gestiones que
tienes que hacer, en un sucursal del mismo banco, pero más cerca de tu
domicilio. Respuesta del banco: IMPOSIBLE. ¡Tú estás tonto, hombre!
Bueno. Pues nada. Sólo te queda la opción del
teléfono, piensas tú en un alarde de imaginación y de sentido común. Pues una
mierda! Es metafísicamente imposible contactar con ninguna persona de ninguna
sucursal del Banco Popular. Ni por email, ni por teléfono. Cuando llamas a un
teléfono, debe ser la centralita del banco para todo el mundo mundial y por
supuesto, no se dedican a dar recados.
Así es que no tienes más remedio que ir
personalmente, desde Benalmádena hasta Marbella, exclusivamente para salvar el
pequeño inconveniente de no poder contactar con el director de la puta sucursal
de los cojones.
Una vez allí, en Marbella, solicitas que te
informen del procedimiento a seguir para la reclamación de la cláusula suelo. Después
de decirte que en esa sucursal no tienen los datos de tu hipoteca ni la
escritura - que la debe tener el notario, pero que realmente no saben dónde
está- te dan un kilo y medio de papeles
para que, tranquilamente, los vayas rellenado en casa en tu tiempo libre.
Después de acordarte de todos los parientes
vivos y muertos de los del Popular, como acto de magnificencia, te permiten -
loado sea el Señor! - que te acerques en persona a otra sucursal - situada a 5 kilómetros de tu casa - en la que gentilmente, el inútil de turno, te
atenderá con cara de vinagre, y hará las veces de corre ve y dile, entre sucursales.
Él, será el encargado de recoger el kilo y medio de papeles que has ido
rellenado a lo largo de varios fines de semana y se los hará llegar, por valija
interna, a los de Marbella. Todo muy enfocado al cliente.
Al cabo de transcurrido un tiempo y sin haber
tenido ninguna noticia del grado de avance de la petición y sin poder preguntar
a nadie, sorpresivamente recibes una notificación de que, en el tiempo límite
establecido, han accedido a “concederte” la devolución de los importes
reclamados.
Entonces, es cuando te das cuenta de que la torpeza
y la inutilidad, son virus que embrutecen a todos los estamentos de nuestra
sociedad, ensañándose con algunos, especialmente. Efectivamente, te han
devuelto las cantidades correspondientes a la casa, pero se les ha olvidado
contemplar la escritura del garaje. ¡Kilo y medio de papeles, es demasiado
incluso para un banco!
Así es que, haciendo acopio de tu escasa
paciencia, te diriges por quincuagésima novena vez, a la maldita sucursal del
extinto Banco Popular, situada a 5 kilómetros de tu casa para hablar con el
cara vinagre de turno.
Llegas temprano, para que el trabajo no se
les acumule. Al entrar, ves a dos empleadas en un cubículo, hablando de sus
cosas. Ellas te ven, pero pasan de ti como de comer mierda. Entonces, ves entrar
por la puerta a una pareja que, casualmente, iban delante de ti caminando por
la acera. Ella se introduce en el despacho que parece ser del director de la
sucursal y él, se encamina hacia la mesa vacía que está frente a ti. Son las
9.30 de la mañana. Las cotorras, siguen a su puta bola. El recién llegado, se
quita la chaqueta, la cuelga en el perchero y a pesar de que estás a escasos 60
cms de su mesa, se dispone a salir huyendo del lugar, como si fuese el
escenario de un crimen atroz.
¾ ¿Con quién tengo que hablar para
un tema de cláusula suelo? - lanzas al tipejo recién llegado.
El individuo, vuelve a dejar sobre la mesa
los papeles que había cogido, se sienta y hace como que te atiende.
Le das los papeles que llevas tú y le
explicas, de manera sencilla para que no se le funda su única neurona, cuál es
el problema.
¾ Es que me han aplicado el
descuento a la casa, pero no a la plaza de garaje.
El tipejo, coge los papeles y llama al
director de la sucursal de Marbella, que es quien lleva el tema personalmente.
¾ Es que está reunido - dice el
soplapollas-. Así es que tendremos que llamar más tarde.
¾ Ya, pero es que yo no voy a
estar aquí toda la mañana, esperando a ver si su Alteza Real el Director de la
sucursal de Marbella, termina la reunión o no - escupes por la boca junto con
el vitriolo.
¾ Ya…pero es que yo no puedo hacer
nada…no tengo acceso y debe ser él - balbucea el mononeuronal.
¾ ¿Y si se muere? - lanzas la
pregunta que se convierte en retórica porque al otro se le han fundido los
plomos hace rato.
Entonces, te da una tarjeta suya, para que le
llames. A ver si el lunes que viene ya tienen la documentación arreglada. En
ese caso, tendrías que pasar otra vez, por esa misma sucursal para firmar lo
que deberías haber firmado hace tiempo.
¾ ¿A qué hora puedo llamar? -
preguntas con intenciones aviesas.
¾ A partir de las 08.30 - responde
él.
Tú sabes, porque lo has visto con tus propios
ojos, que a las 8.30 él no está. Le has visto entrar a las 9.30 y además,
pretendía pasar de ti.
Te vas de allí, cagándote en todo lo que se mueve,
pero por lo bajo.
Mientras, las cotorras, seguían con sus
cositas.