Podría empezar el año bajo los recientes
efluvios del buenismo reinante en Navidades y permanecer embriagado por esa
estúpida sensación de que “hay que dar cuartelillo” a todo el mundo, porque “to
er mundo e güeno”; que tiempo tenemos para ir dando palos durante los restantes
365 días de este 2018. Podría, pero no. Empiezo el año con el palo, para no
perder ritmo.
Creo que ya ha quedado claro que odio a los
bancos. A todos. Sin excepción. De forma igualitaria. Lo único que les puede
diferenciar en mi escala de animadversión, es el número de pirulas que haya
podido sufrir o el tamaño de ellas. Pero que todo banco, por definición intrínseca,
está diseñado para hacerte la pirula, no hay duda. Y si no te lo crees, sólo
tienes que ver la película que emitieron el otro día en TVE 2 (El Concursante).
Y lo peor, es que luego quieren convencerte de que lo hacen por tu bien. Como
los de la DGT - otros que tal bailan - pero sin helicópteros y radares
ultramodernos.
Como todo el mundo sabe, los tribunales -
incluidos los de la UE - no hace mucho que han dictado sentencia en contra de
la banca, en el sentido de que los bancos - esos íntimos enemigos nuestros, que
tanto “bien” realizan a la sociedad - debían devolver a una inmensa mayoría de
ciudadanos, los importes cobrados de más de las hipotecas que tuvieren la
llamada cláusula suelo. O sea, un robo manifiesto por parte de los bancos, a
los que se les ha terminado el chollo cuando el Gobierno - por cierto del PP,
no el PSOE - y la UE, les han dicho que se bajen de la burra y sean ellos los
que pasen por caja. Hasta ahí, la cosa va normal.
Pero otro de los aspectos que les ha hecho
pupita a esta panda de buitres, ha sido la sentencia que les obliga a pagar, además, los gastos derivados de la novación de hipotecas. Es decir,
Notario, Registro y demás. Y aquí es donde los bancos se parapetan detrás de su
estructura y entorpecen, ralentizan, dificultan y obstruyen todo lo que pueden,
a fin de intentar que los ciudadanos, antes conocidos como SUS CLIENTES, puedan
hacerse con la documentación necesaria para, posteriormente, proceder a la
demanda de dichas cantidades ante los tribunales.
Hablemos, por ejemplo, del Banco Popular.
En otro post
de este mismo blog, ya mencionaba las gracietas del Banco Popular. La
imposibilidad de contactar por ningún medio con ningún responsable de ninguna
sucursal. Su desfachatez al afirmar que ellos, no tienen la escritura de la
hipoteca que ellos mismos te han concedido. Y que además, no saben dónde puede
estar. Y que si quieres, te vayas al notario y se la pidas, etc. etc. etc.
Pues bien, después de superar cuantas dificultades han
colocado en el camino. Después de intentar en vano hablar con algún responsable
del banco. Después de tener que ir personalmente al notario para solicitar - y
pagar de tu bolsillo - la copia simple de tu escritura. Y después de solicitar
la información al Registro de la Propiedad de Marbella, ya estamos en
disposición de enviar toda la documentación al despacho de abogados que se va a
encargar de llevar a cabo la demanda.
Eso sí. El gobierno, ha habilitado unos juzgados ad hoc,
para que todos estos asuntos relacionados con este tema, se diriman allí y no
inunden los ya saturados juzgados, que de otra forma, se verían totalmente
impotentes de dar salida en un tiempo prudencial a tanto pleito.
Es decir, que los tribunales fallan a favor de los
clientes de banca, afectados por la cláusula suelo. El gobierno ayuda
intentando agilizar los procesos. La UE, sienta las bases y la jurisprudencia.
Pero los bancos, en concreto el Banco Popular, se enroca y da por saco.
Pues arrieritos somos, Botín.