El diccionario de la lengua, define demagogia como una práctica política consistente en ganarse con halagos el favor popular. Algo que todo el mundo reconoce en abstracto, como definición, pero difícilmente sabe o quiere interpretar cuando de casos concretos se trata. Ahora, por ejemplo, está muy de moda la frase, convertida en eslogan, de "la sanidad no se vende, se defiende" y se apostilla que con la sanidad, no cabe hacer negocio.
Todo esto es falso, desde la propia base, pero a algunos, les encanta este tipo de actitudes, casi de afrentas al poder omnímodo del partido que tenga el poder en ese momento.
Que con la sanidad se hace negocio, lo saben bien los laboratorios farmacéuticos que proporcionan las medicinas y compran las voluntades de los médicos. Y por eso, hubo que obligar a usar las marcas blancas, con el fin de aminorar el coste de las medicinas. Eso, y eliminar algunas de la lista de productos bajo el manto de la Seguridad Social. Con la sanidad hacen negocio, los proveedores de material quirúrgico, los de las batas, las zapatillas, los guantes de goma, las jeringuillas, la lavandería, la limpieza de los centros, y todo cuanto se necesita en un centro de salud, clínica u hospital. Y sí, por supuesto que eso de hacer negocio es lícito. Porque en el fondo, lo que subyace debajo de esta demagogia, es demonizar a todo aquel que tenga entre sus principios la de ganar dinero con un negocio honesto, como si ello fuera perseguible de oficio por el Fiscal General del Estado, aunque a veces, se sea extremadamente condescendiente con los compañeros de partido que están pringados hasta las cejas en robar dinero público a través de EREs falsos o de corruptelas como la Gurtel.
Con la sanidad se puede y se debe ganar dinero, sí. Lo que hay que vigilar es el COMO. Porque una cosa es ganar dinero mejorando la eficacia del sistema, y otra eliminando servicios a los usuarios. Mejorar el sistema, se puede hacer, por ejemplo, estableciendo un organismo de compras centralizado, en el que se gestione todas las compras de todos los centros públicos, abaratando con ello los costes y las posibles corruptelas que se pudieran establecer en régimen local. Yo supongo, que el rollo de papel higiénico podrá ser el mismo para los culos madrileños que para los andaluces, no? Y lo mismo, cabría decir de los bisturíes o los bastoncillos, o las tiritas. Que no es muy complicado, vaya. Eso es eficacia. Eso es aplicar un mínimo de racionalidad y de sentido común.
Pero uno queda muy bien uno diciendo cosas como que "cuando vengan los míos, vamos a tirar a la basura todo lo que haya hecho el anterior". Sobre todo, porque algo tiene que decir el pobre, después de haber logrado los peores resultados de la historia de su partido y de tener más enemigos dentro que fuera. La frase de "lo que se privatiza, se puede volver a desprivatizar", es una amenaza de expropiación a futuro. Sí, ya sabemos que los únicos que han hecho expropiaciones en España, ha sido el PSOE, pero no parece que en estos tiempos de crisis, con una gran globalización en todos los mercados, la mejor noticia que pueda enviar España a sus socios es la de que cuando venga el PSOE, ataros los machos. Además de demagogo, es de estúpidos.
¿A que a nadie se le ocurre hacer una propuesta para disminuir el número de diputados o suprimir el Senado? Eso sí que es un negocio.