La
frase que ha pronunciado esta mañana Pedro Sánchez durante una entrevista en
una emisora de radio (“ya sé que Felipe
González está en el lado de la abstención, yo en el lado del “no” y quiero saber
en qué lado está Susana Díaz), denota claramente, que no solamente
asume que en su partido hay diversos bandos, sino que además, lo que más le preocupa
es saber quién está en el suyo y quién en “el otro bando”. Eso, dicho por
cualquier mindundi, podría pasar desapercibido, pero en boca de un supuesto
líder de un partido y más del PSOE, tiene su enjundia y va más allá de la
simpleza.
Y por
eso, me ha traído a la memoria una situación que viví hace muchos años en una
empresa multinacional, de cuyo nombre no voy a dar pistas. El por entonces
Director General – fallecido hace unos años en edad temprana – me llamó a su
despacho y me pidió que definiera si yo estaba “con nosotros”. La fórmula
utilizada - aparte de intentar amedrentar al interlocutor por el lugar en el
que se desarrollaba la escena – me chirrió en el cerebro. Mi respuesta fue
inmediata:
-
Si tú hablas de un “nosotros”, es que evidentemente hay un “ellos” y
la verdad, no creo que desde este despacho deba promoverse, ni auspiciarse ni
hacer oídos sordos a una situación así, que demuestra una división, según lo
que me cuentas.
En
efecto. Una de las principales misiones de un verdadero líder, ya sea un
político ya sea un directivo de empresa, es la de conseguir que todos se
sientan involucrados en un proyecto común o como se suele decir comúnmente, “que
todos remen en la misma dirección”.
Discrepancias, disensiones y visiones
distintas, siempre pueden aparecer, pero en todo caso es tarea primordial del
líder y de sus ayudantes, conducir esa diversidad de criterios hacia algo
fructífero, que redunde en beneficio de todos. Aquellos a los que se escuche se
sentirán partícipes por el mero hecho de ser escuchados y hasta es posible, que
alguno de sus argumentos pueda servir a la organización y obtener alguna
mejora. A veces, no es posible, es cierto, pero desde luego lo que no va a
funcionar jamás, es el ordeno y mando, la imposición por la fuerza del
pensamiento único y la bunquerización o atrincheramiento del líder, en
posiciones que cada día se ven más contestadas y más alejadas de la realidad
que se demanda. Acallar voces, amenazar, defenestrar o reprimir a “los otros”,
no va a traer en general nada bueno.
Al cabo
de un par de años más tarde de aquella conversación y de algunas decisiones –
unas nefastas para el negocio y otras muy contestadas por los empleados y por
las altas esferas de aquella empresa- aquel director general, fue apeado de su
sillón. Del mismo modo, a Pedro Sánchez le van a dar un homenaje de despedida.
El buen
liderazgo no se lleva bien con los bandos.