No tenía la más mínima intención de volver a hablar en mi blog sobre el colegio y menos aún, a continuación de mi último post. Ya abordé este tema en una serie que titulé “Sinatra y mis recuerdos”. Pero es que acabo de leer una noticia en la que se afirma que la jornada partida «mejora el rendimiento y reduce las desigualdades», y claro, después de leer ese tipo de estupideces de los sabios, me he arrancado como un Miura cuando le agitan un trapo rojo.
Vamos
por partes, como dijo Jack el destripador.
Yo
tuve que sufrir la jornada partida durante los doce años que estuve en el
maldito colegio. Así es que, en realidad, no puedo comparar un horario con el
otro ni sus supuestas ventajas. Reconozco que mi caso particular nada tiene que
ver con la mayoría de aquellos que fueron mis compañeros de clase. Muchos de ellos
vivían cerca del colegio, mientras que yo lo hacía en la otra punta de Madrid.
La
primera consecuencia de ello, y no la menos importante, era que, saliendo a las
13.30 y teniendo que regresar a las 15.30, me resultaba físicamente imposible atravesar
Madrid para llegar a casa, comer y volver a clase, aunque fuera con el buche
lleno. Un servidor no llegaba a tiempo a la clase que empezaba a las 15.30, lo
cual, me acarreó no pocos problemas de incomprensión por parte de los “sotánicos”.
Por otra parte, a fuer de ser sincero, aquello que yo hacía no podía llamarse comer,
sino más bien, engullir.
Continuando
con el tema, la jornada lectiva terminaba a las 18.00, que, por cierto, en
invierno en Madrid, prácticamente es de noche. Entonces comenzaba la segunda
migración del día camino de los cuarteles propios, lo que en pocas palabras
significaba llegar a mi casa a las 19.30 o más. Y todavía tenía que hacer los
deberes.
¡Ah!,
se me ha olvidado un dato importante: hablo de un niño de unos 11, 12 años, y
en adelante, que se había levantado a las 07.00 de la mañana.
Así
es que, analizando esa supuesta teoría de los llamados “expertos” de que el
horario partido mejora el rendimiento y reduce las desigualdades, me voy a
permitir el lujo de ciscarme en sus teorías porque hasta el momento no le he
visto ninguna ventaja. De todas formas, lo que más me ha llamado la atención ha
sido eso de que “reduce las desigualdades”. Me gustaría que me lo
explicasen.
Pero
bueno, hasta ahora sólo he mencionado mi triste experiencia y alguien podría
hablar de afán de protagonismo. Por eso, ahora voy a mencionar uno de los
sistemas educativos con mayor éxito, como así queda reflejado año tras año en
el tristemente famoso Informe PISA, en el que España, al igual que la historia
aquella de los remeros japoneses y los españoles, hacemos el ridículo año tras
año. Me refiero a Finlandia.
El
primer dato que me sorprende es el siguiente: la educación desde el nivel
preescolar hasta la educación superior es gratuita en Finlandia. (Ministerio
de Educación y Cultura).
Hay
que ver la cantidad de cosas que podríamos hacer en España si no nos
dedicásemos a robar.
Los jóvenes finlandeses son los mejores lectores del
mundo.
El
Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos (PISA) es un estudio
internacional lanzado por la OCDE en 1997. El objetivo es evaluar los sistemas
educativos a nivel mundial cada tres años evaluando las competencias de los
alumnos de 15 años en las principales asignaturas: lectura, matemáticas y
ciencias. Hasta la fecha 70 países y economías han participado en el estudio
PISA.
Finlandia
ha estado entre los primeros países en el ranking de PISA desde la primera
evaluación en 2000. Según los resultados de la última edición del estudio
global de educación PISA, Finlandia es el único país donde las niñas tienen más
probabilidades de tener un rendimiento máximo en ciencias que los niños.
¿Qué
es tan especial en la educación en Finlandia?
(Dirección Nacional Finlandesa
de Educación)
- La
enseñanza es una profesión muy popular
- No
hay inspecciones
- No
hay exámenes nacionales
- No
hay evaluación de profesores
- Los
profesores se sienten valorados por la sociedad
- Jornadas
escolares cortas
- La
cantidad de deberes es baja
Por
los datos reseñados, parece que España va en la dirección opuesta a la de
países que deberíamos imitar.
Por
otra parte, todavía no he visto ninguna mención a que la jornada partida sea lo
mejor para los alumnos, ya sean finlandeses o de Tomelloso.
En
cuanto a esa afirmación de que dicha jornada partida reduce las desigualdades,
no hay nada tan desigual como el tener 17 sistemas educativos diferentes,
alguno de los cuales, por cierto, tiene como objetivo fundamental erradicar al
español de su sociedad.
“Un secreto a voces del éxito del sistema finlandés de
educación es que el mismo alto estándar educativo está a disposición de los
alumnos en todo el país, al margen de su situación geográfica o su origen
socioeconómico. La ministra de Educación, Li Andersson, lo recalcó en una
rueda de prensa celebrada en Helsinki, señalando que los resultados del informe
PISA mostraban que las diferencias entre las numerosas escuelas que habían
participado eran mínimas.”
Resumiendo,
que es gerundio. La noticia me parece una completa estupidez y tan solo se
pretende mantener a los niños encerrados en el colegio, mientras sus padres se
juegan su empleo intentando compaginar su vida laboral y familiar.
Pero ese es otro tema.