¡Por fin! ¡Ya está! Ya se ha terminado la agonía, el
sufrimiento, la ansiedad y la obsesión. ¡La Décima ya está aquí! Y como si se
tratara de un guión de cine, se consiguió con mucho sudor y un sentido épico,
como corresponde a los momentos históricos de las gestas. Sin rendición, como
habla el espíritu del R. Madrid. El espíritu de los Juanito, Santillana, Benito.
De “esto lo ganamos por lo civil o por lo militar”, de Hugo Sánchez.
Tenía Ancelotti serios problemas a la hora de hacer
el once inicial. La peor de las noticias era bien sabida, la falta de X.
Alonso. A mi modo de ver, eligió la más lógica y natural. Quería controlar el
centro del campo y durante los primeros 20 minutos de partido, lo consiguió. El
Madrid tenía el control del balón, alejado de su propia área y con mayor
posesión que el Atleti. El problema fue que ese mayor dominio no se traducía en
ocasiones de gol porque se empeñaron en echar balones a la olla, la jugada
preferida de Godín y Miranda a la hora de defender.
Bale hizo de las suyas y tuvo un par de ocasiones
claras. Una de ellas, salió cerca del poste, cuando todos cantaban el gol.
Al final de la primera parte, en el segundo córner
que sacó el Atleti, el que siempre nos saca de los problemas, el que siempre
hace paradas que otros ni imaginan, el santo Casillas, decidió que ayer era un
día magnífico para cagarla. Y la cagó. Se fue a por uvas, a por un balón que
nunca podía ser suyo y cuando se quiso dar cuenta de que no estábamos en
septiembre, sino en mayo, ya era tarde. Godín había tocado – que no
rematado - el balón y éste entraba
mansamente en la portería de Casillas. 0-1 y el Atleti no había tirado a
puerta. El Madrid acusó el golpe y nos fuimos al descanso.
Después, el Atleti, quiso bajar el ritmo del
partido, dejarlo morir poco a poco, con pérdidas leves de tiempo, entorpeciendo
el ritmo, faltas constantes, en fin, todo aquello que forma parte del más puro
estilo Simeone y del fútbol suramericano en general. Trabar el partido, sacar
de sus casillas al contrario, etc. Afortunadamente, Ancelotti, reaccionó pronto
y realizó unos cambios que fueron la clave de lo que sucedió a continuación.
Marcelo e Isco, cambiaron por completo el panorama
del partido. Khedira es muy bueno conteniendo, pero se necesitaba a Modric para
crear y estaba atado en tareas defensivas. La banda izquierda, se convirtió
gracias a Marcelo, en un problema para el Atleti y una fuente de oportunidades
de gol para el Madrid. Y si no, siempre nos quedaba Carvajal por la derecha, al
que le faltaba algo más de apoyo por esta banda para poder tener más proyección
atacante.
El Madrid, acabó embotellando al Atleti. Les apretó
tanto, que al final se limitaban a despejar los balones fuera del área, sin
ninguna intención de jugarlos. Fue ahí cuando algunos pensamos que podía ser
posible. Si al Madrid le concedes el 100% de las posibilidades de atacar y que
no se preocupe de defender, estás perdido. Alguno te la termina clavando. Y así
fue.
En un córner botado por Modric – otro más, como en
Munich, y van…- Sergio Ramosbauer, - de Camas, provincia de Sevilla; del mismo
lugar donde nació Paco Camino y la madre que me parió – se elevó por entre la poblada
defensa rojiblanca y conectó un cabezazo digno de Cristiano: picado y a la
esquina. Y lo hizo en el minuto 93 de partido. Al más puro estilo Santillana,
Juanito, Stielike o Hugo Sánchez. Eso terminó de matar al Atleti.
Los del Cholo, estaban acariciando la Copa y como 40
años antes, se la iban a quitar. 40 años atrás, yo vi ese partido contra el
Bayern y sentí como propia esa frustración, esa enorme desilusión de no ver a
los de Luís Aragonés, alzar la Copa de Europa. Ayer, fue distinto. Ayer me
quedé afónico de gritar ese gol. Como seguramente se quedaron afónicos todos
los vecinos del barrio a los que escuché gritar, a pesar de tener las ventanas
cerradas. Ayer, el gol de Ramosbauer, fue la señal inequívoca que este equipo
no se rinde; que la Champions transforma en Hyde, a aquellos que fueron Jekyll
contra el Celta, el Valladolid o el Valencia. Ayer, en ese momento, supe sin
ninguna duda que el Real Madrid iba a ganar la prórroga y que no habría
penaltis.
Porque ese gol, le dio aún más vida a los blancos y
les arrebató a los colchoneros la poca que les quedaba. Juanfran, estaba
seriamente tocado y no era el único en su equipo, pero sí el más evidente. Lo
cual provocó que los ataques por esa banda, fueran más que contínuos, incesantes. Fue así, en otro ataque por la banda izquierda llevado por el
inconmensurable Di María – otra vez – como generó la ocasión que sirvió para el
segundo del Madrid. Se quedó solo delante de Courtois y le lanzó con el
exterior de su pierna buena un tiro que iba dentro. Courtois, acertó a
desviarlo con el pie, pero el rechace, fue a parar a Bale, que seguía la jugada
en segundo palo, y con algo de esfuerzo, consiguió poner la cabeza y empujar,
para que el balón entrase por el único sitio que cabía, junto a la escuadra y
con un efecto envenenado. Ahí se había terminado realmente el partido. El
Atleti, estaba roto, física y mentalmente. Lo habían dado todo y ya no tenían
ni reservas. El gol de Marcelo, fue un
fiel reflejo de que el equipo quería irse a las duchas, olvidar aquello y
empezar una nueva temporada. Marceló entró por el centro de la defensa como un
cuchillo caliente en mantequilla. Su disparo posterior, era simplemente,
imparable, aunque Courtois, lo tocó. El penalti final, fruto del cansancio y de
la impotencia. El cansancio extremo de Gabi – y la frsutración - es el culpable
de que su cerebro ordenara zancadillear a Cristiano Ronaldo.
Se ha sufrido mucho, como ya se sabía que se iba a
sufrir. El Cholo, ha conseguido hacer un equipo de gladiadores, radicalmente
distinto al Barça, que es un equipo de tiki-takas, de estilistas.
Se ha sufrido en un partido histórico, contra un
rival que aparte de orden y pundonor, jamás puso en aprietos la portería de
Casillas. El Atleti, no tiró entre los tres palos ni una vez en todo el
partido. Ayer, “El Santo Casillas”, no apareció como suele hacerlo. En su
lugar, se transformó en una especie de Judas traidor y esa fue la razón de
tanto sufrimiento. El Atleti, por juego y oportunidades, nunca mereció la
victoria.
Ancelotti, tiene algunos aspectos a mejorar para la
temporada que viene. A saber. Tiene que tener un sistema de juego único, que se
adapte a los jugadores que tiene y no al revés. Ha quedado sobradamente
demostrado que el 4-4-2, es el único que le proporciona garantías de éxito. Ya
está bien de experimentos y de cambios incomprensibles.
Segundo. Si quieres ganar una liga, tienes que sacar
ventaja en los enfrentamientos particulares entre los rivales más directos. A
los demás, es obligatorio ganarles, a todos, porque para eso eres el Madrid,
pero a tus rivales directos, tienes que sacarles ventaja. Por ejemplo, el
empate en el Bernabéu con el Barça, no era un mal resultado. Sin embargo, ahí
se perdió el partido, el gol average con el Barça y el liderato de la Liga.
Tercero. Tiene que sacar mejor partido de algunos
elementos de la plantilla. Illarra tiene que empezar a ser mayor, para poder
confiar en él en partidos como el de ayer. Casemiro, es muy útil según para qué
cosas y de vez en cuando se necesita un jugador así. Nacho, tiene que
utilizarle más. Si vas a lo seguro, a aquellos jugadores que sabes que no te
fallan, entre lesiones y tarjetas, en algún momento vas a tener que echar mano
de alguien a quien no les ha dado minutos suficientes.
Los grandes jugadores, son aquellos que aparecen en los momentos en los que se les necesitan. Di María, Bale y Marcelo, lo hicieron ayer, una vez más. Ramosbauer, está siempre. Y todavía hay gente que se escandalizaba de los 100 millones que costó Bale!
Por lo demás, no está mal para ser la primera
temporada de Ancelotti. Ahora, sólo hace falta que cambie algo sus esquemas.
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