domingo, mayo 25, 2014

Misión cumplida: La Décima ya es nuestra.



¡Por fin! ¡Ya está! Ya se ha terminado la agonía, el sufrimiento, la ansiedad y la obsesión. ¡La Décima ya está aquí! Y como si se tratara de un guión de cine, se consiguió con mucho sudor y un sentido épico, como corresponde a los momentos históricos de las gestas. Sin rendición, como habla el espíritu del R. Madrid. El espíritu de los Juanito, Santillana, Benito. De “esto lo ganamos por lo civil o por lo militar”, de Hugo Sánchez.

Tenía Ancelotti serios problemas a la hora de hacer el once inicial. La peor de las noticias era bien sabida, la falta de X. Alonso. A mi modo de ver, eligió la más lógica y natural. Quería controlar el centro del campo y durante los primeros 20 minutos de partido, lo consiguió. El Madrid tenía el control del balón, alejado de su propia área y con mayor posesión que el Atleti. El problema fue que ese mayor dominio no se traducía en ocasiones de gol porque se empeñaron en echar balones a la olla, la jugada preferida de Godín y Miranda a la hora de defender.

Bale hizo de las suyas y tuvo un par de ocasiones claras. Una de ellas, salió cerca del poste, cuando todos cantaban el gol.

Al final de la primera parte, en el segundo córner que sacó el Atleti, el que siempre nos saca de los problemas, el que siempre hace paradas que otros ni imaginan, el santo Casillas, decidió que ayer era un día magnífico para cagarla. Y la cagó. Se fue a por uvas, a por un balón que nunca podía ser suyo y cuando se quiso dar cuenta de que no estábamos en septiembre, sino en mayo, ya era tarde. Godín había tocado – que no rematado  - el balón y éste entraba mansamente en la portería de Casillas. 0-1 y el Atleti no había tirado a puerta. El Madrid acusó el golpe y nos fuimos al descanso.

Después, el Atleti, quiso bajar el ritmo del partido, dejarlo morir poco a poco, con pérdidas leves de tiempo, entorpeciendo el ritmo, faltas constantes, en fin, todo aquello que forma parte del más puro estilo Simeone y del fútbol suramericano en general. Trabar el partido, sacar de sus casillas al contrario, etc. Afortunadamente, Ancelotti, reaccionó pronto y realizó unos cambios que fueron la clave de lo que sucedió a continuación.

Marcelo e Isco, cambiaron por completo el panorama del partido. Khedira es muy bueno conteniendo, pero se necesitaba a Modric para crear y estaba atado en tareas defensivas. La banda izquierda, se convirtió gracias a Marcelo, en un problema para el Atleti y una fuente de oportunidades de gol para el Madrid. Y si no, siempre nos quedaba Carvajal por la derecha, al que le faltaba algo más de apoyo por esta banda para poder tener más proyección atacante.

El Madrid, acabó embotellando al Atleti. Les apretó tanto, que al final se limitaban a despejar los balones fuera del área, sin ninguna intención de jugarlos. Fue ahí cuando algunos pensamos que podía ser posible. Si al Madrid le concedes el 100% de las posibilidades de atacar y que no se preocupe de defender, estás perdido. Alguno te la termina clavando. Y así fue.

En un córner botado por Modric – otro más, como en Munich, y van…- Sergio Ramosbauer, - de Camas, provincia de Sevilla; del mismo lugar donde nació Paco Camino y la madre que me parió – se elevó por entre la poblada defensa rojiblanca y conectó un cabezazo digno de Cristiano: picado y a la esquina. Y lo hizo en el minuto 93 de partido. Al más puro estilo Santillana, Juanito, Stielike o Hugo Sánchez. Eso terminó de matar al Atleti.

Los del Cholo, estaban acariciando la Copa y como 40 años antes, se la iban a quitar. 40 años atrás, yo vi ese partido contra el Bayern y sentí como propia esa frustración, esa enorme desilusión de no ver a los de Luís Aragonés, alzar la Copa de Europa. Ayer, fue distinto. Ayer me quedé afónico de gritar ese gol. Como seguramente se quedaron afónicos todos los vecinos del barrio a los que escuché gritar, a pesar de tener las ventanas cerradas. Ayer, el gol de Ramosbauer, fue la señal inequívoca que este equipo no se rinde; que la Champions transforma en Hyde, a aquellos que fueron Jekyll contra el Celta, el Valladolid o el Valencia. Ayer, en ese momento, supe sin ninguna duda que el Real Madrid iba a ganar la prórroga y que no habría penaltis.

Porque ese gol, le dio aún más vida a los blancos y les arrebató a los colchoneros la poca que les quedaba. Juanfran, estaba seriamente tocado y no era el único en su equipo, pero sí el más evidente. Lo cual provocó que los ataques por esa banda, fueran más que contínuos, incesantes. Fue así, en otro ataque por la banda izquierda llevado por el inconmensurable Di María – otra vez – como generó la ocasión que sirvió para el segundo del Madrid. Se quedó solo delante de Courtois y le lanzó con el exterior de su pierna buena un tiro que iba dentro. Courtois, acertó a desviarlo con el pie, pero el rechace, fue a parar a Bale, que seguía la jugada en segundo palo, y con algo de esfuerzo, consiguió poner la cabeza y empujar, para que el balón entrase por el único sitio que cabía, junto a la escuadra y con un efecto envenenado. Ahí se había terminado realmente el partido. El Atleti, estaba roto, física y mentalmente. Lo habían dado todo y ya no tenían ni reservas.  El gol de Marcelo, fue un fiel reflejo de que el equipo quería irse a las duchas, olvidar aquello y empezar una nueva temporada. Marceló entró por el centro de la defensa como un cuchillo caliente en mantequilla. Su disparo posterior, era simplemente, imparable, aunque Courtois, lo tocó. El penalti final, fruto del cansancio y de la impotencia. El cansancio extremo de Gabi – y la frsutración - es el culpable de que su cerebro ordenara zancadillear a Cristiano Ronaldo.

Se ha sufrido mucho, como ya se sabía que se iba a sufrir. El Cholo, ha conseguido hacer un equipo de gladiadores, radicalmente distinto al Barça, que es un equipo de tiki-takas, de estilistas.
Se ha sufrido en un partido histórico, contra un rival que aparte de orden y pundonor, jamás puso en aprietos la portería de Casillas. El Atleti, no tiró entre los tres palos ni una vez en todo el partido. Ayer, “El Santo Casillas”, no apareció como suele hacerlo. En su lugar, se transformó en una especie de Judas traidor y esa fue la razón de tanto sufrimiento. El Atleti, por juego y oportunidades, nunca mereció la victoria.

Ancelotti, tiene algunos aspectos a mejorar para la temporada que viene. A saber. Tiene que tener un sistema de juego único, que se adapte a los jugadores que tiene y no al revés. Ha quedado sobradamente demostrado que el 4-4-2, es el único que le proporciona garantías de éxito. Ya está bien de experimentos y de cambios incomprensibles.

Segundo. Si quieres ganar una liga, tienes que sacar ventaja en los enfrentamientos particulares entre los rivales más directos. A los demás, es obligatorio ganarles, a todos, porque para eso eres el Madrid, pero a tus rivales directos, tienes que sacarles ventaja. Por ejemplo, el empate en el Bernabéu con el Barça, no era un mal resultado. Sin embargo, ahí se perdió el partido, el gol average con el Barça y el liderato de la Liga.

Tercero. Tiene que sacar mejor partido de algunos elementos de la plantilla. Illarra tiene que empezar a ser mayor, para poder confiar en él en partidos como el de ayer. Casemiro, es muy útil según para qué cosas y de vez en cuando se necesita un jugador así. Nacho, tiene que utilizarle más. Si vas a lo seguro, a aquellos jugadores que sabes que no te fallan, entre lesiones y tarjetas, en algún momento vas a tener que echar mano de alguien a quien no les ha dado minutos suficientes.

Los grandes jugadores, son aquellos que aparecen en los momentos en los que se les necesitan. Di María, Bale y Marcelo, lo hicieron ayer, una vez más. Ramosbauer, está siempre. Y todavía hay gente que se escandalizaba de los 100 millones que costó Bale!
 
Por lo demás, no está mal para ser la primera temporada de Ancelotti. Ahora, sólo hace falta que cambie algo sus esquemas.

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