El otro día escuché una frase a Rajoy en el
Congreso, advirtiendo del riesgo que conlleva el proclamar que la corrupción es
un mal generalizado. Afirmar tal cosa, -decía- termina por concitar a los salvapatrias
con sus escobas barriéndolo todo. No le falta razón y me explico.
De pronto, me vino a la memoria un suceso
histórico que, aunque yo fuera un niño, me impactó verlo por la tele. Como me
impactaba ver la guerra de Vietnam en el telediario. Me refiero al famoso mayo
del 68 francés y los paralelismos – que no similitudes - que se pueden
establecer entre aquellos tiempos y éstos en los que vivimos ahora.
Como en toda época de crisis, las protestas
nacen en la calle y las generan los estudiantes. O al menos, los que se supone
que deberían estar estudiando. Así fue en la Francia del 68 y más concretamente
en París y así fue también en España, sobre todo en Madrid. Aunque eso sí, los
métodos han sido bien distintos. Mientras en París los adoquines que empedraban
las calles, adquirieron la propiedad de volar dirigidos hacia las masas de
policías de “La Gendarmerie”, aquí, se
limitaron a plantar unas tiendas de campaña en la Puerta del Sol, colgar
pancartas con slogans y frases ingeniosas, y hacer asambleas populares, con una
estética hippy trasnochada. Igual que lo hicieron en París, pero entonces, lo
hippy estaba de rabiosa actualidad.
Los del 15-M – antecesores de PODEMOS –
protestaban por las mismas razones por las que lo hacían los franceses hace 45
años: “el sistema”, no les gustaba. Los índices de paro eran preocupantes,
tanto para los franceses de entonces, como ahora para los españoles. Después de
una época de bonanza económica, se empezaban a vislumbrar los primeros
nubarrones de una crisis que amenazaba el bienestar y los logros conseguidos
hasta entonces. Como en España. Había, por tanto, unos damnificados directos de
la crisis, que eran los jóvenes y también los obreros de la industria. Los
ingredientes perfectos para una sopa explosiva. Sólo faltaba el fuego, la
chispa.
Todo caldo de cultivo, necesita de una fuente
de energía que lo alimente y lo mantenga. Y en este tipo de situaciones, son
las ideas. Filósofos, escritores, catedráticos, dramaturgos, pensadores en
general, aportan cada uno su granito de arena, en un experimento del que ellos
formarán parte pero tan sólo de un modo teórico. Los peones de esa partida de
ajedrez, son los que van a la calle a tirar adoquines a los policías o duermen
en tiendas de campaña en la Puerta del Sol. Son al mismo tiempo los peones y
los cobayas. Así es como surgen las frases que deslumbran a unos cuantos
indocumentados, que escritas en una pared, en una pancarta o en un twitter,
parecen adquirir una nueva dimensión. Luego, la mayor parte, sólo constituyen
un pretexto para filosofar o reflexionar en una obra de teatro o en una
película de arte y ensayo o en un blog sobre “seguidores de Harry Potter”, pero
totalmente irrealizables; imposible de que se lleven a la práctica. De aquellas
famosas frases hijas del 68 francés, sobresale una por encima de todas: “Seamos
realistas: pidamos lo imposible”. Y es en este punto en el que convergen el
mayo francés y Podemos.
Llevo meses leyendo aquí y allá, lo que
parece ser un continuo amago de programa político de PODEMOS que, - tal vez
interesadamente – nunca termina de concretarse. Es como si los guionistas de
una telenovela venezolana, pretendieran hacer sus guiones al dictado de la
opinión de los telespectadores, para de esta forma, asegurarse el éxito de
audiencia. Por tanto, en tanto no se conozca la opinión de la audiencia sobre
un determinado aspecto concreto, el programa no estará completado. Es por ello
que día sí y día también, el coletas está como Dios, en todas partes, en todas
las cadenas de TV, en todos los programas de radio, en todos los medios de
comunicación social, sobre todo, internet. En cada uno de ellos, va dejando
retazos de lo que se supone forma parte de una lección magistral, adornada con
frases que para algunos sonarán a nuevas, incluso brillantes, pero que en
realidad – y he aquí su habilidad – no ha inventado nada que no se haya probado
ya y con conocidos resultados. Frases tan huecas, tan vacías de realidad, que a
veces dañan el sentido común y a veces, la propia inteligencia. Me recuerda al
chiste del individuo que estando de caza, apunta sin ton ni son y al disparar
una sola vez, abate a tres perdices de golpe y su compañero le dice: “Así
cualquiera: apuntando a todas…”. Cada día, como si estuviera en la Universidad,
se le van ocurriendo conceptos a los que podría aplicar su filosofía, tan
personal como ilusoria, a la espera de conocer el impacto que ha tenido en su
audiencia, para de esta manera, incorporar la idea o no, a su supuesto programa
de partido.
Y sin embargo, el Polpotito español, en el
fondo es consciente de las nefastas consecuencias que la aplicación de sus
principios marxistas, tendrían en la economía de España. Por eso, de vez en
cuando, intenta ponerse la venda antes que la herida y advierte de las
consecuencias que él mismo es capaz de anticipar. Es como querer estar en los
dos lados de la cancha de tenis, jugando el partido. Es como querer tener razón
siempre.
Ahora, una vez más, amenaza con un programa
económico, cuyas bases de partida han sido diseñadas por dos individuos, - catedráticos
sí -, pero de inconfundible tendencia política. La lectura de algunas de esas “ocurrencias”,
hacen saltar todas las alarmas por lo que respecta al sentido común, la
coherencia y la sensatez. Hablar de “reconocimiento
en nuestra constitución de un principio que consagre el crédito y la financiación
a la economía como un servicio público esencial”, me parece más un
ejercicio para subir la nota en la Universidad, antes que una idea aplicable en
un país de la UE del s XXI. Mencionar la “creación
de una banca pública y bancos ciudadanos de interés público sujetos a condiciones
estrictas que garanticen su sometimiento al anterior principio y al control ciudadano
para evitar la corrupción que se ha generalizado en los últimos años” es
tanto como decir que elimina la banca privada, entre otras cosas, por ser la
supuesta responsable de la corrupción que – sin duda – invade grandes áreas de
nuestro sistema. Dicho en otras palabras: nacionalización de la banca. Y así,
podría ir repasando la lista de simplezas hasta que me sangraran los dedos de
escribir.
Cierto es que nuestro sistema tiene cantidad
de imperfecciones, es evidente. Pero cuando en una casa se advierten goteras o filtraciones,
uno no destruye la casa. Investiga de dónde vienen e intenta poner remedio. Cuando
después de estar mucho tiempo sin limpiar se constata que está llena de mierda,
uno no termina por quemar la casa argumentando que está sucia. Antes al
contrario, o se pone a limpiarla con cuidado, paciencia y esmero o toma la
decisión de despedir a la señora de la limpieza, la cual, evidentemente, no
parece que haya hecho el trabajo por el que se la paga. Uno no se divorcia de
su mujer sólo porque ya no sea virgen. Entre otras cosas, algo de culpa ya
tienes tú, no?
En épocas de crisis, siempre surgen los
salvapatrias. Algunos, van de intelectuales y se dejan adular por aquellos que
proclaman “no pueden decir tonterías, porque vienen de la Universidad”. Pobres
ingenuos. Ignoran que Valdimir Illinch Ulianov, también era universitario. Y
John Maynard Keynes, también.
Otros salvapatrias, prefieren utilizar los
métodos que les son más familiares y que utilizan con mayor destreza. Y es
entonces, cuando aparecen los Castro, los Chávez o los Franco.
Que en nuestra casa tenemos mierda? Por
toneladas, sí. Que nos queda mucho por hacer? Sin duda. Que es desmotivador
comprobar día tras día que cuando no es uno, es otro, hay corrupción por todas
partes? Está claro. Pero que no se nos pase por alto algo muy importante: que
este sistema imperfecto es el mismo que nos está permitiendo conocer y luchar
contra los corruptos.
Dejémonos de frases y eslóganes y pongámonos
todos a colaborar en destapar a los corruptos, y poner los medios para que no
salgan más o si salen, que lo paguen caro. Dejémonos de salvapatrias más o menos
instruidos que intentan confundirnos haciéndonos creer que sus ocurrencias, se
corresponden con ideas maduras.
Ya lo dije hace tiempo: lo del 15-M, era un
experimento social y ya vemos cuál era el objetivo.
Y todo esto sucede, por la pérdida de
identidad del PSOE. Los socialistas, se han dejado arrebatar su posición de
centro izquierda y ahora lo vamos a pagar caro todos.
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