Que Pedro Sánchez no es
precisamente santo de mi devoción, no es que sea precisamente un secreto. De
hecho, aparte de vociferarlo a los cuatro vientos, parece evidente que tampoco
dentro de su propio partido, las tiene todas consigo.
Vivimos en un mundo, al menos en
España, donde es demasiado frecuente que el que triunfa, es el mediocre, y esa lacra
la sufrimos tanto en la empresa, como en la política, entre otros escenarios.
Zapatero llegó al poder del PSOE en lucha contra José Bono y le ganó por el
pelo de un calvo. Y ese mismo día, el PSOE comenzó su declive y hasta el
momento, no conoce límites. Aquellas lluvias y el defenestramiento a que fueron
sometidos todos los que en el PSOE tenían alguna idea válida (Rosa Díez,
Nicolás Redondo Terreros, Rodríguez Ibarra…), trajeron estos lodos. O sea, a la
prima donna de Pedrito.
Aunque sólo hubiese sido por vergüenza
torera, Pedrito, debería haber seguido la senda de otros que le precedieron en
el puesto y fieles a unos principios y una ética, decidieron dimitir del puesto
de Secretario General del partido, al obtener malos resultados electorales.
Todos, menos Pedrito, claro, que no solamente ha cosechado DOS VECES
CONSECUTIVAS los peores resultados de la historia en democracia del PSOE, es
que amenaza con llevarnos a todos los españoles a las urnas, el día de Navidad.
Simplemente porque no tiene donde caerse muerto, así de sencillo, aunque de
esta lamentable y triste circunstancia personal, no tengamos la culpa el resto
de españoles, ni siquiera los del propio PSOE. Sinceramente, se me hace muy
cuesta arriba imaginar que, por muy cretino que sea, se le ocurra obligar a
miles de españoles a pasar el día de Navidad en una mesa electoral, en vez de
estar junto a su familia. No alcanzo a imaginar el impacto que semejante
estupidez tendría en el ya de por sí, debilitado electorado del partido.
La otra alternativa, se me antoja
todavía más inverosímil: el nuevo intento de conseguir formar un gobierno por
su cuenta. A cualquier individuo, con dos deditos de frente, no se le escapa
que si en diciembre no pudo conseguirlo con 90 diputados, debería ser más difícil
aún intentarlo con 85. A no ser que el Comité Federal le desate las manos para
pactar con el diablo, algo que descarto por insensato. En el PSOE sigue
habiendo gente que por el momento, dice cosas coherentes.
Así es que aquí estamos
nuevamente, como un novio esperando la respuesta de su amada a la petición de
mano, pero con el agravante de que haga lo que haga, casi seguro que la va a
cagar, porque es su especialidad.
Si por algún acceso de fiebre, se
equivoca y vota “SÍ” a la investidura, se habrá equivocado porque ha tirado por
tierra todo su discurso programático, que se circunscribe a repetir como un
mantra “no, no y no”. Si eso sucediera, debería dimitir.
Si volviera a votar “NO” el PSOE
en bloque, nos veríamos votando otra vez el día de Navidad, algo inaudito en el
mundo occidental y debería ser él quien tuviera que asumir esa responsabilidad.
Debería dimitir.
Si se abstiene y finalmente sale
investido Rajoy, se aplica lo dicho en el caso de votar “SI”. Debería dimitir.
Y si finalmente sucede lo que
parece más razonable, que es que, oficialmente el PSOE vota NO, pero hay 12
descarriados que no están presentes en el momento de la votación (por ejemplo,
en el baño o con un ataque repentino de apendicitis), y sale investido Rajoy,
Pedrito debería dimitir por vergüenza torera o por insumisión en las filas.
La bandera de la limpieza de sangre
y el estar libres del pecado de la corrupción en el PSOE, no cuela. No coló en
diciembre y no coló en junio. Trescientos imputados del PSOE en los ERE de
Andalucía, no se pueden ocultar al común de los mortales, a los que hay que
añadir alguno de UGT.
Para este viaje, no se
necesitaban alforjas. No hemos ganado nada desde diciembre, tenemos mucho más
que perder (unos 6.000 millones en penalizaciones) y al final, Pedrito más
pronto que tarde, va a terminar en la cola del paro. Aunque tal vez, su suegro,
le encuentre acomodo en su empresa, la propietaria de la mayor cadena de saunas
gays de España.