viernes, agosto 19, 2016

Pedro Sánchez y el abismo.



Que Pedro Sánchez no es precisamente santo de mi devoción, no es que sea precisamente un secreto. De hecho, aparte de vociferarlo a los cuatro vientos, parece evidente que tampoco dentro de su propio partido, las tiene todas consigo.

Vivimos en un mundo, al menos en España, donde es demasiado frecuente que el que triunfa, es el mediocre, y esa lacra la sufrimos tanto en la empresa, como en la política, entre otros escenarios. Zapatero llegó al poder del PSOE en lucha contra José Bono y le ganó por el pelo de un calvo. Y ese mismo día, el PSOE comenzó su declive y hasta el momento, no conoce límites. Aquellas lluvias y el defenestramiento a que fueron sometidos todos los que en el PSOE tenían alguna idea válida (Rosa Díez, Nicolás Redondo Terreros, Rodríguez Ibarra…), trajeron estos lodos. O sea, a la prima donna de Pedrito.

Aunque sólo hubiese sido por vergüenza torera, Pedrito, debería haber seguido la senda de otros que le precedieron en el puesto y fieles a unos principios y una ética, decidieron dimitir del puesto de Secretario General del partido, al obtener malos resultados electorales. Todos, menos Pedrito, claro, que no solamente ha cosechado DOS VECES CONSECUTIVAS los peores resultados de la historia en democracia del PSOE, es que amenaza con llevarnos a todos los españoles a las urnas, el día de Navidad. Simplemente porque no tiene donde caerse muerto, así de sencillo, aunque de esta lamentable y triste circunstancia personal, no tengamos la culpa el resto de españoles, ni siquiera los del propio PSOE. Sinceramente, se me hace muy cuesta arriba imaginar que, por muy cretino que sea, se le ocurra obligar a miles de españoles a pasar el día de Navidad en una mesa electoral, en vez de estar junto a su familia. No alcanzo a imaginar el impacto que semejante estupidez tendría en el ya de por sí, debilitado electorado del partido. 

La otra alternativa, se me antoja todavía más inverosímil: el nuevo intento de conseguir formar un gobierno por su cuenta. A cualquier individuo, con dos deditos de frente, no se le escapa que si en diciembre no pudo conseguirlo con 90 diputados, debería ser más difícil aún intentarlo con 85. A no ser que el Comité Federal le desate las manos para pactar con el diablo, algo que descarto por insensato. En el PSOE sigue habiendo gente que por el momento, dice cosas coherentes.

Así es que aquí estamos nuevamente, como un novio esperando la respuesta de su amada a la petición de mano, pero con el agravante de que haga lo que haga, casi seguro que la va a cagar, porque es su especialidad. 

Si por algún acceso de fiebre, se equivoca y vota “SÍ” a la investidura, se habrá equivocado porque ha tirado por tierra todo su discurso programático, que se circunscribe a repetir como un mantra “no, no y no”. Si eso sucediera, debería dimitir.

Si volviera a votar “NO” el PSOE en bloque, nos veríamos votando otra vez el día de Navidad, algo inaudito en el mundo occidental y debería ser él quien tuviera que asumir esa responsabilidad. Debería dimitir.

Si se abstiene y finalmente sale investido Rajoy, se aplica lo dicho en el caso de votar “SI”. Debería dimitir.

Y si finalmente sucede lo que parece más razonable, que es que, oficialmente el PSOE vota NO, pero hay 12 descarriados que no están presentes en el momento de la votación (por ejemplo, en el baño o con un ataque repentino de apendicitis), y sale investido Rajoy, Pedrito debería dimitir por vergüenza torera o por insumisión en las filas.

La bandera de la limpieza de sangre y el estar libres del pecado de la corrupción en el PSOE, no cuela. No coló en diciembre y no coló en junio. Trescientos imputados del PSOE en los ERE de Andalucía, no se pueden ocultar al común de los mortales, a los que hay que añadir alguno de UGT.

Para este viaje, no se necesitaban alforjas. No hemos ganado nada desde diciembre, tenemos mucho más que perder (unos 6.000 millones en penalizaciones) y al final, Pedrito más pronto que tarde, va a terminar en la cola del paro. Aunque tal vez, su suegro, le encuentre acomodo en su empresa, la propietaria de la mayor cadena de saunas gays de España.

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