Y
finalmente, lo que parecía inevitable ha terminado por suceder. Las tensiones
más o menos soterradas, las sutiles puyitas, las traiciones grandes y pequeñas
a los acuerdos verbales pactados en su día, los mensajes subliminales y el
lenguaje de salón, han dado paso a los navajazos a degüello y de aquí no
salimos sin tu cadáver y el de tus colegas, al más puro estilo rebelión senatorial
en la antigua Roma.
El PSOE
- que es una jaula de grillos desde hace bastante tiempo-, ha estallado y muy
probablemente acabe físicamente escindido en dos partidos. Esto no parece que
vaya a terminar como la experiencia de Rosa Díez y su UPyD. Esto ha desgarrado,
ha abierto en canal al partido y ya veremos cómo termina.
Ahora,
algunos leales al supuesto secretario general del PSOE en funciones (o no), van
con sus pancartas a Ferraz y hablan de traiciones en el seno del PSOE, pero se
olvidan de que hace sólo unos pocos meses, hubo unos cuantos líderes de UPyD
que sí traicionaron a Rosa Díez, aproximadamente por los mismos motivos por los
que ahora “se traiciona” al incompetente de Pedro Sánchez. Y con la traición,
vinieron los cargos y los puestos en las listas del PSOE (Irene Lozano),
castigando a otros de dentro del partido como Eduardo Madina, enemigo íntimo de
Pedro por derecho propio.
Y si
hablamos de Ciudadanos, habría que señalar que casi el 30% de sus nuevos
diputados, provienen de otros partidos. Sin ir más lejos, Toni Cantó, dejó en
la estacada a Rosa Díez. Otro ejemplo sonado es el de Fernando
Maura, el número 6 en la lista de Rivera en Madrid, que antes fue eurodiputado de la formación magenta. Maura fue
expulsado del partido en abril tras decir que UPyD "estaba acabado",
aunque no abandonó su escaño en el Parlamento Europeo hasta noviembre. Aunque
sin duda, el caso más llamativo es el de Juan Carlos Girauta, que no contento
con haber sido del PSOE, también formó parte del PP.
Conviene recordar también que este inútil de Pedro Sánchez,
ha ido dejando cadáveres mal enterrados por las cunetas y el problema, es que
los cadáveres, o los entierras bien o cuando resucitan, te la clavan. Es el
caso, por ejemplo de Tomás Gómez, el antiguo secretario general del PSM de
Madrid, que fue cesado fulminantemente por Pedro Sánchez, el cual, dio
instrucciones para cambiar la cerradura del edificio donde estaba radicada la
sede, impidiendo el acceso a todos los trabajadores de la asociación. Exactamente
igual que lo que ha hecho estos días en la sede de Ferraz, impidiendo el acceso
a los representantes del ala crítica con su nefasta gestión, si es que a lo que
hace se le puede calificar de gestión. Sin duda, un vivo ejemplo del talante
negociador de este incompetente máximo, generador infinito de problemas, que es
Pedro Sánchez. Todos deben dimitir, pero el único que no dimite, es él.
Así es que, sí, en esto de la política y en concreto en el
PSOE, se llevan clavando la faca y el alfanje desde hace tiempo y da igual que
se les califique de traidores o de héroes,
porque al final se suele cumplir el viejo refrán de “quien a hierro mata, a
hierro muere”.
Ahora, en una vuelta de tuerca más, algunos se atreven a
inculpar al PP de maniobrar en la sombra y provocar este cisma socialista, como
si el inútil de Pedro Sánchez necesitara ayuda para suicidarse. Y de paso, de
acusar a Felipe González de ser un burgués, como si tal circunstancia fuera
constitutiva de delito en sí misma, y además, de ser un traidor. Ya se sabe que
en ciertos ambientes donde se presume de diálogo y de demócratas, todo aquel
que no comulga con la rueda de molino del líder, es un traidor, se llame
Felipe, Mariano o Susana. Tics de un antiguo pasado fascista.
Pero todavía no he escuchado a ningún socialista afecto a
Pedrito, entonar un mea culpa por el continuo ridículo que en cada cita
electoral va haciendo el PSOE, desde que está al frente el inútil de Sánchez,
en una continua exanguinación, que o se para, o termina con la vida del
enfermo.
En las municipales de Madrid de 2015, el PSOE fue la tercera
fuerza, con 9 escaños, muy por detrás de Podemos con 20 y del PP – que ganó –
con 21. En las anteriores del 2011, el PSOE tenía 15 escaños. Y ya sabemos lo
que pasó el 20-D y el 26-J, además del desastre de las gallegas y del P. Vasco.
Llama la atención que durante mucho tiempo, Pedro Sánchez ha
estado repitiendo como una letanía que el que tenía que irse a su casa era
Mariano Rajoy, cuando ha sido éste el que ha ganado las elecciones generales,
no una, sino dos veces, mientras que el que va haciendo el ridi, es el propio
Pedro. Pero no dimite ni asume responsabilidades. Es más, ha llegado a afirmar
que la culpa de la debacle en las últimas gallegas y vascas, la tienen los
críticos. ¡Manda güevos! que diría Trillo.
Y también llama la atención que Pedro Sánchez haya repetido
hasta la extenuación que había que cambiar la Constitución, como si eso fuera a
tener el mismo resultado mágico que el bálsamo de fierabrás, mientras que todo
parece indicar que lo que había que cambiar eran los estatutos del PSOE que ni
ellos mismos se aclaran de cómo interpretarlos. ¡Pues como para dejarles la
Constitución!
La
situación actual del PSOE responde exclusivamente a un nombre propio y no es
otro que el de Pedro Sánchez. Atrincherado en su bunker de Ferraz junto a sus más
fieles colaboradores. Desoyendo las llamadas a la cordura y la sensatez de los
que aún la conservan en el partido. Haciendo oídos sordos a la tan reclamada “altura
de miras” que el hipócrita de Pedro Sánchez ha utilizado en su exclusiva
conveniencia. Inspirado exclusivamente en su insuperable soberbia y en su
infinito desprecio por todo lo demás. Sin más obsesión que pretender ser
presidente de un gobierno imposible, sea al precio que sea, aunque sea
metafísicamente imposible con los escaños que tiene. Enfrentado a medio partido
socialista y a la mitad de sus votantes que hace tiempo le abandonaron, cada
día se asemeja más a la triste y patética figura de Hitler en sus últimos días,
que también se reflejan en la película “el hundimiento”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario