El asunto, es sencillo. Se trata de algo tan simple como un certificado de titularidad de una cuenta bancaria. Nada de ingeniería financiera, blanqueo de capitales en paraísos fiscales ni nada por el estilo.
Vas a ING. Navegas por la web. Encuentras lo que buscas. Lo imprimes. Asunto zanjado.
Vas a Open Bank. Navegas por la web. No encuentras ni pistas. Llamas por teléfono y de repente, te piden un código de comercio electrónico de 8 dígitos.
Te quedas pensando si se trata de una inocentada adelantada.
Incrédulo, le insistes al cabeza parlante de turno:
- Pero, oiga. Que es un certificado de titularidad. Que es mi cuenta.
- Ya,ya. Pero recuerda esa contraseña? Se la mandaron por correo ordinario cuando abrió la cuenta.
- No me suena ni el concepto. De todas formas, ¿usted no puede consultar esa información? ¿No puede confirmar mi identidad?
- No. Lo siento. Tengo que pasarle un momento con el departamento de seguridad. No se retire.
Tú, para entonces, ya estás alucinando. Te pasan con el departamento en cuestión y tienes una conversación similar con una señorita muy amable. No hay tutia.
- Le enviaremos el código por correo ordinario. ¿Las señas son ...?
- Sí.
- Muy bien, pues en unos días recibirá por correo la información.
Y a esto lo llaman atención al cliente en Open Bank.
No hay comentarios:
Publicar un comentario