Si yo fuera del PSOE, le preguntaría a mi
líder, perdón, a mi Secretario General - es que no es lo mismo - por qué ha
dejado pasar - otra vez - la enorme oportunidad que ha tenido de apuntarse un
tanto con el tema de las pensiones en los Presupuestos Generales del Estado.
Pedrito “Picapiedra” Sánchez, ha vuelto a meter la pata y le ha servido en
bandeja el triunfo a Alberto Rivera “Riverita”, que se está empachando de
comerse roscos a costa de las cagadas de todos los demás, más que por propios
merecimientos.
Tiene guasa - por decir algo - que Riverita se
haya apuntado el tanto de las pensiones y de la mayor inversión en la parte
social de los PGE y haya hecho doblegar al gobierno en ese terreno. Bien podría
haber hecho algo similar el PSOE, que ahora tendrá que explicar a los
ciudadanos - con minúsculas -, por qué no aprueba un cambio en los PGE que
supone una mayor inversión en asuntos sociales. Más le hubiera valido, sumarse
al apoyo de los mismos, y luego, establecer una oposición dura o pétrea, lo que
más le conviniera. De esta forma, además de perder otra oportunidad y de
brindarle el triunfo a Riverita, se queda - una vez más - con el culo al aire.
Sobre todo, después de saberse que Picapiedra disfruta de un plan privado de
pensiones mientras se empeña en intentar convencer a todos de que el ÚNICO
sistema viable, debe ser el público, cuando hay innumerables ejemplos en los
países de nuestro entorno, donde conviven ambos sistemas. Incluso en algunos,
es obligatorio el tener un plan privado.
Pero como muy bien dijo en su día, y no hace
tanto tiempo, Celia Villalobos “A Pedro Sánchez, sólo le importa su culo”. Y a
fe mía que es cierto. Pardiez!
Luego se extrañará que las encuestas le sigan
castigando una y otra vez. Hay que recordar, por si a alguno se le ha olvidado,
que Pedro Picapiedra ostenta el dudoso honor de ser el líder socialista con
peores resultados electorales del PSOE en los últimos 40 años. Y no una, sino
dos veces consecutivas.
Si a estas meteduras de pata unimos su
posicionamiento en relación a la prisión permanente y revisable, que va en
contra del 80% de la opinión de los españoles y que incluso va en contra de
muchos de los votantes del PSOE, se puede entender mejor el porqué de su discutido
liderazgo.
No hay más que revisar los datos de
participación de los socialistas en la elección a Secretario General. A los
números de la abstención, habría que añadir los que votaron en contra de él, y
se obtiene un número nada desdeñable de socialistas a los que Picapiedra no
convence en absoluto.
Picapiedra, está obsesionado con su culo y
con depositarlo de la manera que sea, en el sillón de la Moncloa. Y ni siquiera
tiene fija su silla de Ferraz. Pero es que además, si sigue brindando triunfos
a sus rivales, me temo que le irá incluso peor, si es que eso es posible.
A Picapiedra ya no le vale como argumento
haber evitado el sorpaso de Podemos. Entre otras cosas, porque los de Podemos
se bastan ellos solos para autodestruirse. Son como los del PCE. Cuarenta años
de Franco luchando contra el PCE y desapareció en cuanto los españoles empezamos
a votar en las urnas.
Así las cosas, Riverita lo único que tiene
que hacer es sentarse tranquilo a ver cómo van pasando los cadáveres - actuales
y futuros - de sus rivales políticos. Incluso le vale su política “veleta”,
basad en los principios de Groucho Marx. Ya se sabe aquella frase del genial
Groucho: “Señoras y señores, estos son mis principios. Y si no les gustan…tengo
otros”.
A Riverita le da igual defender hace meses la
inviabilidad de la prisión permanente revisable y cambiar al cabo de 6 meses.
Es el niño mimado de la política española y a la gente, le pasa como el niño
del examen de química. El profesor le pregunta sobre el amoniaco y el niño que
no había dado un palo al agua, responde que el amoniaco es un líquido incoloro,
inodoro e insípido. Entonces el profesor
abre un frasco con amoniaco, se lo da a oler al niño y ante el gesto de
repugnancia, sentencia: “pues a mí me gusta”.
Pues con Riverita sucede algo parecido. Haga
lo que haga, aunque sea una cagada, el niño ha caído en gracia y se le perdona.
Todo lo contrario que Picapiedra, que cada
día intenta hablar menos para cagarla lo menos posible y cada día tiene la cara
más mustia y su tono es más mortecino. Y aún así, no consigue levantar las
estadísticas de intención de voto y sigue empeñado en fomentar una moción de
confianza contra Rajoy, antes que intentar ayudar a los españoles que más lo
necesitan, dando su apoyo a los PGE y dejando al gobierno a los pies de los
caballos nacionalistas del PNV.
Porque no debemos confundir apoyar los PGE
que incorporan mejoras sociales, con dar el apoyo al gobierno del PP. Parece lo
mismo, pero es muy diferente. Claro que todo depende de cuál sea el objetivo de
Picapiedra. Y parece que su objetivo, como dijo Celia, está en dónde sentar su
culo.
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