Decía
Einstein: "Dos cosas son infinitas: la estupidez humana y el
universo; y no estoy seguro de lo segundo".
Yo, con el transcurrir de los
años, hace ya tiempo que me convencí de lo primero. De hecho, he ido acumulando
datos y experiencias que así lo atestiguan. Incluso hubo un escritor, John
Kennedy Tool, que escribió una joya sobre el tema titulada “La conjura de los
necios”. Un libro que debería estar en la mesilla de noche de todo el mundo.
Lástima que el autor, se suicidara porque nadie quería publicarlo.
Hoy voy a compartir una de
esas pruebas irrefutables de que los imbéciles se reproducen como los conejos y
tienen una clara tendencia a inundar el planeta con su presencia.
En nuestra urbanización, hay
un descendiente directo del último hombre de Cromañón, el cual, no tiene ningún
reparo en afirmar que su antena parabólica, no recibe bien la señal por culpa
de la fila de árboles que tiene frente a su casa. Véase en la imagen
El Cromañón, lleva años
intentando convertir este jardín público - bonito, agradable y tranquilo -, en
un erial. En una suerte de sabana africana, en la que sólo se divisa en una
inmensa planicie, una aislada acacia, por cuya sombra pelean a muerte los más
despiadados depredadores. Así, ya en su día, hubo un intento de talar de raíz
unos cuantos de estos frondosos árboles, que en verano proporcionan algo de
sombra y protección, so pretexto de no se sabe muy bien qué falsos argumentos.
Y como los de Cromañón, listos no son, pero pesados son un huevo, el tipo,
insiste con inusitada reiteración.
En la última junta de vecinos,
allá por el mes de marzo, intentó convencer al resto de vecinos que los
vendavales que habíamos sufrido en casi toda España y que también padecimos
algo por aquí, habían puesto en serio riesgo la integridad física de las
personas. Lo cierto es que nadie excepto él y su equipo de adláteres secuaces,
fue testigo de semejante peligro. Y con esa excusa y exagerando mucho la escena
y sus impredecibles consecuencias, consiguió que durante unos minutos se
hablara en la reunión anual de vecinos, del tema de los árboles - de responsabilidad
pública - y de los riesgos que
conllevaba no podarlos convenientemente.
Afortunadamente, entre los
asistentes, se encontraba un entendido en la materia, que para más datos, ha
vivido más de 30 años en el extranjero, veinte de ellos en Quebec, con lo que
de árboles, parece que sabe más que el Cromañón, que proviene de la Pampa.
Manolo, que así se llama el
vecino “quebequés”, indicó que a los técnicos del ayuntamiento, había que
indicarles claramente qué es lo que había que hacer con los árboles y sobre
todo qué no. Así, supuestamente, se tomó nota en el acta correspondiente y la
cosa se quedó ahí.
Hace un par de días o tres,
comenzamos a escuchar el atronador y preocupante ruido de una sierra mecánica.
Prueba incontestable de que los del ayuntamiento, ya estaban trabajando en la
poda, aunque a los que no entendemos de esto, nos sorprendiera que tal acción
se realice en el mes de mayo, cuando todo parece señalar que hay otras épocas
del año más propicias para abordar la poda de los árboles.
Pero lo malo no es que se haya
iniciado en una época poco recomendable. Lo malo es que - a tenor de los
resultados bien visibles - han debido llamar a ARBOLEITOR, porque lo que están
haciendo, raya el delito medioambiental.
En vista del estropicio, que
han sido capaces de organizar en apenas 48 horas, esta mañana, temprano, ha
habido una reunión urgente a pie de calle y casi en pijama, entre algunos
vecinos preocupados por el cariz que estaban tomando los acontecimientos y los
propios trabajadores del ayuntamiento. Los cuales, una vez que se les ha
informado de la aberración que estaban cometiendo, han decidido poner pies en
polvorosa, abandonar el lugar y desaparecer hasta nueva orden.
A partir de ese punto,
compartiendo los datos y las informaciones que se disponían por parte de diversos
vecinos, entre ellos, Manolo el quebeqois, hemos sido capaces de reconstruir el
rompecabezas del porqué de la situación.
Según parece, el Cromañón, a
base de ser más pesado que el plomo y repetirse más que las cebollas, ha
conseguido hacerse con algún tipo de contacto en el ayuntamiento. A dicho
contacto, le ha trasladado que la decisión de podar los árboles, se adoptó por
unanimidad en la junta de vecinos. Lo cual, ya de entrada, es falso, porque
dudo mucho que en esta comunidad de vecinos, se adopte cualquier decisión por
unanimidad. Pero es que además, al funcionario de turno, no se le ha informado
adecuadamente de los importantes matices que aportó Manolo, el quebeqois, en la
reunión. Y como quiera que esta mañana, estaba presente el propio Manolo, ha
sido él quien además de informar al técnico del ayuntamiento de la barrabasada
que estaban haciendo, se ha puesto en contacto con una periodista de un diario
de la capital para que diera publicidad al acto.
La periodista, una chica joven
que ha venido provista de su cámara y de su bloc, iba tomando notas acerca de
quiénes eran los allí presentes, cuál era la situación y qué pretendían los
demandantes.
En un momento de la
conversación, la he manifestado mi extrañeza por la actitud del propio
ayuntamiento, porque según parece, basta con que algún vecino haga referencia a
una decisión tomada por la junta de vecinos, para a continuación, acudir presto
al lugar y arrasar con lo que se ponga por en medio, siguiendo las
instrucciones del emigrante de la Pampa, y sin atender a los técnicos
cualificados del propio ayuntamiento, que a mi juicio, deberían haber aportado
su experiencia y su consejo para ver de acometer con garantías, la poda de los
árboles. Y no como ahora, que existen serias dudas de que algunos de ellos,
sean capaces de sobrevivir en un plazo medio de tiempo.
Por supuesto, mientras los
allí reunidos intentábamos organizar la estrategia para derrocar de sus puestos
en la junta de vecinos, a la panda de sanguijuelas mafiosas, que viven a
nuestra costa, los aludidos, se reunían por su cuenta y procuraban no hacer acto
de presencia, en tanto en cuanto, no hubieran decidido qué acciones debían
tomar.
Por el momento, no hemos
vuelto a escuchar la sierra mecánica. La periodista redactará su artículo y ya
veremos si se lo publican y los mafiosetes, estarán haciendo acopio de valor y
de excusas para continuar con sus actividades lucrativas.
Efectivamente, la estupidez
humana es infinita.
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