jueves, julio 01, 2021

El independentismo: un magnífico negocio.

Para poder entender la ópera bufa en la que se ha convertido lo que comenzó siendo un circo, es necesario alejarse un poco de la escena, respirar profundo y rebajar el ritmo de las pulsaciones. Porque, en realidad, sólo así, se consigue entender que todo esto, es una pura opereta, que no tiene otro objetivo que explotar a la gallina de los huevos de oro, o lo que es lo mismo, el resto de España. El único objetivo que mueve a todo esto es la pasta, el dinero.

Estoy convencido de que ninguno de los políticos que proclaman y gritan “independencia” y queman banderas de España, cree que se vaya a conseguir la supuestamente ansiada República de Cataluña. Por varias razones, pero la fundamental, es que son conscientes de que eso les sacaría de Europa y ahí fuera hace mucho frío, pero, sobre todo, estar EN Europa significa dinero, directo o indirecto, y no estar, no es interesante.

Es probable que alguno de los millones de indigentes mentales que les vota, se haya llegado a convencer de que tal posibilidad, la de la República, es factible y que “sólo” es necesario dar por saco, chillar, protestar y quemar mobiliario urbano de vez en cuando. La ventaja para los votados, es que, gracias a estos gilipollas, comen calentito cada día y viven gratis, alimentando una ilusión que nunca llega.

Luego, entre medias de unos y otros y para hacer masa, están los CDR, que son como la SA de Hitler, una fuerza de choque interpuesta entre los votantes y las Fuerzas de Seguridad, ya sean Mossos, Guardia Civil o Policía. Estos son los que mantienen viva la llama, en su sentido literal.

Mientras los personajes van desfilando por el escenario, los políticos declaman su texto y amenazan con referéndums ilegales, declaraciones unilaterales de independencia y toda clase de maldiciones bíblicas y separatistas. Pero mientras todo ello sucede, el gobierno de España, les va soltando pasta, prebendas, dinerito fresco, con el que poder mantener la inmensa maquinaria de la que viven miles y miles de inútiles funcionales, a cambio, supuestamente, de mantener el orden en las calles de Cataluña. Y de eso se trata: de vivir sin dar un palo al agua y de regalar lo que no es de nadie, en palabras de la inefable Carmen Calvo.

Y mientras tanto, se van consiguiendo objetivos como que a los golpistas se les rebaje la calificación de su asonada de rebelión a sedición, para, después, indultarles y aquí no ha pasado nada. Luego se monta una supuesta mesa de negociación cuyo objetivo – teórico – por parte de los indepes es acordar lo que es ilegal acordar – el referéndum de independencia – y por la otra parte, hacer el paripé de que se negocia “algo” con ellos, aunque lo cierto es que, al igual que el PNV, lo único que quieren los catalanes es pasta.

Y mientras tanto, las personas decentes que van a currar cada día, levantan la persiana de sus negocios, dan trabajo a otros o simplemente aguantan al jefe, asisten como Don Tancredo, estupefactos, atónitos y escandalizados, a este esperpento, mientras todos somos testigos de los miles de personas que siguen haciendo cola para poder comer gracias  a la generosidad de los que pueden cooperar, al tiempo que los que necesitan los subsidios del Estado, porque ya no les queda nada, llevan meses sin recibir un mísero euro, bien por algún problema burocrático, bien porque el ordenador central del SEPE, o del ministerio de Trabajo, o ambos, han sido víctimas de sendos ataques cibernéticos.

Y para acallar conciencias ahora aparece detenido todo un símbolo, por cierto, enemigo declarado de socialistas y comunistas: José Luís Moreno. Y yo me pregunto: ¿Quién va a responder a las preguntas de la policía Monchito o Macario?

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