No termino de entender a qué se debe tanto alboroto y tanto aplauso para un individuo que lo máximo que ha hecho por la selección española de fútbol, ha sido clasificarla para unas semifinales europeas, tras haber conseguido eliminar por penaltis a una potencia futbolística como Suiza. Porque es exactamente eso, haber llegado a semifinales, el punto álgido de esta selección que no enamora, que no encandila y a la que sentimos alejada por los continuos cambios y pruebas de un seleccionador que, en ocasiones, da la impresión de dar palos de ciego y en otras, la de insistir tozudamente en los mismos errores.
Los comienzos de Luís Enrique como seleccionador fueron brillantes, deslumbrantes. Se ganó a Inglaterra en Wembley, por goleada a Croacia y en su casa a la Gales de Bale, cuando entonces todavía jugaba al fútbol el bueno de Gareth. Pero después, el globito de deshinchó, se pinchó de improviso y tras perder con Inglaterra y con Croacia, nos eliminaron del Torneo de Naciones. Los experimentos del seleccionador, tuvieron la culpa. Tuvo un ataque de entrenador, como se dice en el mundillo.
No clasificarse para la fase final de este europeo, con los equipos que nos tocaron en el grupo, habría significado el exilio, si no la crucifixión en la plaza de Colón. Así es que mucho mérito, no tiene. Eso sí, durante esta etapa, España falló los últimos 5 penaltis que nos pitaron a favor, dos de ellos Sergio Ramos en el mismo partido, para mayor gloria del camero.
Ya en el europeo, España ha fallado casi todos los penaltis que ha tirado. Morata falló uno contra Eslovaquia. Gerard Moreno falló otro contra Polonia. Y el portero, empezó cagándola contra Croacia. Menos mal que luego, lo arregló. Contra Italia, volvimos a fallar dos penaltis más: Dani Olmo y Morata. Es cierto que los penaltis se pueden fallar, pero hacerlo con la frecuencia que lo hace España, es sintomático. No es de recibo.
Por otro lado, España jugó bien contra Italia, aunque le faltó verticalidad y acierto en el disparo. Sobre todo, en la primera parte en la que los italianos ni siquiera tiraron a puerta. No sabemos tirar a puerta y pretendemos meter los goles desde el área pequeña y empujando la bola. O sea, la misma historia de siempre. En España no hay quien dispare desde fuera del área y vaya entre los tres palos. Tanto Olmo como Oyarzabal, pusieron el ojo morado a más de uno en el segundo anfiteatro. Marcos Llorente sí sabe disparar, pero desde el banquillo o el lateral derecho, es más difícil.
España tuvo un nivel de posesión cercano al 70%. Italia demostró cómo hay que jugar a esto: saca el portero, se la da a un compañero, este lanza una bola larga que coge Chiesa en la banda, recorre unos metros, quiebra, y la enchufa. Rápido, profesional, quirúrgico, sin alharacas. Tres pases, una carrerita, quiebro y gol.
¿Cómo metió el gol España? Cuando a uno que tiene más neuronas que el resto (Morata) se le ocurrió avanzar rompiendo las líneas y hacer una pared con Olmo. Morata supo definir. A Oyarzabal siempre se le quedaba atrás, o tiraba a sacarla del campo. Morata salió en el minuto 15 de la segunda parte, después que Italia marcara su gol.
El juego de mareo de Luís Enrique, no sirve para ganar. Sobre todo, cuando sabes que tienes un equipo que no sabe tirar penaltis.
Marcos Llorente no es lateral derecho. Hace mucho más daño entre líneas, viniendo de atrás y dando el pase definitivo, que era precisamente, en lo que estaba fallando España. Nos faltó un Llorente en otro puesto porque por su banda no subió ni una vez. Nos faltó un Isco, que filtra como pocos, balones de gol y dispara.
Ni siquiera sacamos bien los saques de esquina y no recuerdo que rematáramos ninguno.
España ha jugado sin un líder. Se ha notado la falta de Ramos. La selección no tiene líder. Luís Enrique no es líder y, además, en el supuesto que lo fuera, no sirve de nada sentado en el banquillo. El líder tiene que estar en el campo. Beckenbauer era líder, Xavi era líder. Ramos es líder, dentro y fuera. Busquets no lo es. Es un fantástico jugador, pero no es líder.
Y Luís Enrique tampoco es el
seleccionador que nos vaya a dar nada, excepto disgustos. No se puede esperar nada
de él, porque lo único que ha conseguido como entrenador, se lo ha dado Messi.
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