Cada día el españolito de a pie nos damos de bruces con noticias en las que, aparentemente, se demuestra que hay dos clases de ciudadanos: los políticos y el resto. Por ejemplo:
· El gobierno con su presidente al frente, se sube el sueldo un 4%.
·
El Congreso de los Diputados decide gastarse 1,5
millones de euros en modernizar aún más los ya avanzados modelos de iPhone,
tablets y demás dispositivos de sus señorías.
Mientras en España persisten las
llamadas “colas del hambre” en pleno siglo xxi.
Mientras el precio de la energía
se ha convertido en un problema social de primer orden y para paliarlo una
ministra del gobierno aconseja comprarse un edredón que abrigue más.
Mientras miles de empresas se han
visto abocadas a su desaparición y otras están en vías de terminar en el mismo
punto ante la imposibilidad de afrontar los costes energéticos.
Mientras millones de trabajadores
ven cómo sus raquíticos salarios cada vez son menos rentables debido a la
inflación, situada en dos dígitos, y a la descontrolada escalada de los precios
de los alimentos, de la energía, de los carburantes, de las hipotecas, de los
alquileres…
Mientras millones de trabajadores
permanecen en el desempleo cobrando algún tipo de subsidio miserable…si lo
cobran.
Mientras miles de agricultores
deciden dejar sus productos sin cosechar porque les sale más caro hacerlo que
dejar que se pudran en el campo.
Mientras los ganaderos cada día
sacrifican más reses, más ovejas, más cabras y más cerdos, para que el resto de
la explotación pueda subsistir y evitar la desaparición del negocio.
Mientras miles de transportistas
se quejan amargamente de que los costes de producción, principalmente de los
carburantes, obligan a una revisión al alza de los precios de sus servicios,
porque si no, trabajan a pérdidas.
Mientras seis millones de
pensionistas se ven obligados a vivir con pensiones de menos de 1.000€ y,
además, con personas a su cargo.
Los españoles nos preguntamos qué
clase de políticos tenemos. Sin duda, a los que hemos votado, pero llegados a
este punto deberíamos plantearnos qué clase de sistema es el que permite
semejante abuso.
Cómo es posible que mientras los
españoles estamos verdaderamente atormentados por la situación económica, los
que supuestamente nos representan puedan viajar en aviones sufragados con el
dinero de todos a ciudades como Nueva York para hacer no se sabe muy bien qué.
Cómo es posible que al mismo
tiempo que desde el gobierno se insiste con reiteración en no dañar el medio
ambiente, el presidente y algunos de sus secuaces, viajen en Falcon y
helicóptero, cuando podrían hacerlo en coche, que también viaja y de vacío.
¿Cómo es posible que todos los
gastos de desplazamiento hayan sido calificados de secretos de seguridad
nacional?
¿A qué se debe este perpetuo
insulto y menosprecio a los contribuyentes?
Empecemos por analizar la
situación de los diputados españoles según nuestras propias normas.
RÉGIMEN ECONÓMICO Y AYUDAS DE
LOS SEÑORES DIPUTADOS
23/5/2022 Congreso
de los Diputados
II. Retribuciones:
Las retribuciones desde el año
2020 son las siguientes, sin que se haya producido incremento para los años
2021 y 2022:
1.
Asignación constitucional idéntica para todos
los Diputados: 3.050,62€ mes.
2.
A esta asignación se añaden, en su caso, los
complementos en función del cargo que desempeñe el Diputado por ser miembro de
la Mesa, o de la Junta de Portavoces, bien de la Cámara o bien de alguna
Comisión. Los de cada grupo no son acumulables.
Complementos mensuales por
razón del cargo:
Presidente.
- Complemento miembro de Mesa: 3.337,60 €
- Gastos de representación: 3.624,38 €
- Gastos libre disposición: 2.971,67 €
Vicepresidentes.
- Complemento miembro de Mesa: 1.313,66 €
- Gastos de representación: 1.097,79 €
- Gastos libre disposición: 767,92 €
Secretarios.
- Complemento miembro de Mesa: 1.025,71 €
- Gastos de representación: 888,86 €
- Gastos libre disposición: 735,62 €
Portavoces.
- Gastos de representación: 1.890,98 €
- Gastos libre disposición: 1.006,00 €
Portavoces adjuntos.
- Gastos de representación: 1.544,32 €
- Gastos libre disposición: 718,10 €
Presidentes de Comisión.
- Gastos de representación: 1.551,58 €
Vicepresidentes de Comisión.
- Gastos de representación: 1.134,40 €
Secretario de Comisión.
- Gastos de representación: 756,27 €
Portavoz de Comisión.
- Gastos de representación: 1.134,40 €
Portavoz adjunto de Comisión.
- Gastos de representación: 756,27 €
Determinados Diputados (miembros
de Mesa, Presidentes de Comisión), tienen la posibilidad de contar con
personal de confianza para apoyarles en el ejercicio de su función.
− La dotación del Gabinete de la
Presidencia está compuesta por seis personas.
− Los miembros de la Mesa
(Vicepresidentes y Secretarios) disponen de dos personas cada uno para esta
tarea.
− Los Presidentes de Comisión
cuentan con un asistente para cada uno de ellos.
IV. Subvenciones a Grupos
Parlamentarios.
El artículo 28 del Reglamento del
Congreso de los Diputados señala lo siguiente:
1. El Congreso pondrá a
disposición de los Grupos Parlamentarios, locales y medios materiales
suficientes y les asignará, con cargo a su Presupuesto, una subvención fija
idéntica para todos y otra variable en función del número de Diputados de cada
uno de ellos. Las cuantías se fijarán por la Mesa de la Cámara dentro de los
límites de la correspondiente consignación presupuestaria”.
2. Los Grupos Parlamentarios
deberán llevar una contabilidad específica de la subvención a que se refiere el
apartado anterior, que pondrán a disposición de la Mesa del Congreso siempre
que ésta lo pida”. En aplicación de dicha norma, la Cámara ha fijado una
subvención fija cuya cuantía, para cada Grupo Parlamentario, es de 29.606,56 €
mensuales y una subvención variable en función del número de Diputados de cada
uno de ellos de 1.703,57 € mensuales por cada Diputad
Después de esta vorágine de
dinero que sale de nuestros bolsillos para terminar en los de ellos y asumiendo
que detrás de todo esto hay mucho más en zonas que no son ni blancas ni negras,
sino muy grises, sigamos analizando las leyes que lo permiten.
TITULO I.
Del Estatuto de los Diputados
Artículo 8
1. Los Diputados percibirán una asignación
económica que les permita cumplir eficaz y dignamente su función.
2. Tendrán igualmente derecho a las ayudas, franquicias e
indemnizaciones por gastos que sean indispensables para el cumplimiento de su
función.
3. Todas las percepciones de los Diputados estarán
sujetas a las normas tributarias de carácter general.
4. La Mesa del Congreso fijará cada año la
cuantía de las percepciones de los Diputados y sus modalidades dentro de las
correspondientes consignaciones presupuestarias.
De estos puntos me permito resaltar el
último por algo que veremos más adelante y que no quiero desvelar ahora.
Artículo 9
1. Correrá a cargo del Presupuesto del Congreso el abono
de las cotizaciones a la Seguridad Social y a las Mutualidades de aquellos
Diputados que, como consecuencia de su dedicación parlamentaria, dejen de
prestar el servicio que motivaba su afiliación o pertenencia a aquéllas.
2. El Congreso de los Diputados podrá realizar con las
Entidades Gestoras de la Seguridad Social los conciertos precisos para cumplir
lo dispuesto en el apartado anterior y para afiliar, en el régimen que proceda,
a los Diputados que así lo deseen y que con anterioridad no estuvieren dados
de alta en la Seguridad Social.
Es decir, que se puede pasar de ser un ni-ni
a diputado sin pasar por la Seguridad Social.
3. Lo establecido en el apartado 1 se extenderá, en el
caso de funcionarios públicos que por su dedicación parlamentaria estén en
situación de excedencia, a las cuotas de clases pasivas.
CAPÍTULO SEGUNDO
De las prerrogativas parlamentarias
Artículo 10
Los
Diputados gozarán de inviolabilidad, aun después de haber cesado
en su mandato, por las opiniones manifestadas en el ejercicio de sus funciones.
Artículo 11
Durante
el período de su mandato, los Diputados gozarán, asimismo, de inmunidad
y sólo podrán ser detenidos en caso de flagrante delito. No podrán ser
inculpados ni procesados sin la previa autorización del Congreso.
Otro
aspecto a destacar y que veremos más tarde.
Una vez sentados los precedentes legales, me
planteo realizar una comparación con otro país que, a mi juicio, me parece más
serio: Suecia. Y entonces me encuentro con un interesantísimo artículo de la
BBC. Me ha parecido tan interesante que he preferido copiar gran parte en este
post para así no perder el hilo si se pincha el enlace que también está
disponible.
Suecia: el país donde los
parlamentarios no tienen asesores propios y se pagan el café de su bolsillo.
(Fte: BBC)
Los diputados suecos no disfrutan
de beneficios adicionales como los que tienen los
parlamentarios de otros países, como presupuesto para fletar aviones, ayuda
para el alquiler, dietas, contratación de asesores particulares, ayuda para
gastos médicos, guardería pagada para los hijos y fondos para la divulgación
del mandato, entre otras cosas.
La primera en la frente. Un diputado sueco
no es ni más ni menos que un ciudadano que ha decidido colaborar en la mejora
de las condiciones de sus conciudadanos, pero que no por ello, debe sentirse
superior ni disfrutar de privilegios que no disfrutan sus vecinos.
Es exactamente, todo lo contrario de lo que sucede en España que en cuanto te descuidas, los desarrapados que no tenía donde caerse muertos, te sueltan un “usted debe tratarme de señoría” en cuanto les insultas por la calle.
Además, en Suecia la inmunidad
parlamentaria es un concepto que no existe.
De ahí la importancia de haberlo señalado
antes.
Además, este aspecto en concreto, es por
el que están perseverando los indepes catalanes cuando exigen una y otra vez la
“desjudialización de la política”, es decir, dejar fuera del ordenamiento
jurídico cualquier acción o decisión que se hubiere producido en el ámbito de
la política, con todo lo que ello implica.
Seguimos analizando a Suecia.
A cada inicio de mandato, los 349 diputados suecos reciben
-igual que el presidente del Parlamento- una tarjeta anual para utilizar el
transporte público. Y también un amplio código de ética que va acompañado
de información sobre el restringido uso de los fondos públicos y las normas de
conducta para la actividad parlamentaria.
Los coches oficiales son
pocos, y tienen uso limitado. El Parlamento posee solo tres vehículos,
del modelo Volvo S80. Esta flota solo está a disposición del presidente del
Parlamento y sus tres vicepresidentes para actos oficiales.
"No es un servicio de taxi",
explica René Poedtke, del sector administrativo del Parlamento. "Los
coches no sirven para llevarlos a casa o al trabajo".
En Suecia, el único
político que tiene derecho a coche de forma permanente es el primer ministro.
El coche pertenece a la flota de la policía secreta sueca, la Säpo
(Säkerhetspolisen). Los ministros pueden pedir vehículos "cuando tengan
fuertes razones para necesitarlo", según dice un asesor del gobierno.
No pueden subirse el sueldo
Otro de los aspectos más llamativos que he
señalado antes.
El salario bruto de un diputado del
Parlamento sueco es de 66.900 coronas suecas al mes (unos 7.200 dólares). Tras
pagar los altos impuestos, el salario neto es de aproximadamente 40.000 coronas
suecas (unos 4.300 dólares), lo que equivale a menos del doble de lo que gana
un profesor de primaria en Suecia.
Si un diputado tiene la base electoral
fuera de Estocolmo, puede solicitar el llamado 'traktament', una ayuda para los
días de la semana en los que trabaja en la capital del país. Esta ayuda, exclusiva
para los parlamentarios que no tienen residencia permanente en la capital, es
de 110 coronas suecas (unos 12 dólares).
En España, las ayudas a los diputados que no
son de Madrid ascienden a unos 2.000€ mensuales. Más taxis.
Un vistazo a los precios de Estocolmo da
una noción de lo que se puede comprar en la capital sueca con 110 coronas: un
café con tres o cuatro 'bullar' (los tradicionales panes dulces suecos que
acompañan el café), o una pizza con un refresco, o una ración del tradicional
plato de 'köttbullar', las albóndigas suecas con mermelada de arándanos rojos y
puré de patata. En los pequeños restaurantes populares, un plato cuesta de
promedio unas 100 coronas suecas.
Hasta 1957 los diputados del Parlamento
sueco ni siquiera tenían salario: solo recibían las contribuciones de los
miembros de los partidos.
La decisión de establecer salarios para
los parlamentarios se tomó, según consta en los archivos del Parlamento, tras
llegar a la conclusión de que ningún ciudadano debería verse
"impedido de convertirse en diputado por razones económicas".
Pero el valor del salario no debería "ser tan alto como para volverse
económicamente atractivo".
Y ningún diputado tiene el privilegio de
aumentarse el salario: en
Suecia, los salarios de los parlamentarios los determina un comité
independiente llamado Riksdagens Arvodesnämd.
Este comité está formado por tres
personas: el presidente, que por regla general es un juez jubilado, y dos
representantes, que suelen ser ex funcionarios públicos o periodistas. El
comité lo nombra la Mesa Directiva del Parlamento.
Los diputados tienen derecho a apartamentos
pequeños y sin lujo, y en los cuales su familia no puede estar gratuitamente.
El apartamento para funcionarios del
diputado Per-Arne Håkansson tiene 46 metros cuadrados. Solo los políticos con
base electoral fuera de la capital, y que no poseen inmuebles en Estocolmo,
tienen derecho a vivir en apartamentos para funcionarios. Y el presidente
del Parlamento no tiene derecho a residencia oficial.
Los apartamentos tienen un promedio de
45,6 metros cuadrados. Los que constan de una sola pieza tienen sólo 16 metros
cuadrados. Del total de 197 viviendas que administra el Parlamento sueco, solo
ocho tienen entre 70 y 90 metros cuadrados.
Puede parecer incluso exagerado. De
hecho, estos pequeños apartamentos recuerdan las celdas de la
modernísima penitenciaría de Sala, en las afueras de Estocolmo, donde
los detenidos, como en la mayoría de las prisiones suecas, también tienen baño
privado.
Un sofá cama, una mesa, un pequeño
armario, una mini cocina con un fogón, una nevera y un baño llenan el espacio
de poco más de 16 metros cuadrados de uno de estos apartamentos para
funcionarios, situado en la calle Monkbron.
En estos inmuebles no hay lavadora, ni
lavaplatos, ni siquiera cama matrimonial. Una gran parte de estos
apartamentos ni siquiera tienen habitación: una sola estancia, amueblada con
sofá cama, hace las funciones de sala de estar y dormitorio.
"Podemos colocar camas extras con
ruedas en caso de necesidad, como la visita de un pariente", dice una
funcionaria del Parlamento que nos acompaña en la visita a uno de los
inmuebles.
En todos los edificios de apartamentos
sin habitación las lavanderías son comunitarias, y los diputados
tienen que hacerse la colada. Estas lavanderías comunitarias, generalmente
situadas en el sótano de los edificios, también cuentan con tablas de planchar.
Además, son los propios parlamentarios
los que cocinan y limpian la casa. Según el departamento de administración del
Parlamento sueco, se hace una limpieza gratuita sólo una vez al año, durante el
receso parlamentario de verano.
Pagan por la estancia de familiares.
Y todavía hay más: los apartamentos
son exclusivamente para los parlamentarios. Los cónyuges,
familiares y afines no tienen derecho a vivir ni tan solo a pernoctar en un
piso propiedad del estado sin pagar. Si un familiar de un parlamentario pasa
una temporada en el inmueble, el diputado tiene un plazo de un mes para pagar
al erario público los días de pernoctación.
Y si la pareja de un diputado del
interior decide vivir en el apartamento para funcionarios de la capital con su
cónyuge, tiene que hacerse cargo de la mitad del valor del alquiler.
"Por supuesto, no pagamos para que
nadie viva gratis, excepto los parlamentarios con base electoral fuera de la
capital", asegura la jefa del sector de Servicios Parlamentarios, Anna
Aspegren.
Los diputados pueden dejar
ocasionalmente a sus hijos, si tienen entre uno y trece años, en la guardería del
Parlamento durante las sesiones deliberativas.
"Pero tienen que pagar la comida de
los niños", explica Monika Karlsson, funcionaria de la guardería. En días
de sesión nocturna, el servicio está abierto hasta la medianoche, o más.
Los parlamentarios tienen dos opciones
para vivir en la capital sueca. La primera es vivir en uno de los apartamentos
para funcionarios. La segunda es alquilar un apartamento por cuenta propia y
recibir del Parlamento el valor correspondiente al alquiler.
En este caso, el valor máximo que el
Parlamento reembolsa a los diputados es de 8.000 coronas suecas mensuales (unos
860 dólares), una cantidad relativamente baja considerando la escasa oferta
inmobiliaria del centro de la capital.
Despachos pequeños.
Las oficinas parlamentarias de los
diputados suecos tienen una media de 15 metros cuadrados y una decoración
frugal. Una mesa de madera clara, estantes del mismo color, una televisión
antigua y un pequeño sofá rojo, de estilo similar a los de la empresa sueca de
muebles populares Ikea, llenan el ambiente.
Los despachos más pequeños del
Parlamento llegan a tener siete metros cuadrados. Los gabinetes más grandes se
reservan a los líderes de los partidos y tienen 31 metros cuadrados de
promedio.
En el pasillo de cada anexo
parlamentario hay un mostrador con los periódicos del día y publicaciones
diversas. Son para uso colectivo de los parlamentarios: las suscripciones a
periódicos y revistas las financia el partido, y los diputados no tienen presupuesto
personal para suscribirse a publicaciones.
"Podemos llevarnos un periódico
para leer en el despacho, y luego devolverlo enseguida al mostrador", dice
el diputado Per-Arne Håkansson.
En la cantina del Parlamento, los
diputados se pagan su café.
No hay camareros y hay que pagar por la
comida. Después de comer, cada parlamentario debe llevar su propio plato al
sitio donde se recogen las bandejas, al lado de la cocina.
El Parlamento sueco también cuenta con
un restaurante más formal para ocasiones especiales. Pero, en el día a día,
algunos diputados se traen su propia comida, que calientan en la cocina
comunitaria del Parlamento. Cada uno se lava sus platos y cubiertos.
Además, ningún diputado sueco tiene
derecho a reembolso por comidas en restaurantes de lujo.
"Ningún diputado tiene secretaría
particular ni puede contratar asesores", explica Mats Lindh, del sector de Servicios
Parlamentarios.
En el sistema sueco, cada partido
político representado en el Parlamento recibe fondos restringidos para
contratar a un grupo de asistentes y asesores, que forman el llamado
secretariado del partido. Y este grupo de funcionarios atiende, colectivamente,
a todos los diputados de un partido.
Es decir: los parlamentarios comparten
un grupo de asesores y asistentes que, entre otras actividades, preparan
análisis políticos y se encargan de las relaciones con la prensa.
Un portavoz proporciona la lista del
secretariado del Partido Socialdemócrata: 101 funcionarios trabajan en
conjunto para 100 diputados. Este equipo de funcionarios está compuesto por
asesores y analistas para cuestiones políticas y relaciones con la prensa,
además de algunos asistentes administrativos que no suelen estar a disposición
de los diputados para tareas personales.
"Cada diputado se ocupa de su
agenda de trabajo, prepara sus discursos, organiza sus reuniones y reserva
billetes de tren o avión", dice el portavoz.
Según el politólogo sueco Rune Premförs, que los
parlamentarios tengan asesores particulares es una aberración.
"¿Por qué todos esos recursos deberían estar a disposición de un solo
político si se pueden compartir? Los representantes políticos también deben ser
representantes del pueblo en términos de no atribuirse condiciones
privilegiadas", opina.
Y en lugar de recibir fondos para la
divulgación del mandato, los diputados suecos informan a los votantes
sobre sus actividades parlamentarias a través de internet.
El sitio web oficial del Parlamento de
Suecia cuenta con páginas individuales de cada uno de los diputados en las que
hay copias de todas las mociones presentadas por el parlamentario en cuestión,
así como videos de sus discursos, sus interpelaciones y otras actividades
parlamentarias.
Cuando están en sus circunscripciones
electorales, los parlamentarios utilizan la sede local del partido, o la
biblioteca pública, para trabajar y hacer reuniones. "O su propia
casa", dice Anna Aspegren, la jefa del departamento que controla los
gastos de los diputados.
Entre las informaciones que cada
parlamentario sueco recibe al ser elegido, hay un manual de 35 páginas,
titulado 'Reglas de viaje' ('Reseregler'). Estas son algunas de las
recomendaciones que incluye para los diputados:
·
Debe
elegirse el medio más económico posible para llegar el destino: tren, coche o
avión
·
Los coches
para viajar se tienen que alquilar en la agencia de viajes del Parlamento,
utilizando las empresas con las que el Parlamento tiene contratos para
conseguir precios más favorables. Por consideración con los costos y la
protección del medio ambiente, no se permite alquilar coches especiales o de
lujo
·
Si el
diputado viaja con su propio vehículo, debe elegir el camino más corto posible,
a menos que haya razones especiales para tomar un camino más largo
·
Los
diputados tienen que utilizar taxis cuando no haya alternativa de transporte
público disponible, o si hay razones especiales para ello
En cuanto a los viajes al exterior, un
diputado sueco puede gastar un máximo de 50.000 coronas suecas (unos 5.400
dólares) por mandato, es decir, a lo largo de cuatro años. El parlamentario
debe presentar un programa detallado del viaje de trabajo,
que, como es costumbre en varios países, debe ser sometido a la aprobación de
la presidencia del Parlamento.
Otra regla trata sobre el alojamiento.
"Cuando un diputado comparte la habitación de hotel con un familiar o
amigo que no tiene derecho a tener los gastos pagados por el Parlamento, el
Parlamento paga solo el 75% del valor de la paga, y no son hoteles de
lujo", añade Aspegren.
Tanto los parlamentarios como los
ministros suelen volar en aviones comerciales.
A nivel regional, la representación
política en Suecia se considera una actividad añadida que se ejerce
en paralelo a un empleo remunerado, por lo que el 94% de los representantes de
las asambleas regionales no tienen salario.
Solo los integrantes de la presidencia y
de los comités ejecutivos de las asambleas reciben remuneración por trabajar
como políticos a tiempo completo o parcial.
Los alcaldes no tienen derecho a
residencia oficial. Y en todas las asambleas municipales del país, la regla no
tiene excepción: los concejales no tienen salario, secretaría, asistentes,
carro con conductor, ni siquiera despacho -trabajan desde casa-, y ganan solo
una pequeña gratificación por participar en las sesiones de la Cámara.
"Ser concejal es un trabajo
voluntario, que se puede realizar perfectamente en las horas libres",
opina Christina Elffors-Sjödin, concejal de Estocolmo, del Partido Moderado.
***
Una vez que hemos visto estas
peculiaridades es muy posible que comencemos a entender que el problema de
España no es que no haya dinero, es que lo malgastamos.
Hace unos meses un conocido se dedicó a
ejercer de chofer de modo temporal, por tener cierta amistad, de un personaje
que se presentaba a unas elecciones de CCAA. Mi conocido me confesó que
esperaba que su amigo obtuviera los votos necesarios para salir elegido, ya
que, cualquier mindundi de segunda fila de este país, tiene el privilegio de
elegir a dos personas de su confianza, sin más requisitos que ser amigos.
Ahora, echemos cuentas de cuántos
concejales de ayuntamientos, consejeros de CA, etc. tenemos en España y
empecemos a multiplicar. ¿Nos vamos haciendo ya una idea de dónde se van
nuestros impuestos?
Si a todos estos sinsentidos que hemos
visto y de los que cada uno recuerda, le añadimos el hecho de que la
Administración pública es gigantesca, que hay más funcionarios que trabajadores
en el sector privado, que el número de empresas y organismos públicos está
descontrolado, que en muchos de ellos no se sabe su razón de ser y que allí
viven unos cuantos miles de chupópteros, tal vez, a partir de ese momento
debamos replantearnos por qué nos quedamos tan tranquilos cuando nos roban
700.000.000€ a los parados de Andalucía o tenemos que incluir en los PGE el
precio del café que se toman sus señorías en el bar del Congreso.
El problema de España no es que se paguen pocos impuestos. De hecho, la carga fiscal es considerable en comparación con otros países y lo que recibimos a cambio. El problema es la cantidad de inútiles que viven de lo que Esperanza Aguirre llamaba la “mamandurria”, que, según el DRAE significa: “Sueldo que se disfruta sin merecerlo, sinecura, ganga
permanente.”
Por eso, yo quiero ser sueco.
© Carlos Usín
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