La verdad es que llevamos una temporadita en
la que las noticias parecen intentar convencernos de que estamos viviendo los
prolegómenos del Apocalipsis final.
Por una parte, en Cataluña, “algunos grupos
residuales” y de carácter violento, parecen querer convertir las calles de
Barcelona en un remedo de las de Londonderry, en su época álgida, allá por los
años 70. Pero tranquilos. Son pacíficos. Lo de incendiar contenedores e
intentar derribar un helicóptero con fuegos artificiales, era sólo una bromita.
Y lo de los más de 70 policías heridos, fue porque tropezaron con alguna piedra
de las que había en el suelo.
Mientras cada día se queman contenedores, - y
algunos coches que están cerca- , se suspenden más de 150 vuelos del aeropuerto
de El Prat y se bloquean autopistas, carreteras, la circulación del AVE y algunas
calles de las ciudades, el gobierno dice que “no pasa nada”. Que tranquilos.
Lo cual me lleva a hacerme esta pregunta: Si
no pasa nada, ¿para qué cojones llamas a la Moncloa a los partidos de la
oposición para tratar ese tema? En fin, cosas del mamerto.
Sin embargo, por alguna extraña razón, la
Liga de Fútbol Profesional y la Federación, se plantean la posibilidad de que
el próximo partido Barça - Real Madrid, se juegue en Miami, algo que entra en
clara contradicción con el mensaje de paz y amor del ínclito personaje que
viaja en Falcon. ¡Inaudito! Este tipo de
mensajes, generan alarma social porque parecen indicar que algo pasa con Mary,
o sea, con el Torra y sus juventudes Torrarianas, fiel espejo de lo que otrora
fueron las Hitlerianas, cuando todo el mundo puede comprobar que los
independentistas, son gente pacífica y de bien, y que sólo te meten una hostia
si les provocas con un micrófono de TVE o con una bandera de España, aunque
seas una señora mayor.
Y ya para rematar, se anuncia una huelga, que,
de entrada, va a impedir que SEAT fabrique 3.500 coches, amén de la imagen que
está dando Cataluña de cara al exterior y que ya tiene consecuencias: EEUU,Francia y Reino Unido, adviertan a sus conciudadanos del riesgo de viajar a
Cataluña, a lo que hay que añadir que los del IMSERSO, tampoco van a ir. Sin
olvidar que desde que se inició este “camino a perdición”, se han ido de
Cataluña más de 5.000 empresas.
Por si todo esto fuera pecata minuta, resulta
que tenemos a los jubilados de media España, que se han dado una vuelta hasta
Madrid, para exigir que las pensiones - que son el resultado de las
cotizaciones que han estado aportando durante su vida laboral - asciendan a un
mínimo de 1.080€ per capita, al margen de lo que les corresponda y además, que
cada año se revaloricen con el IPC. Caiga quien caiga. ¡Ah! Y además, que las
pensiones de las mujeres, sean como las de los hombres, por aquello de la
igualdad.
Y sin embargo y a pesar de todo esto, hay
gente que dice que España es el mejor país del mundo para vivir. Y lo dicen
algunos españoles que han viajado por el mundo entero y algún extranjero que
otro.
El último ejemplo es de hace un par de días.
Una clienta de mi mujer, en torno a los 50
años, de nacionalidad polaca (de Polonia), que lleva en España 15 o 20 años
viviendo en Madrid, este pasado verano decidió dejar su trabajo y regresar a su
tierra, dado que es hija única y sus padres ya son mayores. Hasta aquí nada
anormal ni reseñable. Más bien, tiene su lógica. Lo curioso es que hace un par
de días, mi mujer recibe un whatsap de la mencionada, diciendo que ella se
vuelve para España; que no aguanta “ese país de mierda”, que está todo viejo,
sucio y caduco y que no lo soporta más. Que ya le ha pedido a su amiga de
Madrid que le busque cualquier cosa para trabajar, que en febrero se vuelve,
porque “España es el mejor sitio del
mundo para vivir”.
Antes de ayer, una familia de Finlandia, un
matrimonio joven con un bebé de pocos meses, se han venido a pasar una
temporadita a Marbella hasta el mes de marzo. No conocían la urbanización y se
quedaron sorprendidos del tamaño. El desembarco de la familia para pasar tanto
tiempo fuera de su casa, os lo podéis imaginar: más maletas que las que llevaba
Magallanes, una bolsa enorme con los palos de golf, una sillita para el bebé
para cuando vayan en coche por ahí, etc. etc. etc. Lo primero que me preguntó
el marido fue: “¿Qué precio tiene una casa como ésta?” Al día siguiente
(realmente a las pocas horas porque eso se producía a las 2 de la madrugada) le
envié alguna información al respecto. Teniendo en cuenta que hoy en Helsinki
hacía 5 grados y que en Benalmádena, estábamos a unos 15-17, no resulta difícil
sospechar que estos van a tardar nada y menos en hacer las maletas, pero para
siempre, como la polaca.
O sea, que no hay nada más que comparar con
lo que hay por ahí. Escuchar cómo nos valoran los que nos conocen y vienen de
fuera, y comprobar cómo, cada vez más, ves matrículas de coches de Francia
(mogollón), de Italia (bastantes), de Holanda (un montón), de GB (muchos) y de países
bálticos (Letonia, Lituania, Estonia). El otro día, iba justo delante de
nosotros un coche de Eslovaquia, de un pueblo donde estuvimos el pasado mes de
mayo que se llama Piestany.
Así que debemos sentirnos orgullosos de
nosotros mismos, a pesar de la mierda que tenemos encima. Es de suponer que los
parisinos, deben estar de pagar impuestos y de que les quemen los coches, hasta
les oeufs. Y no hace falta hablar el idioma de Voltaire, para entenderlo.