jueves, abril 06, 2023

La Inteligencia Artificial, esa gran amenaza.

Se nos quiere convencer de que la Inteligencia Artificial (IA) es algo útil, revolucionario y simpático. Nos ofrecen imágenes manipuladas mostrando al Papa con una indumentaria impactante o a Donald Trump en las situaciones más inverosímiles. Vale. Muy gracioso, pero detrás de todo eso hay mucho más y nada hace pensar que para mejor.

Hace unas semanas un amigo mío hizo una prueba con ChatGPT. Le dijo que confeccionara un programa informático en un lenguaje determinado (COBOL) y el resultado fue sorprendente. Con unos ligeros retoques el programa era perfecto. ¿Qué conclusión debemos sacar de esta anécdota? Pues que a partir de ahora las empresas cuando necesiten hacer programas no van a necesitar a una persona, se lo pedirán a la IA. Cierto es que para eso habrá una persona, pero para programar ya no habrá diez, cien o seis mil programadores. O sea, que lo veo crudo para los técnicos porque una herramienta basada en la IA y desarrollada por unos colegas, les va a dejar sin trabajo.

También sabemos de los continuos ataques cibernéticos, tanto a políticos, como organismos de todo el mundo, incluyendo las elecciones presidenciales en EE.UU y su intento en Cataluña, en su momento. Personajes como Hilary Clinton, Angela Merkel, Macron o Pedro Sánchez, entre otros, se tiene constancia de que sus dispositivos electrónicos han sido atacados.

Ahora mismo estamos en una fase del desarrollo que podríamos llamar de pruebas. Es decir, ya se pueden establecer ciertas relaciones con desarrollos de IA y sólo cuando interesa, se desvela que cuando tú pensabas que estabas dialogando con una persona, en realidad, lo hacías contra un software muy sofisticado. Una especie de confesión y al mismo tiempo, de amenaza en el sentido de decir: “mira de lo que soy capaz”. ¿Suplantación de personalidad? Pero en palabras de una experta en la materia, en breve los seres humanos no vamos a ser capaces de distinguir el producto de una IA o la realidad.

Para un maestro como Isaac Asimov esto sería una fuente inagotable de experimentos y sugerencias para novelas de ciencia ficción. Lo podemos intentar.

Imaginemos una mezcla entre la actividad de los hackers y la IA. Imaginemos los sistemas de identificación más sofisticados, los más seguros e imaginemos las consecuencias que podrían derivarse de un ataque y suplantación de personalidad. ¿Lanzamiento de misiles nucleares?

Recuerdo en este sentido una película que ya tiene sus años: “Juegos de Guerra”. En esa película una máquina desarrollada para simular los efectos de una guerra nuclear, hace creer a los ordenadores del Pentágono que están siendo atacados por cientos de misiles, cuando en realidad se trata de un juego. ¿Se imagina alguien las consecuencias que algo así podría ocasionar con Corea del Norte, Rusia, Bielorrusia?

Hay empresas que tras la aparición de esta herramienta han decidido prescindir de docenas de trabajadores. Estas son algunas noticias aparecidas en prensa.

Microsoft ha despedido a 10.000 trabajadores de su equipo de ética.

(El Mundo)

La inteligencia artificial pone en riesgo 300 millones de puestos de trabajo en todo el mundo.

Según una investigación de Goldman Sachs, el grupo más afectado sería el de los trabajadores con estudios que realizan tareas de asesoría legal y administración

Domestika despide al 45% de la plantilla: son reemplazados por ChatGPT

Sigamos jugando a ser Asimov. Si ya se están planteando sustituir a los abogados, pronto les seguirán el resto del personal de justicia: secretarios, fiscales, jueces…Eso nos llevaría a ser acusados, juzgados y sentenciados por máquinas basadas en IA. Máquinas que han sido programadas y diseñadas por otros seres humanos que por algún extraño sortilegio y obedeciendo a causas y razones oscuras, deciden qué está bien o no. Inquietante, ¿verdad?

¿Cuánto tiempo van a tardar los departamentos de Recursos Humanos en implantar un sistema de selección de candidatos basado en la IA? ¿Cómo van a ser los CV de los candidatos, también generados a partir de la IA?

Y lo peor de todo, no sería muy difícil crear datos, con fotos, documentos, firmas, etc. que pudieran acusar a un inocente de cualquier fechoría, crimen o delito. Se crearían las pruebas de modo artificial y no habría nadie capaz de distinguir lo falso de lo auténtico. Se podrían destruir personas, organismos, naciones. Sería el caos absoluto más propio de Gran Hermano o Un Mundo Feliz y entonces, la lucha por poseer petróleo, oro y riquezas se desplazaría a la ambición de controlar esas herramientas de IA que pueden destruir virtualmente sin dañar lo físico.

Hoy sólo se las califica como fake news. Ya veremos.

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