lunes, junio 24, 2013

Las becas y las notas de corte

Parece el cuento de nunca acabar, la historia interminable de Michael Ende, pero en el fondo, tiene sentido. El tema de las becas y de las notas y condiciones necesarias para disfrutar de ellas, es algo importante. Lo suficiente, como para que unos y otros nos enfrasquemos en un serio debate.

El ministro Wert, plantea que el estudiante que no obtenga como mínimo un 6,5 en las pruebas de acceso a la universidad, no obtendrá una beca y Rubalcaba, salta como un resorte de su asiento movible -se lo están moviendo desde dentro- para exclamar horrorizado que no es justo que uno con 6,5 y que no tenga recursos, no podría acceder a una beca y otro con dinero, sí. 

Vamos a ver si no mezclamos las churras con las merinas.

Las becas, son para aquellos estudiantes que estudian, es decir, que se aplican en su tarea de aprender y sacan beneficio a su esfuerzo, dedicación y valía. Las becas, no están disponibles para cualquiera, por el mero hecho de ser considerado un estudiante. Hay que hacer méritos para conseguir una. ¿Que un inútil se puede pagar los estudios siempre y cuando su padre tenga dinero? Pues claro. Como el analfabeto que tiene una colección de coches de lujo y lo único que sabe hacer es dar patadas a un balón. ¿Eso no es insultante? Al parecer, no. Es un ídolo y los ídolos, ya se sabe.

De todas formas, me planteo la situación de un niño rico y mediocre, y no me cuadra con la idea de que tenga que ir a la universidad. ¿Para qué? Si probablemente no lo necesita. Y si lo necesitara, pues su padre compraría el título que fuese necesario. Que yo conozco a gente con nombre y apellidos que su padre les ha comprado sus títulos, a razón de 1 millón de pesetas cada uno. Y eso, no lo va a poder evitar ni este gobierno ni ninguno: que haya gente que con su dinero se compre lo que quiera, mientras otros están como estamos. Sean estudiantes, sean futbolistas o sean lo que sean.

Ayer, se publicaba una noticia que hablaba de que para el Museo del Prado, había una docena de vacantes de bedel y se habían presentado 19.000 aspirantes. ¡A un puesto de bedel con un sueldo de bedel! Pero es que uno de los que se presentaba, era un licenciado en Historia del Arte. Es decir, que probablemente este señor, que terminó la carrera hace 15 años y ahora tiene 40, ha conseguido llegar a trancas y barrancas hasta el día de hoy y como única salida, tiene como horizonte el ser bedel del museo. ¿Y para eso queremos tener becas? ¿Para que cuando se licencien no tengan trabajo? Es de imaginar que este señor -que hace muy bien en acudir a esta opción como último recurso- en su día estudió con algún tipo de ayuda. O no, da igual. El caso es que a día de hoy, tiene su título universitario, pero la sociedad no le proporciona la posibilidad de tener un empleo mejor que el de ser bedel -que por otra parte es un trabajo legal y muy digno, pero no estamos hablando de eso-. A lo que voy es a que, en mi opinión, hay que desterrar la perniciosa idea de que por querer estudiar, todos tienen derecho a estudiar y gratis. Pues, mire, no.

A estudiar, sí, pero a estar, no. El que quiera estudiar, tendrá que demostrar que de verdad tiene interés en hacer lo que hace y en aprender y aporta ciertas condiciones mínimas de inteligencia. Y el que no quiera estudiar, pues me parece bien, pero que no moleste. Lo que no vamos a hacer es estar poniendo dinero para que unos vivan a costa de otros, sin hacer nada. 

Es que todavía no nos hemos quitado esa rémora franquista, según la cual, todos los hijos de los obreros tenían que ir a la universidad. Pues no. Ni todo el mundo quiere, ni todo el mundo sirve, ni tampoco es necesario. Estoy harto de ver a licenciadas en filología inglesa, trabajando como secretarias de un jefe que gana 100 veces más que ella y que no habla inglés. Y supongo que la chica, no haría la carrera esa para terminar de secretaria de un autista.

Nos hemos acostumbrado a que la gente estudie una carrera y después se ponga a trabajar - si puede- en cualquier cosa aunque no tenga que ver con sus estudios. Es un sistema aberrante en su propia concepción. Yo, en informática, he conocido a abogados, físicos, matemáticos, sociólogos, arquitectos y hasta un veterinario. ¿Y vamos los españoles a mantener este sistema kafkiano de becas para enviar a los licenciados al paro pero con título?

Ya es hora de implantar un sistema racional, con sentido común y algo de lógica. Aunque el problema es que ninguna madre quiere confesar que su hijo es un torpe y que como no da para la universidad, se ha tenido que ir a hacer un módulo de adiestramiento canino. Sin saber que probablemente, su hijo gane bastante más de lo que se imagina.

Tenemos que conseguir que los buenos estudiantes, los que quieren estudiar y ponen de su parte y están por encima de los mediocres, tengan sus recursos y luchen por conseguirlos. Lo que no sería justo sería tratar a los listos, como si fueran tontos y a los vagos, como si fueran trabajadores.
                                                                                                               
                                                                                                                                      

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