lunes, noviembre 14, 2016

Los de Kaspersky y la madre que los parió.



Alguno pensará que con la edad, me he vuelto algo quisquilloso y cascarrabias, pero es que es como para ir con la guadaña y hacer ríos de sangre. Hoy el tema va de antivirus Kaspersky.

Resulta que de un tiempo a esta parte, vengo notando que cada vez que necesito entrar en un sitio con mi certificado digital, no me lo reconoce. Me dice que no está instalado. Y es falso, porque el certificado está perfectamente instalado desde hace años y renovado en febrero de este año. 

Lo primero que piensas es que el lugar en cuestión, está preparado para el Internet Explorer y no para el Mozilla, que es el que yo uso. Después de comprobarlo y ver que con el IE tampoco funciona, el primer sospechoso es el sitio web en cuestión. 

Días o semanas después, acudes a otro sitio web y te vuelve a pasar lo mismo. Y entonces, te empiezas a mosquear. Una puede ser casualidad, dos, marca tendencia. Cuando se produce la tercera incidencia, sólo lo confirmas.

Entonces comienzas una ardua tarea de búsqueda de información relativa a los mensajes de error, por la inmensidad del Google, que muchas veces, es muy útil, pero hay mucho gilipollas por ahí suelto que se dedica a llenar los foros con sus estupideces y lo único que haces es perder el tiempo.

Que si tienes que tener todas las windows updates. Que si tienes que tener actualizado el navegador. Que si verifica la versión de Java...

Una vez que ya has descartado casi con seguridad que el problema sea del sitio web, el siguiente sospechoso es el Mozilla.

Empiezas a buscar información sobre los mensajes que consigues. Instalas cosas y procedimientos que no terminas de entender bien pero que parece que pueden tener alguna relación y siempre confiando en el lugar donde te lo aconsejan. Y al final, después de mucho, te das cuenta que estás dando palos de ciego.

Más mosqueado que un pavo en Navidad, empiezas a dudar del propio certificado digital, que es tanto como dudar de tu propia existencia, casi. Incluso, después de visitar una web oficial del Estado en la que te indican si es válido o no, y aunque te juran por sus funcionarios que sí, que tu certificado digital es perfectamente válido, tú con la mosca detrás de la oreja sigues pensando como José Mota: “pero y si no”.

Continúas durante días buscando y rebuscando, y finalmente decides contactar con la FNMT. Éstos, son los únicos que además de que te atienden, normalmente te ayudan. Van al grano, ye te lo hacen todo mucho más fácil. Bien, pues contactas por teléfono con un ser humano, sigues los pasos que te indica, instalas algo que no tienes muy claro que necesites pero que el tío te ha dicho que lo hagas y compruebas que eso sigue sin funcionar.

El problema hace ya tiempo que dejó de ser un simple problema para convertirse en un reto. Es ya algo personal. Además de imprescindible.
Entonces empiezas a pensar en el tercer sospechoso. Si el problema no es de distintos sitios webs. Si no es del navegador porque te sucede en los dos y no es del certificado, tiene que ser del Kaspersky. No has visto nada hasta ahora, que haya apuntado a esa posibilidad. Todos los comentarios apuntan al Windows, a algún complemento que necesita Mozilla y que el tío de la FNMT te ha dicho que instales y poco más. Pero el Kaspersky, es el siguiente sospechoso.

Entonces haces una prueba sencilla: desactivas el antivirus y haces la prueba. Y la prueba funciona! El culpable es el Kaspersky. Ya sabemos quién es el culpable!

Vas a la web del antivirus e intentas averiguar - como siempre - en qué parte han escondido el planteamiento de problemas. Te das cuenta de que lo han cambiado desde la última vez y que ahora, tienes que darte de alta en MY KASPERSKY para que empiecen a tenerte en consideración. Tú, como sabes que ya en su día te diste de alta, vas y tecleas “INICIO”. Pero claro, el sistema de seguridad de la web - que parece el de la NASA - te dice que hace mucho que no has cambiado la contraseña y que la cambies. Y tú piensas, ¿y a mí qué coño me importa que hace mucho que no entro aquí? Si yo lo que quiero es plantear una pregunta. Pues que no hay tu tía. Que o te acuerdas de la contraseña y la cambias por una nueva o nasti de plasti.

Vaaaaale. Le das a “mesaorvidao la paguor” y esperas a recibir el correspondiente email. Cuando lo recibes, vas al link que te dicen a rellenar la contraseña según las normas establecidas:

     -        Debe tener más 1.500 caracteres
     -        Debe haber mayúsculas y minúsculas
     -        Tié que tener un número
     -        Y además, tié que llevar un signo raro…pero de los que se aceptan.

Y a continuación, después de haber hecho todo un ejercicio de imaginación para poner una contraseña así y ACORDARTE DESPUES, te ponen una pregunta de control, del estilo de:
     -  ¿Cómo se llamaba tu primer perro?

Oiga, que yo no he tenido perro. Y que en cualquier caso, ya le estoy diciendo que la “paguor mesaorvidao”, asín que no me pregunte cosas raras. 

Pues que no hay tu tía, macho. Que o te acuerdas de cómo se llamaba el jodido perro que nunca has tenido o que te dan por saco. Y entonces, te dan por saco. Y piensas: ¡vaya semanita!

Pero bueno. Eres un tipo listo y con recursos y entonces buscas en tu base de datos de emails a ver cuál era el último al que le mandaste uno para abrir una incidencia. Cuando lo encuentras, le mandas un email explicándoles el problema para que te digan qué parámetro(s) tienes que configurar. A los 5 minutos que lo has enviado recibes una respuesta automática:

     -  Que usted perdone, pero que no hemos visto ninguna incidencia abierta que se corresponda con su problema, asín que póngase en contacto con nosotros a través de MY KASPERSKY y abra una incidencia.

O dicho en plata: que o te acuerdas del nombre de tu puto perro o que no hay nada que rascar.

Más encabronado que Messi cuando juega con Argentina, decides intentar resolver el problema por la vía más complicada.

Entonces buscas directamente en Google la relación directa entre tu problema con el certificado digital y el antivirus, y  descubres, así como de pasada, un comentario en alguna parte de la inmensidad de internet, en el que lees algo distinto a todo lo que has visto hasta ese momento. Total, por probar, no vas a perder nada. Vas al Kaspersky, lo abres, sigues la ruta que te indican y desmarcas una puta casilla que no se sabe cómo ni cuándo, quedó marcada. Et voilá!

Vale. Ya funciona y ya me reconoce mi certificado digital. PERO SIGO SIN SABER COMO SE LLAMABA MI PERRO!


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