Las fechas y los calendarios tienen la
importancia que cada uno le quiera dar. El recordar una fecha u otra, viene
dado por lo que esa fecha significa para cada uno. El primer beso, el primer
día de colegio o en la Universidad, el primer día de trabajo, la fecha de la
primera boda, el nacimiento de tu primer hijo, la primera vez que votaste en
unas elecciones, tu primer día en la mili. Y muchos ejemplos más.
Ayer, por ejemplo, fue 24 de octubre y
algunos - no sé si muchos o pocos, pero me resbala - lo recordarán como el día
que a Franco se le trasladó de lugar donde descansar eternamente. Pero ayer, 24
de octubre, también se produjeron cosas en el pasado, que son dignas de ser
recordadas.
Por ejemplo:
1833.- Isabel II, hija mayor de Fernando VII,
es proclamada reina de España, a los 13 años.
1906.- El español Santiago Ramón
y Cajal y el italiano Camilo Golgi, premios Nobel de Medicina.
1917.- Los insurrectos asaltan el
palacio de San Petersburgo, con lo que comienza la Revolución rusa. Vladimir
Lenin es nombrado presidente del primer Gobierno soviético.
1929.- Crac en la Bolsa de Nueva
York. Día conocido como "Jueves negro".
1931.- El gánster Al Capone es condenado en EEUU
a once años de prisión y 50.000 dólares de multa por fraude fiscal.
1945.- Entra en vigor la Carta fundacional de las
Naciones Unidas (ONU) para mantener la paz y seguridad internacionales y Alexander
Fleming es galardonado con el Premio Nobel de Medicina.
1970.- En Chile, Salvador Allende es proclamado
presidente, el primero socialista del país.
1971.- La Asamblea General de la ONU aprueba la
admisión de China.
1973.- Finaliza la guerra árabe-israelí del Yom
Kippur.
1980.- El sindicato independiente Solidaridad es
registrado oficialmente en Polonia.
Y sin embargo y a pesar de la trascendencia que
algunos de esos acontecimientos tuvieron en la vida de millones de seres
humanos, no se mencionó a ninguno.
Ayer, los TD, sólo hablaban de Franco y me
pregunto qué pensarán todos esos chavales de veintipocos años, a los que hace
unos días se les preguntaba en una televisión, qué era la Constitución, y no
sabían responder. ¿Qué pensarán ellos de quién era ese Franco y porqué era tan
importante sacarlo de allí y llevarlo a otro sitio? ¿Qué pensarán que es El
Valle de los Caídos? Seguramente estarán bastante más preocupados por ver si
pueden encontrar un trabajo con un sueldo decente y a ser posible que no sea de
camarero y que les dure más de tres meses.
Pero ayer, 24 de octubre, también tiene una
especial significación personal para mí.
Porque tal día como ayer, en 1936, hubo un joven
que acababa de cumplir 20 años cuatro días antes y que visto que estaba metido
en una guerra civil y que la Facultad de Medicina donde estudiaba estaba
cerrada, decidió alistarse en el bando que le tocó por vivir en Madrid. O sea,
el chungo, el que palmó. Y a pesar de que se alistó en Sanidad, no disparó ni
un solo tiro y se pasó la guerra curando heridos en lo que hoy se conoce como
Hospital Gregorio Marañón, cuando terminó la guerra, sufrió en sus carnes la
llamada represión franquista, por haber sido calificado como “desafecto”.
Ese joven, era mi padre. Y si quieres saber más
cosas, lo puedes leer en el libro “Tras las huellas de una sombra”.
Por eso decía al principio que lo de las fechas,
cada uno recuerda las que más le apetece.
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