miércoles, octubre 30, 2019

Las Trece Rosas


Desde hace unos días, se viene hablando de las declaraciones que realizó el secretario general de VOX en los Desayunos de TVE, en las que afirmaba que las conocidas como “Trece Rosas” y mitificadas por la izquierda, no eran más que unas torturadoras, violadoras y terroristas. 

Evidentemente, dichas afirmaciones, realizadas en una televisión pública y con la vehemencia que caracteriza a Javier Ortega, no iban a tardar mucho en levantar polvo. Una gran nube de polvo. Y así ha sido.

No seré yo quien juzgue - otra vez - qué hicieron o dejaron de hacer las famosas chicas fusiladas en agosto de 1939, o si merecían tal castigo o no, pero sí que me resulta llamativo que la presidenta de la asociación Trece Rosas Asturias, Laura Díez, haya presentado una demanda contra Javier Ortega, basándose en el hecho de que las “Trece Rosas” nunca fueron juzgadas por los actos de los que les acusa el secretario general de VOX. Y es precisamente la fe depositada en esos juicios, lo que me extraña.

En primer lugar, hay que aclarar que aquellos llamados juicios, son actualmente motivo de controversia entre diversos partidos políticos e incluso, dentro del propio PSOE. Porque mientras unos propugnan anular todos esos juicios, otros, están en contra de dicha anulación.

Hay que decir que, tal y como explico en mi libro “Traslas huellas de una sombra”, aquellos llamados juicios, fueron cualquier cosa, menos un juicio. Aquello fue una pantomima, una patochada, un escarnio y una injuria a la Justicia, que en muchos casos, acabó de forma trágica para muchos de los inculpados, los cuales, jamás gozaron de las más elementales posibilidades de defensa. Es por ello, por lo que me extraña sobremanera que al mismo tiempo que se discute - y se discute con argumentos sólidos - la validez jurídica de aquellos juicios, Laura Díez pretenda basarse en su supuesta “seriedad”, para argumentar la inocencia de las Trece Rosas. Es más, sorprende todavía más, que nunca haya negado la participación de dichas jóvenes en los actos en los que algunos les acusan haber participado. 

Por tanto, o todo Tirios o todos Troyanos. No tiene sentido ni coherencia, abjurar de los juicios del franquismo, por una parte, por su manifiesta injusticia (que lo fueron) y al mismo tiempo, basarse en ellos para - supuestamente - apelar a la inocencia de las víctimas.

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