viernes, septiembre 02, 2016

SANIDAD: SE ACABO LA IGUALDAD



Desde hace ya bastantes años, el tema de la Sanidad en España, viene siendo un arma arrojadiza de unos partidos contra otros. En general, de los de izquierda contra el PP y utilizando el supuesto argumento de que hay que defender lo público, frente a lo privado, como si la sanidad fuera una sola y además, hubiera perdido el carácter universal. 

Pero lo cierto, es que no es así. No hay una Sanidad, hay 17 y eso es lo que precisamente, ha establecido desde hace decenios, una de las mayores diferencias entre los españoles de distintas regiones.

Como todo el mundo sabe, las competencias sobre Sanidad, fueron transferidas a las CCAA hace bastantes años, lo cual, no es un impedimento para que cuando algún supuesto líder político desea aparecer en TV, mencione los supuestos problemas, como si dependieran del gobierno central, sobre todo, si el gobierno central es del PP, algo que no pasa con frecuencia. 

Llegados a este punto, hay que recordar – por si a alguno se le ha olvidado – que muchas de las CCAA ( o todas) que asumieron dichas competencias en materia de Sanidad, tuvieron que implementar un nuevo impuesto proveniente de la gasolina. Simplemente, porque en determinadas regiones, no hay contribuyentes suficientes, ni los ingresos por impuestos, son los necesarios. Existe una desigualdad en cuanto a densidad de población y a dispersión de núcleos habitados, y debería establecerse un mecanismo para compensar estos desequilibrios, del mismo modo que algunos – generalmente, los que pierden las elecciones – se quejan de que hay que modificar la ley electoral, para eliminar esos supuestos desajustes que favorecen a unos en perjuicio de otros.

Como botón de muestra de lo que estoy diciendo, baste con mencionar que la receta de un médico expedida en una región de España, no es válida en ninguna otra región, y si vas a la farmacia, lo que te dicen es que vayas al centro de salud más próximo a la misma, para que sea el otro médico, el que te recete la misma medicina. De locos! Pero es que hay más. En la farmacia a la que habitualmente vamos mi mujer y yo, nos comentaron en cierta ocasión que unos clientes, habían tenido un problema en otra provincia y que les dijeron que como Andalucía no pagaba a las farmacias, no les atendían. ¡Muy fuerte!

Pero si bien esto puede entrar dentro de la anécdota, hay aspectos que son bastante más serios. Y como no me gusta hablar por hablar ni tampoco generalizar, hablaré de casos concretos. O sea, de mi mujer y de mí.

Empiezo por confesar que aunque llevo años residiendo en Málaga, no tengo la más mínima intención de desprenderme de la tarjeta sanitaria de Madrid. Y tengo mis razones.

Cuando vivía en Madrid, una vez al año – y a veces, dos – mi propio médico me sugería hacer un chequeo general, con pruebas, ECO, análisis, etc. Lo que viene siendo una puesta a punto. Acostumbrado a ello, al poco de llegar aquí, acudí al médico – en este caso mujer, pero da igual – y le solicité las mismas pruebas a las que estaba acostumbrado realizar periódicamente en Madrid. Me costó un interrogatorio de tercer nivel, con foco apuntando a la cara y polígrafo en marcha, convencerla para que consintiera en enviarme a realizar las pruebas pertinentes. Pero ahí no terminan las sorpresas.

Mientras en Madrid, no sueles esperar mucho para hacerte una ECO, por ejemplo, y además, te mandan SMS y te lo recuerdan por llamada de teléfono, aquí, en el país de los ERE’s fraudulentos, te mandan las citaciones a las pruebas por correo ordinario. Eso, cuando te lo mandan, porque yo estoy todavía esperando recibir por correo lo que tenían que haberme enviado para poder hacerme las pruebas en este mes de septiembre. Y mi pregunta es: ¿Y si esta parsimonia, dejadez o falta de eficacia deviene posteriormente en un agravamiento de mi dolencia crónica, habrá algún responsable o simplemente me van a dar por saco?

Mi mujer se operó de cataratas hace unos años en la Jimenez Díaz, en Madrid. Un hospital público, gestionado de manera privada y que funciona como un puto reloj suizo. Cada cierto tiempo y no de manera sistemática, deben ponerle unas inyecciones en la retina para resolver un pequeño inconveniente que le surge. Cada inyección, cuesta casi 1.000 euros y ya le han puesto unas cuantas. Bien. Pues hace unas semanas, mi mujer fue a urgencias del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga. Ya el mero hecho de comparar el aspecto de las instalaciones entre un hospital y otro, te da la sensación de haber entrado en una máquina del tiempo. Hacia atrás, por supuesto.

Mi mujer conoce perfectamente los síntomas y sabe cómo responden los de Madrid, así es que esperaba que en Málaga, que se supone estudian lo mismo, debería ser parecido. ¡Pues una mierda!

En urgencias, le atendió un médico de origen árabe. Después de examinarla con instrumental que ya han dejado de utilizar en Madrid desde los tiempos de Ramón y Cajal, el listo del médico, le dijo que no tenía nada. Mi mujer insistió en ver a la doctora especialista, pero el de urgencias sentenció:

    -  Señora, usted no tiene nada y además, usted nunca ha visto bien.

Que es casi tanto como decirla: usted es mujer, no tiene ni puta idea de nada y yo, soy médico. Aparte de que no consiguió pasar el filtro y que la viera la doctora especialista, cabe remarcar lo del origen árabe del individuo.

Al cabo de una semana acudió a la Jimenez Díaz en Madrid. La atendió un médico ecuatoriano, el cual, después de comprobar que efectivamente parecía que había algo anómalo, tuvo a bien confirmarlo con un colega al que acudió en busca de consejo. Cuando fue atendida por ambos médicos, le dijeron:

     -  Parece que mi colega ha detectado un pequeño problema. No sé si poniéndola la inyección, vamos a conseguir resolverlo, pero vamos a hacer todo lo que está en nuestra mano para intentarlo y curarla.

Le pusieron la inyección de los 1.000 euros y nuevamente, ve sin problemas.

Hoy mismo, ha acudido nuevamente a Málaga ya que la vez anterior, cuando la atendió el árabe tan amable, ya la habían citado. Al acudir al médico especialista, le ha comentado lo sucedido y al parecer, se ha puesto de morros, dando por sentado que si su colega el árabe, el de urgencias, no la envió a su consulta, era porque no vio nada reseñable.

Esto, le ocurre a una persona informada, que investiga, analiza, evalúa, sopesa y navega por internet escudriñando hasta la saciedad. Que antes de operarse y que le contara la cirujana lo que iba a hacer, mi mujer ya lo sabía. Y las diferentes opciones y todo lo que se le antojó conocer con antelación. Pero qué pasa con los miles de personas que acuden al médico, se ponen en sus manos y se contentan con lo que les cuenta el galeno de turno? Y ni te cuento lo que puede suceder a los habitantes de la Málaga profunda, por ejemplo.

Por mucho que algunos insistan en criticar y denigrar los servicios y atenciones de la Sanidad española, apuntando a que se está privatizando y es cara, ni es cierto, ni es en todas partes, ni es cara, ni nada por el estilo. Y si no que le pregunten cuánto le ha costado a la tonta del culo de la enfermera que se contagió del Ébola o a la que ahora se ha contagiado de la picadura de la garrapata de Ávila.

Lo primero que hay que decir, como ya he apuntado antes, es que en España hay 17 Sanidades diferentes y que incluso en Andalucía, dependiendo de la provincia, el medicamento recomendado en Málaga como marca blanca del paracetamol – pongo por caso – es uno, mientras que en Sevilla o Almería, pueden ser dos diferentes.

Lo importante, en estos casos que he comentado, es la actitud, la diferente actitud con la que se afronta la atención al paciente. En Madrid, se hace todo lo que está en su mano para curar al paciente. En Andalucía, prima el presupuesto. Si se pueden ahorrar una ECO, mejor. Si luego te sale un cáncer de próstata, te dan por saco, literalmente. Si se pueden ahorrar una inyección de 1.000 euros, mejor. Si luego te quedas tuerta de un ojo, te pones el parche a lo Princesa de Éboli, y a chutar. Pero para robar a los parados y repartirse la pasta entre el PSOE y UGT, para eso no hay límites.

Hace muchos años, cuando la Espe inauguraba hospitales en Madrid como Franco pantanos, en cada ocasión le montaban unos shows espectaculares. Pancartas, pitos, abucheos, gritos y demás, la esperaban a las puertas de cada hospital a inaugurar e inauguró unos cuantos. Hasta que finalmente, un día, aparecieron unas fotos en las que se identificaba, con nombres y apellidos, a todos los instigadores de dichas manifestaciones, como liberados sindicales de UGT y CCOO, que por supuesto, no se habían puesto una bata y unos guantes en su puta vida.

La Sanidad española, es de las mejores del mundo. Y si no, que se lo pregunten a los alemanes que se quieren operar en España, o los nórdicos que van al hospital de la Costa del Sol y se llevan un chasco cuando les niegan la operación porque no son residentes y no están en España más de 180 días al año. 

Eso sí, hace tiempo que dependiendo de dónde te toque vivir, tendrás más o menos opciones de tener más o menos salud. De momento los de Madrid, que no me entere yo que os quejáis.

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