lunes, mayo 13, 2019

Eslovaquia. Ostrov

Ostrov es un pueblecito de poco más de 1.000 habitantes. Fundamentalmente, gente de campo. Pero en el centro de la localidad dispone de un restaurante que a todas luces, es un contrasentido con todo lo que le rodea. Decorado en plan minimalista y con un excelente servicio por parte de los profesionales que lo atienden, se come excelentemente y a un precio casi ridículo. Salimos de allí los cuatro a gatas y no costó ni siquiera 60€, con vino, cerveza y postres. 

Ostrov, es por tanto, un entorno bucólico.

Aquí se puede apreciar las ruinas del castillo del pueblo. Puede visitarse, pero al parecer hay que dejar el coche bastante lejos, andar un rato y además, siempre suele haber demasiada gente. Así es que decidimos que en vez de sufrir tanto para ver unas ruinas, iríamos por la parte posterior y bastaría el zoom de la cámara para hacernos una idea.



Cualquier sitio verde sirve para cumplir diversos propósitos. En este ejemplo, las ovejas ensayan las nuevas estrategias para el siguiente partido. Por cierto, creo que son las únicas ovejas que he visto en todo el país.



Lo del arbolito adornado, tiene su historia.

Según las viejas tradiciones del lugar, cuando un joven enamorado desear hacer saber a su amada sus sentimientos, se dedica a adornar un árbol, al que previamente ha desprovisto de todo "lo sobrante" hasta convertirlo en un palo largo. Después, el palo, o el árbol o como leches quieran llamarlo, lo coloca frente a la casa de la amada. 

Siempre he tenido dudas acerca de qué ocurriría en caso de que la chica tuviera más de un pretendiente y todos pusieran su árbol frente a la casa de la doncella. 

No me convence el sistema. Prefiero un SMS.



 

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