La ciudad de Trenčín se encuentra en el noroeste de Eslovaquia, no lejos de la frontera de la República Checa. Fuimos allí, sobre todo, porque tiene un castillo impresionante, en lo alto de un risco y en su día tuvo una importancia militar grande. Aparte de eso, el pueblo en sí es bonito y está muy bien cuidado. Como todos los que hemos visitado. Es raro ver un papel en el suelo.
Supuestamente, tiene una población superior a los 55.000 habitantes, pero el día que estuvimos nosotros debieron salir huyendo por algún tipo de alarma nuclear que al desconocer el idioma, nos pasó desapercibida. Como se puede ver en las fotos, no había nadie en las calles.
En Navidad, este mercadillo callejero, según nos cuentan, se llena de gente y de productos navideños. O sea, como el de la Plaza Mayor de Madrid, pero en eslovaco.
La idea principal que nos llevó hasta allí, era visitar el Castillo. Llegamos hasta la entrada y nos detuvimos allí por dos razones. Una de ellas, es que un miembro del equipo sufría una especie de fascitis plantar, con lo que ascender hasta allí, ya había sido toda una odisea y un dolor. La otra razón tenía que ver con el horario de visitas y los precios desorbitados por persona. Así es que, sin llamar con las aldabas del castillo, bajamos unos metros y nos quedamos en el bar restaurante que hay un poco más abajo y del que se disfruta unas vistas magníficas.
Por cierto, mientras disfrutábamos de un café en la terraza a la agradable temperatura de 15 grados y todo nublado, vimos ascender hasta el castillo la comitiva de una boda. Todos a pie, incluida la novia, porque subir hasta allí con el coche, está totalmente prohibido, excepto para los trabajadores del castillo.
Dado que no pudimos ver el castillo por dentro, fuimos a ver otra de las atracciones truísticas del lugar: la casa del verdugo. Así es que disfrutamos viendo los diferentes sistemas de tortura y castigo que se usaban en la época, los elementos decorativos de la vivienda y todo ello traducido del eslovaco al inglés y/o español.
Nos gustó mucho este puesto de café en medio de la calle y tan vacío como el resto del pueblo. Nos pareció curioso. Y algo triste, la verdad.
Si quieres saber más cosas sobre este bonito pueblo, limpio, cuidado y vacío, sólo tienes que visitar la web oficial de turismo de Eslovaquia (Ver aquí)
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