Recientemente hemos leído que hay un nuevo romance a la vista, esta vez, entre la tenista española Paula Badosa y el griego Tsisipas. Y entonces es cuando me han empezado a cuadrar ciertas cosas, como que ni uno ni otra, se coman un colín jugando al tenis. Es lógico. Ya sabemos todos que los inicios de un romance suelen ser muy fogosos y muy exigentes.
Debo decir que, a mí, Paula, me
cae fenomenal. Es una chica guapa que no es que haya ganado muchos torneos ni que
tenga una carrera espectacular, pero está claro que no desaprovecha el tiempo
fuera de la pista, lo que hace que cambie de novio más que de raqueta, algo que
me parece estupendo. En este sentido me recuerda a Anna Kournikova, un auténtico pibón ruso, que no ganó un maldito título
individual en su vida, pero que se unió a Enrique Iglesias hace más de veinte
años, lo cual, también podría ser considerado todo un triunfo.
Según cuentan las mismas lenguas
viperinas, Paula hace un mes escaso que ha terminado con su anterior novio, que
era modelo. Genial, pero con tanto sube y baja, es normal que en la pista no se
rinda al 100%.
Por otra parte, no debemos
olvidar el consejo que le han dado al griego, según el cual debía tomar
pastillas de melatonina y hacer siesta. A la vista del resultado que le ha dado
esta audaz estrategia el otro día contra Alcaraz, cabe preguntarse si lo de la
siesta no lo habrá interpretado erróneamente. A lo mejor en griego tiene otro
sentido. La idea era que descansara EN VEZ DE, no DESPUÉS DE.
Mientras tanto, al bueno de
Carlitos, me imagino que su equipo le tiene atado con una cadena al cuello, mientras
le dan a oler una camiseta sudada de su siguiente rival en pista, y cuando
llega la hora de salir a jugar, sueltan a la fiera al grito de “busca, busca,
Charly” y el chico sale a la pista como una piraña a dieta: ansioso de comerse
todo lo que encuentre.
Y así pasa lo que pasa después:
que Carlitos se merienda a Stefanos, mientras éste le dice a su padre que está
en el palco “es que tira muy fuerte”.
Deberían seguir los consejos del
filósofo zen de Sampedor, José Guardiola, quien hace unos días declaró que en
su equipo el que tuviera cuatro relaciones íntimas en un mes, no jugaba.
Al hilo de esta mística de
abstinencia, conozco a más de uno que sería titular indiscutible en el
Manchester City.
Hoy Carlitos se ha lesionado
contra el serbio.
Otra vez será.
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