martes, mayo 21, 2024
Los nuevos fariseos.
miércoles, noviembre 08, 2023
Garzón, el PSOE y la Justicia
Hace ya bastantes años, el ex juez Baltasar Garzón declaró que (sic) “La Justicia, debe acompasar su paso a la política”.
Esto en roman paladino, o para
que se entienda bien – que viene a ser la traducción libre – lo que quiere
decir es que para Baltasar Garzón y todos los de su cuerda ideológica, la
separación de poderes de una democracia no debería existir. Eso de que haya
unos señores con toga llevándoles la contraria – en ocasiones - ¡A ELLOS! que han
sido elegidos en las urnas, es de todo punto inadmisible.
Partiendo de esta premisa se
entiende mucho mejor la razón por la que el antes juez, fue apartado de la
carrera judicial, cuando traicionó el sacrosanto principio de la
confidencialidad entre abogado y cliente, y mandó grabar las conversaciones de
unos ciudadanos (del PP) con sus abogados, para así disponer de munición contra
ellos.
Con este planteamiento, que
empapó a todos los estamentos de la sociedad, desde los altos mandos
policiales, hasta la Audiencia Nacional, se comprende mejor todo lo que nos ha
deparado la historia. Porque, esa perniciosa manera de pensar ha perdurado en
el tiempo y es la base de actuación de Pedro Sánchez. Para ello haré referencia
a dos posts míos:
Marzo de 2021: ver AQUÍ
Septiembre de 2021: ver AQUÍ
El acoso sistemático a la
Justicia con el único fin de poder consagrar ese principio de Baltasar Garzón,
no ha decaído jamás. Así, Pedro Sánchez nombró a su hasta entonces ministra de
Justicia, fiscal general del Estado a Dolores Delgado, una decisión inaudita en
ningún país serio de nuestro entorno. Y, además, el propio Sánchez, se ufanaba
de que dicha figura institucional, estuviera al servicio de SUS intereses, proclamando
aquella famosa frase: “¿De quién depende la fiscalía? Pues eso”
La persistencia, finalmente, dio
sus frutos cuando consiguió un puesto clave al obtener que Conde-Pumpido
terminase presidiendo el TC, junto con sus lacayos. Por el momento, y a pesar
de las múltiples andanadas que ha lanzado, el CGPJ, sobrevive. Ya veremos por
cuánto tiempo.
Pero en esta sempiterna lucha
contra la independencia judicial, también están embarcados los ministros de
turno, que para eso su único papel reconocido es aclamar al césar, a su líder,
y poco más, salvo saltar a la palestra cuando éste hace restallar el látigo y
hay que salir a ladrar. El último ejemplo, el de la ministra portavoz del
gobierno, la misma que ha sido castigada en varias ocasiones por realizar
comentarios inapropiados sobre la oposición o arengas en favor del PSOE, desde
la tribuna del Gobierno y en período electoral.
“No debo emitir
opiniones políticas sobre decisiones judiciales”, señaló Rodríguez desde La
Moncloa, pero están los “hechos” para ser analizados. Entonces, recordó que
este caso “lleva instruyéndose cuatro años” y la decisión la ha tomado el juez
cuando “hay otros operadores jurídicos con criterios distintos”, como es el
caso de la Fiscalía. ([1])
Es palmario que desde este
gobierno se continúa pensando en la teoría de Garzón, y que todo juez debe
estar sometido a la discrecionalidad del gobierno, sobre todo, si este gobierno
es de izquierdas.
O sea, el mismo funcionamiento
que existe en países como Cuba, Venezuela o Rusia.
sábado, enero 21, 2023
La petanca de Pedro Sánchez y los jubilados.
Cada vez se me hace más insoportable la sempiterna y empalagosa presencia en los medios del fatuo pomposo de Pedro Sánchez, ya sea, entrando en Moncloa en olor de multitud y recibiendo los “espontáneos” aplausos de sus acólitos, que le reciben cual césar victorioso tras un viaje en Falcon, o en una reunión “informal” con supuestas personas anónimas, que posteriormente, se descubre que forman parte del PSOE. El último ejemplo ha surgido hace un par de días cuando, también de modo “espontáneo” y nada más aterrizar de su viaje a Davos, decide, así como quien no quiere la cosa, que lo que le apetece de verdad es ir a un parque de una populosa zona de Madrid y ponerse a jugar a la petanca con unos jubilados, que, casualmente, estaban por allí y a las 14.30 no se habían ido a su casa a comer. La vergüenza ajena viene después cuando todo el mundo sabe que esos supuestos jubilados, también son miembros del PSOE.
La verdad es que esto empieza a
parecerse demasiado a “la rubia de Putin” y a “las madres de soldados muertos
en Ucrania” con las que Putin se reúne a tomar té y pastas. Todas con unas
fotos enormes, todas serenas y felices, sin derramar ni una lágrima ni mostrar
el más mínimo gesto de pena por la supuesta muerte de sus hijos.
¡Apesta!
Lo patético de este tipo de
propaganda, al más puro estilo Goebbels, es que resulta tan evidente su
intención de manipular, de lavar la imagen del líder, que resulta obsceno. Es
la misma diferencia que hay entre cautivar mediante la seducción o pagar a una
prostituta directamente.
Todo esto me recuerda a dos
escenas de sendas magníficas películas. La primera, “El puente de los espías”.
Las autoridades de la entonces URSS, intentan confundir al negociador (Tom
Hanks) haciendo pasar por familiares de un espía soviético a personas que ni
siquiera sabían muy bien cuál era la relación de parentesco que debían mantener
con el susodicho, lo cual, resultaba hilarante a la par que ridículo.
La otra escena pertenece a la
película “El concierto”. En un momento dado, el patrocinador del concierto y
miembro de la propia orquesta, da las instrucciones a los realizadores en la
oficina de control: “Cámara 1, apuntando a mí; cámara 2, apuntando a mí; cámara
3…”. Y todo esto al tiempo que la madre del supuesto filántropo le aconsejaba
que en vez de comprarse una orquesta, debía comprarse un equipo de fútbol y que
el PSG estaba barato.
Pedro Sánchez me recuerda a ese
mafioso ruso, dando las órdenes a todas las cadenas de TV, y a todos los
cámaras, de que ÉL es el centro del Universo; él es la estrella de Hollywood,
el que encabeza el reparto, el que está en todas las escenas, sobre el que
recae todo el peso de la película.
¿Qué se va a Davos? Allí tiene
que haber una cámara. ¿Qué Biden se va al cuarto de baño? Allí hay otra cámara
que atestigua el magno evento del que más tarde, la prensa amarilla a su
servicio, dirá que fue un breve encuentro, pero muy fructífero, cuando en
realidad fue una persecución por los pasillos.
Sin embargo, cuando la pandemia, Pedro
Sánchez se puso de perfil y le dejó el marrón a las CC.AA. que no tenían
competencias para según qué decisiones.
Ya sabemos que en política hay
mucho cínico, mucho embustero y mucho embaucador, pero todo tiene un límite,
pasado el cual, la imagen queda muy chusca.