viernes, octubre 07, 2016

De chorizos y delincuentes de cuello blanco



En dos salas contiguas de la Audiencia Nacional se están celebrando dos juicios. Esto sí que se puede decir que son dos juicios paralelos. Uno contra los de la trama Gurtel y otro contra los de las tarjetas black. Evidentemente, ambos representan la misma vergüenza, porque los acusados de uno y otro caso, se han enriquecido vilmente – en el estricto sentido del término – a costa de nuestro dinero. Pero aún así, me gustaría establecer un ligero matiz.

Los de la Gurtel, simplemente son unos chorizos. Los de las black, son el último reducto de una casta con privilegios indecentes. 

Mientras que un chorizo, es un chorizo y no hay paliativos, los otros, los señoritos, los “ladrones de cuello blanco”, son como los de Goldman-Sachs. Han disfrutado de unos beneficios, privilegios y prebendas que, según parece, les venían otorgados por la propia dirección de Bankia. Y es aquí donde quiero llegar.

Al margen de que en el juicio se dirima si eso era legal o no, sí es importante resaltar que esas injusticias han sido moneda de cambio habitual entre ciertos sectores influyentes de nuestra sociedad desde hace mucho tiempo. No es la primera vez que salen a la luz, por ejemplo,  regalos a base de collares de diamantes, joyas, casas en el extranjero, orgías y demás, pagados con Fondos Reservados del Ministerio del Interior, que salen de los PGE, o sea, de todos los españoles. O el del hermano de aquel VP del gobierno, que tenía un despacho en la Junta de Andalucía para “tomarse un café con los amigos”. Los ERE, ni los menciono aquí.

Pero vuelvo al tema de los de Bankia.

Quiero resaltar que fue el PP quien – primero – desató esta tormenta perfecta de las tarjetas black, mediante una auditoría interna dirigida por Goirigolzarri y bendecida por Montoro. El PP se pegó un tiro en el pie, pero hizo lo que tenía que hacer. Y segundo, antes, incluso, también tomó medidas muy importantes, que los torpes encargados de la comunicación en el partido, no han sabido nunca valorar ni sacarle rendimiento político. Me refiero a las diversas leyes y decretos encaminados a limitar, a poner coto, al número de consejeros en las empresas con capital público, incluidas cajas de ahorro, al sueldo de los mismos e incluso al salario máximo a percibir por aquellos consejeros delegados de entidades que hubieran sido intervenidas.

Llegados a este punto cabe recordar que en Galicia, hubo también unos cuantos que, aunque la entidad estaba intervenida, ellos aprovecharon para regalarse una magnífica pensión de jubilación. También fueron llevados a los tribunales. 

El número cuasi infinito de empresas que disponían de capital público, bien en su totalidad o bien participadas, se había convertido en un cementerio de elefantes para los políticos que pasaban “a la reserva” y había que premiar. Políticos de todos los colores, por supuesto. Por eso, otra de las medidas que adoptó el gobierno del PP, fue la de suprimir miles de empresas de este tipo, que duplicaban o triplicaban las competencias de otras corporaciones ya existentes y cuya finalidad dejaba demasiadas dudas por resolver. ¡Y las que quedan todavía por eliminar!

Por eso es tan importante recordar que, a pesar de todos los desmanes, el único partido que ha hecho algo para arreglar semejantes saqueos, malversaciones, dispendios y pillaje en general, ha sido – con todas sus imperfecciones – el PP. 

Y siendo perfectamente plausibles, justas y lógicas todas estas medidas, hay que reseñar que no fue el PSOE quien las impulsó. Y a mi juicio, es una clara falta a sus principios ideológicos de igualdad y de luchar contra la injusticia.

Otra cosa es que los torpes del PP no sepan sacar provecho. Pero es que eso es congénito.


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