viernes, enero 25, 2013

Y luego protestarán de que se privatice el "INEM"

Gumersindo de la Rocha, mayor de edad, ya talludito, se encontraba como tantos otros españolitos de a pie, en paro. Sus más de 30 años de experiencia en su sector, no significaban nada para ninguna de las empresas del país. Ni del país, ni de ningún otro de los muchos a los que dirigió su CV por todo el mundo, en busca de una salida a su desempleo. 

Tal y como se establece en las normas al uso, un día decidió pasarse por su oficina de desempleo (llamarla de EMPLEO, es un puro sarcasmo) para pasar a engrosar las listas de aquellos a los que todavía les quedan ganas y sobretodo, necesidad, de trabajar; al menos hasta que llegue la jubilación. Para ello, utilizó el procedimiento habitual en estos casos, que consiste en llamar por teléfono y solicitar cita. Una vez obtenido el día y la hora en el que iba a ser atendido, tan solo restaba esperar. 

Llegado el día, se personó en las oficinas y esperó, impaciente, su turno. Finalmente, desde la pantalla que había en el techo, hacia la mitad de la sala, aparecieron sus apellidos, la inicial del nombre y la mesa a la que debía dirigirse, acompañado de una señal acústica, especialmente indicada para despistados. La funcionaria, le tomó sus datos y en 5 minutos, había terminado. 

- ¿Ya está?, preguntó Gumersindo extrañado por la rapidez del procedimiento. 

- Sí, señor, ya está todo. 

Confiando en el juicio de la funcionaria, porque entre otras cosas para eso se le paga, salió de las oficinas, aunque eso sí, algo “mosqueado”. Había algo que no le cuadraba. 

Al llegar a casa, le esperaba Esperanza del Amo y Espinosa de los Gameros, su amante esposa, que a la sazón, también tenía el dudoso placer de permanecer desempleada desde hacía más de un año y medio. 

- ¿Qué tal ido todo, cariño?, preguntó ella al verle entrar por la puerta. 

- Pues bien, - respondió algo dubitativo Gumersindo. 

- ¿Qué pasa? - Pues que hay algo que no entiendo. 

- ¿Qué es?, preguntó ella. 

- Es que me extraña mucho que a la hora de apuntarme a buscar trabajo, la chica no me haya preguntado qué es lo que sé hacer, o al menos a qué estoy dispuesto. 

 - Tal vez hayan importado tus datos de los que tenían antes. Como ahora todo está informatizado, - supuso Doña Esperanza intentando dar sentido al comportamiento de la funcionaria. 

Sea como fuere, Gumersindo, visitaba con asiduidad la web del organismo público encargado de proporcionarle las distintas ofertas de empleo que se producían en su provincia. De vez en cuando, alguna de esas ofertas, indicaban que el candidato, debía personarse en la oficina de desempleo que le correspondiera porque era allí donde, tras estudiar su idoneidad, vincularían su candidatura a la oferta. Sin embargo, uno de estos días, Gumersindo acudió como ya había hecho en otras ocasiones, a su oficina de desempleo, con el fin de inscribirse en una oferta como Agente Comercial. El hecho de que solicitaran un Ingeniero de Teleco, para el puesto y más de 24 meses de experiencia en puesto similar, no fue obstáculo, óbice o impedimento, para que se acercara y al menos, lo intentase. Al llegar a la oficina, le indicaron que, como era preceptivo, debía solicitar cita y esperar ser atendido. Cuarenta y cinco minutos después, la misma pantalla de la que ya se había hecho amigo, le dijo que sentara en la mesa 4 de la sala. En la mesa 4, le recibió un funcionario vestido como un granjero del Medio Oeste de los Estados Unidos y con una coleta que recogía su mugriento y, aparentemente, grasiento cabello. Le explicó al susodicho el motivo de su presencia y le enseñó la referencia de la oferta de empleo a la que quería optar. 

 - ¿Y dónde dice que ha visto esta oferta? 
 - Pues en la página web correspondiente, que es donde se publican – respondió Gumersindo algo inquieto por el cariz que acababa de tomar la conversación. 

- Ya. Pues es que este tema lo lleva un compañero y yo no sé cómo se hace – le respondió el funcionario sin sonrojarse. - … - Bien, vamos a ver….por aquí…no, por aquí no es….a ver, a ver. ¡Ajá! ¿Es esta oferta de aquí? – le preguntó girando la pantalla para mostrársela. 

- Sí, esa es – respondió Gumersindo, aliviado porque faltaba poco para cumplimentar el proceso. 
 - Vale y usted quería apuntarse a esta oferta, ¿no es así? 
 - En efecto. 

- Es que verá, usted no puede. En su perfil, no figura prácticamente ningún tipo de información y claro, al no encajar, usted a veces no podrá inscribirse y otras, simplemente no será seleccionado. 

- Pero, oiga – empezó a protestar Gumersindo – que yo tengo más de 30 años de experiencia, que llevo trabajando desde 1978! 

- Ya, ya, si no le digo que no, pero cuando se le dio de alta en el sistema, no se hizo la encuesta para obtener los datos necesarios y que quedaran reflejados – adujo el de la coleta. 

- Bueno yo me he limitado a seguir las instrucciones que me dieron. Si nadie me dice que hable de mi historial, de mi trayectoria, o que aporte algún documento, lógicamente, no se me va a ocurrir me motu propio – protestó Gumersindo. 

- Si le entiendo, pero ¿sabe qué pasa?, que vamos tan a matacaballo, que no tenemos tiempo de atender a las personas con la dedicación que se merecen. Mire usted, en esta semana, han echado a la mitad de los que trabajan aquí. Con eso se lo digo todo. 

- Ya, pero no me diga usted que no es una sinrazón que yo quiera trabajar y que no pueda inscribirme en las ofertas, simplemente porque la funcionaria que me atendió el primer día, no se le ocurrió rellenar los datos necesarios – replicó Gumersindo, entre estupefacto, atónito y malhumorado. 

- Mire, señor, le voy a dar una lista de los justificantes que debe aportar para que se adjunten a su expediente y así poder optar a las diversas ofertas. Fíjese bien, que lo más importante es que debe aportar o bien las nóminas o los contratos de las empresas en las que ha trabajado. 

 Después de unos breves segundos de reflexión, en los que aprovechó Gumersindo para calmarse y no saltar a la yugular del “coletas”, acertó a preguntar: 

- Vamos a ver. Llevo trabajando desde el año 1978 y pretende usted que tenga todas las nóminas de todas las empresas en las que he trabajado? Y como alternativa, me plantea que puedo presentar los contratos? ¿Pero usted sabe lo que me está pidiendo? 

- Yo, lo siento mucho, de verdad, pero es lo que nos exigen. Debe justificar su experiencia. 

- Pero no basta con la Vida Laboral? 

- No. La Vida Laboral, sólo indica que usted ha trabajado, pero no indica DE QUÉ ha trabajado – respondió el funcionario. 

- O sea, que no basta con cotizar a la Seguridad Social por un nivel salarial, ahora hay que justificar las funciones que se han desarrollado para poder apuntarse a una oferta? 

- Sí. 

- ¿Y si la categoría es una y las funciones no tienen mucho que ver? - …..silencio por sobrepasar sus conocimientos. 

- Oiga, se me ocurre una cosa: ¿Qué se necesita para ser Ministro? – apuntó Gumersindo. 

- Yo, le entiendo, pero no puedo hacer otra cosa. Esta es la lista de los justificantes que debería aportar,- le dijo mientras le entregaba una copia en papel con la lista. Cuando los tenga, debería solicitar cita y venir con los papeles. 

Gumersindo, salió de la oficina confuso, enojado y con complejo de haber sido objeto de una burla. Sin embargo, al llegar a casa, y dado que no había alternativa, se puso a pensar en cómo iba a recuperar los contratos de todas las empresas en las que había trabajado; porque lo de las nóminas, aparte de las últimas, era simplemente inviable. Navegando por Internet, finalmente encontró una oficina que sería la responsable de atender a sus necesidades. La oficina en cuestión, era EXACTAMENTE la misma a la que habitualmente acude. Llamó por teléfono y después de algunos minutos y de la ayuda de quien le atendió en un primer momento, finalmente, consiguió contactar con la persona adecuada. 

Básicamente, la persona en cuestión, se debe sentar a escasos metros del “coletas”. Después de explicarle brevemente la situación y sus necesidades al interlocutor, Gumersindo pudo escuchar la respuesta: 

- Desde el año 2000, todos los contratos registrados en la Seguridad Social, figuran en una Base de Datos centralizada y por tanto, son accesibles desde cualquier centro u oficina del SEPE. Los de antes, las oficinas, sólo tenían la obligación de mantenerlos 5 años. Sólo tiene que escribir un email a la dirección que le voy a dar. 

- O sea, que en el email, le explico la situación, que no es otra que la de conseguir todos los contratos desde el año 2000, y ya está. Ustedes, me avisan cuando lo tengan, verdad? 

- Eso es. Sin problemas – respondió la voz al otro lado del teléfono. 

CONCLUSION: 

1. Para buscar trabajo, en alguna Comunidad Autónoma, no basta con que el sujeto mantenga una actitud abierta a toda clase de ofertas, no. Es obligatorio acreditar que dispones de la experiencia necesaria para inscribirse en las ofertas. 

2. Por razones de supuesta falta de tiempo, el funcionario de turno, es posible que no te atienda como es preceptivo, porque al final, el hecho de que no puedas optar a trabajar, no es lo más importante; lo importante, es la parte administrativa. 

3. La información, de cualquier forma, está centralizada en la Base de Datos del SEPE, a pesar de lo cual, el propio SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal) obliga al ciudadano a solicitar al SEPE la información que dispone, que posteriormente, el ciudadano entregará al SEPE. Y mientras tanto, pagando sueldos a funcionarios, oficinas y demás.

viernes, enero 04, 2013

Tiempo de mudanza

Que la vida es, por encima de cualquier otra cosa, cambio, se encarga de recordárnoslo 4 veces cada año. La Naturaleza entera, la flora, la fauna, los bosques, los prados, todos ellos van cumpliendo con el ritual fijado desde hace siglos y en cada etapa de su vida, se van adaptando al entorno que les acoge. Tan sólo el ser humano, en su infinita soberbia, pretende mantenerse al margen de todos estos cambios, como si la cosa no fuera con él. Pero se queda en eso: en pretensión. Es hora de cambios, de mudanzas. De cambiar la ropa de verano por la de otoño; de poner la manta o el edredón; de encender la chimenea y de quedarnos hipnotizados con el fuego, mientras escuchamos el crepitar de la madera al quemarse y el olor inunda la estancia. De comernos un cocido madrileño o unas lentejas con chorizo. De trasladar al sótano o al desván, lo que estaba en casa y traer a la casa lo que estaba guardado, a veces olvidado, en el trastero. Es tiempo de sorprenderse al abrir cajas cuyo contenido desconocíamos y comprobar que aquello que estuvimos buscando con tanto ahínco, y que pensamos que se había perdido en alguna otra mudanza, sólo estaba mal guardado, en el sitio que no le correspondía. Es tiempo de encontrarse con aquellos recuerdos que pensamos que al estar en el fondo de una caja, al final de un armario, en el fondo de un desván, desaparecerían como por arte de David Copperfield. Algunas tribus indias de Norteamérica, sostienen que los recuerdos de las personas están impregnados en sus cabellos; de ahí que no se corten el pelo y lleven trenzas. Nosotros, en Occidente, somos menos poéticos; tal vez no nos damos cuenta de que nuestros recuerdos no sólo están en nuestra memoria, si no también y sobre todo, en los objetos y enseres que nos rodean, con los que convivimos a diario. Por eso, no basta con hacer el esfuerzo de borrar de nuestra mente aquello que no nos resulta grato de recordar; tenemos que eliminar aquellos objetos que en su día, estuvieron implicados en el hecho en sí. Descubrimos los objetos más diversos y nos planteamos, por enésima vez, la eterna pregunta que siempre nos hacemos en estos casos: ¿y para qué quiero yo esto? ¿Y por qué lo guardé? Al abrir las cajas y los baúles, aparecen como si de una broma se tratara, aquellas fotos que en su día hicimos para recordar el momento especial en el que fueron hechas y que por mor de la volubilidad del ser humano, ahora nos gustaría no tener o por lo menos, quitar de nuestra vista, para así no tener que volver a sentir. Ya no tienen ningún significado, excepto el de demostrarnos con contumaz perseverancia, que nuestros sentimientos son tan mudables como el viento, las hojas caedizas de los árboles y la cornamenta de los ciervos. Nos vienen entonces a la memoria, todos aquellos planes, ilusiones y proyectos que por unas razones u otras, no llevamos a la práctica o simplemente, el Destino, ese burlón que juega con nosotros constantemente, nos impidió llevar a cabo. Los objetos que vamos extrayendo, nos retrotraen a aquellos momentos en los que tuvieron su protagonismo y nos obligan a recordar el camino recorrido, y casi siempre, constatar lo mucho que han cambiado las cosas, aunque el tiempo no haya sido tanto como nos parece. Y en ese rápido viaje de ida al pasado y vuelta al presente, es cuando entendemos el por qué ese objeto está metido en una caja, guardada en un armario, arrinconado al fondo de un desván. Porque simplemente, hemos cambiado. Como el resto de los seres vivos que tenemos a nuestro alrededor. Pantalones o faldas que hace siglos que no te pones, no ya porque hayan podido pasar de moda, es que ni te entra en la cintura; camisas descoloridas por el uso y los lavados; zapatos “muy cómodos” pero que no puedes sacar a la calle si no quieres que te apedreen y que ya conviene que te compres otros, a ser posible de la misma calidad para que te duren otros mil años; abrigos que sólo vas a usar en casos de una nueva Glaciación. Complementos, que tienen una caducidad menor que la de un yogurt. Utensilios de cocinas antiguas que no vas a volver a usar. Juegos de sábanas que aunque con sus historias del pasado a cuestas, ya no tienen futuro. Y es entonces cuando vas dejando cosas. Vas dejando en tu discurrir diario que esos objetos, a veces muy personales, dejen de serlo y pasen a formar parte de todo aquello que fue y que nunca volverá a ser. Y es entonces cuando te replanteas si la falta de espacio que dices que tienes en casa, no será más bien fruto de una mala gestión en vez de un problema físico de la construcción. Y es entonces cuando te das cuenta de que tienes que tirar cosas a la basura, o donarlas a alguna sociedad de ámbito social, filantrópico. Y es entonces cuando reasignas el verdadero valor a las cosas, en su justa medida, de modo aséptico y exento de toda influencia sentimentaloide, basado exclusivamente en el valor objetivo de su utilidad futura, adaptada a las nuevas necesidades. Y es entonces cuando te das cuenta de que, lo queramos o no, cambiamos y lo hacemos al paso del tiempo. Y si no lo haces, es porque simplemente estás muerto, aunque andes, comas y estornudes. Si no te mueves con el tiempo, te quedas atrás. Como los Dinosaurios. Pero hay otros cambios, otras mudanzas que, a diferencia de la de los objetos, afecta más directamente aún a las personas. Es cuando la propia persona, es la que se siente arrojada a un basurero; raptada de un mundo que hasta ese momento, consideraba propio y natural; entregada a alguna organización caritativa para poder mantener la vida. Me refiero a las personas que en tiempos de crisis, pierden su empleo. Ya no se trata de objetos, pertenencias o enseres que nos traen más o menos recuerdos, unos buenos y otros no tanto. Ahora estamos hablando de seres humanos que, sin haber violado a la mujer del jefe, ni haber robado dinero de la empresa, ni haber mancillado la fama de la misma, se ven sin trabajo y con escasas o nulas perspectivas de volver a entrar en el mundo laboral nuevamente. Es entonces cuando la mudanza consiste, no en bajar y subir los trastos, si no que tú eres el propio trasto. Porque tú, a una edad en la que se supone que deberías tener la vida arreglada y sin demasiados sobresaltos, de pronto, te ves teniendo que volver a casa de tus padres (si los tienes), como si de un quinceañero díscolo se tratase. Cargando, además, con toda la prole de mujer (si la tienes), hijos, deudas, hipoteca fallida, coche embargado, tarjetas de crédito, denegadas y pleitos por todas partes. Y por mucho que tú estés dispuesto a trabajar de lo que sea; y por mucho que te hayas formado; y por mucho que hables idiomas, la única pregunta que te hacen es “¿y usted, cuántos años tiene”? Y cuando les respondes, te ponen cara de circunstancias y a ti te entran ganas de arrancarle la cabeza del tronco de una patada, porque ahora resulta que la culpa es tuya por haber nacido antes. Y tú, mientras tanto, intentas adaptarte a la nueva vida, si es que a eso se le puede llamar vida e intentas pensar en montarte por tu cuenta. Y es cuando vas al banco, al mismo banco que te está persiguiendo para ver si pagas las cuotas de la hipoteca, porque si no, no les va a quedar más remedio que proceder a su embargo por vía judicial. Y el Director, con su sonrisa de siempre, con esa misma sonrisa con la que embaucó y robó a sus clientes en el tema de las participaciones preferentes, te dice que para montar el negocio que quieres montar, necesitas disponer de un capital, de una solvencia, de unos avales. Y es entonces cuando no entiendes por qué en España, no hay más asesinatos. Y es entonces cuando te entran ganas de ser un mueble, un pantalón, una fotografía o un cenicero y que te guarden en una caja, metida en un armario, arrinconado en el fondo de un trastero y que el fin de los tiempos te pille acurrucado.

Las perlas de la crisis: antología del disparate

La crisis económica ha invadido la última legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero y ha decantado las declaraciones de los principales cargos políticos del país. Tras cerrar la legislatura el Congreso de los Diputados este jueves, es hora de hacer balance. La antología de intervenciones está jalonada de frases estrambóticas, predicciones disparatadas y errores de bulto. Lee las frases más destacadas de los políticos en la crisis Juan Estébanez / www.invertia.com 

Si la última legislatura del PP será recordada por el “estamos trabajando en ello” con acento tejano de Aznar, “el viento duro de Levante” de Trillo o los “pequeños hilitos” que salían del Prestige de Rajoy, la del PSOE pasará a la historia por los numerosos comentarios económicos, derivados de una tremenda crisis, primero negada y luego minimizada por los máximos responsables del Gobierno. Los disparates y los errores conceptuales en el ámbito económico han estado a la orden del día. Cuando Zapatero inauguraba su primer mandato y la crisis ni estaba ni se la esperaba, la ministra Carmen Calvo afirmaba que el dinero público no era de nadie. Puede que esto explique la largueza con el que fue manejado para combatir la recesión y tratar de estimular la economía. El propio presidente del Gobierno sentenció el 26 de febrero de 2008: “El Euribor lo fija el BCE”, ignorando que realmente es el tipo de interés al que las entidades se prestan dinero en el interbancario. Ya antes, en diciembre de 2007, el máximo responsable de la Economía, Pedro Solbes, culpaba a las propinas en los bares de la escalada de la inflación. Pero sin duda el mayor desatino fue obra de la ahora ministra de Sanidad, Leire Pajín. Además de tildar de “acontecimiento planetario” el encuentro entre Obama y Zapatero achacó al género gramatical del PIB su escaso vigor. El problema del decrecimiento del PIB es que “es masculino, claramente masculino”. Análisis muy científico. Zapatero: “El Euribor lo fija el BCE” Compitiendo en despropósitos con la declaración de Pajín, se encuentra la de Zapatero cuando corrigió a su entrevistador al hablar del incremento del número de parados:“No son parados, son personas que se han apuntado al paro”, sentenció el presidente. Para la antología del estrambote también quedará la entrevista realizada a María Antonia Trujillo, antigua ministra de Vivienda, que para justificar su promoción de los pisos de 30 metros cuadrados afirmó: “La mayoría de mis compañeros diputados, incluso del PP, tiene minipisos de 30 metros”. Las metáforas no suelen ser muy adecuadas para definir escenarios macro. La ministra de Economía Elena Salgado no estuvo especialmente afortunada y pecó de victimismo cuando, en octubre de 2009, comparó a la economía española con “las mujeres” que, aunque “estén igual de capacitadas” debían “trabajar el doble”. Otros errores de concepto son más discutibles, pero también cabe catalogarlos como tal: la entonces ministra de Vivienda, Carmen Chacón, negó en septiembre de 2007 que las ayudas para los jóvenes fueran a encarecer los alquileres. El ministro de Fomento, José Blanco también sufrió una confusión conceptual al ver al Gobierno "capaz de mantener el gasto público en una situación de dificultad, porque no deben ser los ciudadanos quienes paguen las consecuencias". ¿Quién paga el gasto público si no son los ciudadanos? Pajín: “El problema es que el PIB es masculino” ¿Y quién paga las hipotecas? Hace poco más de dos meses, Alfredo Pérez Rubalcaba, con la mente en la campaña electoral, señaló: "Ya sabemos que los bancos tienen necesidad de cobrar las hipotecas, pero no pueden hacerlo a coste cero, a costa de la gente". Zapatero, haciendo gala de su “optimismo antropológico” declaró en julio de 2008, que “ser optimistas (…) es una exigencia moral” y alentó al consumo. Las familias, ya en plena crisis, estaban más por reducir su endeudamiento que por consumir. Antes de la crisis, en septiembre de 2005, había declarado que bajar impuestos era de izquierdas. Algo que muchos teóricos están dispuestos a discutirle. También controvertida parece la frase del ministro de Industria, Miguel Sebastián, sobre el ahorro energético: “Cada vez que levantamos el pie del acelerador mejoramos la renta nacional y el empleo” . El viaje de ida y vuelta en establecer límites a la velocidad en las autovías habla de la confusión reinante en el propio Gobierno. ¿CRISIS? ¿QUÉ CRISIS? Pero las declaraciones del presidente que han entrado en la historia del desbarre son las que negaron la crisis. ¿Cómo no iba a negarla quien en enero de 2007 afirmaba que España iba “a superar a Alemania (…) en renta per cápita de aquí a dos, tres años” . Con la crisis ya en curso –septiembre de 2007, Zapatero afirma que España estaba “en la Champions League de la economía mundial” . Así, cuando estalla la crisis subprime en agosto de 2007, Zapatero sentenció: “España está a salvo de la crisis financiera” . No sólo el presidente; Pedro Solbes señalaba ese mismo mes que la crisis tendría “un impacto relativamente pequeño” en España. A finales de año Zapatero no ve “atisbo de recesión económica” e incluso Solbes afirma que España “crecerá a velocidad de crucero durante los dos próximos años” . Como es bien sabido, sólo 2007 tuvo la economía un crecimiento aceptable: en 2008 el PIB sólo subió un 0,9% para decrecer en 2009 y 2009. Solbes: “España crecerá a velocidad de crucero durante los dos próximos años” Se siguió negando la crisis (“falacia”, “puro catastrofismo”). Se admitió como mucho una “gradual desaceleración” y se llegó a tildar de “antipatriotas” a los críticos. Porque las culpas siempre eran de los otros, de la oposición por “no arrimar el hombro”, de los mercados o del propio presidente del BCE, Jean Claude Trichet al que en mayo de 2008, Zapatero aconsejó “más prudencia” en sus declaraciones. ¿Pero estábamos en crisis sí o no? Era algo “opinable” todavía el 29 de junio de 2008 para Zapatero. Tres días después, sin embargo, admitía que la economía española vivía “una situación difícil y complicada”. Por fin, el 8 de julio, Zapatero dice por vez primera la palabra “crisis” ; eso sí, forzado por el resto del mundo y para minimizarla: “En esta crisis, como ustedes quieren que diga, hay gente que no va a pasar ninguna dificultad”. José Blanco, actual ministro de Fomento, señalaría en la misma línea un par de meses después: “Hoy los españoles viven mejor que nunca, aunque alguno tiene algún problema” . LOS PRIMEROS EN VER LA CRISIS Solbes acaba admitiendo una crisis muy “compleja” pese a que niega que España fuera a entrar en recesión “en ningún caso”. Zapatero considera “absurdo” su propio vaticinio de un año antes: que la crisis financiera de Estados Unidos no alcanzara a España. Eso sí, todavía en octubre, el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, ve muy cerca el final del túnel: "La crisis financiera en dos meses debería estar finiquitada". Y eso que un mes antes, Solbes admite que “es la peor crisis de la que yo tengo conocimiento”. Más aún: el ministro de Economía afirma con contundencia no haber negado nunca la crisis. Yendo todavía más lejos, Zapatero dice haber “sido el primero en hablar de una crisis del sistema financiero internacional y de una crisis económica”. Blanco: “Hoy los españoles viven mejor que nunca, aunque alguno tiene algún problema” Aunque prácticamente todos los meses el Gobierno veía indicios de recuperación, no es hasta mayo de 2009 cuando la ya ministra de Economía Elena Salgado observa los “brotes verdes de recuperación” . Una semana antes, Zapatero creía que “lo peor de la crisis económica” había pasado. Eso sí, ese mismo mes, el presidente declaraba haber sido “plenamente consciente de la gravedad de la situación” y haberla “afrontado con responsabilidad”. La entrada en una doble recesión empieza a planear en la economía. Aquellos comentarios, falsamente optimistas, aparecen ahora como insensatos y extravagantes. Pero no son cosa del pasado. Ni siquiera en su despedida Zapatero pierde un ápice de su visión radiante: el 2 de abril de este año afirmaba: “Ya durante 2010 comenzamos a crecer, todavía de una manera lenta, pero más de lo que vaticinaban todas las previsiones” No es cierto que en 2010 se comenzara a crecer, como es bien sabido. Pero los errores y ocultaciones sobre el crecimiento económico, siendo graves, son empañados por los fallidos pronósticos y el desarbolado optimismo sobre el desempleo, sin duda el mayor drama que sufre el país. POR EL PLENO EMPLEO: MOTIVOS PARA CREER Antes de las elecciones de 2008, Zapatero manejaba una aceptable tasa de desempleo. Tal vez viera posible acabar con la tendencia histórica de altos niveles de paro. Así, se mostró contundente: "Lo enunciaré de forma sencilla pero ambiciosa: la próxima legislatura lograremos el pleno empleo en España. No lo quiero con carácter coyuntural, lo quiero definitivo". Su intención era crear “hasta 2 millones de nuevos puestos de trabajo”. Llegó incluso a exhibir cierta arrogancia: "La peor previsión de paro que podamos tener por delante será siempre una previsión de paro mejor que la que mejor tuvo el PP". Así, el lema electoral del PSOE fue: “Por el pleno empleo. Soñar con los pies en la tierra. Motivos para creer". La realidad se mostró implacable y el paro se elevó como consecuencia de una crisis económica que el Gobierno no supo o no quiso ver. Tras la euforia, la contención. Al igual que la magnitud de la crisis, los responsables del Gobierno trataron de minimizar el impacto del desempleo. “No llegaremos a los cuatro millones (de parados) de ninguna manera” , afirmaba Corbacho en enero de 2009. “Lo peor para el empleo ya ha pasado”, sentenciaba Zapatero en junio de 2009. Ambos se equivocaron. Como también en las recetas para paliar el paro e impulsar la economía. Pese a que Elena Salgado declaró en julio de 2009 que “las medidas que hemos tomado están surtiendo efecto”, las cifras macro alargaron su degradación. Lo más curioso de todo es que había alguien en el Gobierno que tenía la solución. El 3 de julio del presente año, el ahora candidato del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba declaró: “Sabemos lo que tenemos que hacer para crear empleo” . ¿Por qué no lo hicieron? Lo que realmente se acometió fue un ambicioso plan de gasto público para estimular la economía personalizado en el conocido Plan E. Dicho plan fracasó, no sólo en fomentar el crecimiento, sino en su intención de reducir el paro. Y pese a que Zapatero señalo que debía usarse “con prudencia” y “hacer un ejercicio de austeridad” , el déficit y la deuda públicas terminaron disparadas. Rubalcaba: “Sabemos lo que tenemos que hacer para crear empleo” EL DÉFICIT Y LA DEUDA SE DISPARAN EN EL PAÍS CON EL SISTEMA FINANCIERO MÁS SANEADO DEL MUNDO No es extraño que se incrementara el déficit. Cuando estaba en la oposición, Zapatero ya se burló del superávit presupuestario alcanzado por el PP: “Con un Gobierno socialista, no habrá superávit mientras tengamos déficit social”, declaró en 2003. Sin embargo, en el Gobierno, el presidente se mostró partidario del superávit y negaba, a finales de 2008 que la crisis terminara provocando la irrupción del déficit. Lo mismo afirmaba Solbes en junio: "El Estado tendrá superávit presupuestario, a pesar de una coyuntura económica desfavorable". A cierre de 2009, el secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, todavía afirmaba: "Vamos a ser absolutamente escrupulosos; no vamos a aceptar endeudamiento por encima de lo recogido en los objetivos de estabilidad". Del mismo modo, en 2010 Corbacho presumía de unas cuentas de la Seguridad Social con “salud de hierro”. La realidad es que las cuentas públicas se encuentran en una situación muy difícil, con la prima de riesgo por encima de los 300 puntos básicos y el país acercándose dramáticamente a la quiebra. No sólo el Gobierno central es culpable del endeudamiento: también Comunidades Autónomas y ayuntamientos, pese a lo cual Alberto Ruiz Gallardón, responsable del consistorio que sufre la mayor deuda, no tuvo empacho en afirmar: “Quien más está contribuyendo en estos momentos para cumplir los objetivos de déficit de todas las Administraciones públicas en España somos los Ayuntamientos”. Ruiz Gallardón: “Quien más está contribuyendo a reducir el déficit son los ayuntamientos ” Todo esto ha afectado a la salud de las entidades bancarias. Y el panorama pinta bastante mal todavía en septiembre de 2011. Eso sí, hace tres años, Zapatero señalaba: “España quizá cuenta con el sistema financiero más sólido de la comunidad internacional”, mientras que Solbes apuntaba que ninguna entidad estaba “en situación de riesgo”, algo que recalcó incluso después de la intervención de la CAM. LA BURBUJA INMOBILIARIA QUE NO IBA A PINCHAR NUNCA La crisis actual tiene su origen en la explosión de la burbuja inmobiliaria. Una burbuja que no iba a estallar. Como señalaba María Antonia Trujillo en junio de 2004, “son unos irresponsables aquellos que piensan que en España existe una burbuja inmobiliaria augurando un brusco descenso en el precio de la vivienda”. De similar modo se pronunciaba Pedro Solbes que negó el pinchazo de la burbuja y no veía afectado al sector de la construcción por la crisis a mediados de 2007. Y para cuando se admitió la crisis, Beatriz Corredor veía que la “actual coyuntura desfavorable para el sector inmobiliario y de la construcción” cambiaría “en el último semestre de 2009 y el primero de 2010”, al tiempo que alentaba a comprar vivienda, lo mismo que Celestino Corbacho. En contra de la opinión ya generalizada, Carmen Chacón llegó a afirmar: "Los españoles nos hemos hipotecado con cabeza (…) aunque seguro que hay casos puntuales de gente que se está teniendo que apretar más de lo que esperaba el cinturón". Pero sería injusto acusar a los dirigentes socialistas de falsear la realidad del ladrillo. El anterior Gobierno del PP, durante cuyo mandato se gestó la burbuja, siempre negó la existencia de una sobrevaloración de los inmuebles. Una dirigente popular, Isabel Mariño, consejera de Vivienda de Madrid, consideraba en agosto de 2008, que “comprar piso” seguía siendo “buena inversión”. Trujillo: “Son unos irresponsables los que dicen que hay una burbuja inmobiliaria” RECORTES SOCIALES ¡NUNCA! De todos es sabido que las reformas que emprendió el Gobierno el año pasado han sido forzadas por la Unión Europea y otros organismos internacionales y están en contra de la ideología del partido gobernante. Zapatero también lo sabía en junio de 2008 cuando afirmaba que nuestras recetas no son las de la derecha", sino el "diálogo social" y el mantenimiento de las políticas sociales "con más becas", ayudas a la vivienda y "destinar el ahorro que hemos sido capaces de hacer a las rentas más bajas". Sin embargo, el 2 de abril de este año, el presidente señalaba que “las reformas están en el ADN de los socialistas”. Poco más de un mes después, no había hecho reformas o, cuanto menos, no se habían sustanciado en recortes: "Miente como un bellaco quien diga que hemos hecho recortes" El hombre que se presentó como un “campeón de los derechos sociales” terminó llevando a cabo el mayor recorte social de la historia de la democracia. La rebaja de las pensiones seguramente sea el hito negativo más destacado. Aunque en abril de 2009, la anterior vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, había dejado dicho que “el sistema de pensiones está garantizado, está saneado, y tenemos un fondo de reserva que nos tiene que dar tranquilidad". Zapatero: “Miente como un bellaco quien diga que yo he hecho recortes” Octavio Granado, secretario de Estado de la Seguridad Social había espetado al entonces presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán: “Si está sugiriendo discutir medidas que lesionen los derechos de pensionistas y trabajadores, que vayan en contra del Pacto de Toledo o que alteren los equilibrios presentes en el Estatuto de los Trabajadores, reincide en la equivocación”. Quien se equivocó fue Granado. Algo disculpable porque también lo hizo su jefe: Zapatero, en septiembre de 2009, aseguraba que las pensiones mantendrían su poder adquisitivo.

Maldito 2012

Hay momentos para recordar y otros que mejor no hacerlo nunca y hay años para el recuerdo y otros para el olvido. Este maldito 2012, que se nos va, no creo que lo vayamos a recordar por nada bueno que nos haya pasado. Con la crisis, que ya teníamos encima antes de que comenzara el año, pero que no sabíamos su dureza y su calado, con la crisis, digo, vinieron las pérdidas. Se han perdido puestos de trabajo y con ellos, pisos ejecutados bajo la inmisericorde ley hipotecaria y alguna que otra vida, del que ha preferido suicidarse antes que seguir cayendo a un pozo sin fondo. Se ha perdido dinero en las bolsas, en las nóminas de los empleados públicos, en las empresas y algunas empresas, como tales, también han caído. Se han perdido conceptos que hemos llamado derechos, como si al haberlos conseguido en el pasado, ya nadie pudiera arrebatárnoslos nunca más, sin ser conscientes que la mayor parte de tales derechos no lo son, pues tienes que reconquistarlos día a día y por tanto, ya no son otra cosa que la consecuencia del esfuerzo. Se han perdido ilusiones y esperanzas, algo difícil de recuperar porque son intangibles. Se ha perdido la poca fe, si es que alguna vez la hubo, en la clase política y en la banca. Hemos descubierto que más que clases, lo que hay en este país son castas y desde luego, la mayoría de nosotros no pertenecemos a ninguna de las que prevalecen por encima de las otras. Más bien, lo contrario. Se ha perdido la esperanza en que el que tenga trabajo, lo vaya a conservar y el que tenga uno por obra, se lo vayan a renovar. Hemos descubierto que los bancos, además de quedarse con las casas embargadas, también roban a sus distinguidos clientes ofreciéndoles unos “productos estupendos y muy beneficiosos para ellos”, como son las participaciones preferentes. Y lo peor que hemos descubierto es que todo lo que hacen, para más INRI, es legal. Hemos descubierto que cuando los bancos ganan dinero, es para ellos, pero que cuando lo pierden todo, lo pagamos entre todos. Yo conocí una vez a una chica, que estaba enrollada con su jefe (casado, por supuesto, pero no con ella), y actuaba de la misma manera en el chiringuito financiero que dirigía: la pasta que perdía “su amiguita”, la ponía la oficina. Tenemos la amenaza permanente de un rescate de la UE, lo cual, a la vista de lo que está suponiendo a Grecia, nos pone los pelos de punta. Pero si los griegos tienen Las Termópilas, nosotros tenemos Numancia. Tenemos la amenaza de que a la maldita “pulga” del Barça, le vayan a estar dando el maldito Balón de Oro hasta que se retire! Hemos sido capaces de crear, otra vez, una nueva generación de emigrantes españoles. Los nietos de los que se fueron a Alemania, han vuelto al mismo sitio y a muchos más, pero esta vez los mandamos sabiendo leer y escribir y hasta con un título universitario. ¡50 Universidades públicas españolas nos avalan! ¡Mandamos al paro a los mejor preparados de Europa! ¡Sí señor, con un par! Hemos descubierto que el mejor piloto de la F1, resulta que no es el que gana, sino el que queda segundo; y digo yo, que el pobre Vettel, que tampoco ha hecho nada excepto tener un buen coche, debe estar un poco mosca, no?. Porque mira que todo el mundo está pendiente de Fernando Alonso y todos diciendo que es el mejor y a él, que es Campeón por tercer año consecutivo, ni caso. Pero gracias a Alonso, ahora ya todos sabemos lo que es un pit stop, un drive thru, una pole y una mierda de coche, por mucho que se llame Ferrari. Hemos descubierto con crudeza, que eso de que nunca llueve a gusto de todos, es cierto. Tanto más, cuanto ha costado vidas humanas y un montón de dinero, de viviendas, de granjas, donde se ha perdido todo. También hemos aprendido lo que es el mercado de deuda, la prima de riesgo y lo importante que es para España que baje de las nubes, con permiso de los “mercados especuladores”. ¿Es que hay otros mercados que no se dediquen a especular? Y cuando todo parecía que iba a ser una Navidad como las demás, con sus villancicos, sus fríos, sus cenas, sus despedidas, sus fiestas…va el Papa y nos lo chafa todo. ¡Pues no dice ahora, que ya lo tenemos todo organizado, que no hay que poner ni al buey ni a la burra?! Que él sabe de buena tinta que no estaban! Y no queda ahí la cosa, no. Ahora resulta que los Reyes Magos, no venían de Oriente, con sus camellos y sus regalos, no. Que ahora dice que eran de Huelva!!! ¡Tócate los pies! ¿Y el negro? ¿Fue el primer inmigrante en patera que luego se convirtió en Rey y encima Mago?. En fin, que ya nada es como antes. Que antes al Madrid le regalaban los penaltys y ahora se los roban. Que ponías el Belén y lo hacías en condiciones y que hoy en día, si el Presidente del Congreso, manda una felicitación con el Belén, que saltan los mamarrachos de izquierdas protestando porque es un signo religioso de una institución aconfesional. Y digo yo, pobrecitas criaturitas, los hijos de los de la izquierda unida, que no huelen un regalo porque seguro que es un signo de opulencia burguesa, de religión imperialista y opiácea. No? Ya lo dijo en el año 2012, el dueño de Mercadona: “Lo mejor que tiene este año (2011) es que va a ser mucho mejor que el 2012”. Sabía lo que decía, eh? Que a pesar de todo, ¡Feliz Navidad! Y que tranquilos, que peor que este año, es imposible que sea el 2013, aunque tenga una rima muy mala. Besos y abrazos.

La sanidad

Cuando el bombardeo continuo sobre un tema se convierte en cotidiano, me empieza a cansar. Y si además, del tema no sé mucho, me pica la curiosidad y con la curiosidad me hago preguntas. Estoy hablando del tan manido tema de la supuesta privatización de la Sanidad. Para empezar, debo recordar por si alguien no lo sabe, que ese supuesto principio de que la Sanidad tiene cobertura total y es gratuita, es falso desde el principio de los tiempos. La Sanidad, se paga con los impuestos de todos los que trabajan, por lo tanto no es gratuita y además, hay servicios que están fuera de su alcance, desde siempre. Por tanto, empecemos por matizar de qué estamos hablando. A este respecto creo que sería muy aleccionador e ilustrativo, leerse el libro "¿Quién teme al copago?" de Jaume Puig-Junoy. Pero matices aparte, hay cosas que sigo sin entender y me sigo haciendo preguntas. Según parece, “las mareas blancas” que se están viviendo en muchas ciudades de España, pero tengo la impresión de que sobre todo, en Madrid, aparte de estar muy bien organizadas (con sus pancartas y sus carteles todos iguales, que eso vale una pasta) parece, digo, que lo hacen por la calidad de la Sanidad Pública y en contra de la privatización. Vale, acepto pulpo como animal de compañía. Entiendo que lo que se pretende es defender el modelo actual (sea el que sea). Pero aquí es donde me pierdo; porque resulta que echando mano de Internet, que es como el Libro Gordo de Petete, pero sin rubia maciza, en el año 2008 (que es la entrada más antigua que he encontrado), es decir hace casi 5 años, en Madrid, ya le montaban unos pollos similares a la Esperanza y por los mismos motivos; y se lo montaban los que con posterioridad, se demostró (con fotos y documentos) que eran líderes sindicales liberados. Entonces, ¿en qué quedamos? porque no me aclaro. ¿En el año 2008 se temía la privatización de la Sanidad? Y ahora, ¿tenemos la Sanidad privatizada o es que aquellas supuestas amenazas no eran tales y la cosa funciona como siempre? Y si lo que se pide ahora es que nada cambie, ¿para qué se montaron aquellas manifestaciones a la puerta de los hospitales que iba inaugurando la Espe? ¿Estamos ahora, dando por bueno lo que entonces se criticaba con manifestación, día sí y otro también? Yo recuerdo que hace ya bastante tiempo, hubo un Ministro de Trabajo y Seguridad Social, que no cejaba en su empeño de convencer a todos los españoles de que las arcas de la Seguridad Social iban a estallar y que era muy conveniente que todos los españoles, fueran pensando en un sistema privado complementario. El Ministro, se llamaba José Antonio Griñán (1993-1996). Pero como el que lo dijo era uno del PSOE, aquí lo único que pasó es que se juntaron todos los partidos y se hizo el Pacto de Toledo. Ni me imagino lo que hubiera pasado si eso mismo se le hubiera ocurrido decirlo a un Ministro actual. Yo más bien estoy empezando a pensar que se trata más de una estrategia de intoxicación de la población, con el fin de llegar a la ceremonia perfecta de la confusión, y con el caos, que caiga Madrid, que para eso en su día fue Alcalde, el viejo profesor Tierno Galván y al menos recuperar algo de lo que se ha ido perdiendo por el camino.

Castas y privilegios

CASTAS Y PRIVILEGIOS. Aunque pudiera perecer a simple vista, que nuestra sociedad española ha evolucionado muchísimo y nos hemos puesto a la par de los países de nuestro entorno, no hay nada más que analizar un poquito más en profundidad algunos hechos y nos daremos cuenta de que, por desgracia, aunque hemos avanzado mucho, todavía tenemos unas enormes rémoras del pasado que lastran nuestra marcha. Me refiero, sobre todo, a la idea de las “castas” (que no de las Susanas) tan de moda en otros tiempos y que hoy en día, perduran todavía en según qué estamentos. Yo siempre he dicho, medio en broma medio en serio, que en España cualquier idiotez que se dijera enfundado en una sotana o en una bata blanca, nadie osaba contradecirla. Bueno, parece que al menos, lo de los curas, ha ido decayendo con el paso del tiempo y la entrada de nuevas ideas, y nos hemos podido ir quitando de encima polvo y capas de prejuicios con las que nos educaron, desde los tiempos de la Santa Inquisición. Sin embargo, si hay un grupo social que permanece casi intocable, ese es el de los médicos. A los únicos a los que se les trata como a seres mortales, son a aquellos sospechosos de haber cometido algún delito, pero siguen estando fuera del alcance de cualquier ser humano normal, si la razón de la disputa es una mala praxis o sea, una metedura de pata. De hecho, por poner sólo un ejemplo reciente, de toda la trama de robo de niños que hay en España y de la que todavía no se conoce ni el 10%, sólo hay una monja (que se hace la sueca) imputada y, que yo sepa, no hay ningún médico. En la India, sociedad en la que está perfectamente instalada esta mentalidad de las castas, que forma parte de su cultura y tradición, la última de todas, aquella que ocupa el último escalafón social de entre los seres humanos, es la casta de los “intocables”. Aquí, también los tenemos, pero como siempre tenemos que ser originales en todo, los intocables, no están por debajo de todos, sino por encima. Si resulta difícil “meterle mano” a un médico, ni te cuento lo complicado que es intentarlo con un Juez. La prensa, nos viene mostrando con reiterada contumacia, los ejemplos de los errores más flagrantes de los que se puede ser testigo. A la niña Mari Luz, la asesinó un individuo que en esas fechas debería haber estado en la cárcel y sin embargo, la que apechugó con el marrón, fue la Secretaria del Juzgado, no Su Señoría. Lo del caso de Marta del Castillo, hay tantos puntos oscuros y la condena ha sido tan leve para sólo uno de los imputados, que más que una condena, parece una burla. Y ya veremos qué pasa con el asesino de los niños Ruth y José, el señor Bretón. Recientemente, hemos dado otro ejemplo más del esperpento al que nos tiene acostumbrados la Justicia, con el bochornoso espectáculo de poner en libertad a 200 traficantes chinos, por un “quítame allá esas pajas”. El trabajo policial, desarrollado durante meses o años, se ha ido al traste por un inútil al que no le va a pasar nada. El riesgo que han asumido en esa labor, los policías, jugándose la vida, lo hemos tirado a la basura, para nada. Me recuerda a otro de nuestros jueces estrella, el Garzón, que después de haber iniciado la primera Operación Nécora, se tuvo que poner en la calle al Oubiña y a todos sus secuaces por uno de los muchos errores que en la fase de Instrucción, solía cometer Garzón, más interesado por su proyección pública personal que por el cumplimiento de la ley. Menos mal, que los chorizos no cejan en su empeño y tiempo después se les volvió a detener y esta vez sí, se consiguió encarcelar a más de uno. Pero no suele ser lo habitual, ni mucho menos lo aconsejable. Y qué me dicen ustedes de los Catedráticos? Aquí, cualquiera que saque unas oposiciones, se cree por encima del bien y del mal. Se convierten en dioses con la capacidad de arruinar la vida de quien se les antoje, por un simple capricho, o ensalzar a quien decidan, aunque sus méritos no sean los más idóneos. Pero tienen el poder de hacerlo y nadie les puede toser. Son los dueños de sus puestos de trabajo, que además, son de por vida y del dinero que les proporciona el Estado. Somos un país de castas, de “usted no sabe con quién está hablando”, de pretender siempre estar por encima del que tienes al lado. Que en principio, eso de prosperar y de tener ambiciones, está muy bien, pero lo que sucede en España es que los que suben, no son los mejores habitualmente, son los mediocres y así nos va. Imagino que esto nos viene de antaño, de cuando España era lo que hoy es EEUU, o sea, la dueña del mundo. Desde Madrid, se dirigía un Imperio y la forma en la que se hacía, se basaba más en la confianza que depositaban en los colaboradores que en sus méritos objetivos para el desempeño de sus tareas. Luego, luego vino el desastre, la debacle y la ruina, pero nosotros, que a chulos no hay quien nos gane, manteníamos la cabeza bien alta, erguidos como palos y altaneros como siempre. No en balde, en Europa se acuñó una frase que nos encaja como un guante: “Eres más orgulloso que un español”. O como recordaba Winston Churchill cuando hablaba de los españoles: “gente orgullosa que no pasa por alto un insulto”. Por eso, nunca nos hemos caracterizado por ser una sociedad de “méritos”, sino más bien de “amigos”. Y he dejado para el final a los políticos, que como en la India, ocupan el escalafón más bajo, en cuanto a estima, de la sociedad, sólo seguidos a corta distancia por los asesinos y los terroristas. Éstos, además, son aforados, o sea, que cuando cometen un delito aunque sea en grado de sospecha, la Justicia (si es que la hay en España) no puede actuar sin el permiso del Parlamento u Organismo al que pertenece el individuo. Incluso cuando se concede ese permiso y el individuo es encausado, aunque salga culpable, tampoco pasa nada. Salvo en casos muy excepcionales, como los Gal, al resto se les indulta al cabo de un tiempo y punto. Lo que viene a demostrar que todo el rollo ese de la solicitud de previa de encausamiento, no es nada más que una pantomima para acallar a la masa. Da igual que sea un Alcalde o el Concejal de Urbanismo al que se le pille con el carrito del helado. Da igual que sea el Ayuntamiento de Marbella, el que sea intervenido judicialmente. Da igual que te dediques a asaltar supermercados si eres diputado de IU y te llamas Juan Manuel Sánchez Gordillo. AQUÍ NO PASA NADA. Supongo que es así como deberían sentirse en la Edad Media con sus Señores Feudales. Ahora es lo mismo, pero con iPhone, tablet, blackberry y ADSL.

Adiós al Scalextric.

Para los niños de mi generación, el Scalextric, era el juguete estrella, el no va más, lo último, lo más de lo más, lo más caro. Por eso, nunca tuve uno. Tuve, eso sí, los 40 Juegos Reunidos Geyper, que tampoco estaba mal…pero no era lo mismo. Crecí con ese “trauma” y conseguí superarlo manteniendo el sueño, la esperanza y la ilusión de tener un día un espacio lo suficientemente grande en casa, para poder instalarlo y disfrutar de mayor, lo que no pude disfrutar de niño. Y eso, tampoco lo conseguí. Los tiempos y el cambio, han ido proporcionando todo un mundo nuevo en el universo de los juegos. Desde los primeros juegos electrónicos que consistían en un partido de tenis donde la pelota, era un punto que simplemente rebotaba contra “las paredes” del fondo de la pantalla de la máquina y los jugadores no existían y encima, la máquina estaba en el bar o cafetería, pasando por el comecocos y su musiquita machacona, hasta llegar al fontanero más famoso, Súper Mario Bros. La evolución de la tecnología, los iba haciendo más complejos y los iba recluyendo en un aparato que podías tener en la mano; ya no era necesario acudir a un local de tu barrio, inundado de enormes máquinas y con un desconcertante ruido de fondo, fruto de las diferentes músicas que vomitaba cada una. Ahora, ya podías jugar en casa. Ese fue el principio del fin del Scalextric. La sucesiva aparición de la Nintendo de la Play Station y de los diferentes tipos de simuladores que hay en el marcado, han ido matando poco a poco a los llamados Juegos de Mesa. Y creo que eso es malo. Los juegos de mesa clásico, proporcionaban, además de diversión, la posibilidad de hacer cosas en grupo, bien sea con tus hermanos, tus padres, tus amigos. El parchís, la Oca, la Ruleta Francesa, El Monopoly y mucho después El Trivial, que causó furor en su día, son ejemplos de lo divertido que podría ser, pasar toda la tarde jugando y compartiendo tu tiempo. Hoy en día, aparte de supuestos juegos de dudosa moralidad, cuya única finalidad consiste en enseñarte cómo asesinar más soldados enemigos, el resto es un compendio de retos personales que por definición, deben ser enfrentados a los retos de los demás. Hoy, no se fomenta la colaboración, la participación; hoy se fomenta la lucha personal, la individualidad, el enfrentamiento directo y entiendo que eso, se ve reflejado posteriormente, tanto en aspectos sociales como laborales. En los equipos de fútbol, por ejemplo, se tiene una máxima: “Se juega como se entrena”. Si ese principio, por analogía, lo trasladamos al mundo de los juegos en general, tal vez tengamos una clave del tipo de sociedad en la que vivimos. Una vez tuve que asumir que el Scalextric era un juego que estaba fuera de mis posibilidades. Más tarde, declaré la guerra a todos estos juegos electrónicos, a excepción del ajedrez. Pero donde esté una buena partida de Monopoly o de Parchís, que se quiten todos esos inventos modernos. Aunque sin duda alguna, no hay nada como una buena partida de Mus.

Memorias de un espía nazi

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