Desde que tengo uso de razón y alcanza mi memoria, que es muy buena, por cierto, siempre ha habido tensiones, trifulcas, broncas y batallas, tanto entre los jugadores del equipo como entre éstos y diversos entrenadores. Sin ir más lejos, Don Alfredo, el gran Di Stéfano, osó enfrentarse al propio Santiago Bernabéu y claro, salió por la puerta chica, después de todo lo que había dado al Madrid, camino de El Español de Barcelona. Pero hubo muchos más.
Todavía nos acordamos de las tensiones que había entre Juanito y Stielike, que no se pasaban la pelota entre ellos. Dos personalidades, a cual más fuerte y antagónicas. Uno, alemán de sangre caliente, el otro, de Fuengirola.
Siempre ha buscado el Madrid, entrenadores capaces, fundamentalmente, de saber manejar a un equipo de prima donnas que tenían que ganar títulos. Fue siempre una preocupación, una constante en lo que se refiere al titular del banquillo. Recordemos a J.B. Toschak. De él se dice que después de un partido que jugó el Madrid en San Sebastián contra la Real Sociedad, como no le gustó cómo lo hicieron, en vez de ir a descansar al hotel y volver a casa, les sacó al campo y les puso a correr lo que no habían corrido en el partido. Y eso que, creo recordar, habían ganado. Célebre es su frase, en rueda de prensa, en el que decía con su acento galés:"los lunes, decido que voy a cambiar a los once cabrones que han jugado el domingo. El martes, después del entrenamiento, decido que hay un par de jugadores que jugarán; el miércoles, otros dos más y el domingo, acaban jugando los mismos once cabrones de la semana anterior". Con él, con Toshack, el Madrid obtuvo el récord de goles a favor en Liga que batió el año pasado Mourinho.
Valdano, Fabio Capello, Guus Hidink o Shuster, son algunos de los nombres que, aparte de tener mayor o menor éxito, fueron escogidos por su temperamento. Del Bosque, fue el hombre tranquilo que se encontró un equipo plagado de estrellas como Mijatovic, Suker o Seedorf, y los vendió a todos. En tres años, 2 Champions.
Con Valdano, tanto Hierro como Makelele, tuvieron sus más y sus menos. Más bien, sus más. Se dice que a Hierro tuvieron que separarle entre todos porque le iba a dejar a Valdano hecho unos zorros de la paliza que le quería meter en el vestuario. Evidentemente, salió del Madrid, claro. Y Del Bosque. Y Makelele
Ya se les ha olvidado a muchos aquello que gritaba exasperado el Bernabéu a Míchel y compañía: "Menos millones y más cojones".
Y hoy, cómo no, volvemos a tener en el banquillo, lo que algunos medios definen como una guerra abierta entre algunos jugadores (léase Sergio Ramos, Iker Casillas y alguno que otro) y Mourinho. Como siempre, las masas, que suelen ser torpes e ignorantes, apoyan a sus ídolos, a los jugadores sin darse cuenta de que quien consigue que esos mismos jugadores den el máximo, es el entrenador. Con métodos poco usuales y no tan de la escuela del Madrid?, sí, pero funcionan.
Iker Casillas, empezó mal la temporada. En el primer partido de Liga, salió a por uvas en un corner, le dió un puñetazo a Pepe, le lesionó y el Valencia se llevó un punto del Bernabéu. En la jornada 4, el Barça le sacaba al Madrid 8 puntos y los blancos habían perdido 2 partidos. En alguno de los goles, Iker podría haber hecho más. En Champions, en la fase de grupos, Iker se llegó a quedar de pie en alguno de los goles que recibió, en un tiro raso y desde el borde del área grande. Iker, estaba mal.
Mourinho quiso apostar por Adán y a los dos minutos de salir, hace penalty. Si no lo hubiera hecho, hoy no estaría Diego López.
Mourinho, ha hecho lo mismo que hizo Del Bosque: sentar a Casillas en el banquillo porque su vida privada, dejaba cosas que desear. Se lesionó César en la final de la Champions y le tocó hacer la heroicidad, pero estaba en el banquillo y bien sentado. Como ahora, que está en el banquillo y bien sentado.
Iker volverá a salir cuando le toque, no por el hecho de que sea el dueño de la portería. No es suya, hay que ganársela y de momento, Diego, ha hecho méritos para estar donde está. Ya se tuvo que ir en su día al Villareal para poder jugar al fútbol porque estaba Casillas. Pues ahora, Iker, te toca esperar.
Y los demás, a callar. Ya echarán de menos a Mourinho y su látigo, aunque "Mr. Látigo", era Udo Lattek.
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